Respiro

Yoga, autosuficiencia y libertad, por Betina Barrios Ayala

Por Betina Barrios Ayala | 18 de noviembre, 2013

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La libertad es una condición humana muy valorada por la sociedad contemporánea. En sus acepciones más simples se trata de la facultad que se tiene de hacer algo o no, siempre dentro del marco de la ley y las costumbres que imperan en el territorio en que se habita. Sentirse libre tiene que ver con la autosuficiencia y ningún ser humano puede ser feliz si no es capaz de proveerse de aquello que le resulte vital. La naturaleza humana sufre con la dependencia, el hombre manifiesta una de sus peores caras al verse preso de algo que no vive en sí mismo. La tristeza tiene mucho que ver con la frustración, con el dolor de ver fuera del propio espectro algo profundamente necesario.

Una de las características más importantes de la práctica de Yoga es que no se requiere de implementos adicionales complejos ni externos para realizarla. Quien desee practicarlo sólo se necesita a sí mismo. Se requiere autodisciplina y extrema concentración. Obtener un momento placentero de una actividad que no requiere intermediario alguno enseña una lección de vida muy valiosa y que es, en sí misma, un regalo.

En este sentido, el Yoga es una terapia de autoexploración que deriva en conquistar la satisfacción por medio de herramientas propias. En la ejecución de las posturas el único instrumento de trabajo es el cuerpo en estricta comunicación con la mente y la sensibilidad.  Las posturas de fuerza se hacen elevando el peso propio sobre puntos de apoyo inusuales, que aumentan el desarrollo muscular en áreas que no son trabajadas en las tareas diarias. Esto energiza el cuerpo y estimula las funciones vitales. La práctica de Yoga apunta al trabajo positivo de todos los planos del ser: el físico, el espiritual y el psicológico. Y cuando estos tres aspectos se conjugan hay armonía.

Con frecuencia, los seres humanos tendemos a apegarnos, y esto no es necesariamente una decisión. Muchas veces las circunstancias o la inexperiencia convierten un elemento externo a nuestra injerencia en algo vital, un elemento accesorio o complementario se hace imprescindible. Esto deriva en una insatisfacción permanente que perturba la claridad mental. Las enfermedades modernas que ya nos parecen tan comunes, como el estrés, la ansiedad y la depresión, degeneran en complicaciones mayores si no se atajan con propiedad. Todas estas enfermedades tienen un denominador común: son cargas energéticas mal canalizadas, son malas respuestas ante situaciones determinadas que forman parte de la vida diaria. Adoptar hábitos que permitan contrarrestarlas de forma natural es, sin duda, una ventaja.

La autosuficiencia está en la naturaleza de la práctica de Yoga. Las limitaciones corporales ceden con la constancia, la respiración correcta y la concentración. Y estos todos son elementos cultivados por uno mismo. Los niveles máximos alcanzados en las posturas sólo se complejizan conquistando al propio cuerpo. Es un juego de visualización positiva donde el encauce de todas las energías a un propósito se obtiene desde el interior.

De allí que la autosuficiencia se traslade poco a poco a todos los aspectos del ser. Al visualizar que en la práctica deben estar en sintonía los esfuerzos del cuerpo hacia una misma actividad, esto se va haciendo también parte de nuestra vida. El Yoga, entre otras muchas cosas, también es autosuficiencia y libertad.

Betina Barrios Ayala Instructora de Yoga . Licenciada en Estudios Políticos por la UCV. Master en Relaciones Internacionales por la Universidad de Belgrano, Argentina.

Comentarios (3)

MAGALY PERDOMO
18 de noviembre, 2013

Excelente artículo…Durante toda mi vida he hecho otros entrenamientos …Por razones de una enfermedad que ya superé, gracias a Dios, me recomendaron los médicos comenzar a hacer yoga…La felicito por este claro artículo, el cuál estoy comenzando a experimentar y disfrutar

Queeny S.
20 de noviembre, 2013

Hermoso artículo. Las mayores bondades d la práctica del Yoga. No significa q sea la gran panacea del mundo, pero ayuda muchísimo. Te carga de una energía positiva que sale a tu rescate cuando mas lo requires. Mi madre practicó yooga desde muy joven, hoy tiene 84 años de edad y parece q tuviese, mínimo 10 años menos! Colegimos que es producto de esa practica dl yoga q tuvo por muchos años. practicó tb Taichi por un tiempo. Y hoy por hoy, su único padecimiento es el desgaste de las rodillas. No padece d tensión alta, ni problemas cardiacos o respiratorios, ni demencia senil, arteoesclerosis, ni diabetes. Lamentablemente tiene un defecto pavoroso. Es chavista.

Niki
29 de noviembre, 2013

Con la comercialización del yoga nos intentan vender cada vez más cosas para practicarlo cuando en realidad no necesitamos ningún accesorio, sólo a nosotros mismos como bien dice el artículo.

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