Perspectivas

La siembra ciudadana como salida al rentismo; por Pedro L. Rodríguez

Por Pedro L. Rodríguez | 26 de marzo, 2014

La siembra ciudadana como salida al rentismo; por Pedro L. Rodríguez 640

Un país se puede calificar de rentista cuando el bienestar de la sociedad depende de manera importante de un ingreso no trabajado (una renta). Ciertamente depender de un ingreso no trabajado puede desincentivar el esfuerzo y fomentar la indolencia. Sobre esta observación se sustentan los golpes de pecho que nos damos los venezolanos al darnos cuenta que somos el prototipo de la sociedad rentista, y seguidamente proclamamos, con cierto grado de escepticismo, nuestro compromiso con superar el rentismo.

Sin embargo, el problema con el rentismo, no es que desincentive el esfuerzo o nos haga a los venezolanos dependientes de un ingreso no trabajado. El problema está en el poder que le otorga al que controla la distribución de la renta, en nuestro caso al Estado. En efecto, quien controla el Estado decide discrecionalmente quién gana y quién pierde en esta lotería, quién debe esforzarse más y quién debe esforzarse menos o quién simplemente no debe esforzarse. Ante tales incentivos, el sector privado, en vez de servirle de contrapeso al Estado, se torna parasitario,  mientras que los ciudadanos, en lugar de ser contralores del Estado, se convierten en dependientes. Nace así el rentismo, aunque rentismo discrecional sería un término más apropiado. La corrupción, la ausencia de políticas de largo alcance, la inestabilidad macroeconómica son todas consecuencias del rentismo discrecional, no sus causas.

Ciertamente, desde el Estado se puede promover un uso del ingreso consistente con una visión productiva, focalizando el uso de la renta en bienes públicos como lo pueden ser educación, salud e infraestructura, así como ahorrar los recursos necesarios para alcanzar la tan anhelada estabilidad macroeconómica. Sin embargo, ¿por qué hacer tanto esfuerzo si distribuyendo renta y, en particular, a las personas correctas, brinda mayor garantía de éxito político? En efecto, para nuestro infortunio, el rentismo discrecional es políticamente rentable pero, a la vez, es altamente corrosivo para la productividad y, peor aún, para la libertad.

Rentismo y Democracia. La democracia, potencial remediofrente a un Estado prepotente y autoritario, queda desguarnecida ante el rentismo discrecional. La democracia parte de la concepción que el antídoto al poder absoluto, es la dispersión del poder político, empoderando a los ciudadanos mediante el voto universal e, igualmente importante, poniendo en vigencia un estado de derecho que consagra la independencia de los poderes, las libertades individuales y el respeto a la disidencia. El rentismo discrecional, sin embargo, atenta contra la democracia en cuanto que  concentra el poder real en aquellos que controlan la distribución de la renta. Esto a su vez tiende a aumentar la pugnacidad del enfrentamiento político, ya que lo que está en juego es mucho más que una simple alternancia en el poder entre partidos con poderes limitados y compartidos.

Claramente, la efectividad política del rentismo discrecional no es independiente del entorno petrolero. En un contexto de renta creciente (por precios o producción), la distribución es un juego de suma positiva, todos pueden ganar, aunque es de esperarse que unos ganen más que otros. Es el mundo de lo posible, dónde políticas contrapuestas pueden coexistir, generándose así una “ilusión de armonía”. Sin embargo, en un entorno de renta decreciente,el cualen algún momento se materializará, el juego se torna de suma negativa e inevitablemente, aunque todos pierden, unos pierden más que otros, usualmente los que menos ganaron, deslegitimando gradual o abruptamente el sistema establecido como consecuencia de expectativas frustradas. Así el rentismo discrecional nos expone a ciclos de inestabilidad política cada vez que una distribución de renta tienda a excluir a un sector importante de la población o frustre las expectativas creadas.

Instituciones como Antídoto. Debe ser ya evidente, pero amerita resaltarlo reiteradamente, que el problema no es la integridad moral, o el nivel de educación de quién distribuye la renta, aunque ambos atributos sean deseables.El problema está en el marco de incentivos que enfrentan. ¿Por qué Noruega no es rentista? Algunos arguyen, de manera algo contraproducente y producto de la flojera mental, que se debe a que son noruegos. Sin embargo, Noruega no es rentista por una razón muy sencilla, existe un marco institucional que limita de manera efectiva la discrecionalidad con la que se administra la renta petrolera. Los incentivos son claros y conocidos por todos: el que actúe de manera incorrecta pagará un precio elevado.

