Blog de Francisco Suniaga

Un militar de otra marca; por Francisco Suniaga

Por Francisco Suniaga | 23 de enero, 2016
12.Rómulo Betancourt, presidente de la República, saluda a Wolfgang Larrazábal ex candidato presidencial, después de su juramentación en el Hemiciclo del Congreso Nacional (Actual Asamblea Nacional). Caracas, 13 de febrero de 1959. Luis Noguera

Rómulo Betancourt, presidente de la República, saluda a Wolfgang Larrazábal, ex candidato presidencial, después de su juramentación en el Hemiciclo del Congreso Nacional (Actual Asamblea Nacional). Caracas, 13 de febrero de 1959. Fotografía de Luis Noguera.

Gracias a él supe de la existencia de la palabra héroe. El 23 de enero de 1958 había aparecido de la nada, para convertirse en el líder militar del movimiento que sacó a Pérez Jiménez del poder y condujo al restablecimiento democrático. Pocos meses después, en noviembre, Wolfgang Larrazábal (Górfan entre mis paisanos) renunció a la presidencia de la Junta de Gobierno para competir en unas elecciones libres como candidato de URD. Su nombre, que ya se pronunciaba con frecuencia en mi entorno, pasó a ser una suerte de mantra en aquella Margarita jovitera. De esa aventura electoral guardo un nebuloso recuerdo, que solo se hace nítido en la tristeza de mi padre la noche de las elecciones (07-12-1958). Fue la primera de muchas derrotas familiares en política porque en esa materia mi progenitor era como el coronel Aureliano Buendía.

Wolfgang Larrazábal reapareció en nuestras vidas en la campaña de 1963, cuando fundó su partido, Fuerza Democrática Popular (FDP), y aspiró por última vez a la presidencia. Durante su campaña entró a La Asunción en un carro descapotable y se detuvo a saludar a un grupo de militantes urredistas que se había acercado a verlo pasar. Una de las mujeres presentes le dijo entonces: “Apoya a Jóvito, no lo traiciones” –en el culto margariteño a Jóvito una de las premisas era que siempre alguien lo había traicionado–. Su respuesta fue una carcajada y un apretón de manos a cada uno de los presentes.

Volvió a pasar por nuestra puerta por última vez en 1968, en plan de líder de su partido, con el mismo talante risueño y tranquilo de otrora. En aquella oportunidad, junto con Arturo Úslar, apoyó la nueva empresa política de Jóvito Villalba (esa vez no lo “traicionó”), el llamado Frente de la Victoria, cuyo candidato presidencial fue Miguel Ángel Burelli Rivas. Otra derrota electoral.

Al final, hizo como dijera Douglas Mc Arthur que deben hacer los auténticos soldados, se difuminó en el tiempo y espacio turbulentos de nuestro acontecer. La última vez que escuché hablar de él fue a un conocido suyo, quien lo exaltaba por su devoción en el cuido de su esposa minada por una larga enfermedad, revelándome así el lado humano de Larrazábal.

Volví sobre estos recuerdos y consulté algunas notas biográficas suyas a instancias de Vasco Szinetar, quien me pidió un texto para acompañar estas gráficas. Me di cuenta entonces que guardo por Wolfgang Larrazábal y su memoria una suerte de simpatía mezclada con agradecimiento –compartida creo por la mayoría del pueblo venezolano– por haber sido quien fue, por su actuación en aquellos primeros tiempos fundacionales de la democracia y por su comportamiento ulterior.

Ha sido uno de los pocos personajes políticos y públicos venezolanos que, habiendo ocupado las más altas instancias del poder, resiste la prueba evangélica de: “por sus hechos los conoceréis”. En un tiempo cuando las dictaduras militares eran, con la anuencia de Washington, la pauta en nuestro continente, optó por la democracia. En la encrucijada de cambiar la historia de Venezuela (para mal, como tanto ha ocurrido con otros colegas suyos), escogió la ruta de la paz y la civilidad, pareciera que el poder nunca lo encandiló.

Jamás escuché su nombre asociado a algún escándalo de corrupción, ni vinculado a trapisondas golpistas. Jamás escuché o leí alguna declaración suya altisonante o que contuviera amenaza alguna contra individuos ni grupos. En el grupo de fotos que este escrito acompaña, hay una en particular que me llamó la atención: esa en la que Betancourt lo saluda con evidente simpatía, el día de su toma de su juramentación como primer Presidente Constitucional de Venezuela. No podía ser de otra manera con un demócrata probado.

Curiosamente, Wolfgang Larrazábal se formó en una academia gomecista (1928-1932) y casi la totalidad de su carrera transcurrió en el curso de dictaduras militares. Ese historial no puede ser más contrastante con su actuación impecable como demócrata. Conducta que permite una pregunta: ¿por qué los formados en la democracia atentaron contra ella y se han convertido en soporte, el último que les queda, del actual régimen autoritario? ¿En qué falló el sistema de formación y profesionalización de las fuerzas armadas de la democracia? Ese es uno de los grandes debates en y por la Venezuela que ha de surgir de esta pesadilla. La Venezuela que debe escoger, de manera definitiva, entre militares como Wolfgang Larrazábal y los golpistas.

