- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

Los barones del azúcar; por Néstor E. Rodríguez

Los barones del azúcar; por Nestor E Rodriguez 640

Una noticia que ha pasado totalmente desapercibida en la prensa dominicana es la de la investigación que desde el año 2011 realiza el Ministerio del Trabajo de los Estados Unidos sobre violaciones a las normas laborales del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-CAFTA, por sus siglas en inglés), específicamente en el sector azucarero.

El responsable de la denuncia fue el sacerdote anglo-español Christopher Hartley, el mismo que por años se querelló desde su parroquia en San José de Llanos, al este de la República Dominicana, por las miserables condiciones de vida de los cortadores de caña.

El padre Hartley fue objeto de escarnio por parte de los grupos ultranacionalistas a todos los niveles, al punto de que fue expulsado de la República Dominicana como resultado de la presión sobre la alta jerarquía de la Iglesia católica en dicho país.

Desde la frontera entre Somalia y Etiopía, adonde fue a parar Hartley tras su cruzada en pos de un mejor trato a los braceros, el sacerdote pidió al gobierno de Estados Unidos, el principal comprador del azúcar dominicano, echar un vistazo a la precariedad en que viven los trabajadores de la caña empleados por los consorcios dominicanos.

El Ministerio del Trabajo de los Estado Unidos decidió investigar esta denuncia de violación a las estipulaciones laborales del acuerdo DR-CAFTA y en septiembre de 2013 publicó un informe que pone los pelos de punta. El informe no sólo corrobora todo lo que el padre Hartley había estado diciendo por años, sino que identifica otras serias infracciones.

El informe establece una serie de “recomendaciones” para que el gobierno dominicano haga cumplir las leyes laborales del Acuerdo de Libre Comercio en el sector azucarero. Asimismo, asigna 10 millones de dólares en “ayuda técnica” para implementar un programa que acabe con el trabajo infantil (una de las denuncias principales de Hartley) en los ingenios de azúcar.

En los dos informes de seguimiento sobre este asunto (en marzo y septiembre de 2014), el Ministerio del Trabajo de los Estados Unidos destaca que la asignación de los 10 millones de dólares hubo de ser rescindida por falta de interés de las autoridades dominicanas, pero reafirma su compromiso de colaborar con el gobierno para atender los puntos especificados en el informe de septiembre.

Habrá que ver hasta dónde está dispuesto a llegar Estados Unidos con esta denuncia en caso de que no se vean cambios en el panorama descrito por el padre Hartley y la comisión investigadora del Ministerio del Trabajo. Irónicamente, el responsable de velar por el cumplimiento de las normativas laborales del Tratado de Libre Comercio es el secretario de Estado para el Trabajo: Thomas E. Perez, hijo de inmigrantes dominicanos.

A pesar de los grandes intereses económicos que se mueven en esta “novela de la caña”, será difícil obviar los testimonios recogidos por el padre Hartley y los evaluadores estadounidenses en cuanto a la realidad de una población significativa de trabajadores desprovista de las necesidades más básicas.

Los sectores de poder en la República Dominicana se niegan a enfrentar a los grandes barones del azúcar, cuyos consorcios obtienen pantagruélicas ganancias a fuerza de prácticas propias de los tiempos de la colonia. En ello se refleja el lado más ruin del capitalismo dominicano.