- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

Sin Donald Trump: séptimo debate republicano; por Flaviana Sandoval y Diego Marcano

Republican U.S. presidential candidates (L-R) U.S. Senator Rand Paul, Governor Chris Christie, Dr. Ben Carson, Senator Ted Cruz, Senator Marco Rubio, former Governor Jeb Bush and Governor John Kasich pose together onstage at the start of the debate held by Fox News for the top 2016 U.S. Republican presidential candidates in Des Moines, Iowa January 28, 2016. REUTERS/Carlos Barria - RTX24HK9

Los candidatos a las elecciones primarias del Partido Republicano, Rand Paul, Chris Christie, Ben Carson, Ted Cruz, Marco Rubio, Jeb Bush y John Kasich. Fotografía de Carlos Barria. Reuters.

La noche del jueves 28 de enero, los candidatos a las elecciones primarias del Partido Republicano debatieron por última vez antes de las primeras votaciones para elegir al nominado, que tendrán lugar el próximo 1ero de febrero en el estado de Iowa. Hasta ahora las encuestas señalan que Donald Trump sería el ganador indiscutible de la primera votación.

Ocho candidatos fueron invitados por el canal Fox News para hacer parte del el evento, según su posición en las encuestas nacionales: Donald Trump, Ted Cruz, Marco Rubio, Ben Carson, Chris Christie, Jeb Bush, John Kasich y Rand Paul. No obstante, sólo siete aspirantes se presentaron: el favorito republicano Donald Trump se negó a participar, alegando que la periodista Megyn Kelly, una de las moderadoras del debate, estaba “parcializada” en su contra.

Con la ausencia de Trump, la expectativa orbitaba en torno a la posibilidad de un debate con menos confrontación que les diera a los competidores la oportunidad de vender sus ideas y convencer a los electores sin ser opacados por la imagen del multimillonario neoyorquino. Para Ted Cruz y Marco Rubio, quienes actualmente ocupan el segundo y tercer lugar en las encuestas, respectivamente, podría tratarse de un momento crucial para empezar a perfilarse como el candidato que será capaz de unificar a los sectores conservadores tradicionales del partido que no simpatizan con Trump, una vez que los resultados de las primarias en los estados iniciales salgan a la luz y las cuotas de apoyo a nivel nacional comiencen a redistribuirse entre los candidatos con mayores posibilidades.

Sin embargo, la tensión y la emoción terminaron por desinflarse en medio de un debate plano, con pocos momentos contundentes, y que culminó sin un ganador indiscutible.

Trump abrió el debate sin estar presente

Durante el primer minuto de transmisión del evento, la moderadora de Fox News, Megyn Kelly, le pidió a Ted Cruz que comentara sobre “el elefante que no está en la habitación esta noche”, utilizando el símbolo animal del Partido Republicano para referirse a la ausencia de Donald Trump. Cruz recibió gustoso la oportunidad de abrir el debate con gracia (y una cierta dosis de acidez). “Déjenme decir: soy un maníaco. Y todos en este escenario son estúpidos, gordos y feos”, sentenció, ganando las risas de la audiencia. Cruz continuó:

“Ahora que ya hemos quitado del camino la porción Donald Trump, quisiera agradecer a todos aquí por mostrarle a los hombres y mujeres de Iowa el respeto de presentarse y explicarle a la gente de este estado y de este país, por qué cada uno de nosotros cree que sería el mejor comandante en jefe”.

Marco Rubio también hizo su aporte al calificar al favorito republicano como un “tipo entretenido”. El senador por el estado de Florida abogó por llevar la discusión a los asuntos de interés, en lugar de centrarse en la ausencia de su competidor multimillonario.

Trump no sólo protagonizó la apertura del séptimo debate republicano, sino toda la cobertura previa, desde el pasado martes, cuando anunció públicamente su decisión de no asistir al encuentro, y en lugar de ello, participar en un evento de recaudación de fondos para veteranos de guerra en Des Moines, Iowa. La noticia causó una explosión mediática: medios y analistas políticos se avocaron a tratar de predecir en qué resultaría la última extravagancia del magnate, con opiniones muy variadas sobre el hecho, desde considerarlo como una sentencia de muerte para su candidatura, hasta verlo como un movimiento político brillante.

Mientras los siete candidatos republicanos discutían en televisión nacional, el favorito republicano prometió donar un millón de dólares de su propia fortuna a los veteranos de guerra, y más tarde aseguró a través de su cuenta de twitter, que el evento había logrado recaudar 6 millones de dólares “mientras los políticos hablaban”.

La fuerza mediática de Trump fue tal, que el columnista del diario The New York Times, Frank Bruni, escribió: “La ausencia de Donald Trump, por supuesto, fue la presencia más imperiosa”. En su análisis, el periodista ahondó sobre cómo el fantasma del favorito republicano estuvo presente durante todo el debate, manifestándose en las preguntas de los moderadores y también en las intervenciones de los candidatos.

