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Una de terror, por Lucas García

Actividad-Paranormal_1[1]

Mi hermana me pide que vea con ella Actividad Paranormal. Ya lo intentó con mis otros hermanos pero no se pudo.

— Gritaban como niñas —me dice.

Yo le echo pichón. Dos horas viendo puertas que se cierran solas, sonidos extraños grabados en la computadora y gente en video empavándose de lo lindo con una maldición demoníaca.

Yo carezco de la proteína adecuada para ver esas cosas. Soy el idiota en la sala que empieza a hacer preguntas fuera de lugar. Por ejemplo: El novio de la protagonista dice que quiere traerse una tabla ouija para contactar al espíritu maligno. A pesar de que todo el mundo le dice que ni se le ocurra, el tipo mete la tabla en la casa y vemos como aquello empieza a moverse solo para luego encenderse en llamas.

¡En llamas, bróder!

— ¿Y por qué no salen de esa casa corriendo?—le pregunto a mi hermana.

— El demonio los perseguiría, Lucas…

— ¿Y no han pensado en buscarse un exorcista?

— El demonio ya acabó con uno de esos.

— A lo mejor era un exorcista chimbo, ¿no? Eso pasa. ¿Por qué no se buscan a un buen exorcista? Uno con historial, como el de Linda Blair.

— ¡Ay, Lucas! Ésa es otra peli, vale…

Le digo a mi hermana que, analizando la película, me parece intuir una crítica implícita sobre la auto documentación adictiva de las nuevas generaciones. El protagonista hace más énfasis sobre las formas de capturar el fenómeno en diferentes medios sin darse cuenta del peligro que corre su vida.

Mi hermana me mira de reojo.

— Pero bueno, Lucas, ¿no estas viendo que la cosa es una maldición satánica? ¿Que hagan lo que hagan el demonio va a ganar?

— Pues yo dejaría la fijación con la camarita y me estaría buscando a un cura inmediatamente. Ese tipo está en una de Facebook con Satán mientras la mujer está a punto de vomitar alacranes.

— ¿Y tu vas a seguir con lo de los exorcistas? ¡Te dije que el demonio no come con eso!

— ¿Y cómo lo sabes?

— ¡El demonio se los advirtió con la ouija!

— Bueno, no es una fuente muy confiable que digamos, ¿no? Es decir el mismo demonio te dice a quien no debes llamar para combatirlo… digo, hay que ser medio gallo para hacerle caso, ¿ah?

— Ay, Lucas, entiéndelo ya: no va a haber exorcista… ¡ésa es otra peli!

Al final las cosas se ponen francamente horripilantes. No se ve mucho pero los chillidos son aterradores. El protagonista baja a la sala, donde sabemos que se encontrará a su esposa poseída por la ominosa entidad luciferina.

— ¿Y por qué baja? —pregunto— ¡Se lo van a pegar!

— Pero bueno, Lucas, ¿no ves que la esposa está abajo?

— Pero es que ése es un trabajo para un exorcista, vale. Y a mí no me gusta decir te lo dije, pero yo ya dije que debieron haber llamado antes al…

Mi hermana me mira muy feo. Ahora la poseída es ella.

— Sácamelo con el exorcista, Lucas… —es lo último que me dice.