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Rafael Arráiz Lucca: el placer de estudiar // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
Rafael Arráiz Lucca, historiador y ensayista, cuenta cómo fueron sus inicios en la educación: para él, el bachillerato es el fútbol. Confiesa que era bueno en las materias humanistas y "muy malo en algunas materias científicas". Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas. "Venezuela la habla a la educación" es un proyecto de la organización Guao que provee contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, y comenzó a promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
A pesar de contar en su haber con más de medio centenar de títulos publicados que abarcan la poesía, el ensayo, la crónica, la historia, la política, la biografía, las artes visuales y el periodismo; además de su labor docente, intelectual y gerencial en diversos organismos culturales; y de una serie de reconocimientos como su ingreso a la Academia Venezolana de la Lengua como Individuo de Número en 2005 o la Orden Isabel, La Católica, en grado de Comendador, otorgada por el gobierno de España en 2007, el caraqueño Rafael Arráiz Lucca –graduado en Derecho por la UCAB en 1983– todavía se ve a sí mismo como un estudiante vitalicio. En esta entrega para Guao evoca los años estudiantiles en que empezó a germinar esa curiosidad por el conocimiento que terminaría convirtiéndolo en lo que es hoy –y no quiere dejar de ser–: un hombre de estudio.
Rafael Arráiz Lucca nació en Caracas el 3 de enero de 1959. Su primaria la cursó en el Instituto Educacional Santa Elena de El Paraíso y luego ingresó al colegio San Agustín de la misma parroquia caraqueña, donde estudió los tres primeros años de secundaria. Se graduó de bachiller en Humanidades en el colegio Los Arcos de El Hatillo y ya para ese momento el hábito del estudio se había asentado en él con la determinación de las voluntades imperiosas. Mucha de esa pasión por el saber provenía del contagio transmitido por sus profesores de bachillerato. “Mis mejores profesores –confiesa Arráiz Lucca– eran aquellos que estaban enamorados de la materia que enseñaban… Un educador es una persona que va con una linterna alumbrando zonas oscuras que el alumno no ha advertido, y que, de pronto, esa luz que el profesor arroja representa para él una sorpresa. Por supuesto, si el alumno tiene una curiosidad natural, todo esto fluye, surge fácilmente. Si no la tiene, entonces hay que buscar la manera de despertar el interés”.
No hay estudio sin lectura, ambas son prácticas indisolubles. De modo que ser estudioso es una forma de ejercer el oficio de lector. “La lectura –afirma Arráiz– es el centro de mi vida intelectual y espiritual. Meterse en un libro es apasionante, es entrar en otras vidas, en otros mundos. Para mí, leer es una de las experiencias más ricas que puede tener un ser humano. La lectura es un gran placer que uno puede procurarse”.
Entre los muchos oficios ejercidos por Arráiz Lucca, el de la poesía ocupa un lugar destacado. Él fue uno de los jóvenes que participó en el Taller Calicanto de la escritora venezolana Antonia Palacios, de donde emergerían los grupos poéticos Guaire y Tráfico. Arráiz formaría parte del grupo Guaire, cuya propuesta se caracterizó por una estética urbana. Más de diez poemarios de su autoría y lauros como el Premio de Poesía de Fundarte (1987) y el Premio Municipal de Poesía (1993), entre otros, le otorgan a Arráiz Lucca un capítulo aparte en la historia de la poesía contemporánea venezolana.
Otra de sus pasiones cultivada durante años ha sido la investigación histórica. Magister en Historia de Venezuela (2006, UCAB) y Doctor en Historia (2010, UCAB), Arráiz ha demostrado un afán por examinar el pasado venezolano, lo cual ha dado como resultado una amplia y variada bibliografía donde exhibe su interés y preocupación por la historia política, institucional, cultural, artística y empresarial del país. Asimismo, su prolífica trayectoria y preparación como hombre de letras lo ha llevado a ejercer varios cargos gerenciales en organismos como la Galería de Arte Nacional, el CONAC, Monte Ávila Editores y Fundación para la Cultura Urbana.
No obstante, de todas sus ocupaciones intelectuales acaso sea la docencia la que le ha deparado mayores satisfacciones y aprendizajes, dada la alta valoración que le merece la condición de estudiante. Arráiz Lucca es Profesor Principal de Carrera de la Universidad del Rosario en Bogotá y Profesor Titular de la Universidad Metropolitana en Caracas. Ha sido además investigador en el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA); Visiting Fellow en la Universidad de Warwick (1996), titular de la Cátedra Andrés Bello del Saint Antony’s College de la Universidad de Oxford (1999-2000) y Decano-Director del Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Uslar Pietri de la Unimet. Con tales credenciales docentes, Arráiz Lucca está convencido de que “un maestro es importante no solo porque transmite un conocimiento, sino porque forma el carácter. Hay muchas razones para amar y respaldar la labor de los maestros. Tal vez la principal sea que ellos tienen en sus manos una luz encendida, la luz de la especie, la llama divina, del conocimiento y del espíritu”.
Luis Yslas
Gioconda San Blas: Por la senda científica // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
Cuando estudiaba secundaria, Gioconda San Blas, actual Presidenta de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela e investigadora emérita del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), no quería estudiar Ciencias, sino Derecho. Todo parecía encaminarse hacia esa elección hasta que, una mañana, su profesora de Química hizo una encuesta entre sus alumnos
Cuando estudiaba secundaria, Gioconda San Blas, actual Presidenta de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela e investigadora emérita del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), no quería estudiar Ciencias, sino Derecho. Todo parecía encaminarse hacia esa elección hasta que, una mañana, su profesora de Química hizo una encuesta entre sus alumnos sobre qué carrera pensaban estudiar al salir del colegio. Al descubrir que Gioconda quería dedicarse a las leyes, su profesora no sólo se sorprendió, sino que la instó a que lo pensara mejor y estudiara una disciplina científica, en vista de la habilidad que había demostrado en esa área. Ese día fue determinante en la vida de Gioconda San Blas. A tal punto que cuando llegó la hora de inscribirse en la universidad, no lo pensó mucho y escogió la carrera de Química. Elegía, en ese instante, un oficio de por vida. No son pocos los casos en que ciertos profesores poseen el don de revelar la vocación que el alumno ignora.
Gioconda San Blas nació en Caracas el 14 de diciembre de 1943. Estudió la primaria en el San José de Tarbes e hizo su secundaria en Uruguay, en el colegio Santo Domingo de Montevideo. Al volver a su país, empezó a estudiar en la Universidad Central de Venezuela. Allí se graduó como licenciada en Química en 1967, y ese mismo año dio sus primeros pasos en el IVIC. Becada por este instituto, obtuvo en 1972 el doctorado en Bioquímica en la Universidad Heriot-Watt (Edimburgo), donde se especializó en bioquímica y biología molecular del dimorfismo y patogenicidad de hongos patógenos para humanos, tomando como modelo el hongo Paracoccidioides brasiliensis, productor de la micosis más frecuente en América Latina. Al regresar a Venezuela, trabajó como investigadora en el IVIC hasta llegar a ser titular emérita y jefe del laboratorio de micología y también del centro de microbiología y biología celular. Para ese momento, Gioconda San Blas ya había asumido plenamente el mundo científico como un mundo propio, en el que la investigación nunca se detiene y debe estar al servicio de la sociedad.
Casada con el también licenciado en Química, Felipe San Blas, Ph. D. en Genética Microbiana, Gioconda San Blas es madre de tres hijos varones que han sabido incorporar a sus vidas el amor por la ciencia inculcado en la familia: Agustín, quien trabaja como asistente de catalogación en la Biblioteca Marcel Roche del IVIC; Ernesto, ingeniero agrónomo, Ph. D. en Ecología e investigador científico en el IVIC; y Felipe, ingeniero químico, Ph. D. en Mecánica de Fluidos, radicado en Londres.
Aunque San Blas posee una evidente afición por la música –sabe tocar piano, guitarra y cuatro, además de poseer un registro de contralto que le ha permitido participar en corales–, afirma que su mayor pasión es la lectura. Aficionada especialmente a los libros de ciencia, historia, filosofía y literatura, señala que Demian de Hermann Hesse y El Principito de Antoine de Saint-Exupéry se encuentran entre sus obras dilectas. Más recientemente, le ha dado por leer en profundidad sobre política nacional e internacional, como una marera de mantenerse al día en esa área y nutrir sus artículos para el diario Tal Cual, donde es columnista desde el año 2011.
