Blog de Willy Mckey

Un monstruo contra un violín; por Willy McKey

Por Willy McKey | 24 de mayo, 2017
Foto

Fotografía de Leo Álvarez

Hay imágenes poderosas que se quedan grabadas en el inconsciente colectivo para que podamos volver a ellas. Ver a un monstruo cerca de un violín, por ejemplo.

En La novia de Frankestein, la película de 1935, cuando el monstruo sale del bosque oscuro lleno de la ira de quien ha sido maltratado sin entender el odio ajeno, el sonido de un violín lo calma. Ese sonido está en la distancia, pero el monstruo consigue en esa música simple una guarida posible: la casa del hombre ciego que toca su instrumento. Al ser ciego, no se espanta cuando está cerca de la monstruosidad. Al contrario. Le da la bienvenida, lo invita a pasar. Y cuando se da cuenta de que será imposible entenderse en el mismo idioma, decide conducirlo a los territorios más simples de lo humano: el pan, el vino, la palabra y la celebración.

Uno de los seres más monstruosos imaginados por el ser humano está delante de un hombre indefenso y un violín basta para emparentarlo con lo humano. El instrumento despierta su curiosidad y luego lo acompaña hacia una humanidad posible: la celebración compartida entre un ciego y un monstruo que, antes de la música, eran extraños.

Una imagen poderosa. Tanto como para volver a ella. Hoy, por ejemplo.

¿Cómo no entender el arrebato de ese monstruo nuevo que, en medio de una de tantas protestas en Caracas, destroza el violín del muchacho que tocaba en las manifestaciones? ¿Cómo arriesgarse a que la música despierte en él o en algunos de sus compañeros alguna humanidad posible? ¿Cómo dejar que esa música sin letra, tan universal y conmovedora, vulnere el Frankestein sujetado por hilos que es toda represión?

El violín mártir es sintomático: el mismo día en que abalearon a estudiantes dentro de la UDO en Bolívar, el mismo día que la Fiscal General admitió que una de las bombas lacrimógenas de la Guardia Nacional mató a Juan Pernalete, el mismo día en que el TSJ le pasa factura a los alcaldes por la falta de disciplina política de ambos bandos, ese día un monstruo nuevo no sabe qué hacer cuando sintió el riesgo de que la música de un instrumento lo confrontara con su humanidad posible.

Si eso pasara (cuando eso pase) tendría que sentir mucha vergüenza al escuchar que fue él quien dejó ciegos a quienes pudieron darle pan, darle vino, darle algo distinto a un espejo capaz de reflejar sus costuras, sus terribles costuras de monstruo.

Sin embargo, antes de que esto pudiera ocurrir, el llanto del músico se hizo viral. Le ofrecieron una cantidad incontable de violines desde la trinchera virtual del 2.0. Mientras tanto, en algún cuartel hay un soldado que suma a su épica mínima haber vencido a un violín que ya tiene sustituto, una batalla difícil de contar con orgullo castrense.

Es raro el imaginario de la confrontación.

En la próxima manifestación habrá un muchacho tocando con un violín nuevo intentando que algo cambie. Algo. Así sea mínimo. También habrá un soldado transformado: ahora sabe que los violines resucitan.

Porque la música lo intentará de nuevo y él tendrá que oírla, así no le permitan caminar hasta esa casa donde los monstruos son transformados por lo humano.

Willy McKey  Parte del equipo editorial de Prodavinci. Poeta, escritor, docente y editor de no-ficción y nuevo periodismo. Especialista en semiología política y conceptualización creativa. Puedes leer más textos de Willy McKey en Prodavinci aquí y seguirlo en twitter en @willymckey Haga click acá para visitar su web personal.

Comentarios (31)

andres lopez
25 de mayo, 2017

Cuando las cúpulas utilizan a sus subalternos para vestirles de monstruosidad y la humanidad de unas notas musicales trata de recordarles que antes de ser monstruos eran como aquel que regalaba su música.

Quería con sus notas traerlos a los días donde el gentilicio de ser venezolanos nos hermanaba.

Hoy fue un día como los anteriores, los monstruos pocos pero arrebatados, hicieron germinar a miles de ciegos que se ofrecieron a regalar instrumentos musicales para aligerar la tragedia de aquellos que se niegan a escucharla.

José Espina Alvarado
25 de mayo, 2017

¡Qué excelente prosa, mi estimado! Dios siga bendiciendo a Venezuela con músicos como este joven, y con cronistas como tú. Es mi oración, buen Señor: Haz infinitamente positiva la diferencia para mi país sumando más violines y teclados, y restando las bayonetas. Amén.

Yadelsy Fernández
25 de mayo, 2017

¿”Cuando quiero llorar no lloro”? Prefiero por ahora llorar, me desahogo, me calmo y me levanto, con la esperanza cada vez más inquebrantable de que pronto saldremos de esta larga pesadilla.

Marco Badaracco
25 de mayo, 2017

Qué manera de escribir. Muchas gracias.

