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Devaluación estilo Maduro: sin beneficios fiscales y con costos sociales; por A.Oliveros y P.Navarro

La devaluación al estilo Maduro Sin beneficios fiscales pero costosa socialmente; por Asdúbal Oliveros y Pilar Navarro 640

Red Tape, de Mark Wagner. Haga click en la imagen para conocer el trabajo del artista

En la historia reciente de nuestro país, la economía ha sufrido tres controles de cambio. En esas tres ocasiones, el bolívar había perdido confiabilidad como moneda de reserva y se estaban dando fugas masivas de capitales, lo que llevó a instaurar sistemas de controles de cambio. En los dos primeros casos, los controles no superaron los seis años y las tasas se fueron ajustando en vista de las caídas de los precios petroleros, además de otros factores como la existencia de cuentas fiscales deficitarias y la alta sobrevaluación del bolívar frente al dólar.

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1. Un poco más reciente. Esta lógica de ajustar la tasa de cambio en medio de caídas de los precios petroleros, con miras a aumentar los ingresos en bolívares y cerrar las brechas fiscales, se había venido aplicando también a lo largo del control actual. En lo que llamamos “la era Cadivi”, que inició en 2003 cuando se fijó la tasa en VEB 1.600[1]/US$, se ha devaluado la moneda cuatro veces y se han creado diversos mecanismos alternos de asignación de divisas y tipos de cambio múltiples.

Con un déficit fiscal del Sector Público Restringido (SPR), que en Ecoanalítica estimamos cerró 2014 cercano a 19,6 puntos del PIB, y con una caída del precio promedio del crudo de 49,3% en lo que va de 2015 con respecto al mismo período de 2014, se esperaba que el Ejecutivo realizara un ajuste cambiario agresivo que le permitiera aumentar sus ingresos fiscales. Sin embargo, el Gobierno apeló al mantenimiento de tipos de cambio múltiple; la permanencia de la tasa Cencoex, la unificación del Sicad I y II (pero con la menor tasa, VEB 12,0/US$) y la creación del Simadi, un sistema que generó muchas expectativas y se proclamó que “pulverizaría” la tasa del mercado paralelo.

2. Cuando la cosa cambia. Actualmente quedan pocas de esas expectativas. Mientras se da una caída en los ingresos de divisas de la Nación, el Ejecutivo liquida actualmente el 3,1% de las divisas por el Simadi, mientras que el 96,9% se sigue liquidando a las tasas de Cencoex y Sicad. Habida cuenta de la poca oferta de ese sistema, la cotización se ha depreciado 14,2% desde el inicio de sus operaciones en febrero de 2015. En Ecoanalítica estimamos que para cierre del año 78,1% de las divisas se liquiden a tasa Cencoex (entre importaciones públicas y privadas), 5,0% a tasa Sicad y solo 3,0% se haga en Simadi.

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3. Un ajuste sin ventaja fiscal. Tal como están las cosas, lo que más llama la atención es que este reacomodo en las asignaciones ha hecho poco por sanear las cuentas fiscales, y la brecha entre los ingresos y gastos del Gobierno ha venido en incremento. Al analizar los ingresos y egresos fiscales tenemos que en términos reales mientras los gastos aumentan los ingresos han venido cayendo; al comparar 2007 y 2014 los gastos reales de SPR crecieron 2,4%, mientras que los ingresos cayeron 28,6%, disminución que estimamos se acentúe este 2015 ante la escalada inflacionaria y la reducción de los precios del petróleo.