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VEA TAMBIÉN:

Fotogalería Wolfgang Larrazábal y Venezuela después del 23 de Enero de 1958 4962

Francisco Suniaga 

Comentarios (19)

avolantes
23 de enero, 2016

Fue un hombre bueno e ingenuo. ¿ Para qué más ?

giovanna magliaretta
23 de enero, 2016

Bueno, eran otros tiempos. Se enseñaba en el hogar los principios de civilidad, la buena educación, los buenos modales, el respeto al prójimo y el respeto a los principios religiosos. El hogar forma los buenos ciudadanos…Todo esto es impensable en este momento de irrespeto a nuestras instituciones, donde el dinero mal habido, robado al erario público, no hace a los ciudadanos pillos sino miembros “respetables” de una sociedad de cómplices. Gracias por su artículo Sr. Suniaga.

Rafael Vivas
23 de enero, 2016

Curioso como la causalidad marca el destino de los hombres, Larrazabal fue durante los anos de MPJ un oficial mas de los muchos que servian al regimen , tranquilo , afable , que no descollaba especialmente como profesional pero cuya sociabilidad , simpatia y aficciones musicales le valieron su designacion como jefe del Circulo Militar , El Club social de las FFAA de entonces. Al abandonar MPJ a Caracas el 23 de enero de 1958, los militares de mayor graduacion se reunen en Miraflores para escoger su sucesor. siguiendo una tradicion militar se considero que debia designarse presidente de la junta en formacion al mas antiguo entre ellos que a la sazon era Larrazabal . un hombre a quien todos apreciaban y a quien nadie temia. Encargado de la presidencia hizo un papel modesto y honroso navegando sin espasmos y calma cordialidad las corrientes de esos tiempos tumultuosos. Hoy se le recuerda con carino……

Nerio A. Morales Díaz
23 de enero, 2016

A propósito de un aniversario más del 23 de Enero de 1958 y del talante democrático de este venezolano ilustre que dio ejemplo y que las nuevas generaciones deben conocer: Wolfgang Larrazábal Ugueto. Presidente de la República en un período trascendental de nuestra patria, por su desprendimiento y acertados pasos en la conducción del país, por sus virtudes cívicas, elevada responsabilidad y por haber sido bastión en la puesta en vigencia del derecho más caro al ser humano en el devenir de su paso por la historia: “la libertad”, justo es recordar a este prócer de la Venezuela contemporánea en esta fecha.

Sheyla Falcony
23 de enero, 2016

Las buenas semillas se pueden volver a sembrar. Adelante compañeros, llegó la hora. !!

Alfredo Ascanio
23 de enero, 2016

Yo siento una gran admiración y respeto por Wolfgang Larrazábal, pues él fue el que nos entregó el título de Economista en la Universidad Central de Venezuela (UCV) el mes de Agosto de 1958. Después lo volví a ver cuando ya estaba entrado en años. Una persona inolvidable…

Virgilio Alvarez
23 de enero, 2016

Gracias por traer de vuelta esta figura olvidada por muchos a los que nos permitió vivir en libertad. Encarnación del militar venezolano que siguió el camino del honor que marcaron los llaneros desnudos que acompañaron a Bolívar en el cruce de los Andes Nuestra bandera orgullosa en Pantano de Vargas y Boyacá hoy pisoteada por una banda de traidores. De nuevo se alzara victoriosa en manos de nuestros jóvenes que siempre se han sacrificado en aras de la libertadl en mil batallas liberando a otras tierras sin nunca pasar cuenta.

Diógenes Infante
23 de enero, 2016

No creo que los principios se enseñaban solo en esa época. Yo he educado a mis hijos con esos principios y hoy en día son venezolanos y buenos ciudadanos. Habría que discutir lo qué nos llevó a esto, una discusión todavía pendiente en Venezuela, sobre todo para no repetir los errores.

Carlos A. Romero
23 de enero, 2016

El personaje no identificado que sale a a izquierda de Richard Nixon es Vernon Walters, militar y diplomatico de EE.UU. En ese momento era el ayudante de Nixon y en sus memorias cuenta la visita tan controversial de ellos a Caracas.

Paulina Gamus
23 de enero, 2016

Hace unos 20 año se celebraba una sesión solemne del Ayuntamiento caraqueño, yo era diputada y Wolfgang Larrazábal ex presidente. Ambos asistimos como invitados al acto. Wolfgang salió caminando antes que yo, lo vi llegar a la esquina y esperar pacientemente un taxi. Mayor humildad y sencillez en alquien que ayudó a cambiar el destino de Venezuela y hacernos vivir 40 años de democracia, imposible.

Ralt
23 de enero, 2016

Gracias Larrazabal, nos trajiste el populismo y la mediocridad con tu plan de emergencia y nos apartaste de los primeros puestos en desarrollo del orbe. Gracias.