Ana Isabel
25 de mayo, 2017

¡Will Mackey!¡Qué articulazo!Llega al alma… ¡Eres grandioso!

Alejandro
25 de mayo, 2017

Lo que se impone por la fuerza se responde con contundencia.

Llego la hora de la marcha de las orquestas!

Carlo
25 de mayo, 2017

Acertado, pero quizás B Wilder en la secuencia del film nos dice q hasta en un monstruo Dios quiso infundir una pizca de humanidad, música, belleza, pan y vino, palabras vacías para esta gente que ha preferido escoger el camino más abyecto para eternizar su permanencia. Recordemos: Hitler y su camarilla escogieron la muerte después de sacrificar a toda una nación sobre el altar de una ideología demencial. Estas bestias pareciera que están dispuestas a lo mismo, no sobre el altar ideológico, sino por dinero y poder.

Raquel Mejias
25 de mayo, 2017

Excelente artículo. Me encantó la manera de describirlo y asemejarlo con la película. Estoy segura que para las próximas manifestaciones de Caracas o cualquier otra ciudad de Venezuela, no habrá un soldado que quiera enfrentarse con la música, porque ese hermoso sonido universal tiene muchos ojos, oídos, brazos, piernas y sobretodo cerebro.

Mireya Ball-llovera
25 de mayo, 2017

Este muchacho llorando porque le destrosaron su violin y el muchachito de 11 anos llorando desesperadamente amarrado a un poste y con su espalda quemada y las manos atadas, me llenan de angustia, que clase de monstruos son estos guardias, esto es lo que han aprendido, los entrenaron para hacerle dano a los ninos y para matar a jovenes estudiantes a Venezuela la estan destrozando este maldito gobierno con sus corruptos

Yagrey Lozada
25 de mayo, 2017

Bello artículo, el cual llega tan profundo, como las notas que genera el joven artista con su violín… Me siento orgullosa de ver cómo mi gente puede generar sentimientos tan grandes capaces de erizar la piel. Pero de inmediato me surgen tantas preguntas… Con que moustruo estaremos luchando, que son indiferentes ante tantos sentimientos?

Italo Violo
25 de mayo, 2017

Arma noble ¿Quién puede pensar que existan armas nobles? Pues, sí: un violín tocado con maestría. Más fuerte es la suavidad de su melodía que el tronar de las bombas y la agudeza de sus notas más penetrante que las balas.

Toca, toca, violinista, aunque rompan tus cuerdas, sigue tocando tus notas de paz. Quizás así acalles al monstruo y pongas orden al caos.

Hazte acompañar de trompetas y clarinetes, timbales y redoblantes, mil cuerdas y voces de cantaclaro. Quizás así termine la guerra y renazca la armonía.

Toca, toca, violinista, aunque rompan tus cuerdas, sigue tocando tus notas de paz para que tu llanto se convierta en risa y tu grito en canto de alegría.

¡Por Venezuela vale la pena!

Ítalo Violo

Belquis Briceño
25 de mayo, 2017

Excelete artículo, WIlly, sólo la sensibilidad de un poeta logra hacer esta similitud, gracias por trasmitir tu sensibilidad y permitirnos pensar que el camino de la verdad nos llevará a la LIBERTAD.

SAULO ESCOBAR
25 de mayo, 2017

Buenos Días ¡¡¡ La analogía es perfecta¡¡ Como se dice en Beisbol, Mckay la BOTO¡¡¡? Como sería el impacto que en lugar de un joven como el del Violín fueran todos los jovenes del Sistema¡¡¡¡¡¡??????

carmen saavedra
25 de mayo, 2017

Si estos gorilas son capaces de hacerle esto a un joven por el solo hecho de protestar tocando su violín como, de que no van a ser capaces con nuestros estudiantes cuando se defienden de sus ataques con perdigones y se las regresan, pero no hay mal que dure cien años y el bravo pueblo venezolano desperto y no habrà vuelta atràs hasta salir de este regimen genocida

Branimir Miletic
25 de mayo, 2017

Civilización vs. Barbarie

jhonny
25 de mayo, 2017

Que hermoso articulo. Gracias.

Gina S
25 de mayo, 2017

Maravilloso articulo lleno de contenido majestuoso, debo felicitarlo nunca pense que leeria de un colega deslizar deliciosamente esas teclas y enamorarme con su contenido.

Ana Victoria
25 de mayo, 2017

Soy ávida lectora de tus crónicas, en las que coloreas momentos grises con pluma crítica plena de buen arte escrito. Genial Willy McKey,

Maximilian L G Grüber
25 de mayo, 2017

Simplemente magnífico, llega al alma.

En Palacio hay varios generales que suman a su extensa épica oportunista haber aniquilado a medio centenar (y sumando) de estudiantes y civiles desarmados, que ya tienen sustitutos, por cada caído aparecen cientos.

Una batalla sencilla de contar para quienes han perdido toda dignidad.