En un país donde los gobiernos se han caracterizado por manifestar un desinterés por el ámbito académico de las ciencias, el cual además ha permanecido, hasta una fecha no muy lejana, dominado por hombres, Gioconda San Blas fue la primera mujer que presidió la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Aficman) –creada en 1917–, a donde ingresó, también pionera, como individuo de número en 2007. Actualmente, su espíritu de compromiso educativo por el país la ha llevado a desempeñarse como directora de la jurisdicción de Ciencia y Tecnología de la Gobernación del Estado Miranda y ha recibido numerosas distinciones, como la Orden Andrés Bello (3era. clase, 1982; 1era. clase, 1996); la Orden Luisa Cáceres de Arismendi (clase única, 1996); y la Orden Hermanos Salias (1era. clase; 2007), entre otros reconocimientos.
“Un investigador –afirma San Blas– que no sepa transmitir su conocimiento a las nuevas generaciones es un ser incompleto”. Por eso, agrega que “estudiar es el centro de cualquier investigador científico, pues el aprendizaje apenas empieza cuando uno se gradúa en la universidad”. Con esa labor que recomienza todos los días, Gioconda San Blas continúa dejando una valiosa huella de saber en la historia de las ciencias en Venezuela.
Luis Yslas
Padre Piedra: Fe activa // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
Manuel Aristorena S. J., actual director de Fe y Alegría Venezuela, cuenta cómo fueron sus primeros pasos en la educación en los que descubrió, entre otras cosas, que quería ser jesuita. Sobre la formación educativa reflexiona que debe haber un crecimiento humano y hace un llamado a la sociedad para que valore a sus maestros. Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas. "Venezuela la habla a la educación" es un proyecto de la organización Guao que provee contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, y comenzó a promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
Hace más de medio siglo, el padre Manuel Aristorena S. J., actual director de Fe y Alegría Venezuela, sería rebautizado con un nombre que reproducía en una imagen el impacto que causaban sus palabras. Por aquel tiempo se encontraba estudiando Filosofía en la capital ecuatoriana y ya tenía la costumbre de soltar frases que poseían la contundencia y puntería del humor granítico. Su habilidad como “tira piedras” de la inteligencia le valió el epíteto mineral con el que se le reconoce desde entonces: el Padre Piedra. Un sacerdote ejemplar entre la gente que trabaja por el bien común y la educación, y cuyas “piedras” han sido materia invaluable en tierras venezolanas.
Nacido el 2 de septiembre de 1942 en Alsasua, una pequeña población española de Navarra, Manuel Aristorena estudió los primeros años del bachillerato en lo que se conoce como libre escolaridad, lo cual le facilitó una formación en el trabajo personal y autónomo desde su temprana adolescencia. Finalizó sus estudios secundarios en el Colegio San Francisco Javier de los Jesuitas, en la ciudad de Tudela, institución donde estudiara también el fundador de Fe y Alegría, el Padre José María Vélaz. Es allí precisamente donde nació su vocación de jesuita, que lo llevó a ingresar con diecisiete años en la Compañía de Jesús, dos meses después de terminar su bachillerato.
En 1961 viajó a Venezuela como novicio de la Compañía de Jesús e ingresó a sus dieciocho años en el noviciado de Los Teques. De aquellos días recuerda que una de las cosas que le causó mayor impresión en su espíritu fue la vitalidad de la naturaleza. Ese contraste se instalaría en él como una revelación transformadora. O en sus propias palabras: “como un segundo nacimiento”. A los dos meses de haber llegado al país, es enviado al Barrio Unión de Petare, donde confiesa haber descubierto “la bondad de la gente, solidaria en su pobreza, llena de esperanza en sus carencias, con una alegría festiva y compartida y, sobre todo madres, con un amor desbordante y sacrificado por sus hijos. Esta vivencia y encuentro profundamente humano con la gente ha sido mi enganche y arraigo con este pueblo”. Con el tiempo, el sentido de pertenencia al país que lo recibiera en su juventud se hizo tan profundo, que en 1973 renunció a su nacionalidad española y se hizo venezolano por convicción y gratitud.
El Padre Piedra estudió dos años en la Escuela de Letras de la UCAB, luego tres años en la Escuela de Filosofía, San Gregorio, de la Pontificia Universidad Católica de Quito (Ecuador) y obtuvo la licenciatura en Teología por la Universidad de Deusto en Bilbao (España). En su nutrido historial de estudios, las ciencias prácticas ocupan un lugar importante, pues además posee el título de Tecnólogo Electricista e Ingeniero Electricista por el Instituto Universitario Politécnico de Barquisimeto –hoy Universidad Politécnica–, del cual es alumno fundador y egresado en la primera promoción, y ha realizado estudios en la Maestría de Ciencias de la Computación en la Universidad Simón Bolívar.
Una de las labores que más lo llena de orgullo y alegría es la de educador. Sus 45 años como profesor guía, director del Instituto Jesús Obrero y profesor de matemáticas le han dejado la certeza de que hay que estar ante los alumnos como quien aprende. “De estos 45 años –precisa el recuento–, 42 han sido en Los Flores de Catia, con gente popular. Ellos me han enseñado matemática, nuevas maneras de entender ciertos temas y resolver problemas. Pero sobre todo a afrontar la vida y sus carencias y dificultades con esfuerzo y alegría, capacidad de crecimiento y superación. Para mí la vida es un regalo amoroso de Dios y de la bondad de la gente. Por eso mi actitud fundamental es de un profundo y vital agradecimiento. Y es muy motivante vivir respondiendo a tantos bienes recibidos”.
La experiencia acumulada durante los años de preparación y enseñanza académicas, pero sobre todo de compromiso y entrega con los sectores más necesitados de la población, lo condujo hace 13 años a la dirección general de Fe y Alegría Venezuela, movimiento internacional de educación popular integral y promoción social. Dicha responsabilidad no solo lo honra, sino que lo lleva a afirmar, a sus 74 años, que está “convencido de que el derecho humano a la educación de calidad es condición indispensable para construir un país digno, libre, próspero, de hermanos y feliz”. Que sus palabras sigan siendo lo que han sido hasta ahora para el país: piedras fundadoras de saber y esperanza.
Luis Yslas
Juan Manuel Laguardia: carrera camaleónica // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
"Yo no fui un buen estudiante brillante, fui un estudiante medio con otros intereses", reconoce Juan Manuel Laguardia, actor, locutor y productor radial quien narra cómo fueron sus primeros años de adaptación en Venezuela. Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas. "Venezuela la habla a la educación" es un proyecto de la organización Guao que provee contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, y comenzó a promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
En su temprana vida estudiantil, cuando aún sus pasos se adentraban dubitativamente en la formación religiosa, Juan Manuel Laguardia acostumbraba escabullirse hacia el teatro de su colegio con la excusa de limpiar el escenario. Una vez sobre las tablas, daba rienda suelta a lo que ya en ese entonces era una habilidad innata para el desdoblamiento histriónico. Una mañana, en mitad de una espontánea representación, escuchó sorprendido el aplauso del cura Fontana, quien no sólo alabó su talento, sino que le pidió hablar con su representante. El padre de Juan Manuel había peleado en la Guerra Civil Española y soñaba con que su hijo se dedicara al sacerdocio, quizá como una manera de protegerlo de las crueldades del mundo. Sin embargo, al reunirse con Fontana tuvo que aceptar el verdadero destino de su hijo: “Aquí no tenemos un problema, tenemos un descubrimiento. Juan Manuel nunca será cura. Será un buen creyente, pero nunca vestirá los hábitos. Su hijo es un artista”.
Nacido el 1 de enero de 1946 en la ciudad de Cádiz, el futuro locutor, actor y productor Juan Manuel Laguardia, mejor conocido en el país como Fullchola, viviría sus primeros dos años de vida en Marruecos. Luego emigraría a Venezuela con sus padres, huyendo de una Europa arrasada por la guerra. Laguardia recuerda esos años como una etapa accidentada, de difícil adaptación, sobre todo por sus problemas con el lenguaje y los diversos cambios de colegios. Reconoce haber sido un alumno académicamente regular cuyo verdadero anhelo era ser trompetista. En lo que sí destacaba era en las bromas. Sus profesores decían “que era simpático aunque pesado, porque interrumpía mucho las clases”. Pese a que estudió para seminarista en los salesianos del Don Bosco –más por cumplir con un deseo paterno y no por vocación–, Laguardia terminaría eligiendo la senda de la comunicación y el espectáculo.
