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La foto de un niño ahogado y la respuesta de Europa a la crisis migratoria; por Flaviana Sandoval

La crisis de los refugiados y la actitud de Europa; por Flaviana Sandoval

Fotografía de Nilufer Demir. Dogan News Agency / European Pressphoto Agency

El niño yace boca abajo sobre la arena, como dormido. Pero no está dormido. Ésta es la fotografía tomada por Nilufer Demir, corresponsal y fotógrafa de la agencia turca de noticias Dogan, en una playa de la ciudad de Bodrum, en Turquía. Aylan Kurdi, de tres años de edad, fue una de las más recientes víctimas de la tragedia que toca a las puertas de Europa desde hace ya varios meses y que ahora tiene los tintes de una crisis humanitaria de proporciones descomunales.

Las fotos del pequeño Aylan, quien pereció en el mar junto a su hermano Ghalib, de 5 años y su madre, dieron la vuelta al mundo en pocas horas a través de las redes sociales, y han desatado críticas de la población mundial en torno a la renuencia de los países occidentales a brindar ayuda a los millones de refugiados que huyen de la guerra en África y el Medio Oriente con rumbo a Europa, en busca de seguridad y oportunidades.

Antes y después de Aylan Kurdi

¿Puede una sola fotografía cambiar la forma en que el mundo percibe una tragedia?

A poco más de una semana desde la publicación de las fotos de Aylan Kurdi (difundidas el pasado 2 de septiembre),  varios gobiernos europeos le dieron un giro a su postura frente a lo que habían denominado como una “crisis migratoria”, y ahora empieza a ser considerada como una verdadera crisis humanitaria.

El pasado jueves 3 de septiembre,  la canciller alemana Angela Merkel, junto al presidente de Francia, François Hollande, hicieron un pronunciamiento conjunto en favor de un mecanismo “obligatorio y permanente” para la aceptación de refugiados dentro de la Unión Europea. Esta postura se materializó en una propuesta bilateral que entre otras cosas exigiría a los países miembros de la UE recibir determinadas cuotas de refugiados y solicitantes de asilo.

Alemania ya había dado el primer paso significativo al anunciar a comienzos de septiembre que a los ciudadanos sirios que llegaran al país se les permitiría permanecer en calidad de refugiados. Durante el fin de semana del 5 y 6 de septiembre, cerca de 18.000 personas entraron al territorio alemán, principalmente desde Austria y Hungría.

En la misma línea, la canciller Merkel anunció que se implementaría un plan de recepción de hasta 800.000 refugiados sirios en lo que queda del 2015, y se destinaría un presupuesto de 6 billones de euros para el manejo de la crisis. Por su parte, el presidente francés anunció que el país galo absorberá a 24.000 solicitantes de asilo en un plazo de dos años a partir de ahora.

Tal vez el caso más representativo sea el de Gran Bretaña, cuya postura hasta hace pocos días había sido bastante firme en torno a la no aceptación de refugiados.

Durante la crisis fronteriza con Francia en el mes de agosto, cuando alrededor de 5.000 inmigrantes procedentes de países de África y el Medio Oriente se reunieron en la ciudad francesa de Calais, cientos de ellos tratando de cruzar a través del llamado Eurotunel que conecta a Francia con Inglaterra, la respuesta británica fue clara: reforzar sus defensas con 100 guardias fronterizos adicionales patrullando la zona, y una declaración de intenciones en boca del Secretario de Exteriores británico Phillip Hammond: “tenemos que resolver este problema con la posibilidad de devolver a aquellos que no tengan derecho a pedir asilo a sus países de origen”.

Según lo reseñó el diario The Independent, hasta ahora el gobierno británico ha concedido el estatus de refugiados a sólo 216 ciudadanos sirios, menos de los 300 pasajeros que pueden ir sentados en un solo tren del Metro de Londres.

Luego de asegurar a comienzos de la semana pasada que el número total de refugiados que serían recibidos en Gran Bretaña no excedería los 1.000, el primer ministro británico David Cameron dio un giro inesperado a su política de inmigración, al anunciar que su país recibirá a un total de 20.000 refugiados sirios en los próximos cinco años.

La respuesta no se limita a las instituciones gubernamentales. Días después de que el gobierno de Islandia anunciara que recibiría a 50 refugiados sirios, ciudadanos islandeses crearon un grupo de Facebook que buscaba presionar a las instituciones para elevar esa cantidad. A través de este grupo, que ya cuenta con más de 17.000 miembros, miles de personas han ofrecido ayudas de todo tipo a los refugiados sirios: desde alojamiento gratuito en sus propios hogares hasta financiamiento de pasajes aéreos a Europa.

Ante esto, el gobierno islandés convocó un consejo especial de varios ministros para evaluar la disponibilidad de recursos y reestructurar la propuesta de recepción de refugiados.

La no tan unida Unión Europea

Es palpable la división que existe entre los países europeos en torno a la situación. En junio, cuando la Unión Europea celebró su última reunión para debatir el tema de los refugiados y la crisis del Mediterráneo, el encuentro se alargó hasta las 3:30 am y culminó con un vago acuerdo para la reubicación de 40.000 refugiados provenientes de Siria y Eritrea dentro del continente europeo. No obstante, el esquema de distribución de esa cantidad, es decir, la cuota de refugiados que le correspondería a cada país, nunca fue acordado, a pesar de que se estipuló un plazo máximo de un mes para decidir sobre el tema.