María M. Romero
25 de mayo, 2017

Excelente Artículo, toca las fibras del alma, aunque existan personas dentro de los cuerpos de seguridad del estado, que parecen que la perdieron y ejecutan atrosidades como atacar a un musico como este joven, que tan valientemente se enfrento a ellos con su música, haciendo la diferencia, pobres de ellos, porque de la justicia divina, no se escapa nadie

virginia ramirez
25 de mayo, 2017

Excelente articulo !! buenisima redaccion y una manera especial de descrbir lo sucedido !! te felicito willy !!

Jackson Martinez
25 de mayo, 2017

Aun NO logro VER,alguna imagen, Con el GNB quitandole el Violin, Tampoco veo un GNB dañando el Violin, Igual NO veo un Violin dañado( sin cuerdas o reventadas NO es dañado) ya en un video anterior se ve el arco con cerdas reventadas, el joven toca con pasion y esmero.

virginia ramirez
25 de mayo, 2017

Estiamdo amigo .. de nuevo te felicito por tu articulo … tambien aprovecho para comentarte que me gustaria escribir aqui en tu blog … por favor cuales son los requisitos …. ??? muchas gracias !!

Selva Paula Pinto
25 de mayo, 2017

Gracias por el artículo excelente manera de hacernos ver dos planos de esta dura realidad. Gracias a Dios existe la gente bella, solidaria, gente buena, luchadora. Hay muchos monstruos, es verdad, está la represión, la pobreza, la ignorancia,la injusticia, está la enfermedad (monstruo que me ha tocado de cerca y gracias a Dios y al Hospital Oncológico Luis Razetti) por acercarme y dejarme conocer a este tipo de gente maravillosa y calificada, médicos comprometidos, enfermeros, la gente que limpia, la gente de la cocina, los porteros, los compañeros de enfermedades, familiares, desconocidos que se hacen amigos en los momentos difíciles y dan su incondicional apoyo. Motivos como este hermoso muchacho (EL VIOLINISTA) es una razón más para volver a ver de nuevo la luz, la vida, el nuevo amanecer y no perder las esperanzas, sigue valiendo la pena… ¡DIOS BENDIGA A LOS VENEZOLANOS!

dianamare
25 de mayo, 2017

Excelente !

Eduardo
25 de mayo, 2017

El violín volverá a sonar y quizá su música conmueva a la fiera que recorre las calles con total impunidad.

Ana María Del Re
25 de mayo, 2017

Bello, conmovedor artículo Williy, tanto como la imagen del joven violinista que te inspiró. Conmovedor también el trailer del film que se incluye: Frankestein y el violinista ciego. Muy acertada la relación. Te felicito. Quiera Dios que miles de violines sigan sonando en Venezuela!\

alejó
26 de mayo, 2017

Este escrita me recuerda a lo que hacia Orfeo en la antigua Grecia que cautivaba a todos con su música hasta el punto de convencer al Rey del informando Hades para que le permitirse llevarse a Euridice al mundo de los vivos. La música siempre trae mensajes a nuestro nuestro subconsciente evoca recuerdos que la psiquiatría conoce como Reminiscencias. Este término lo leí en un artículo de el Nacional.

Ignacio Pérez Sirgo
27 de mayo, 2017

“Todo lo que se reprime, se descontrola” así dice una máxima de la psicología…La destrucción de ese violín ha generado una multiplicación del mensaje que musicalmente generaba. Matando un violín…renacieron millones. Quedará en el inconsciente colectivo ese anclaje. Ese primitivo Guardia Nacional que rompió el instrumento acaba de inmortalizar su barbarie y también la dignidad de ese músico. La historia afectiva no se borra….

Gustavo Adolfo
27 de mayo, 2017

Antes que nada voy a aclarar que deseo con todo mi corazón que salgamos de este régimen. Pero en honor a la verdad EL VIOLÍN JAMÁS FUE DESTROZADO. Quien sabe si en su torpe manipulación, porque jamás han tocado un violín, los guardias hicieron que el puente, una pequeña pieza de madera sobre las cuales se apoyan las cuerdas y que sólo va unido al violín por la presión de las mismas, es decir, es removible y ajustable, se cayera y se perdiera. El muchacho lo sabe y sabe que por eso SU VIOLÍN NO ESTA DESTRUIDO. De hecho esa pieza del violín se vence y hay que cambiarla o acomodarla cada cierto tiempo. Por qué hace ese show llorando? Por qué no aclara que sólo necesita EL PUENTE del violín? De verdad que uno de nuestros problemas es que somos muy emocionales, poco objetivos y nos cuesta ver un poco más allá. Quizá muchos crean que el violín fue destruido, pero él, él sabe que no.

Joeif Duroim
1 de junio, 2017

Al Sr. Gustavo Adolfo: un saludo y comparto con Ud que hay mucha emocionalidad en esta sociedad que vivimos y que a la gente en general le cuesta ser objetiva. No obstante, creo que el muchacho lloraba del susto por la cercanía con esos uniformados que no siempre se comportan bien y por la proximidad al aire viciado por bombas lacrimógenas. Al margen de cualquier cosa, al menos el guardia supo ese día que un violín puede resonar muchísimo!!

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