Diógenes Decambrí.-
23 de enero, 2016

Respondo; En 1960 inician las guerrillas urbanas-rurales en Venezuela, inspiradas en la adornada épica de Sierra Maestra, respaldadas y financiadas por Fidel (movido por su odio a Betancourt, quien le negó ayuda en la primera incursión limosnera de las muchas que realizó ese impenitente parásito). RB no había asumido aun la presidencia cuando Fidel visitó a Caracas, pero desconfiaba del barbudo, por su conocimiento de la manera de funcionar de los comunistas, fieles a la Meca en Moscú, más que a sus respectivas naciones. Ya cuando Leoni las guerrillas habían sido derrotadas 90%, a Caldera le tocó instrumentar la “pacificación”, forma amable de incorporar a los derrotados (las visitas a los presos, guerrilleros de los 60 o golpistas del 92, nunca sufrieron vejaciones). Pero Fidel diseñó el plan alterno, infiltrar las FFAA desde los años 70, con tirapiedras tipo Chávez, para que dieran un golpe militar cuando tuvieran mando de tropa, en grados de tenientes a coroneles.

Nerio A. Morales Díaz
23 de enero, 2016

Presidente de la República en un período trascendental de nuestra patria, por su desprendimiento y acertados pasos en la conducción del país, por sus virtudes cívicas, elevada responsabilidad y por haber sido bastión en la puesta en vigencia del derecho más caro al ser humano en el devenir de su paso por la historia: “la libertad”, justo es recordar a este prócer de la Venezuela contemporánea en esta fecha.

Felipe Izcaray
24 de enero, 2016

Larrazábal renunció a la presidencia de Venezuela luego de varios meses en el poder, porque aceptó la candidatura presidencial que le ofrecieron URD, el MIN, el PCV y otros partidos. Larrazábal no quiso aprovechar la presidencia en la campaña electoral. Los últimos meses, el cargo de presidente interino fué ocupado por el Dr. Edgar Sanabria, quien le impuso la banda presidencial a Rómulo Betancourt en 1959.

Flor Bello
24 de enero, 2016

Gracias Sr. Suniaga por tan merecido homenaje que le hace a Wolfgang Larrazábal, en esta fecha histórica que hoy celebramos, ya que a él le debemos en gran parte la celebración, por su actuación patriótica y desinteresada…eran otros tiempos y otra la formación de nuestros oficiales…Sería interesante que muchos jóvenes que no conocieron a este Personaje tengan conocimiento de esta fecha tan importante para nuestra democracia venezolana…Nuevamente gracias Sr. Francisco Suniaga siempre tan acertado.

Estelio Mario Pedreáñez
25 de enero, 2016

El talentoso escritor Francisco Suniaga tiene razón al plantear un debate sobre la formación de los oficiales de las Fuerzas Armadas. Cuando los civiles, con la batuta de Rómulo Betancourt, se organizaron para forjar la Democracia Venezolana, rescatando la soberanía popular usurpada por las Fuerzas Armadas fundadas por el sanguinario Dictador Gómez, incurrieron, por omisión, en un gran error: No democratizaron a las Fuerzas Armadas, que continuaron con su mentalidad pretoriana y represiva, con una visión de ejército de ocupación sobre su propio país, un desprecio por los Derechos Humanos y un adoctrinamiento enfermizo contra “los civiles”, un insulto en el argot militar, porque la mayoría de sus oficiales (los soldados son simples instrumentos a quienes se les niega toda capacidad de entender su adoctrinamiento) no entienden que las Fuerzas Armadas de un Estado están para proteger a la sociedad que los arma y sostiene económicamente, no para despreciar y tiranizar a dicha sociedad.

José Angel Borrego
25 de enero, 2016

Mi mensaje es para quien firmó como Ralt. La única nota discordante dentro de nombres serios y eminentes. Yo tenía 12 años de edad y en Puerto La Cruz, mi ciudad, no había liceo público. Teníamos que trasladarnos a Barcelona para cursar el bachillerato. Larrazábal,en una visita que hizo como jefe de la Junta Militar (léase Presidente en un país tan presidencialista) escuchó a un grupo de estudiantes entre los cuales me encontraba. Nos citó a Miraflores, toda una epopeya en aquél entonces, llamó al Ministro de Educación y le ordenó darle a Puerto La Cruz su primer liceo oficial bautizado Tomás Alfaro Calatrava. ¿Pueden los Ralt del oscuro mundo del odio y del reconcomio hacernos olvidar ese gesto tan sublime? Imposible. Wolfgang Larrazábal, como dice Suniaga, fue un militar de otra marca. Un militar cívico.

juan vicente pérez delgado
25 de enero, 2016

Esta crónica es tan sabrosa como las que escribe el cronista Colombiano Salcedo Ramos, felicitaciones

Eduardo
24 de junio, 2016

Recuerdo el haberlo visto en persona en la acera al frente de la Iglesia de San Francisco al verlo lo reconocí, creo que se sorprendió que lo reconociera, le toco ser protagonista de un momento clave de la historia de Venezuela con sus aciertos y errores fue un hombre que supo cumplir sin ambiciones bastardas.

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