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Una emergencia económica sin discusiones de economía; por Alonso Moleiro

Una emergencia económica sin discusiones de economía; por Alonso Moleiro 640

Venezuela está en una auténtica emergencia en términos económicos. Un paradójico cuadro de ruina en medio de la abundancia petrolera. El manejo irresponsable de los recursos del país, el fracaso del modelo productivo comunal, el desprecio por la macroeconomía y sus imperativos, y la impunidad frente a la ley que se observa en este gobierno, tienen al país frente a un cuadro de una gravedad extrema.

No se trata exclusivamente de “cifras macroeconómicas”. A mucha gente le gusta aludir en forma diagonal y desdeñosa los indicadores formales de la economía. Es una hábito que se puso de moda desde el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. Para muchos, el mundo de las finanzas, aún si se trata de las finanzas de la nación, es un universo despreciable, periférico, desvinculado de la cotidianidad: un tema de patiquines de raza blanca, sin vínculos orgánicos con el sentir popular. Un asunto de burgueses. No lo dicen, pero lo que sucede es que es un tema del cual no entienden absolutamente nada. 

El desbalance monetario del país nos puede colocar a las puertas de un cuadro inflacionario nunca visto. Las arcas nacionales están descuartizadas, en parte por el fraude masivo gestado en Cadivi. El endeudamiento externo se expande peligrosamente. El gobierno ha desperdiciado millones de dólares en proyectos de gestión colectiva, estatizaciones y “grandes misiones” que han fracasado por completo. Dependemos como nunca antes del petróleo, y su precio, como todos hemos visto, ha comenzado a descender. El país está sin divisas. Con una alta probabilidad, nos aproximamos a un segundo año de contracción económica.  La industria petrolera está tan mal que no puede abastecer, por ejemplo, la demanda nacional de aceites y lubricantes. Ni siquiera puede importarlos. El desabastecimiento es crónico. El déficit fiscal del país tiene un nivel récord: la escandalosa cima del 20 por ciento del PIB. El dólar paralelo, verdadero árbitro de muchas transacciones en Venezuela, se encarama y supera con creces la barrera de los 100 bolívares. No ha podido ser pulverizado.

Mientras esto ocurre, en los canales del estado, en la opinión pública, no se desarrolla debate alguno sobre el estado de las arcas nacionales y la posibilidad de una rectificación que pueda detener la acelerada marcha al abismo que lleva el país. Buena parte de la Opinión Pública, por esa misma causa, no está al corriente de la gravedad de la situación. El silencio de la jerarquía gobernante respecto a la realidad económica, y la renuencia a discutir lo que sucede, cierra el ciclo de un comportamiento deplorable, por ser absolutamente irresponsable con todos los venezolanos.

En lo tocante a la economía escuchamos, de tanto en tanto, a Luis Vicente León, a Asdrúbal Oliveros y a Pedro Palma, muy prudentes, y muy precisos, advirtiéndole al gobierno sus errores y el costo de sus decisiones, casi con carácter profético. Alertando al chavismo sobre cual iba a ser el desenlace final de sus políticas. 

El chavismo no tiene vocería económica. No tiene muchos cuadros para atender la emergencia que ellos mismos acaban de crear. No discute el tema en el parlamento. No parece muy interesado en escuchar sugerencias. Me atrevería a afirmar que una parte importante de sus dirigentes y voceros, incluso sus ministros, no tienen idea del pantano sobre el cual está parado el país. Todavía hay chavistas que piensan que los precios bajarán gracias a los fiscalizaciones. El PSUV no parece estar desarrollando muchas discusiones económicas: terminó un Congreso y nadie conoce las conclusiones al respecto.

Para poder culpar a los Estados Unidos de algo, algunos chavistas hablan de petróleo. Rara vez hablan de economía. El gobierno no tiene economistas en su gabinete. El Banco Central, y los diarios El Universal y Ultimas Noticias, esconden las cifras, orientan las matrices, maquillan los balances, prohíben los diagnósticos y censuran a sus periodistas con el vano objetivo de engañar a la Opinión Pública. Igual todo el mundo sabe lo que está pasando en Venezuela.

Los imperativos en la conducción del estado sobrepasan con mucho las posibilidades de la gestión comunal. Chavistas y opositores estamos ante una emergencia. Es necesario que los mandos dirigentes de la nación se sienten a escuchar y promover medidas para rectificar. Estamos mucho peor que hace un año, y el año que viene estaremos mucho peor que este. El desprecio por la economía, expresado en las fiscalizaciones y el exceso de controles, están creando un cóctel explosivo. No pueden decir que no han sido advertidos. El chavismo se está derrumbando, pero el país entero está dentro del chavismo.