Al día de hoy, la respuesta visible a la crisis ha sido el esfuerzo aislado e independiente de algunos países europeos, mientras que el esquema conjunto de reubicación de estos 40.000 refugiados sigue sin ejecutarse.

Respondiendo a la petición hecha por Alemania y Francia de establecer cuotas obligatorias de refugiados para todos los estados miembros de la Unión Europea, la Comisión Europea emitió un comunicado oficial el 9 de septiembre, elevando una nueva propuesta para mitigar la crisis. Entre otras cosas, la Comisión propone implementar un programa de reubicación de 120.000 refugiados (además de los 40.000 que ya se habían discutido en Junio) que actualmente se encuentran en Grecia, Italia y Hungría, para coordinar su traslado y asentamiento legal en otros países de Europa. Dicha reubicación estaría basada en un sistema de distribución obligatorio para los estados miembros de la Unión, con cuotas basadas en criterios como la densidad poblacional, el Producto Interno Bruto (PIB) y la tasa de desempleo de cada país.

El comunicado estuvo acompañado por una alocución del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, donde hizo un llamado a Europa a reformar sus dispares políticas de inmigración y enfatizó que la distribución de los refugiados dentro del continente debe hacerse a través de un sistema obligatorio y no voluntario. “Debe hacerse, y se hará”, concluyó.

Pero la seguridad de esta afirmación ya ha comenzado a ponerse en tela de juicio, con la negativa de países como Eslovaquia, República Checa y Polonia a ceder a este esquema de distribución, expresada en declaraciones bastante agrias. “No nos arrodillaremos ante Alemania y Francia”, sentenció el primer ministro eslovaco, Robert Fico, mientras que Beata Szydlo, favorita para convertirse en primera ministra de Polonia en las elecciones del próximo mes, advirtió al gobierno polaco no ceder a la presión de Bruselas para acceder a un nuevo sistema de cuotas.

Reino Unido, por su parte, mantiene firme su posición de no participar en ningún sistema de cuotas de distribución de refugiados que pueda ser implementado por la Unión Europea.  “Dado que no somos parte del acuerdo Schengen de no fronteras de la Unión Europea, o de su iniciativa de reubicación, Reino Unido puede decidir su propia aproximación”, manifestó el primer ministro David Cameron en su discurso ante la  Cámara de los Comunes del parlamento británico. “Por eso, continuaremos con nuestra aproximación de recibir refugiados de los campos y otros lugares de Turquía, Jordania y Líbano”. Reino Unido no asilará a uno solo de los 470.000 inmigrantes que han llegado a Europa entre enero y septiembre de 2015.

Desde un bote de Médicos sin fronteras, Patrick Kingsley, corresponsal de migración del diario The Guardian, da testimonio de las proporciones de la crisis humanitaria. “Temprano en la mañana la tripulación rescató a 1,000 refugiados eritreos que salieron de su país huyendo de una de las dictaduras más terribles del planeta”. El bote de rescate en el que estaba Kingsley se encontraba al doble de su capacidad y la guardia costera le pidió a la misión de rescate no volver a Sicilia porque en el mar se podían ver otras embarcaciones de refugiados que no podrían ser rescatadas inmediatamente, y alguien debía custodiarlas.

Mientras tanto, la Unión Europea continúa en la batalla por lograr un acuerdo para ofrecer asilo a 160.000 refugiados. Aún si esto se logra, otras 310.000 víctimas de la guerra que han hecho el peligroso viaje hasta Europa seguirán dispersos por el continente, en incertidumbre. Sin importar los riesgos que implica la travesía, cada día, más refugiados recorren la ruta de los Balcanes, a través de Macedonia y Serbia, intentando llegar a los países de Europa occidental. Cada día llegan nuevos botes a través del Mediterráneo a las costas de Italia y Grecia.

InfografiaFlavianaSandoval

Dos días después de que la foto de su hijo recorriera el mundo, Abdullah Kurdi, padre de Aylan y Ghalib, sepultó a su esposa y sus dos hijos en el “Cementerio de Los Mártires” en su ciudad natal Kobani, en Siria, donde piensa permanecer a pesar del asedio que mantienen sobre la zona soldados del Estado Islámico, que buscan arrebatarle el control del territorio a las milicias kurdas actualmente asentadas allí. Los choques armados entre ambos grupos han desplazado a más de 172.000 sirios hacia Turquía e Iraq, de acuerdo con las últimas cifras oficiales de ACNUR, que datan de octubre de 2014.

Antes de intentar llegar la isla de Kos en Grecia, Kurdi había intentado pedir asilo en Canadá, donde su hermana vive desde hace años, pero la solicitud fue rechazada. Después de la tragedia, Kurdi rechazó las ofertas de emigración legal que le hicieron Canadá y Turquía, pues para él, los ofrecimientos llegaron demasiado tarde. “Si se me da ahora el mundo entero, ¿de qué me serviría?, es por ellos que intenté migrar”, dijo en una entrevista con el diario francés Le Journal du Dimanche, “Ya no tengo ni a mi esposa ni a mis hijos”.