Llegamos así al aparente antídoto al rentismo: instituciones, entendidas como mecanismos, ya sean formales o informales, que limitan el uso discrecional del poder. Ante esta afirmación algunos lectores acertarán en resaltar que estamos yendo en círculos: la respuesta al rentismo es instituciones fuertes pero el rentismo, como vimos, es factor determinante de la persistente debilidad institucional. Al parecer, estamos entrampados. ¿Cómo, partiendo de ser un país rentista, alcanzamos una senda de institucionalización? Más difícil aún: ¿cómo logramos no desviarnos y ceder ante las tentaciones del rentismo?

Derechos de Propiedad. Para responder, es necesario precisar el origen de la discrecionalidad en el manejo de la renta: la ausencia de derechos de propiedad claros sobre la misma. Al ser de todos no es de nadie, sino del que se la apropie. De allí el poder que le brinda a quién controla su distribución, el Estado. Ello sugiere que la salida pasa por aclarar los derechos de propiedad sobre los renta petrolera.¿De quién es el petróleo? Ante esta pregunta son pocos los que no responden: de los venezolanos. Frente a una respuesta tan categóricamente consensuada nos preguntamos: si en efecto consideramos a los venezolanos dueños de su petróleo ¿por qué no nos dejamos de tapujos y cristalizamos de una vez por todas dicha afirmación?

Lo contrario son excusas, algunas bien intencionadas, cabe decir, aunque algo prepotentes, según las cuales el Estado, en las manos correctas por supuesto, es el único capaz de administrar eficiente y equitativamente la renta petrolera, asumiendo su debido papel de tutelaje sobre los ciudadanos. La economía política y la experiencia sugieren todo lo contrario. Otras voces, no tan bien intencionadas, sólo buscan mantener los beneficios que la actual indefinición de derechos de propiedad les confiere, son aquellos particularmente hábiles en su captura.

Llegamos así a nuestra afirmación: la respuesta al rentismo pasa por el empoderamiento ciudadanoen el manejo y contraloría de la renta petrolerahaciéndolos legítimos dueños de la misma. Existen diferentes propuestas en esta dirección. Una alternativa sería entregar la totalidad del ingreso petrolero a los ciudadanos en partes iguales y luego proceder a cobrar impuestos sobre su ingreso petrolero. Sin embargo, los costos de implementación de dicho mecanismo pueden resultar prohibitivos, sobre todo en un país donde aún no nos acostumbramos a pagar impuestos. De allí la propuesta del Fondo Patrimonial de los Venezolanos, según la cual se crea un fondo de ahorro y estabilización cuyo capital estaría a nombre de los venezolanos mediantes cuentas individuales de fideicomiso y a partir de las cuales se deducen los impuestos correspondientes para financiar al Estado. La propuesta se desarrolla en detalle en: Rodríguez y Rodríguez 2012.

¿Más Rentismo? Puede sonar contradictorio pensar que la solución al rentismo pasa pordistribuir la renta directamente a los ciudadanos de forma universal. ¿Nosería equivalente a convertir a todos los venezolanos en rentistas? Toda propuesta de cara al futuro debe, de partida, reconocer que Venezuelapercibe una renta, y que la seguirá percibiendo siempre y cuando nuestropetróleo sea demandado por otros países. La pregunta, por lo tanto, no es siasignar o no la renta. Una vez generada, la renta debe asignarse. La pregunta es: ¿cuál es el mecanismo idóneo de asignación?EnVenezuela, por razones de índole histórica, el Estado ha monopolizado ladistribución de la renta petrolera, brindándole al gobierno grandiscrecionalidad en su asignación. Es esta discrecionalidad, y no la existenciade una renta per se, la que genera los incentivos perversos asociados alrentismo. Surge aquí la pregunta: ¿es el empoderamiento ciudadano la mejoralternativa para limitar la discrecionalidad? Creemos que en el contexto dedebilidad institucional en el que se encuentra actualmente Venezuela larespuesta es afirmativa. El objetivo no es inhabilitar al Estado, es hacerlo responder a su legítimo principal: los ciudadanos.