A los 18 años su carrera alza literalmente el vuelo en Radio Caracas Radio, cuando le tocó subirse a una avioneta y ser el reportero del tráfico caraqueño. De allí proviene el nombre por el que se haría conocido hasta hoy: el Sargento Fullchola. Fiel a las alturas, trabajaría luego en la Torre Oeste de Parque Central, como conductor del programa El nido del halcón. La radio empieza a ocupar un lugar importante en su vida, y su voz, un lugar privilegiado entre los oyentes venezolanos, quienes lo han seguido por Radio Maracay 930 AM, Rumbera 104.5 FM, Onda, emisora perteneciente al Circuito Unión Radio en Caracas, entre otros diales. Asimismo, Laguardia formó parte del programa La hora del Camaleón, transmitido por Radio Capital 710 AM, junto a Graterolacho, Lumute y Adelita. Gracias a este programa se convirtió en una celebridad entre los humoristas del patio, tanto en radio como en televisión. Laguardia ha sido director de la radio deportiva Tiburón 94.9 FM y conductor de uno de los programas radiales más sintonizados del país: La Fiesta de Fullchola, transmitido por Fiesta 106.5 FM del Circuito FM Center, donde no sólo ofrece una revista de variedades, sino que mantiene con vida el legendario género de la radionovela, con una masiva aceptación del público.
Su presencia en la televisión nacional ha sido constante y versátil. Laguardia fue anfitrión del show de concursos La gran pirámide, y a finales de los años 90 llegó a tener su propio programa, El show de Juan Manuel, donde entrevistó a figuras del espectáculo, el arte y la política. En 2007, salió al aire Aló Fullchola, un programa humorístico que llegaba a todo el país. De igual modo, la gran pantalla no ha sido ajena a su carrera. En 1982 actuó en el filme venezolano Domingo de Resurrección, escrita y dirigida por César Bolívar, y ha formado parte del elenco de las cintas Una noche oriental, Seguro está el Infierno y Muerte en alto contraste. Como era de esperarse, el teatro ha contado también con su aporte actoral. Esperando al zurdo, Locos de este mundo y La firma, así como las producciones Fullchola sin frenos y Fullchola sin censura, son algunas de sus participaciones teatrales.
El hombre de las mil caras y las mil voces, hábil para la improvisación, los desdoblamientos y el humor popular; el locutor que ha despertado a varias generaciones de venezolanos a través de su programa radial, tiene mucho que agradecerle a ese cura salesiano que supo ver con claridad lo que para el joven Laguardia era una vocación aún inadvertida: su talento comunicativo. Un ejemplo de que muchas veces son los profesores quienes descubren la madera oculta con la que están hechos sus alumnos.
Luis Yslas
Mari Montes: palabra por la goma // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
En esta décimo séptima entrega de la campaña "Venezuela le habla a la educación", la periodista de deportes Mari Montes comparte los recuerdos de su vida como estudiante en el colegio Jesús María Alfaro Romero. Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas donde narra cómo la periodista lidió con sus temores profesionales al inicio de su carrera y cómo enfrentó la incomodidad de algunos peloteros, colegas y fanáticos, quienes pensaban que los espacios en el béisbol debían ser propios de la masculinidad. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó a promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
Hay temores que en vez de paralizar, potencian. Cuando la periodista Mari Montes empezó a trabajar como anunciadora de béisbol en el estadio universitario de Caracas, el miedo le desató los nervios. Eso le costó varios errores que fue superando gracias a su entereza, pero sobre todo, a que sabía escuchar, corregirse, aprender. En sus labores para la prensa escrita y radial en Venezuela debió lidiar también con el temor de ser incomprendida por algunos peloteros, colegas y fanáticos a quienes les resultaba incómoda la presencia de una mujer en el dugout, en el terreno de juego, entre los comentaristas de béisbol…, espacios “supuestamente” propios de la masculinidad. Sin embargo, su profesionalismo pronto le granjeó el respeto en el medio deportivo. Por lo visto, Mari Montes no cree en miedos insuperables. Los domina mediante una sola estrategia: la preparación. Mientras más explora el área que la ocupa, los temores se van ponchando uno a uno, vencidos por el brazo imbatible del estudio. “Lo importante del miedo es superarlo: apoyarse en los amigos, en la familia y en el conocimiento”, señala quien durante más de veinte años ha hecho de su oficio una pasión competente, invicta ante los temores.
La comunicadora social egresada de la UCV, María Enriqueta Montes Méndez, nació en Caracas el 20 de mayo de 1967. Estudió en la escuela básica J. M. Alfaro Zamora del bulevar de El Cafetal. De esos pasillos evoca un aroma inolvidable: el del grafito de los lápices recién afilados. Un olor que describe la atmósfera apacible que vivió en esa institución donde tuvo de compañeros a Omar Vizquel y Rubén Peñalver. Fueron días de alegrías y aprendizajes, por lo que el colegio se convirtió en “un lugar al que siempre quería volver”. Dos maestras ocupan un sitial de honor. María Victoria, quien le enseñó a dominar las matemáticas, e Ignacia, una morena de negra y luenga cabellera que la impactaría no solo por su belleza, sino porque fue ella quien le regaló su primer libro: Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. Gracias a ellas, Mari Montes se adentró con pie firme en la doble senda de los números y las letras, esenciales para su futura labor periodística: llevar las cuentas y echar los cuentos del béisbol.
Desde muy niña, Mari Montes tenía muy clara su vocación: estudiaría periodismo. Le gustaba el mundo de las noticias, de la comunicación, de la escritura. Pero su fascinación por el béisbol tiene fecha oficial de nacimiento: la Serie Mundial de 1975, entre los Medias Rojas de Boston y los Rojos de Cincinnati, que Mari Montes dice haber visto por primera vez por decisión propia junto a su padre, figura decisiva en sus tempranos entusiasmos deportivos.
Se estrenó como periodista en Venpres. Luego entraría en Radio Capital como reportera y productora, y a partir de 1990 sería el ancla, junto con Marisabel Párraga y Eli Bravo, del programa Adán, Eva y la Culebra. Su primer espacio televisivo apareció en Globovisión, donde trabajó siete meses conduciendo el programa Líder en Directo. Ha colaborado también para El Mundo, El Universal y el portal digital Prodavinci. En 2015 se mudó junto con su familia a Miami y actualmente es ancla del programa de deportes en El Venezolano TV.
“La lectura es indispensable para cualquier profesión –señala Montes–. Y más aún para el comunicador social. Porque la única manera de escribir es leyendo”. Aficionada a la obra de novelistas como Gallegos, García Márquez, Bryce Echenique, Cortázar, González León y Marías, así como de los cronistas Oscar Yánez, Juan Vené y Humberto Acosta, Mari Montes ha hecho de la escritura propia un campo de juego y oficio donde se permite transmitir libremente su pasión por el béisbol. Entre sus libros de crónicas se encuentran Mis barajitas. Crónicas de béisbol; Leones. Crónicas fanáticas; Por la goma 2004: un año por encima del promedio; y Por la goma 2005: Guillén y otras alegrías, con ilustraciones de Rayma Suprani. Asimismo, ha incursionado en la literatura infantil con Lucía: la pelota que soñaba con llegar al Salón de la Fama, ilustrado por Eduardo Sanabria (EDO); y, más recientemente, Los héroes del abuelo, con dibujos de Gerald Espinoza. Montes ha sumado además su conocimiento al teatro con el unipersonal Tania en pelotas, escrito para Tania Sarabia, y actualmente compone la pieza El amor pica y se extiende, para Elba Escobar.
En esta entrega para Guao, Mari Montes afirma que “el éxito reside en hacer las cosas bien, con disciplina y constancia. También hay un poco de suerte –añade–, pero la suerte es muy interesada, y casi siempre se pone del lado de quien lo hace bien”. Su multifacética labor en el ámbito del deporte pone de manifiesto que Mari Montes es una profesional con el talento y la suerte de su lado.
Luis Yslas
Román Lozinski: periodismo cabal // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
En esta décimo sexta entrega de la campaña "Venezuela le habla a la educación", el periodista Román Lozinski comparte los recuerdos de su vida de estudiante en el colegio San Ignacio de Loyola. Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas donde narra algunos aspectos personales del periodista, como la procedencia de sus abuelos paternos y maternos quienes salieron de sus países marcados por dos acontecimientos históricos: los primeros huyeron de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y los segundos de la Guerra Civil Española. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
La historia personal de Román Lozinski proviene de las heridas históricas del siglo XX. Sus abuelos paternos de origen polaco salieron huyendo de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Sus abuelos maternos hicieron lo propio de Asturias a causa de la Guerra Civil Española. El lugar de encuentro y recuperación de ambas familias sería Venezuela, donde al cabo de los años su padre terminaría siendo campeón de bolas criollas y dominó en el Centro Asturiano de Caracas. Un ejemplo ilustrativo de una feliz asimilación. Venezuela era en aquel entonces una zona de sutura para muchos inmigrantes que no solo recompusieron sus vidas, sino que crearon otras que le otorgaron consistencia a un país hecho de muchos países.