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Como vemos, a pesar de la creación de un mecanismo alternativo oficial con un tipo de cambio superior que permitiría al Ejecutivo aumentar sus ingresos fiscales y ajustar sus cuentas, el Ejecutivo decide vender la mayor proporción de las mismas a la tasa más sobrevaluada. Si se hubiera optado por vender al menos 30,0% de las divisas por este mecanismo, manteniendo una oferta continua, permitiendo que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y las empresas mixtas ofertaran plenamente, el Ejecutivo podría haber mantenido un tipo de cambio mucho menos depreciado en este mecanismo (estimábamos que de VEB 140,0/US$) y ahorrarse algunos puntos de déficit. No obstante, se siguen acentuando los desequilibrios fiscales, propiciando la continuidad del financiamiento monetario, la inflación y la escasez, y creando mayores incentivos para el arbitraje, la formación de mercados negros e informales y el contrabando.

4. Se acentúan los desequilibrios.Por otro lado, la caída en el monto de las asignaciones de los mercados oficiales y alternativos, así como la acumulación de desequilibrios monetarios y fiscales en los últimos años, han hecho que el diferencial entre el tipo de cambio oficial y el paralelo vaya en aumento, pasando de un promedio de 146,4% en 2012 a uno de 1.335,8% en 2014, y que al cierre de mayo de 2015 se encuentre en 6.286,5%. Por lo que vemos, el ajuste ha hecho poco por detener la escalada del tipo de cambio paralelo.

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5. Los grandes afectados.Visto de manera superficial, pareciera que este es un ajuste inocuo con el que el Gobierno intenta proteger el poder adquisitivo de la población al mantener un tipo de cambio sobrevaluado para subsidiar las importaciones. Sin embargo, esto no es realmente así; la cada vez mayor migración de sectores importadores hacia mecanismos con mayores tasas de cambio, como el Sicad y el Simadi, ha ido depreciando el tipo de cambio de los consumidores, que no es otra cosa que la ponderación de la canasta básica del consumidor venezolano con respecto a los distintos tipos de cambios. De esta manera tenemos que entre mayo de 2014 y mayo de 2015 el tipo de cambio de los consumidores pasó de VEB 24,6/US$ a VEB 144,7/US$, una depreciación de 83,0%.

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6. ¿Todos pierden? Como vemos, los grandes afectados son los consumidores, ante una devaluación que no beneficia las finanzas del Gobierno y a la vez perjudica el poder adquisitivo de los trabajadores. Es por esto que cabe preguntarse por qué el Ejecutivo opta por ese camino si el ajuste es ineficiente. Para Ecoanalítica la principal razón está en que la lógica del esquema cambiario no es económica, sino política, y siendo este un año electoral este hecho prima más que nunca.

En segundo lugar, ante un débil liderazgo del presidente Maduro y un chavismo atomizado después de la muerte de su dirigente, el Ejecutivo necesita mantener y consolidar los grupos de poder que gravitan alrededor del manejo de la renta petrolera (divisas baratas), al mismo tiempo que mantiene al sector privado subyugado, ya que reconocer al “mercado” y establecer un control de cambio más flexible en estas circunstancias sería interpretado por el oficialismo como una pérdida del poder y control político sobre la sociedad (sector privado). Por último, podemos decir que a pesar de que el exministro Giordani ya no se encuentra dentro del gabinete, su tesis del Estado como principal importador está más vigente que nunca.

7. Aún pueden pasar cosas. En los próximos meses podemos esperar algunas acciones por parte del Gobierno para tratar de incrementar sus ingresos y mejorar la situación de escasez y desabastecimiento de cara a las elecciones parlamentarias. Una de las cosas que podemos esperar es una mejora en la asignación de divisas al sector privado para importación de bienes prioritarios, así como mayores importaciones públicas. Asimismo, no descartamos un incremento en las liquidaciones a través del Simadi, así como incrementos en impuestos y tarifas reguladas de servicios. Sin embargo, en Ecoanalítica nos esperamos grandes ajustes para 2015, en el que las nuevas medidas solo serán paños calientes. Está claro que el Ejecutivo apuesta por ganar tiempo, rezar por un incremento de los precios del petróleo y apretarse el cinturón en 2016.

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[1] Todas las cifras que pertenezcan al periodo 1983-2008 se expresan usando la antigua escala monetaria.