- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

La mirada privada: Eva Ekvall; por Roberto Mata

Fotografía de Roberto Mata

Fotografía de Roberto Mata

Eva llega a casa con arrechera, no sabe a qué, y sobre la mesa libera la cartera, deja llaves, suelta con desprecio el Blackberry y lanza la peluca.

Miranda que no llega al año, la prefiere calva, sin peluca.

Día uno, day one, esta vaina es bilingüe.

Tortilla de papas, 1 a 0 a favor de España, Alemania go home.

Nada parece ser lo que es; su madre no es gringa, ni sueca como el apellido lo indica, es jamaiquina, el hermano hace una tortilla de papas mientras pide aceite de oliva en inglés y la nana de Miranda, la bebé de Eva de 11 meses que no camina todavía, no entiende nada, porque no habla español, aunque luzca de Barlovento. La única lámpara de los sesenta en esta casa de los sesenta, no lo es. Es de Beco.

La grama está alta en el jardín, hay dos platos abollados por y para Teresa, la boxer , y en el fondo del patio hay una suerte de David de Miguel Angel escala Graveuca que no le pertenece a ningún miembro de esta familia. Sólo está.

En una de la habitaciones está el traje que lució Eva cuando ganó el Miss Venezuela, año 2000. Apure, en diagonal, decía la banda antes de que anunciaran el veredicto final. Apure es un estado llanero, austero y minimalista, que Eva no conoce todavía. Un maniquí lleva el traje y la banda. El cuerpo de Eva lleva hoy, no luce, aunque diagonal, un cáncer de mama.

En la otra habitación, la principal, el mundial de futbol Suráfrica 2010 se desarrolla en 42 pulgadas. Todos, Alec el hermano, Dawn la madre, Miranda la hija y 3 platos de tortilla española observan sobre un colchón con bitácora horizontal, veinte años de uso, como Alemania pierde uno a cero.

Las expresiones de izquierda a derecha son bostezo, mueca y frenesí. Alec se afana en explicar el valor agregado de cada uno de los españoles. Miranda se queda dormida, no lo escucha, no le importa.

Las tres flores en calidad de fresco que adornan la pared del copete de la cama, no marchitan, permanecen frescas como los frescos.

¿Cómo es el cuarto de una miss?

¿Cómo hace el amor una miss?

Eva Ekvall es el antónimo de si misma. Participó en el Miss Venezuela, por joder, sólo para comprarse un carro que no tenía. Le sabe a bola, bolas, el Miss Venezuela. Una vez obtenido el carro, el auto, el coche, se aseguró de siempre, siempre, siempre, dejar la banda que la identifica con el cargo más alto de la belleza nacional en la maleta junto al gato, al caucho y cualquier otra vaina. Allí estuvo por años sirviendo de salvoconducto durante encuentros inesperados con fiscales de tránsito. El auto lo vendió, la banda la conserva, aunque no en la maleta.

Eva es una estadística, de la mierda, pero una estadística. Un decimal de la belleza, un número entero del cáncer.

Día 2

Eva la botada

¿Cuanta veces han botado a EE?

Del Miss Universo portorro la botaron.

¿A las misses las liquidan doble?

Tengo el teléfono de un missologo, no me atrevo a llamarlo en aras de la información, no quiero enterarme de lo que supone su área de experticia. Disculpen el atrevimiento, me cuesta admitir en el futuro esa llamada.

Eva era ancla en un noticiero de un pequeño canal de televisión . La botaron sin tener cáncer, ese accesorio vino después junto a la peluca. Ahora lee, aunque muchas veces lo hace sin saber, sin entender, las noticias internacionales. Ya no es el ancla, pero pronuncia todo perfecto, en inglés y español, envidia de muchos.

Recuerda que soy miss, advierte, cada vez que olvida algo o cree no entender una frase compleja. Tiende a minimizarse a pesar de enfrentar con valentía y aplomo lo que viene, lo que ya llegó.

Maquillaje en un canal pequeño, significa maquillaje pequeño, sólo tres sillas y tres maquilladoras, no hay hombres, pocos chismes. Una de ellas hace tortas de cumpleaños, bautizos, matrimonios, despedidas. Eva debe resolver esas cosas domésticas, la torta del cumpleaños de Miranda. Tener cáncer no la exime de casi nada, la vida continúa. Aunque sin dulces, sin pelo, sin espejos, sin cejas, sin rumbo.

Tener cáncer exige planificación eficiente en el corto plazo, de esa depende el mediano plazo y así.

La saludan con pesimismo argentino y mirada trágica. Evitan el tema, la agarran por un brazo y EE se queda callada. Eso incomoda hasta el mejor animador de una canal pequeño.

Se planta frente a la cámara en un estudio completamente verde, con camisa blanca impoluta, Ray Ban, peluca. Botines Converse.

Ocho minutos al aire, conflictos bélicos, tragedias varias, países raros, el trabajo del día. Listo, vámonos de médicos. La rutina desde el 12 de febrero vuelve. Eva, ese 12, comenzó un pequeño diario, peleó con padre y madre y se enteró de que tenía un cáncer de dimensiones desconocidas.

¿Por qué pelear un doce de febrero? Porque la quimioterapia es algo dañino para el cuerpo y esta familia tiene más de Woodstock que de Serenata Guayanesa, y florecen todo tipo de propuestas trasnochadas, dietas y modos de vida animados a combatir un cáncer de mama , olvidando que existe abuela y tía que lo ven todo desde el más allá, metástasis por medio.