Hijo de María Dolores Valle y Román Adam Lozinski, el periodista Román Lozinski nació en la Policlínica Las Mercedes de Caracas el siete de octubre de 1971. Desde kínder hasta el quinto año de secundaria estudió en el Colegio San Ignacio, lo cual le permitió adquirir el diploma Senior, tan importante para él como el título de bachiller. “Aún piso mi colegio y me siento en casa”, afirma con sentido de pertenencia y orgullo ignaciano. Varios profesores permanecen en los recuerdos de aquella época colegial: su maestra Andara de kínder; Laura, su primer amor platónico; el profesor Martín, quien inspiraba un respeto que lindaba con el miedo en sus clases de matemáticas, y, en especial, el profesor de Química, Palmiro, poseedor de un humor negro y de una inteligencia que le conferían un aura de sabiduría entre sus alumnos. Confiesa que sus materias preferidas eran Biología y Castellano, y también que desde esos días de estudio concibió la lectura como una práctica indispensable no solo para la recreación, sino para la formación personal. “Para un periodista la lectura es fundamental: la base sobre la que se sostiene todo su trabajo”.
Graduado en Publicidad por el Instituto Universitario Nuevas Profesiones y en Comunicación Social por la Universidad Católica Santa Rosa, Román Lozinski se estrenó en el circuito La Mega en 1992, como asistente de producción en el programa Cualquier cosa, conducido por Eli Bravo. Le tocaron unos años de mucha innovación y audiencia en los que La Mega era un referente para el público juvenil. También tuvo su primer programa de radio, La Lonchera de La Mega, con Marian River, que luego condujo con Camila Canabal.
Mientras seguía haciendo radio, Lozinski realizó varios comerciales de televisión y llegó a ser ancla en 2005 de Zona Otaku, un programa infantil de Televen, donde tenía que salir por pocos minutos, todas las tardes de lunes a viernes, sin ningún tipo de guion, y rodeado de niños de campamentos. Fue uno de los mayores ejercicios de improvisación de su vida, poco antes de formar parte del canal que sería su hogar por muchos años: Globovisión. Allí aparece por primera vez en Es noticia, luego pasa a Es noticia en la web y finalmente integra en 2009 el Noticiario Estelar de la noche junto a la periodista Gladys Rodríguez. Fue en ese canal donde terminará consolidando su imagen pública, hasta que un cambio en la línea editorial de la empresa lo obligará en 2013 a buscar otros derroteros profesionales, entre los que destaca su paso por RunRun.es, con Nelson Bocaranda.
Casado con la también periodista y locutora Anna Vaccarella, y padre de las morochas Isabella y Sofía, Román Lozinski continúa ejerciendo su labor periodística en Éxitos y Unión Radio, y desde noviembre de 2016 forma parte de IVC, conduciendo el programa Intermedios. Allí, como es ya costumbre en su quehacer infatigable, produce todo lo que hace: lee, indaga, prepara, redacta los guiones. Nada es dejado al azar en una profesión asumida como un compromiso con la necesidad de la gente de estar informada en un país con graves dificultades de comunicación.
Con más de veinte años de experiencia repartidos en radio y televisión, Lozinski posee ya algunas ideas sobre el oficio que comparte a manera de consejos: “En cualquier profesión, el éxito radica en tres elementos fundamentales: la preparación, la experiencia y la guataca –que yo defino como el ser bueno para algo. Estoy convencido de que en la educación está la salida de nuestra crisis. Y sí, entiendo que esa salida puede llevar años, décadas, pero en algún momento debe comenzar. La educación es esencial para recomponer la sociedad”. Hijo de inmigrantes que lograron sobreponerse con trabajo, sacrificio y paciencia a los avatares de una historia marcada por la tragedia, Román Lozinski está consciente de que los avances en materia educativa requieren una velocidad ajena a los apresuramientos, de modo que puedan producir verdaderos y duraderos cambios sociales.
Luis Yslas
Francisco Blavia: pasión guara // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
En esta décimo quinta entrega de la campaña "Venezuela le habla a la educación", el periodista deportivo Francisco Blavia comparte su vida "rebelde" de estudiante, una etapa en la que fue "irresponsablemente feliz" por el tiempo libre que tenía. Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas donde se menciona que la pasión de Blavia por el deporte comenzó en un cuaderno de la infancia que registró sus primeros apuntes sobre el béisbol de las Grandes Ligas. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
Los orígenes de una pasión pueden hallarse en los lugares más inesperados y distantes. Los del periodista deportivo Francisco Blavia se encuentran en un viejo cuaderno de su infancia. En esas hojas solía escribir a los siete años apuntes sobre los equipos de béisbol de las Grandes Ligas, sin siquiera imaginar que estaba trazando las primeras líneas de un oficio que no ha dejado de depararle satisfacciones y aprendizajes.
Oriundo de Barquisimeto, Francisco Blavia, mejor conocido como Panchi entre sus allegados, nació el 5 de marzo de 1972. Pasó por varios colegios de su ciudad natal a causa de diversas mudanzas familiares, pero también debido a sus problemas de conducta que fueron componiéndose con la edad, y en especial, cuando ingresó al colegio Andrés Eloy Blanco, donde recibió un tipo de educación menos rígida que la de sus anteriores colegios. De esos años de “irresponsable felicidad”, atesora en la memoria a las profesoras Juanita Colmenares y Amparo Rojas, quienes lograron inculcarle conocimientos y valores que dice haber aplicado no solo en su carrera universitaria y profesional, sino en su rol de padre de dos hijas, Joaquina Valentina y Guillermina Valentina, al lado de su esposa, la locutora venezolana Camila Canabal.
Uno de los profesionales que lo inició en el ámbito de los deportes fue el comentarista de los Cardenales de Lara, Fernando Guédez, amigo de la familia, quien acostumbraba llevarlo a la caseta de transmisión del estadio Antonio Herrera Gutiérrez. Por esos días y con apenas diez años, Blavia pudo admirar en vivo y directo el trabajo del reconocido periodista Rubén Mijares, quien luego sería uno de sus maestros tutelares. Ese primer roce con el mundo de los comentaristas deportivos encendería en él un interés por el oficio que, años después, lo llevaría a estudiar Comunicación Social en la Universidad Cecilio Acosta.
Será precisamente Fernando Guédez quien lo acompañará en su primer programa televisivo: La Pelota es Redonda, transmitido por el canal regional Promar TV en 1991, que en aquel entonces era una productora independiente llamada Mariano & CO. Blavia también participó en el programa deportivo Play Ball y como columnista del diario El Informador. Asimismo, estuvo una temporada como asesor editorial de Últimas Noticias y formó parte del circuito de Los Cardenales de Lara, una de las experiencias que recuerda con mayor aprecio, pues pudo disfrutar –y comentar– el triunfo de su equipo durante dos años consecutivos, e incluso cubrir su victoria en la Serie del Caribe.
Con los años decide mudarse a Caracas y trabajar en Radio Caracas Televisión, donde integra el staff de periodistas deportivos. Allí le tocó vivir, y transmitir, la efervescencia futbolística suscitada por el buen desempeño de la selección nacional, cuando el canal tenía la exclusividad de las transmisiones para Venezuela. Sin embargo, con motivo del cierre de RCTV, en 2009 tomó la decisión de mudarse con su esposa y sus hijas a Norteamérica, donde encuentran la estabilidad laboral que habían perdido en Venezuela.
Desde hace más de siete años, Francisco Blavia reside en Estados Unidos, país en el que ha logrado desarrollar su carrera en Directv Sports Latinoamérica. Allí forma parte del programa Fútbol Total, al lado de un panel de especialistas –en su mayoría periodistas sureños– de los que dice haber aprendido mucho en el área y con quienes ha creado una suerte de camaradería profesional. También le ha tocado cubrir las Olimpiadas de Londres 2012 y las de Río 2016, así como el triunfo de la selección venezolana de baloncesto en el torneo preolímpico de básquet FIBA Américas 2015, celebrado en Ciudad de México.
