Blog de Rafael Rojas

Trump en Yuma; por Rafael Rojas

Por Rafael Rojas | 28 de agosto, 2017
Fotografía de A. Brandon para Reuters

Fotografía de A. Brandon para Reuters

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha escogido la ciudad de Yuma, en Arizona, como plataforma de lanzamiento de lo que ya se entiende como una adelantada campaña de reelección. Está en el manual del fascismo y el populismo del siglo XX que el caudillo debe reafirmar su legitimidad, demagógicamente, por medio de ejercicios propagandísticos que lo mantengan en el centro de la esfera pública. Eso es lo que ha hecho el mandatario en los últimos días, en lo que se perfila como el nuevo estilo de una política de derechas en el siglo XXI.

Una regla no escrita del sistema norteamericano sugiere que al concluir el segundo año de mandato aparecen las primeras señales de intención reeleccionista. Señales que se reflejan, primero, sutilmente, mientras se negocia y logra la mayoría del partido. Luego, una vez conseguida ésta última, se lanza la propuesta en la convención republicana o demócrata. Trump, que de candidato no respetó esos rituales, ganándose la simpatía no sólo de un segmento conservador, desencantado de la democracia en ese país, sino de algunos gobiernos resistentes a la política internacional de Barack Obama —Rusia, Venezuela, Cuba…— vuelve a presentarse como outsider del sistema y adelanta el proceso electoral.

En medio de una sensible renegociación del Tratado de Libre de Comercio de América del Norte (TLCAN), en que México y Canadá intentan preservar un arreglo favorable a los tres países, que sólo Trump y su gobierno ven como desventajoso a Estados Unidos, el presidente aprovecha el mitin demagógico en un estado fronterizo para reiterar los tópicos de su campaña presidencial. Tópicos basados en el racismo y una visión áspera o abiertamente confrontacional de la vecindad entre Estados Unidos y México, que por lo visto marcará su estrategia mediática de aquí a 2020, coincidiendo con las elecciones y la sucesión en México.

Fresca está en la memoria pública, la transcripción del diálogo telefónico entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto, en el que el primero hace la insólita petición al presidente mexicano de que no ventile en los medios de comunicación que México se niega a pagar el muro fronterizo. Daba a entender Trump, con ese ardid, que la construcción de la “maravillosa supervalla” era una fantasía, un bluff, que se lanzaba para aumentar su popularidad interna, dentro de la base conservadora norteamericana, y no un verdadero proyecto que pondría en riesgo la relación entre Estados Unidos y México.

Lo cierto es que, a pesar de las filtraciones y los verdaderos motivos, a Trump lo moviliza la conquista y permanencia de un respaldo popular reaccionario, que de asegurarse, podría llevarlo a un desastroso segundo periodo. Mientras esa amenaza se mantenga al nivel de la demagogia doméstica y no transgreda ciertos límites en términos de la política de defensa en relación con Corea del Norte o Afganistán, el muro con México o el techo de la deuda, las relaciones con Rusia o el conflicto comercial con China, los costos serían administrables.

Todo parece indicar, sin embargo, que con tal de preservar o renovar un electorado conservador, Trump está dispuesto a cualquier cosa: a sostener posiciones ambivalentes sobre el supremacismo blanco o a recaer en el monstruoso antisemitismo de siempre o en el racismo puro y duro contra los afroamericanos o los latinos. Por si fuera poco, no se quedará ahí y complicará la relación de Estados Unidos con diversas regiones del mundo, a la vez. En los próximos meses, el gobierno de México deberá actuar con extrema inteligencia para contrarrestar la amenaza de un Trump en adelantada campaña reeleccionista.

***

Suscríbete al canal de Prodavinci en Telegram haciendo click aquí

Rafael Rojas Rafael Rojas es autor de más de quince libros sobre historia intelectual y política de América Latina, México y Cuba. Recibió el Premio Matías Romero por su libro "Cuba Mexicana. Historia de una Anexión Imposible" (2001) y el Anagrama de Ensayo por "Tumbas sin sosiego. Revolución, disidencia y exilio del intelectual cubano" (2006) y el Isabel de Polanco por "Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en la Revolución de Hispanoamérica" (2009).

Comentarios (1)

Eduardo
28 de agosto, 2017

Es curioso que siendo de tendencia conservadora sea precisamente Trump el candidato antipolitico por excelencia.

Envíenos su comentario

Política de comentarios

Usted es el único responsable del comentario que realice en esta página. No se permitirán comentarios que contengan ofensas, insultos, ataques a terceros, lenguaje inapropiado o con contenido discriminatorio. Tampoco se permitirán comentarios que no estén relacionados con el tema del artículo. La intención de Prodavinci es promover el diálogo constructivo.