Ese día JF, Jhon Fabio, el esposo de origen y ascendencia colombiana y descendencia previa, hembra 19, varón 17, lidió con la suegra, el suegro y Eva y un cáncer de dimensiones desconocidas. Demasiados frentes a la vez, tuvo que concentrarse en uno sólo uno. Ganó el cáncer.

Eva maneja por la autopista Francisco Fajardo su carro, una Toyota Four Runner que no es blindada, actual símbolo económico que sustituye al Rolex de los 70 en Venezuela. De a ratos se le va la mirada, la recupera y pone orden. Lo peor del cáncer es que la sintomatología es una pero los pacientes varios. EE diagnostica y medica a toda la familia. Cordura 3 veces al día, con cada comida.

EE no está sola, la acompaña una metástasis, ganglio linfático tomado, cogido por el cáncer. ¿Qué más quiere este cáncer?

Fuck! Son sólo 27 años

¿Es EE bella?

¿Lo fue?

¿En qué se parece ahora a Miss Apure, a Miss Venezuela?

¿A quién carajo le importa?

¿Qué significa llevar el cáncer en tus senos?

Mujer con cáncer

Esposa con cáncer

Madre con cáncer

Eva con cáncer

EE, ya no es la favorita de Osmel, nunca lo fue.

La tranca es la misma, el cáncer se desplaza a 6 KPH y los Cocossettes de a dos en V de victoria ignoran lo que EE piensa cada vez que se le va la mirada. Es imposible que se interese por los helicópteros de La Carlota. Imposible.

La boca es perfecta, la mirada dura, la voz suave, la redondez del cráneo inédito hasta ahora, así redondo, la concentración va y viene.

En el Urológico de San Román, Caracas, Venezuela, cuna del libertador Simón Bolivar, paraíso de los Blackberrys y paridad cambiaria políglota, tengas o no cáncer, no hay puesto, no hay dónde parar, eso es un hecho comprobable.

Los pacientes de cáncer están muy lejos de ser especiales, distintos, únicos. Son muchos, por lo tanto todos a la cola, todos al corral, a la sala de espera, de vida o muerte a ratos.

Día x, qué importa el día cuando la cuenta es regresiva.

Hoy es día de peluquería, a falta de pelo, sale odontólogo en el Centro Polo, edificio incomprendido en Colinas de Bello Monte, porque esta historia es para caraqueños, el que no entienda que lo salte o se mude o vea qué hace, pero es allí en la mezzanina del Centro Polo.

Odontología de ambiente. Esculpen la dentadura según el último grito bucal, en otro plasma pero de 38¨ la mansión Playboy, chicas, trajes de baño, grandes senos, ¿ironías de la vida?

EE vino sola, paga el ticket del estacionamiento, la voz es dulce, el caminar lento, la desorientación total, ¿a dónde ir? Se va sola.

¿EE está sola?

Día y, soleado, brillante, caliente.

¿Hoy voy a visitar a mi papá, me acompañas?

Si mahoma no va a la montaña.

EE tiene como padre a EE, firman igual ¿ se parecen?

Evita, le dice, la abraza y la evita. Es que esta vaina es jodida.

EE senior está desarmando casa se va a Colombia a vivir con la cuarta esposa y sin las angustias venezolanas, le deja a EE objetos queridos, en la familia por generaciones, por si entran a robar a la casa que queda en pausa. Eric no la recibe con alfombra roja, la recoge y se la entrega. Comenzó la herencia de EE. De contrabando van afectos. Las autoridades aunque pendientes, no lo notan.

No hay abrazo, adiós Evita.

Día z, 5:40am

La casa está silenciosa, hoy es el día, hoy es el desembarco de Normandía.

El café es con leche condensada.

La mesa de comedor no tiene tope.

El carry on es de quien va a Margarita por el fin de semana.

Hoy no es día ni horario de peluca.

Dos almohadas. Fundas distintas.

Dead man walking

En Macaracuay un caballo no respeta el rayado pero entiende el riesgo, espera.

La admisión es más rápida que para el parto de Miranda, todo resulta más rápido, más fácil. No es tan jodido tener cáncer.

Sonrisas, chistes tontos, críticas ligeras, sudoku mental.

Silencio de nuevo.

7:20,24 am

Check in

Hab 218

Nombre del paciente: Eva Ekvall

Médico tratante: Dr. Troconis

Todo en una ficha con el autógrafo, logo, del urológico de San Román.

No hay control para el televisor.

7:25:39 am

Batica azul, gorro.

En esta noche tan bella…

Este es el punto de quiebre, el camillero y la fucking batica azul.

¿Tan rápido?

Abrazo a Dawn, abrazo a JF, frases bajas, lágrimas disimuladas.

EE hace dos horas hacía café en su casa, ahora es paciente, es horizontal, no tiene almohada.

En el pasillo JF, Dawn y la camilla que va, 217, 216, 215…

¿Qué haces mientras a tu esposa la operan de cáncer de mama? No comes, no te desayunas, no te pasa la comida.

10:54:54am

11:06:54am

11:34:44am

11:57:25am

12:21:34pm Dawn se duerme

2:12:19pm aparece Dr. Palacios.

2:16:38pm primera sonrisa de Dr. Palacios, el oncólogo.

***

Yo no soy escritor, yo soy fotógrafo, este texto fue sólo un atrevimiento de quien hace fotos y es testigo, se hizo a la par del trabajo fotográfico entre julio y septiembre de 2010.

Ahora sólo me quedan estas palabras y unas imágenes, porque mi amiga ya no está.

***

Este texto fue publicado originalmente en Prodavinci el 17 de enero de 2012.