En esta entrega para Guao, el comentarista deportivo con más de 25 años de experiencia se detiene en varios momentos de su etapa escolar, reconociendo la importancia de la lectura, las amistades, la disciplina, la responsabilidad, y, sobre todo, subrayando la relevancia de los verdaderos artífices de la educación recibida; aquellos maestros y profesores con quienes aún mantiene una relación cercana. Queda aún mucho camino por recorrer en esas dos labores que Francisco Blavia reconoce como las pasiones esenciales de su vida: el oficio periodístico y su familia.
Luis Yslas
Omar Vizquel: artista del diamante // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
El grandeliga venezolano Omar Vizquel asegura que en el colegio donde estudió se formó "la base fundamental" de su educación. También, recuerda a aquellos profesores de quienes aprendió más en su etapa escolar. Esta es la décimo cuarta entrega de la campaña "Venezuela le habla a la educación". Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas en la que muestra parte de la trayectoria del beisbolista. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
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Durante más de veinte años como beisbolista profesional, el caraqueño (y caraquista) Omar Vizquel no se conformó solo con jugar —trabajar— de manera eficiente. Vizquel hizo de su juego un ejercicio estético: una combinación de disciplina, precisión, gracia, elegancia y poesía que le deparó la admiración de fanáticos y especialistas deportivos. Su desempeño en el competitivo terreno de las ligas mayores producía esa inusual forma de belleza, limpieza y eficacia que lo consolidó como el mejor campo corto defensivo de todos los tiempos. Sin embargo, Omar Vizquel no ha dejado de comportarse con la picardía y naturalidad que lo caracterizan desde niño, consciente de que solo se llega verdaderamente lejos mientras no se olvide la formación de origen: las piedras fundacionales de la experiencia.
Hijo de Omar Vizquel y Éucaris González, el pelotero y grandeliga Omar Enrique Vizquel González, mejor conocido entre sus familiares como Kike, nació en Caracas el 24 de abril de 1967. Comenzó estudiando en el colegio Santa Gema de Santa Eduvigis y luego pasó al Josefa Irausquín López de San Luis. Vizquel afirma que la Primaria fue la base fundamental de su formación. Hay condiscípulos de esa época, incluso, con los que aún mantiene contacto, y aunque han pasado varias décadas desde entonces, todavía recuerda, con nombre y apellido, a varios de sus maestros y profesores, lo cual dice mucho de su agradecida memoria. Una de ellas es su profesora de Castellano y Literatura, Luisa de Hernández, quien “llevaba la batuta” en sus clases y se encargaba de inculcar valores entre sus alumnos. Nunca fue amante de las matemáticas, pero confiesa haber entablado una cordial camaradería con Argenis Pino, un profesor excepcional que sabía impartir esa materia con humor, y con quien mantuvo amenas conversas sobre béisbol. Otro de los docentes que lo impactaron por esos años fue el profesor Girón, de Historia de Venezuela, del que aprendió a conocer y valorar el pasado de su país.
Su formación en el béisbol se inició a muy temprana edad. A los ocho años, entróen Los Criollitos de Venezuela y a los diez ya era pieza clave del equipo pre-infantil de la organización Gran Mariscal. Pese a que algunos compañeros lo fastidiaban por su tamaño, el temperamento desenfadado de Omar Vizquel aunado a su poder de decisión en el juego, le allanaron un camino de meteórico ascenso deportivo. El periodista Antonio Castillo recuerda que, por esa época, el pequeño Vizquel se acercó un día nada menos que al legendario campocorto Alfonso Carrasquel, quien se encontraba en el estadio Universitario, y le dijo:“¿Usted es el “Chico” Carrasquel?” Luego de recibir la respuesta afirmativa, agregó: “Pues sepa que yo juego shortstop y voy a ser mejor que usted”. Hay atrevimientos infantiles que poseen la fuerza del presagio.
En 1984, Omar Vizquel firmó con Los Leones del Caracas y ese mismo año empezó a jugar en las ligas menores de Estados Unidos. Cinco años después, debutaría en las Grandes Ligas con los Marineros de Seattle. De ahí en adelante se inicia la elocuencia de los números que describen su carrera extraordinaria como deportista.Durante 23 años en las ligas mayores –años que marcan el récord de más temporadas jugando en la posición deshortstop–, Omar Vizquel, bautizado como “manos de seda”, jugó un total de 2.968 partidos con los Marineros de Seattle, los Indios de Cleveland (equipo que lo incluyó en su Salón de la Fama en 2014), los Gigantes de San Francisco, losRangers de Texas, los Medias Blancas de Chicago y los Azulejos de Toronto. Antes de su retiro en 2012, obtuvo 11 Guantes de Oro, 3 participaciones en Juegos de las Estrellasy un porcentaje de fildeo de 985, con 1.734 doubleplays, 7.675 asistencias y 2.877 hits. Cifrasnotables que lo ubican en el selecto grupo de campocortos venezolanos reconocidos mundialmente como Alfonso “Chico” Carrasquel, Luis Aparicio, Enzo Hernández, Teodoro Obregón, David Concepción y Oswaldo Guillén.
Fuera del diamante de juego, Omar Vizquel lleva su vida con la mayor sencillez que le permiten sus ocupaciones diarias. Padre de dos hijos, le dedica su tiempo libre a la pintura, la música y la cocina. Luego de su retiro, ha sido coach de dos organizaciones y este año será además el entrenador de la selección venezolana en el Clásico Mundial de Béisbol.
Omar Vizquel ni descansa ni olvida lo aprendido: hoy es un educador que inicia a los más jóvenes en la pasión por el deporte. Por eso en esta entrega de Guao, se despide recordando y abrazando a esos profesores que lo llevaron, con su ejemplo, a ser hoy uno de los venezolanos más ejemplares en el mundo del béisbol.
Luis Yslas
OneChot: Música para renacer // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
En esta décimo tercera entrega de la campaña "Venezuela le habla a la educación", OneChot recuerda las asignaturas de las que más disfrutaba durante su época escolar y manifiesta la importancia de crear el hábito de la lectura en los jóvenes. Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas en la que muestra la trayectoria del cantante. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
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De muy pocas personas se puede asegurar que han nacido tres veces antes de cumplir los 40 años. El músico, compositor y cantante venezolano Juan David Chacón Benítez, mejor conocido como OneChot, cuenta con ese triple privilegio: su primer nacimiento en Caracas el 5 de noviembre de 1977, su conversión espiritual y artística a mediados de los años 90 en Jamaica, y su milagroso regreso a la vida y a la música en 2012, luego de haber sido impactado por una de las miles de balas que a diario se disparan en esa capital insegura que forma parte de su biografía y discografía.
Hijo del poeta y antropólogo Alfredo Chacón y de la editora y gestora cultural Luna Benítez, Juan David vivió entre libros toda su infancia, por lo que afirma que dar de leer a los niños es la mejor manera de despertar el amor por la lectura. Estudió en el Centro Educativo de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela, y reconoce haber pasado momentos dichosos en esa institución. Durante el bachillerato se enamoró de su profesora de Química, al punto de aplazar esa materia para poder ver clases particulares con ella. Sus clases favoritas eran las de Castellano e Historia Universal, aunque su pasión por la música era ya manifiesta. En quinto grado formó parte de un grupo llamado Caos. En la adolescencia integró la banda de metal Catalepsia, al tiempo que recibía clases de guitarra con Iván Cardozo, y luego de teoría y solfeo con Gerry Weil. En 2003 se graduó de comunicador social en la UCV, y su tesis de grado, escrita junto con César Cortez Méndez, sería publicada dos años más tarde por Oscar Todmann Editores bajo el título Reggae y rastafari: dos formas de entender el caribe. Sin embargo, años antes de esos logros académicos, ocurriría un viraje decisivo en su vida: su primer renacimiento.
En 1996, Juan David Chacón llegó a Jamaica acompañado de sus amigos Luis Enrique Sánchez y Edgard Alfonso Rodríguez. El viaje resultó una experiencia iniciática. De esa estadía en la isla caribeña, Juan David adoptó como nombre artístico el “OneChot” que los jamaiquinos pronunciaban cuando intentaban decirle Juancho, hipocorístico de Juan. También cambió sus hábitos alimenticios, sus nociones religiosas y su manera de entender los engranajes entre el arte y el compromiso social. Contagiados por los ritmos del reggae dancehall y el pensamiento rastafari, y guiados por la banda Mystic Revealers, al llegar a Venezuela los tres amigos decidieron crear, junto con Cristian De Leo, Juvenal Ruiz y Darío Adames, la banda Negus Nagast. En 2002, aparece la primera producción discográfica del grupo, Rastafari Fi Salvation y, cinco años después, I And I Pro Jah. OneChot también integraría la agrupación PapaShanty Saundsystem, banda de ska, reggae, hip hop, dancehall y drum and bass, conformada por artistas que se fusionaron bajo la idea de ofrecer una música con conciencia social y un mensaje de paz.
