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La ciudad y el río, por Marco Negrón

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El Concurso de Ideas para La Carlota, convocado el año pasado por la Alcaldía Metropolitana de Caracas, ha sido el detonante de un nuevo ciclo de discusiones acerca del futuro posible de la ciudad. Entre otros, un aspecto que ha adquirido una notable relevancia ha sido el referente a la necesidad de recuperar su sistema hidrológico, es decir la red constituida por el río Guaire y las quebradas que desembocan en él. Para alimentar ese debate se convocó el Foro “Caracas y un río de oportunidades”, celebrado el pasado jueves 25 en la sede del IESA y en el cual se confrontó la experiencia caraqueña con la de otras ciudades extranjeras.

Probablemente la más espectacular sea Madrid Río, la audaz operación que llevó a enterrar 8 kilómetros de uno de los anillos de circunvalación de la capital española y construir encima 115 hectáreas de parque, el equivalente a nuestra Carlota, derribando las barreras que la aislaban de su río y rescatándolo para el disfrute y orgullo de sus habitantes.

También resultó de mucho interés la experiencia de la Córdoba andaluza, donde la red de quebradas que van al Guadalquivir se propone como el sistema que ordena la movilidad y el espacio de la ciudad, al igual que la de Medellín, donde los resultados del ambicioso concurso para el diseño del Parque del Río Medellín se dan a conocer en estos mismos días.

Su sistema hidrológico constituye seguramente una de las mayores riquezas de la estupenda geografía de Caracas, pero la ausencia de disciplina y de políticas urbanas integrales han llevado a transformar el río y sus afluentes en una suerte de patio trasero de la ciudad, destino final de todas las inmundicias y miserias que ella produce y que deben ocultarse a la vista de propios y extraños. Además, contrariamente a lo ocurrido en Madrid, aquí lo que se ha hecho es enterrar el río bajo unas autopistas que en su momento se vieron como la solución a la movilidad urbana, pero que la práctica ha terminado revelando como la principal causa de una creciente parálisis y del cada vez mayor aislamiento entre la gente.

En 2005 el finado Hugo Chávez anunció el inicio del llamado Proyecto de Saneamiento del Río Guaire, prometiendo, demagógicamente pero quizá también engatusado por sus asesores, que las obras estarían listas en 2014 y que en pocos años se estaría bañando en sus límpidas aguas con sus camaradas Ortega y Morales. Hoy la propia Contraloría reconoce que esas obras se iniciaron sin planificación y lo que prevalece es la falta de transparencia, desconociéndose incluso el destino de los más de 600 millones de dólares supuestamente asignados hasta el año pasado.

La recuperación del Guaire y sus afluentes es vital para el futuro de los caraqueños, pero precisamente por eso no puede estar en las manos exclusivas del Ejecutivo Nacional: respetando la necesaria coordinación centralizada que un proyecto de ese tipo requiere, los seis alcaldes del Área Metropolitana de Caracas (AMC) y los de los demás municipios incluidos en la cuenca, por ser los dolientes principales, deben tener un protagonismo decisivo en su ejecución y supervisión. En gran medida ello dependerá de que el 8D todos los gobiernos locales del AMC sean conquistados por quienes adversan el esterilizador centralismo autoritario.

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