Las Ciudades Inexistentes

¿Sólo viviendas?, por Marco Negrón

Por Marco Negrón | 6 de febrero, 2014

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A estas alturas nadie debería dudar en cuanto a que el motor principal de las políticas sociales de la ”revolución” bolivariana es el deseo de mantenerse en el poder indefinidamente y que probablemente sea la Gran Misión Vivienda la que mejor lo demuestra.

Sería necio poner en duda las enormes desigualdades que caracterizan a la sociedad venezolana de nuestros días y que su superación es condición sine qua non para construir un futuro viable. Asimismo es posible afirmar que una de las manifestaciones más evidentes de aquellas es la segmentación de las ciudades en dos grandes sectores que, por brevedad, llamaremos formal e informal. Pero la diferencia entre ellos no está referida tanto a la vivienda como al medio urbano en el cual estas se asientan: construidas con gran esfuerzo de las familias, la mayoría determinante de las viviendas de la ciudad informal cumplen, muchas veces holgadamente, con los estándares mínimos de habitabilidad; sin embargo, suelen levantarse sobre terrenos inestables, los servicios son deficientes y las comunicaciones con la ciudad formal, que aloja la mayoría de las fuentes de empleo e instituciones educacionales, son francamente insatisfactorias.

Sin desdeñar su importancia, atender la cuestión de la vivienda no es el principal reto para superar las desigualdades: este se centra en tres cuestiones íntimamente asociadas como son la educación, el empleo y los ingresos. Una vez satisfechas, la solución de la cuestión de la vivienda es prácticamente automática, pero en ellas, pese a la propaganda y la comprobada manipulación de datos, el socialismo del siglo XXI registra muy magros resultados aun sin necesidad de compararlos con la enorme masa de ingresos de que ha dispuesto en estos largos 15 años.

El problema para el chavismo está en que obtener resultados en esos tres frentes no es posible en el corto plazo ni es fácil hacerlos visibles, por lo que no son rentables electoralmente; en cambio en materia de vivienda, sobre todo si se cuenta con recursos abundantes, no sólo pueden verse resultados muy pronto sino incluso generar un efecto de espejo: quien ve un nuevo edificio fácilmente creerá que hay muchos otros en construcción. Pero si no se abordan los otros frentes, el tiempo dictará su sentencia con la acelerada ruina de la estructura… y de sus ocupantes.

Marco Negrón 

Comentarios (2)

lars
6 de febrero, 2014

Claro, justo y conciso.

Iñaki Matanza
7 de febrero, 2014

Construir cuatro paredes para que alguien encierre en ellas una vida improductiva y sin libertad, mientras es rodeado extramuros por la inseguridad y la carestía no pareciera ser un plan urbano deseable. Más bien parece una pesadilla orwelliana.

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