El estreno en solitario de OneChot ocurriría en 2008, con el álbum 1st OneChot. De esa primera placa es la pieza “Rotten Town” que, junto con el video promocional, recrea la criminalidad en la capital venezolana. La canción causó tal polémica que incluso el gobierno le abrió una averiguación por presunta instigación a la violencia. En 2010, dos compactos sencillos —Hey mi momento y Tips— preceden la aparición de su segundo disco en estudio, Ruff.
Dos años después ocurriría su segundo renacimiento.
El 28 de febrero de 2012, víctima de un intento de robo, OneChot recibió un disparo en la cabeza que puso en peligro su vida y lo mantuvo un mes en coma inducido. Semanas de tratamientos, cuidados y oraciones le permitieron rehacer su vida y volver a las andadas creativas a un ritmo asombroso. En 2013 aparece Natural, disco en el que se aprecia un giro musical y existencial con respecto a álbumes anteriores. No era para menos tratándose del disco posterior a su convalecencia. “Natural y todo lo que estoy haciendo —admite OneChot en una entrevista— tiene como norte educar a las personas acerca de un camino distinto a la violencia”. Amor a la música y música del amor se articulan en esta nueva etapa de su carrera.
Su entrega amorosa, comprometida y profesional a la música sigue inalterable. El año pasado empezó a circular su sencillo “Postales de Caracas”, compuesto para la obra de teatro homónima, dirigida por Daniel Dannery. Se trata de una canción perteneciente a Social, la cuarta placa del cantautor, todavía en etapa de producción. Todo indica que OneChot tiene aún mucho que enseñar en unas canciones que, como su propia biografía, son una celebración de las muchas vidas que existen en una vida.
Luis Yslas
Luis Carlos Díaz: Red de saber // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
Esta es la décimo segunda edición de la campaña "Venezuela le habla a la educación". En esta ocasión, Luis Carlos Díaz explica que su formación personal ha sido clave para el trabajo que desempeña actualmente. También, destaca la importancia que tienen los profesores en la formación de ciudadanos y en la consecución de una "vida civil de la República". Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas en la que muestra su trayectoria. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
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Al momento de escribir este perfil, Luis Carlos Díaz cuenta con más de ciento veinticinco mil seguidores en su cuenta de Twitter: @LuisCarlos. Un número modesto comparado con la cifra de seguidores que llegan a tener las celebridades del espectáculo, el deporte o la política. Sin embargo, su timeline garantiza cualidades de las que pocos usuarios de esta red social pueden preciarse: creatividad comunicativa, dominio de redes, compromiso social, credibilidad periodística y afilado humor. Atributos que han hecho de este joven facilitador digital una de las personalidades venezolanas más confiables en ese océano bravío que puede resultar el ciberespacio.
Luis Carlos Díaz nació en la UCV el 15 de febrero de 1985. Nacer en una universidad fue el presagio de una vocación por el conocimiento y sus mecanismos de transmisión que ha ido fortaleciéndose con los años. Una vocación que empieza a acunarse en la biblioteca de sus padres, quienes le enseñaron a leer cuando apenas tenía dos años. Esto provocó que al iniciar la primaria tuvieran que ubicarlo en un grado mayor al que le correspondía. “Mi método de estudio fue bastante extraño en esa época —cuenta Luis Carlos—. La familia de mi padre es gigantesca, así que en la misma escuela estudiamos unos cuarenta miembros. Eso significaba que en la casa de la abuela podía tener acceso a todos los textos escolares de todos los años, en distintas presentaciones”. No sorprende que sobresaliera entre sus compañeros de la escuela Teresa de Bolívar de Charallave, de la que recuerda con admiración a unos profesores que contribuían a elevar el nivel de exigencia y a brindar un conocimiento concebido como una suma de saberes diversos, pero complementarios. De esa década de los 90, agradece el haberse beneficiado de unos programas que le permitieron contar con comedor, transporte escolar y una sala de computación donde se iniciaría en una pasión digital que transformaría su manera de conectarse con el mundo. Luego de finalizar el bachillerato en el colegio Francisco Tosta García, ingresa a la Universidad Central de Venezuela como quien vuelve al lugar de origen para preparar un segundo nacimiento: la licenciatura en Comunicación Social.
Antes de cumplir veinte años, Luis Carlos Díaz ya tenía claro lo que deseaba: enseñar. O como prefiere llamarlo: facilitar contenidos. La educación entendida como una dinámica en la que todos los discursos deben estar al servicio del contacto entre las personas: “Que lo que digas contenga multitudes, diversos discursos: he allí la clave del juego educativo”. Aunque le tocó dar clases durante un año en la UCAB, Luis Carlos prefiere otros ámbitos de enseñanza menos tradicionales, como redacciones de periódicos, organizaciones no gubernamentales y espacios comunales, sin descartar su participación en empresas, foros y congresos. Su calificada competencia en el campo de la infociudadanía y el uso de las tecnologías, lo ha llevado a recorrer casi toda Venezuela y varios países del continente americano.
Durante ocho años, Luis Carlos Díaz fue coordinador de Comunicación y Redes de la Fundación Centro Gumilla y perteneció a los consejos de redacción de sus revistas SIC y Comunicación. Allí se especializó en temas políticos, DDHH y nuevas tecnologías. Coordinó durante seis años el Encuentro Internacional de Constructores de Paz. Con la Fundación Miguel Otero Silva ha capacitado a más de cinco mil personas en el empleo de herramientas digitales. En 2013, la Deutsche Welle de Alemania le otorgó el premio Best of Blogs como “mejor persona a seguir en Twitter en español” por su activismo en libertad de expresión. Ha sido columnista del diario Tal Cual y reportero para radios y televisoras de México, Paraguay, Argentina, Perú y Chile. Junto con su esposa Naky Soto se encarga de transmitir imprescindibles hangout informativos que ayudan a atisbar ciertas luces en el insondable panorama de la política nacional. Desde hace año y medio comparte cabina radial con César Miguel Rondón por el Circuito Éxitos, donde afirma aprender a relacionar la lógica de redes con el trabajo en un medio masivo.
Luis Carlos Díaz tiene la certeza de que “si un profesor es un apasionado por la materia que enseña, despertará de inmediato el contagio entre sus alumnos. La clave es pasión y buenos relatos”. Una educación orientada al conocimiento convergente, donde las materias no se alojen en compartimientos aislados, sino que se integren en una misma arquitectura. “Un profesor —advierte— forma ciudadanos, forma a la gente para la vida, la hace parte de un proyecto. De los maestros depende la vida civil de la república y eso es importante decirlo en tiempos de militarismo”. Una frase para retuitear.
Luis Yslas
Greivis Vásquez: estudiar para jugar // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
A continuación, compartimos con los lectores de Prodavinci la décimo primera edición de la campaña "Venezuela le habla a la educación". En esta oportunidad Greivis Vásquez, jugador venezolano en la NBA, comparte recuerdos de su época colegial y enfatiza la importancia que tiene la educación en el deporte. También, resalta el rol esencial que desempeñan los maestros en la formación de jóvenes. Al video lo acompaña una semblanza escrita por Luis Yslas sobre la trayectoria del jugador de baloncesto. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores haciendo click aquí.
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Greivis Vásquez aún recuerda aquella tarde de su adolescencia como un venturoso presagio. Estaba sentado en una esquina de la parroquia Coche, de donde es oriundo su padre, conversando con sus amigos mientras comían mango con adobo. De pronto, Vásquez expresó en voz alta uno de esos anhelos que poseen la contundencia de la premonición: “Un día voy a llegar a la NBA”. Sus amigos se rieron sin malicia, con esa confianza que posee la amistad juvenil para neutralizar los efectos de un sueño que, acaso por irrealizable, puede acarrear desilusiones. Vásquez también sonrió, pero de otra manera: con la certeza de haber verbalizado una tarea por cumplir. Los años siguientes se encargarían de encestar su deseo en el aro de lo posible al convertirse en el tercer venezolano en la historia en llegar a la National Basketball Association. Un deseo alcanzado de la mano del estudio, el talento y la disciplina.
