Galeria

[Fotogalería] // La Escuela de Boxeo Ruza en el lente de Ricardo Jiménez

A continuación compartimos con los lectores de Prodavinci una galería del fotógrafo Ricardo Jiménez sobre la Escuela de Boxeo Ruza, ubicada en Petare, Caracas. Para Jairo Ruza, uno de los instructores y su fundador tiene como objetivo principal educar a los jóvenes del barrio para "alejarlos del mal camino". Si quiere saber más sobre esta escuela, puede leer la crónica Petare y un torneo de boxeo que empezó en los puños de una niña hecha por Lau Solórzano. Además, puede ver una galería de retratos de Jairo Ruza y sus alumnos hechos por Roberto Mata, donde, además recoge algunos testimonios.

Por Material cedido a Prodavinci | 7 de marzo, 2016
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“Son setenta y nueve los escalones minados de agua almacenada que conducen hasta un salón lleno de gente, ruido, peras, cuerdas de saltar y guantes cuidadosamente ordenados en el suelo”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Montados en el cuadrilátero hay veinte muchachitos en interiores. Afuera hay veinticuatro más. Y siguen llegando. Son un poco más de las diez de la mañana y la temperatura es de veintiocho grados centígrados”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Fueron convocadas varias escuelas que tienen la misma finalidad que la de Jairo: mantener a los chamos alejados de la violencia a través del deporte y la disciplina. En las distintas categorías del torneo de hoy hay muchachos de Los Teques, Vargas, Aragua, Miranda y el Distrito Capital”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Ella es Rosa Emilia, “La Churra”. Tiene nueve años y suma tres combates. Todos ganados”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Hay otras tres boxeadoras, más grandes, adolescentes. Ninguna tan femenina como La Churra. Llevan pantalón de varón y una cola que les recoge el cabello. Nada de maquillaje. Juegan con ellos en códigos masculinos”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Los más chiquitos juegan, brincan, gritan, y los más grandes descansan, escuchan música, se observan. Alguno se pone de pie y comienza a pegarle al saco, con la música abierta y los ojos cerrados. Sus pies se mueven rápido, ensaya una rutina de baile, otra forma de combate.”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Lo que más me preocupa es el peligro” dice uno de los muchachos, con sus 8 años y mientras mira sus zapatos. La mirada se le va y el silencio llega para invadir el lugar. Eso que llama “el peligro” es la balacera que puede presentarse en cualquier momento por los enfrentamientos entre bandas”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Combate contra un niño al que seguramente le han dicho más de una vez que a las niñas ni con el pétalo de una rosa, pero que si hoy no golpea pierde. Sin embargo, él entiende, como sus demás compañeros, que esto es un combate, un deporte, una manera de no caer en el juego de la violencia”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“La Churra dice que ya está lista. Ella se concentra, calienta. Aún falta para el combate, pero sabe que será la primera. Con su vestido y sus trenzas parece una muñeca en medio de todos los varones que llenan el salón”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Los que vienen desde Aragua salieron en autobús a las cinco de la mañana. Los de Los Teques bajaron en metro a las siete. Los de Vargas tuvieron problemas para conseguir el autobús, pero llegaron. Todos, de alguna manera, han hecho posible esto”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

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“Los de la escalera de Cañado no pueden pasar a la escalera de La Capilla. Mientras alguien explica esto, uno de los boxeadores de 11 años dice que para él es importante “que nos sentemos todos juntos”. Quieren unirlos, no unirse a ellos. “Nosotros queremos ser mejores. No queremos ser como ellos”. Y un muchacho de 7 años dice en voz alta que ‘El respeto se gana con responsabilidad, no con un arma'”. Fragmento de la crónica de Lau Solórzano.// Fotografía de Ricardo Jiménez © 2016

Material cedido a Prodavinci 

Comentarios (2)

maria carnicero
7 de marzo, 2016

Excelentes los tres artículos. Al ver las caras de los muchachitos y las muchachitas me acordé de mis alumnos de San Agustín del Sur y de la Cota Mil. De eso hace más de 20 años.

migda elizabeth
7 de marzo, 2016

Les deseo lo mejor tanto al profesor como a sus alumnos. Sigan adelante muchachos en un futuro los veremos en primera plana y nos diremos “Mira lo lejo que llegaron”. Exitos!

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