Transición. Algunos se preguntarán: ¿por qué es importante impulsar esta discusión en este momento? Logremos la transición, luego vendrá la discusión. Esto es equivocado. Toda transición pasa por negociar las reglas del juego a seguir, no sólo entre el chavismo y la oposición sino dentro de la misma oposición. En el caso venezolano las reglas del juego a seguir pasan por definir las reglas en torno al manejo de la renta petrolera.Reglas que promuevan un gran consenso nacional, más allá de hacerlas más creíbles y duraderas, pueden facilitar enormemente la transición.

En definitiva, la transición de Venezuela hacia el siglo XXI ha comenzado. Ante esta realidad evidente, y a pesar de lo difícil que nos es separarnos de los eventos coyunturales, se hace necesario impulsar la discusión de ideas en torno a la Venezuela que queremos y cómo lograrla. Uno de los retos más formidables que se nos presentan es la superación definitiva del rentismo discrecional. No es exagerado decir que, mientras no derrotemos la discrecionalidad en el reparto de la renta, la democracia venezolana estará amenazada. Luego de 100 años sembrando el petróleo, es hora de darnos cuenta que el problema no es si sembrar o no sembrar, o en qué sembramos y en qué no sembramos, el problema está en quién decide, si unos pocos o muchos.

***

Pedro L. Rodríguez es Profesor del IESA y de la UCAB.

Pedro L. Rodríguez 

Comentarios (10)

Jose Daniel
27 de marzo, 2014

A mi parecer, si ya tenemos “La mejor constitución del mundo”, tendriamos que complementarla con “pacto de caballeros” e iniciar su respeto, la cadena de actividades a hacer durante la transición sería larga, nombrando los cargos vacios, sustituyendo los cargos vencidos, y pare usted de contar, pero para esto primero habria que sentarnos dos corrientes opuestas, los actuales gobernantes con un proyecto que nos conduce a la nada y una oposición a la cual no le creen que su proyecto podría ser mejor que el que nos esta destruyendo, esto lo digo por los resultados que estamos logrando hasta ahora y lo mas doloroso es que el pueblo esta dividido en dos partes, donde cada parte cree que su via es la mejor y los que apoyan al gobierno actual no se quieren dar por enterados de la debacle y solo se apoyan en que han ganado las elecciones

N. Vermolen
27 de marzo, 2014

Evidentemente, los que apoyan a este gobierno lo hacen no sólo por razones ideológicas y filosóficas, sino para asegurar la obtención de beneficios materiales a los cuales posiblemente no tenían acceso. Al margen: “Los mejores momentos de nuestras vidas no son aquellos donde reina la pasividad, la receptividad y los momentos de relax… Los mejores momentos suelen ocurrir si el cuerpo o la mente de una persona se afana hasta sus límites en un esfuerzo voluntario por lograr algo difícil y que valga la pena”. [Como sembrar el petróleo, por ejemplo]. –Mihaly Csikszentmihalyi (psicólogo húngaro).

lars
28 de marzo, 2014

Interesante, gracias por este texto que toca uno de los puntos centrales de cualquier debate orientado a definir un proyecto de país. No estoy cerrado a la propuesta que en él se hace, pero intuitivamente me produce suspicacia, aunque no esté en condiciones de contraargumentarla en este momento. No sé, yo de alguna forma tiendo a pensar que lo mejor para el país sería privatizar el petróleo y ya. Sé que una propuesta así sería políticamente inviable; sin embargo, el chavismo con su ineficiencia poco a poco nos está llevando a la situación anterior a la nacionalización del petróleo. Veremos.

José R Pirela
28 de marzo, 2014

El antídoto eficaz al rentismo es la libertad económica de la población; o sea que, es la población la que tiene el derecho de ejercer la economía, es la que tiene el derecho de producir, distribuir y exportar. Es el derecho natural que no debe ser función del Estado. Es el incentivo y razón para convivir asociado en un determinado territorio.