Hijo de Ivis Rodríguez y Gregorio Vásquez, el jugador de baloncesto Greivis Vásquez nació en Caracas el 16 de enero de 1987. Estudió en la Escuela Parroquial San Juan Bautista, frente a la plaza Capuchinos, institución que forma parte de sus raíces esenciales. “Aquellos profesores me dieron la base integral —señala Vásquez— sobre la que se asientan todos mis logros como estudiante, deportista y ser humano”. Tan determinante fue la formación recibida en esas aulas caraqueñas, que cuando le tocó viajar en 2002 a Estados Unidos para estudiar en Montrose Christian School en Rockville, y, años después, en la Universidad de Maryland, las clases se le hicieron mucho más fáciles de lo que pensaba. El basquetbolista de 1.98 metros de altura no tiene dudas sobre el origen de su desarrollo profesional:
“Una pelota de básquet me ha dado la oportunidad de llegar a sitios a donde nunca pensé que iba a llegar. Pero si mi base educativa no hubiera sido la que tuve en Venezuela, no habría logrado absolutamente nada. Mi mayor orgullo no es haber llegado a la NBA, sino que mis padres me vieran graduarme en la universidad”
Mientras estudiaba en Montrose Christian School, Greivis Vásquez destacó como jugador en el equipo de baloncesto de esa institución, dirigido por el técnico Stu Vetter. Posteriormente, se comprometería con la Universidad de Maryland para jugar bajo las directrices del entrenador Gary Williams. Al regresar a Venezuela, se convirtió en una de las figuras estelares de la Liga de Baloncesto Profesional, donde ha vestido la camiseta de los Cocodrilos de Caracas y los Guaros de Lara. También le ha tocado representar a la selección nacional de baloncesto en el Campeonato FIBA América, llegando a coronarse como campeón y jugador más valioso en la Isla de Margarita en 2014.
Luego de prepararse con rigor en Venezuela y Estados Unidos, llegó finalmente el momento que Vásquez aguardaba desde que jugara de muchacho en las barriadas de Caracas. En 2010, fue seleccionado en el puesto 28 de la primera ronda del Draft de la NBA, por el equipo de Memphis Grizzlies. En esa liga ha jugado además con el New Orleans Hornets, Sacramento Kings y Toronto Raptors. El año pasado tuvo una breve participación con los Bucks de Milwaukee, equipo del cual tuvo que despedirse debido a una lesión en su tobillo que lo ha mantenido provisionalmente fuera de las canchas.
Vásquez cuenta en su haber con el récord de ser el jugador venezolano con más puntos en la historia de la NBA con 2.490 puntos anotados. Asimismo, impuso una marca de puntos entre los del patio en un juego de postemporada con 15 para Grizzlies de Memphis en 2010-2011. Es el único criollo con un triple-doble, con 24 puntos, 12 asistencias y 11 rebotes, jugando para los Hornets de Nueva Orleans ante Hawks de Atlanta, el 8 de febrero de 2013. Y gracias a su compromiso social, Vásquez fue uno de los nueve latinoamericanos calificados en 2012 como “Campeones del cambio” por el gobierno estadounidense, en reconocimiento a su “destacada labor en acercar a los pueblos de la región y Estados Unidos”.
Comprometido con los jóvenes deportistas de su país, Greivis Vásquez creó en el año 2016 una fundación que lleva su nombre, destinada a apoyar el desarrollo del baloncesto nacional. Presidida por Migdalia Vásquez, esta fundación busca contribuir con la formación integral de jóvenes atletas venezolanos, siempre que se ajusten a uno de sus lemas principales: “Si no estudias, no juegas”. Una condición de la que Greivis Vásquez puede dar garantías de resultados exitosos tanto para su carrera personal como para el deporte venezolano.
Por Luis Yslas
Nelson Bustamante: animador de voluntades // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
A continuación, compartimos con los lectores de Prodavinci la décima edición de la campaña "Venezuela le habla a la educación". En esta oportunidad, el animador y motivador Nelson Bustamante describe los recuerdos de su época escolar y transmite un mensaje a los maestros venezolanos. Al video lo acompaña una semblanza de Luis Yslas, quien sintetiza la trayectoria profesional de Bustamante. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores de Maickel Melamed, Luis Vicente León, Emilio Lovera, Willy McKey, Laureano Márquez, Inés Quintero, César Miguel Rondón, el padre Ugalde y Benjamín Scharifker
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Si alguien en este país ha hecho del oficio de animador una práctica literal, ese ha sido Nelson Bustamante: su labor tiene como objetivo levantarle el ánimo a su público. Recordado, en especial, como conductor de los programas venezolanos Sonoclips, Fama y aplausos, Hay que oír a los niños y Atrévete a soñar, y como imagen de The Travel Channel, Nickelodeon, Sony Entertainment Television y de The History Channel para Latinoamérica, Nelson Bustamante pertenece a ese tipo de comunicadores para quienes el optimismo es su carta de presentación. No es casualidad que la palabra que más resuene en su vocabulario sea la palabra sueños. Su trabajo consiste precisamente en despertar la convicción de materializarlos.
Nelson Bustamante es hijo de la primera mujer directora de la televisión en Venezuela y sobrino de Isa Dobles. Vivió desde niño en un ambiente familiar estrechamente vinculado con el espectáculo, el periodismo y la música. Esto le sirvió de estímulo para que eligiera estudiar la carrera de Comunicación Social en la UCAB y luego dedicarle su vida al mundo de la televisión. Una pasión que él mismo se ha encargado de cultivar en sus hijos, Gabriel y Beatriz.
El ganador de cuatro premios Emmy recuerda que durante su etapa escolar sus maestros le inculcaron las ganas de “querer ser mejor cada día”. Muchos de ellos, afirma, siguieron enseñándole más allá de la escuela y se convirtieron en grandes compañeros de vida. Como estudiante fue un alumno disciplinado y aficionado a los deportes como el fútbol y el judo. De sus profesores guarda una anécdota relacionada con Jaime Liberal, quien, luego de reprenderlo por haber escrito en un examen de literatura que Ionesco era el autor de “La cabra calva”, no dejó de celebrarle su respuesta como una salida creativa. Bustamante tampoco olvida a su profesor de Educación Física, quien lo reprobó en la materia aduciendo que no se exigía al máximo: poco antes de llegar a la meta, disminuía el ritmo y no se esforzaba lo suficiente. Esas palabras serían decisivas en su futura formación como motivador: no cabe flaquear en esa carrera de obstáculos que es la vida diaria.
Bustamante se declara amante de la lectura. De joven solía decantarse por libros como Moby Dick, Cien años de soledad y Doña Bárbara. También por los textos de historia, en donde buscaba las claves para entender su presente. En la actualidad, prefiere los libros de motivación personal que le sirven de inspiración para su trabajo. Por eso se considera admirador de la vida y de los libros de Maickel Melamed.
El carismático animador residenciado actualmente en Miami trabajó durante dos décadas como conductor de programas exitosos transmitidos por Radio Caracas Televisión, un espacio que representó para él una escuela y una gran familia. Tan estrecho fue su vínculo con ese canal, que le tocó pronunciar las palabras de despedida aquel 27 de mayo de 2007, día en que la televisora salía del aire debido a la negativa del gobierno a renovarle la concesión para la señal abierta. De esa experiencia resultó el proyecto Por estos pasillos de RCTV (2012), ideado por Nelson Bustamante en alianza con Green Brothers: un documental para cine, un video para televisión y un libro, en donde se reúnen los testimonios de varios trabajadores de RCTV cuyas vidas fueron impactadas con el cierre del canal.
No obstante, la imagen de Nelson Bustamante ha trascendido las fronteras nacionales. Fue el primer venezolano embajador de buena voluntad de UNICEF por su trabajo a favor de la infancia y obtuvo el Prix Jeunesse Transtel en Alemania por Hay que oír a los niños. Trabajó en El familión Nestlé, un programa de concursos transmitido en varios países de Centroamérica. En Panamá fue el presentador de Deal or No Deal y estuvo en el programa juvenil Pepsi Music Challenge en Guatemala. En Estados Unidos ha conducido varios programas, entre ellos Seguro que Yes, Aquí Todos Ganan y Minuto de Fama. En 2012, Bustamante realizó el programa Un minuto para ganar, transmitido por Televen, y para ese mismo canal, desde el año 2016, conduce Gente que motiva, en sintonía con su proyecto Motiva Channel, un canal de televisión con señal en América Latina.
De su experiencia como animador, pero también como alumno y profesor, Nelson Bustamante resalta la importancia de la palabra transformadora. “Una palabra puede cambiar la vida de un joven —señala—. Una palabra cargada de saber, de aliento, puede determinar el rumbo de sus decisiones. El reto fundamental del profesor es motivar a la juventud”. No hay duda de que la palabra de Nelson Bustamante ha sido fiel a esos principios.
