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Enlighten Up: el viaje de un escéptico al mundo del Yoga, por Betina Barrios

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Para muchos entendidos, la meta del Yoga es la iluminación. Nick Rosen es un periodista de 29 años que vive en Nueva York. Él se hace partícipe de un documental llamado Enlighten Up!, dirigido por Kate Churchill y cuyo objetivo es demostrar que la práctica de Yoga es capaz de transformar la vida de cualquier persona. La formación profesional de Nick le hace mostrarse escéptico ante el fenómeno del Yoga y ante la idea de cómo éste puede conducirle a una verdadera transformación.

¿Qué es exactamente el Yoga? ¿Para qué se practica? ¿Se trata de algo físico o mental? ¿Es una religión? Muchas preguntas giran alrededor de una misma palabra que no necesariamente sintetiza una misma experiencia. La motivación de Nick en el documental lo hace muy interesante, pues él no busca quedar satisfecho con cualquier respuesta que se le pueda asignar a estas preguntas, realmente quiere saber qué es eso que está ganando tantos adeptos en los EE. UU. y en el resto del mundo occidental.

Emprenden entonces un largo recorrido en búsqueda de respuestas, poniéndose primero en contacto con los maestros y practicantes locales. Luego viajan de un lugar a otro hasta llegar a las profundidades de la India. Conversan con todo tipo de perfiles y maestros, conocen incontables facetas e interpretaciones de una misma cosa. Lo interesante de todo esto es el giro que da: en este experimento no sucede lo que la realizadora busca comprobar, sino que este paseo a través de importantes representantes de esta práctica revela situaciones que ninguno de los implicados podría anticipar.

La reflexión viene para explicar que el Yoga no significa una sola cosa. Tampoco es una misma experiencia. Es un asunto experimental, una relación de elementos que no se refleja de la misma forma en todas las personas. El Yoga no tiene una misma estructura en todos los casos ni una sola manera de vivirlo. Tiene muchos apellidos y también ha sido tomado como inspiración para crear disciplinas nuevas que se basan en la combinación de los puntos de encuentro que sus representaciones comparten.

Es frecuente encontrarse con las preguntas sobre qué  y cómo es, pero no hay un solo concepto. Para cada persona constituye una experiencia distinta. Nadie puede decirle a otro qué es exactamente, ni saber qué va a significar para esa persona. Para los seres humanos, el  primer acercamiento que se tiene a cualquier cosa es determinante de lo que esto será después; por ejemplo: la primera vez que se va a nadar. Si esa primera vez se traga agua, duele la nariz, te cansas o golpeas, etc. Quizás esto haga que no lo disfrutes tanto y no quieras continuar. Con el Yoga pasa exactamente lo mismo. Hay quienes en su primera práctica no encuentran en él nada que los conecte, y personalmente creo que esto tiene mucho que ver con cómo sea esa bienvenida.

El escepticismo es natural cuando se nota cierta euforia en otras personas frente a fenómenos que son desconocidos para uno mismo. Es difícil comprender a qué se refiere el otro si nunca hemos estado en esa situación que nos describe. Quizás nos parezca exagerada o irreal, pero eso no hay manera de juzgarlo. Si bien el Yoga es algo que quienes practican valoran muchísimo, eso no representa lo mismo para todos ellos. Sin embargo, una vez que se establece esa conexión es enriquecedor compartirla, pero no se puede pretender que alguien percibirá lo mismo de ella. La experiencia no se puede forzar, pero también es importante estar abierto a ella. La dificultad para definir qué es el Yoga y para qué y por qué se hace radica en que es algo que llega con la ausencia de expectativas. Es quietud y silencio. Es un viaje interior.

Entre las cosas que Enlighten Up! deja ver está que hay muchos caminos para alcanzar la felicidad, la paz o la iluminación, estados que de alguna manera constituyen la meta de la vida. El Yoga es, entonces, muchas cosas a la vez. No hay verdades absolutas ni una sola definición o método. Todo eso se resume en un solo lugar: la propia experiencia.