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La biblioteca personal de J.M.Coetzee; por Jorge Carrión

La biblioteca personal de J.M.Coetzee; por Jorge Carrión 640

“Coetzee sólo admitirá tres preguntas”, me advierte Soledad Constantini, la editora de El Hilo de Ariadna y, por tanto, de la Biblioteca Personal John Maxwell Coetzee. Yo, por si acaso, le mando cuatro. Versan sobre los libros que, con prólogo suyo, la editorial argentina ha publicado hasta la fecha (La letra escarlata de Hawthorne, Madame Bovary de Flaubert, La marquesa de O / Michael Kohlhaas de Von Kleist yTres mujeres / Uniones de Musil) y de los títulos que se anuncian para el futuro. Versan sobre la propia idea de biblioteca, de colección, de ordenación de las obsesiones y de las lecturas, en relación con ciertos lugares y paisajes y coordenadas. Para mi sorpresa, me responde las cuatro.

– Francia, Alemania e Inglaterra son los tres ámbitos literarios principales de Biblioteca Personal. ¿Usted se siente como los personajes principales de Desgracia o Verano, lejos de las tradiciones literarias africanas? ¿Tendrían sentido libros sudafricanos en su colección?

– Las tradiciones literarias de África son más fuertes en poesía que en prosa de ficción. El volumen número 20 de la colección es una antología de poesía de todo el mundo, poesía que para mí ha sido importante. La poesía sudafricana está representada allí.

El proyecto ha comenzado con dos novelas canónicas y con cuatro nouvelles; pero habrá, por tanto, lugar en él para otros géneros. La cultura autóctona sudafricana tendrá su pequeño espacio en un volumen de poesía universal. En la desgastada pregunta “¿Qué libros te llevarías a una isla desierta?” laten otras más interesantes: ¿Cómo resumir una vida de lecturas? ¿Qué textos son realmente esenciales? ¿Cómo jerarquizar las tradiciones culturales? ¿Querrías que te acompañaran tus demonios al destierro bajo las palmeras?

– Me sorprende que en la lista de títulos se anuncien de Kafka y Defoe pero no de Dostoievski, otro de sus maestros

– Él ha sido sin duda uno de mis maestros, un escritor que ha tenido una influencia profunda sobre mí. Pero mi relación con él ha sido más bien emocional. Tiene altibajos. Ahora mismo prefiero no entrar de nuevo en el mundo de Dostoievski ni someterme nuevamente a sus intensas presiones espirituales y psicológicas. Tendré que encontrar otra forma de hacer las paces con Fiódor Mijailovich.

En esos cuatro prólogos, en efecto, no encontramos tensión personal entre Coetzee y los textos y sus autores. Son más bien introducciones firmadas por un académico. Por alguien que ha leído todo lo salió de la pluma de esos escritores, incluso sus diarios y sus cartas. Es posible, no obstante, encontrar aquí y allí pistas sobre la poética del nobel sudafricano: “Al año siguiente de la aparición de La letra escarlata, Melville publicó Moby Dick, sin duda el más grande libro norteamericano de ficción por ambición y escala, una obra que se hunde en la alegoría con tan poca vergüenza como lo hizo Hawthorne”. La misma alegoría (también kafkiana) que atraviesa toda la obra del autor de Escenas de una vida de provincias. En la introducción a Madame Bovary, de hecho, nos recuerda que el subtítulo que le puso Flaubert es Costumbres de provincia.

– Las bibliotecas personales nacen de librerías: ¿Cuáles son sus librerías de referencia?

– Las bibliotecas siempre han sido para mí más importantes que las librerías. París, Londres, Washington, esas ciudades norteñas son para mí sobre todo las sedes de grandes bibliotecas más que de grandes librerías.

La Biblioteca Personal de Coetzee coincide en las librerías porteñas con la Serie del Recienvenido, la colección de novelas argentinas que ha seleccionado y prologado Ricardo Piglia, con títulos de Germán García, Ana Basualdo y Jorge di Paola, entre otros. Desde el siglo XIX es habitual ese tipo de intervención del escritor en el canon. También en eso Borges fue un maestro. Me contó Soledad Constantini que Coetzee había venido varias veces a Buenos Aires y me animé a orientar hacia el viaje comparado mi pregunta extra:

– Argentina se parece a Sudáfrica y a Australia: grandes extensiones de tierra, una única gran ciudad, muy buena literatura, una cultura aborigen exterminada. ¿Cuál es su visión de Buenos Aires?

– Hay que tener cuidado en no exagerar las similitudes entre estos tres países. Las tradiciones culturales nativas de Sudáfrica han sido mucho más resistentes que, por ejemplo, las tradiciones nativas de Argentina o Australia. En el caso de Buenos Aires, aunque me ha impactado desde el principio la complejidad y la vitalidad de la ciudad, no puedo afirmar que la conozca bien como para tener una visión coherente.

El viajero es necesariamente superficial. J. M. Coetzee no escribe literatura de viajes. Sólo ahora que estoy acabando este artículo me doy cuenta de que los cuatro volúmenes que se han publicado hasta el momento tratan un mismo tema: el adulterio. Pero no me atrevo a formularle una quinta pregunta.

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Este texto fue publicado en Cultura/s de La Vanguardia.