Por Luis Yslas
Benjamín Scharifker: saber a ciencia cierta // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
A continuación, compartimos con los lectores de Prodavinci la novena edición de la campaña "Venezuela le habla a la educación". En esta oportunidad, Benjamín Scharifker, químico e investigador científico, rememora los inicios de su formación educativa. A este video lo acompaña un perfil hecho por Luis Yslas. La organización Guao, enfocada en proveer contenidos educativos digitales y recursos pedagógicos para niños y jóvenes, comenzó la campaña para promover la educación a través del testimonio de distintas figuras públicas venezolanas. Puede ver las ediciones anteriores de Maickel Melamed, Luis Vicente León, Emilio Lovera, Willy McKey, Laureano Márquez, Inés Quintero, César Miguel Rondón y el padre Ugalde.
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Es posible que el actual rector de la Universidad Metropolitana, Benjamín Scharifker, haya descubierto su afición por la investigación científica en las clases de su profesor de Química de bachillerato, quien recurría a tizas de colores para componer unas lecciones donde brillaban la sencillez, la exactitud y la belleza. O tal vez en el laboratorio de Física, donde su profesor le brindaba las herramientas necesarias para hallarle sentido a las fórmulas aprendidas de memoria. O quizá influyó su profesor de Mineralogía, quien le habló con fascinación de las diversas propiedades de las piedras. Lo determinante, en todo caso, fue el trabajo comprometido, inteligente y creativo de sus profesores. Porque la combinación de todas esas experiencias fue, en gran medida, la que despertó y desarrolló en el joven Scharifker esa pasión por las ciencias que encauzaría su carrera.
Benjamín Rubén Scharifker Podolsky nació en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1953, y cuatro años después su familia decidió radicarse en Venezuela. Estudió en el Colegio Moral y Luces de Caracas, del cual guarda valiosos recuerdos: su estricta profesora de Cívica, por ejemplo, de quien aprendió por primera vez el significado de las palabras Constitución, Leyes y República, o sus profesores de Inglés y Castellano, que lo encaminaron por el mundo de la literatura en ambos idiomas. Aunque Matemáticas le pareció al principio una materia tan árida que tuvo que repetirla varias veces, admite que terminó agarrándole gusto, a fuerza de verla tanto. De aquellos días de colegio, Scharifker afirma haber tenido profesores preocupados no sólo por transmitir conocimientos, sino por facilitar herramientas y procedimientos para que el alumno se adentrara, por sí mismo y de acuerdo a sus capacidades, en las realidades científicas del mundo.
En 1976, Scharifker obtiene la licenciatura en Química de la Universidad Simón Bolívar y tres años después el grado de PhD en Fisicoquímica en la Universidad de Southampton (Inglaterra), donde realiza estudios postdoctorales. En adelante, su currículo académico y laboral adquiere unas dimensiones admirables.
En 1980, ingresa a trabajar en la Universidad Simón Bolívar donde fue profesor titular, jefe del Departamento de Química, decano de Investigación y Desarrollo, Vicerrector administrativo y Rector. Asimismo, ha sido científico principal y director adjunto del Centro de Investigaciones del Hidrógeno de la Universidad de Texas A&M y profesor visitante de las universidades de Southampton y Bristol. Fue coordinador del Núcleo de Consejos de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico, y del Núcleo de Vicerrectores Administrativos del CNU. También se ha desempeñado como director principal del Conicit y Secretario General del Capítulo Caracas de la AsoVAC. Actualmente es Rector de la Universidad Metropolitana.
El campo de interés científico de Scharifker está conformado por nucleación y formación de fases, electrocristalización, conversión de energía, electrocatálisis, reacciones electroquímicas interfaciales, ultramicroelectrodos, adsorción en interfases sólido-líquido, polímeros conductores e instrumentación electroquímica. En esas áreas ha publicado libros, monografías y más de cien artículos de investigación. En 2016 apareció en el Ranking of scientists in Venezuela Institutions according to their Google Scholar Citations public profiles en el quinto lugar de investigadores más productivos en Venezuela y en segundo lugar en la USB. Scharifker cuenta con varias patentes de invención y es individuo de número de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, y miembro de la Academia de Ciencias de América Latina y de la Academia de Ciencias de los Países en Desarrollo (TWAS). Ha recibido el Premio Tajima de la Sociedad Internacional de Electroquímica (1986), el Premio al Mejor Trabajo Científico en Química del CONICIT (1991) y el Premio Lorenzo Mendoza Fleury de Empresas Polar (1993), entre otros muchos lauros.
De su formación científica y docente le viene la certeza de que hay algo más fundamental que la constancia: saber elegir bien los problemas a los cuales se dedicará esa constancia. Porque siempre se llega a las respuestas una vez que se han planteado las preguntas adecuadas. Considera, finalmente, el oficio del maestro como uno de los más importantes en la sociedad, porque si cada persona posee un potencial para ser feliz y hacer felices a los demás, el facilitador idóneo para el desarrollo de ese potencial es el maestro. Es decir, aquellos que educan no para obtener respuestas automáticas, sino para hallar las preguntas más adecuadas que conduzcan a esa felicidad compartida.
por Luis Yslas
Celebración del Día del Maestro [Parte 4] // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
La organización Guao ha preparado una serie de videos para dar continuidad a la conmemoración del Día del Maestro celebrada en Venezuela el pasado domingo 15 de enero. En esta cuarta y última entrega, Román Lozinski, Onechot, Rafael Arráiz Lucca, el Padre Piedra, Luis Carlos Díaz, Juan Manuel Laguardia y Benjamín Scharifker dedican unas palabras a los docentes, resaltando la importancia que tiene su oficio para la sociedad. Para ver las ediciones anteriores haga click acá.
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El Día del Maestro no sólo es una razón para celebrar el que sin duda es el oficio fundamental de cualquier sociedad civilizada. También es motivo para expresar nuestra solidaridad hacia aquellos educadores que hoy tienen que lidiar con numerosas dificultades para ejercer su labor en el país.
En este momento en Venezuela, miles de maestros salen de sus casas a hacer un trabajo que muchas veces no recibe el reconocimiento ni la valoración que se merece, y sin embargo, persisten en medio de las mayores adversidades. Es posible que en esos profesores incansables anide una convicción que trasciende la realidad inmediata y apunte hacia un futuro esperanzador. Son personas convencidas de que no hay otro camino hacia una sociedad más saludable que el de la educación. Sin atajos ni sortilegios. Porque educar no sólo forma, también salva. Cada persona educada es un ciudadano más en esa suma posible con la que se compone –y recompone– el organismo de un país. Ante esa laboriosa tarea educativa, los maestros merecen nuestro mayor reconocimiento. En su entrega diaria brilla una dignidad con la que siempre estaremos en deuda.
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Celebración del Día del Maestro [Parte 3] // #VenezuelaLeHablaALaEducación (+Video)
La organización Guao ha preparado una serie de videos para dar continuidad a la conmemoración del Día del Maestro celebrada en Venezuela el pasado domingo 15 de enero. En esta tercera entrega, dedican unas palabras a los maestros venezolanos y reconoce su lugar en el mundo como formadores de ciudadanos y forjadores de un proyecto de sociedad. A este video lo acompaña un texto que habla sobre el origen histórico de la celebración del Día del Maestro en Venezuela. Puede ver la primera entrega haciendo click acá y la segunda entrega haciendo click acá.
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En el marco del Día del Maestro, y continuando la labor iniciada el año pasado, Guao reúne en esta entrega a algunas de las personalidades que nos acompañan este año 2017 en nuestra sección “Venezuela le habla a la educación”. OneChot, Víctor Moreno, Román Lozinski, Luis Carlos Díaz, Gioconda San Blas, Rafael Arráiz Lucca y Juan Manuel Laguardia: figuras representativas de una Venezuela ejemplar, cuyo desempeño en diversas funciones y oficios sirve de inspiración para quien desee formar parte de la construcción del país.
Porque la base sobre la que se sostiene la construcción conjunta de una nación no es otra que la base educativa. Todo país es reflejo y consecuencia del trabajo de sus educadores. De manera que celebrar el Día del Maestro es una invitación a valorar y proteger el papel del docente en la formación de una ciudadanía cultivada en la inteligencia, la ética, la sensibilidad y la creatividad. Defender la educación equivale a defender los valores de una sociedad justa, libre y productiva.
El estado de un país se mide por el estado de su sistema educativo.
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