El Estado es parte de la organización económica de la población, es la sub-organización política que la población acuerda para mantener el orden y las normas que las personas establecen y están dispuestas a cumplir para mantener la convivencia; también, para que monitoree las diferentes actividades e informe, en el menor tiempo posible, los desequilibrios económicos para que la población tome las medidas pertinentes. Pero debe quedar claro, es la población a través de sus organismos económicos y políticos la que tienen el derecho de hacerlo, NO es decisión de los funcionarios públicos del gobierno.

Ese es el mecanismo informal, o espontáneo, el que controla los demás mecanismos informales y formales del sistema de convivencia democrático, fundamentalmente la autonomía o independencia de las instituciones.

Es evidente que los venezolanos, desde la fundación de la república, estamos al revés. Se estableció que el Estado es el gobierno, que las instituciones son del gobierno, que los recursos son del gobierno, y por supuesto, la economía, y por supuesto, la población también es del gobierno. Entonces, el racionamiento no debe sorprendernos.

El socialismo del siglo XXI en lugar de entregarle a la población el derecho de la economía (el petróleo), decidió compartirla con los comunistas del mundo, reprimiendo a los venezolanos, por eso están en las calles protestando. Ya es tiempo que enderecemos el entuerto.

Luis Roberto Rodriguez
28 de marzo, 2014

Esta es una discusión esencial para el futuro del país. Es hora de que en Venezuela el Estado dependa del ciudadano, como en todas las democracias avanzadas del mundo, y no al revés, como sucede ahora, que el ciudadano depende de las dádivas del Estado. Este es un requisito fundamental para afianzar la libertad individual y lograr que el motor del progreso sea las aspiraciones y los sueños de los ciudadanos.

Maria Sosa
28 de marzo, 2014

La propuesta planteada en el libro “El Petroleo como Instrumento de Progreso” (Rodriguez y Rodriguez) es impostergable. La renta petrolera es como una droga y acabara con cualquiera que tenga en sus manos el manejo de la totalidad de la renta. Mas que seguir hablando de los que están de salida les pido, como venezolana, a los nuevos aspirantes al poder que antes que nada le aclaren a los ciudadanos como piensan manejar la renta petrolera. Ya no mas de lo mismo por favor.

Coromoto
29 de marzo, 2014

Ha llegado el momento de darle sentido real a lo que hasta ahora ha sido una frase vacía: el petróleo es del pueblo. Estoy convencida que el ciudadano hará mejor uso de los recursos que lo que el Estado ha hecho hasta ahora, tengamos fe en el ciudadano.

Marjorie
29 de marzo, 2014

Estoy de acuerdo con la propuesta, si el petróleo es de todos los venezolanos!, ¿por qué no hacernos responsables de él? sería una gran oportunidad de valorar ese gran recurso que tenemos y evaluar sus resultados para obtener un beneficio propio que a la larga se convierte em un beneficio colectivo, porque mientras un induviduo crezca y sea capaz de cumplir sus metas y aspiraciones también crecerá a la par nuestra sociedad y ser un mejor país, entenderíamos que somos responsables de nuestro propio destino y no dejarlo en mano del Estado.

Morella Sosa
29 de marzo, 2014

Antes que todo mis felicitaciones por la nueva publicación del libro. Pienso que la propuesta es lo que nuestra amada Venezuela necesita. Pero no se como lograr que le llegue a los actuales dirigentes que no lo han leido ni lo quieren escuchar. Tenemos una historia muy triste desde que el petroleo es nuestro únivo recurso enterrando lamentablemente nuestras exportaciones del cacao y del cafe como grandes productores que eramos. No obstante, tenemos un pueblo luchador y personas como tu, preparados, gerentes e inteligentes que saben como debemos cambiar este desastre de modelo que hemos vivido durante décadas.

Oscar Grossmann
3 de abril, 2014

“Petroleo como instrumento de progreso” plantea la discusion esencial para cuales quiera pudieran ser los futuros posibles en Venezuela. La negociacion asimetrica entre un poderoso Estado controlador de la renta y un ciudadano debil, no ha permitido construir una democracia funcional con base en un estado de derecho. Rodriguez y Rodriguez, proponen cursos de accion politica factibles para disminuir la condicion de Petroestado, pero pienso que lo mas importante es su insistencia en abordar la discusion con caracter de urgencia nacional.

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