Ya en 1976 Lech Wałęsa era un personaje molesto para el régimen comunista polaco. Había sido despedido por recoger firmas pidiendo la construcción de un monumento en memoria de los casi 80 trabajadores asesinados por la policía antidisturbios en la huelga de 1970. Eso le valió un año de prisión, además de pasar a una lista negra que le impedía conseguir empleo. También en 1978 se metió en problemas, cuando fundó el Wolne Związki Zawodowe Wybrzeża, un sindicato clandestino. Aunque fue detenido varias veces por acciones en contra del gobierno, nunca fue declarado culpable y en 1980 pudo volver a trabajar en el astillero de Gdańsk.
El día 14 de agosto de 1980, Polonia seguía siendo gobernada por el régimen comunista. Luego de que se iniciara una significativa huelga de trabajadores en el astillero de Gdańsk, ese polaco llamado Lech Wałęsa escaló ilegalmente uno de los muros de las instalaciones y, desde ese momento, se le identificó como el líder del paro obrero. Luego de los sucesos de agosto liderados por Walesa en Gdansk, de inmediato otras plantas de toda Polonia empezaron a declararse en huelga. A los pocos días, Walesa logró convencer a varios de sus compañeros para formar un comité que coordinara la huelga y la convirtiera en un paro general en todo el país. Fueron los primeros pasos claros hacia la transformación en Polonia que pueden ver en este documental sobre el primer gobierno posterior al régimen comunista, producido por el Instituto Social de Cine bajo el auspicio del Comité Polaco en Helsinki.