Aunque es difícil saber cuáles serán los efectos reales del debate, al menos hasta que se produzcan las votaciones en Iowa, lo cierto es que Trump se mantuvo en el foco de atención, una estrategia que ya domina a la perfección, y que le ha permitido darle forma (en sus propios términos y con sus propias reglas) a la carrera hacia las primarias del partido. Hasta ahora está funcionando.

¿Déjà vu? Rubio vs. Bush en inmigración

Para muchos, el debate fue un déjà vu de dos horas: Marco Rubio repitiendo su discurso (bastante ensayado) sobre cómo el mundo es un lugar más seguro cundo Estados Unidos es el país más fuerte militarmente; Jeb Bush cuestionando los cambios de opinión de su rival del estado de Florida, y Ted Cruz quejándose de las preguntas malintencionadas de los moderadores de Fox News.

El momento cúspide de la noche se presentó en un intercambio entre Rubio y Bush, que recordó a aquel enfrentamiento directo durante el tercer debate republicano, en el que Bush invocó el récord de votación del senador de Florida y lo acusó de no hacer su trabajo. En aquella ocasión, Rubio se defendió con maestría, usando aquella frase memorable “alguien te convenció de que atacarme te ayudaría”, que le otorgó la victoria en el debate y dejó a Jeb Bush con una herida de la que todavía no se ha podido recuperar del todo.

Pero en esta oportunidad los roles se invirtieron. La discusión sobre inmigración dio pie para que Bush desplegara su imagen de candidato consistente, frente a un Marco Rubio incapaz de defenderse de las acusaciones de ser un político caprichoso y de cambiar sus posturas a conveniencia.

Bush recordó que Rubio fue uno de los promotores en 2013 de una ley que buscaba otorgar la ciudadanía norteamericana a inmigrantes indocumentados que reunieran ciertas condiciones. “Me pidió que lo apoyara. Y yo lo apoyé”, explicó el ex-gobernador de Florida, quien agregó:

“porque creo que cuando eres elegido debes hacer cosas, y él lideró la tarea para finalmente resolver este problema de inmigración que ha existido ya por 30 años”. Para cerrar con broche de oro, Bush acusó a Rubio de retractar su postura con respecto a los inmigrantes ilegales, “porque no era popular entre los conservadores”.

Rubio trató de darle al ex gobernador un poco de su propia medicina, diciendo: “tú cambiaste tu posición sobre inmigración, porque antes solías apoyar la ciudadanía para inmigrantes”, y propició lo que fue quizá el momento más sobresaliente de la noche: que Bush le respondiera, sonriente, “tú también, Marco”. Esa sola oración desató una ovación del público y dejó poco más que decir en la discusión sobre el tema.

Ted Cruz vs. los medios: Parte 2

Continuando con el déjà vu colectivo televisado la noche de este jueves, el senador por el estado de Texas recreó casi a la perfección su actuación durante el tercer debate republicano, cuando arremetió contra los moderadores de CNBC acusándolos de ignorar los temas de importancia y centrarse en atacar a los candidatos. En aquella ocasión, el ataque jugó a su favor, no sólo por la aprobación del público, sino también por la repercusión que tuvo sobre el resto de los candidatos presentes, que secundaron su rebelión y obstaculizaron la actuación de los moderadores durante el resto del debate.

Esta vez, las cosas fueron un tanto diferentes, pues el rival fue Fox News. Los tres moderadores, Megyn Kelly, Chris Wallace, y Bret Baier, pusieron todo su empeño en no dejar por fuera ninguna pregunta difícil, especialmente las que estaban dirigidas a Cruz. Inclusive, el canal elaboró un video citando declaraciones previas en las que el senador texano manifiesta su apoyo a una enmienda constitucional para otorgar estatus legal a inmigrantes indocumentados. En ocasiones anteriores, Cruz ha defendido su postura anti-legalización explicando que dicha enmienda era en realidad una trampa para evitar que el Congreso aprobara una ley más integral con mayores beneficios para los inmigrantes ilegales. Pero con el video, Fox logró su cometido de dejar en evidencia al candidato y neutralizar cualquier defensa posible.

Tal fue la presión, que el senador de Texas expresó su malestar y afirmó que los periodistas incitaban a los otros candidatos a atacarlo directamente. “Si me hacen otra pregunta malvada, tal vez tenga que abandonar el escenario”, amenazó, en un intento, fallido por cierto, de referencia humorística a la ausencia de Trump en el debate. ¿La respuesta del público? Un abucheo generalizado para el candidato que ostenta el segundo lugar, y cuyo chiste, al parecer, nadie entendió.

Si el debate tendrá o no algún impacto real en los números de algún candidato es algo que todavía está por verse. Sin embargo, a tan solo tres días de las votaciones primarias en Iowa, no se produjo ninguna alteración evidente que pueda desbalancear el juego político como se ha venido configurando hasta ahora. La idea de un Ted Cruz altivo y convincente con sus propuestas, o de un Marco Rubio sobresaliente, ambos favorecidos por la ausencia del favorito, se quedó en pura expectativa. En todo caso, los resultados de las próximas votaciones serán los que dictaminen si, como sostienen algunos, Trump ganó el debate sin siquiera asistir.