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El tiempo roto y las novelas; Vicente Luis Mora

Por Vicente Luis Mora | 11 de octubre, 2015
El tiempo roto y las novelas; Vicente Luis Mora 640

Georg Lukács

En su Teoría de la novela escribió Lukács que sólo en la novela se separan vida y sentido, “y, por tanto, lo temporal y lo esencial; casi puede decirse: toda la acción interior de la novela no es nunca otra cosa que una lucha entablada con las fuerzas del tiempo”. Su idea de la novela como espacio y tiempo individuales se anudaba de inmediato (de forma anacrónica ya, según Fredric Jameson) por muchos comentaristas  a las ideas de Bergson, que anclaban en la idea de duración individual el andamiaje esencial de la novela moderna. Y quizá sea así en muchos casos todavía, aunque prefiero pensar que el tiempo en la novela más que bergsoniano pueda ser también bergmaniano. Podría aludir a lo épico menor (permítanme el intolerable resumen de Lukács) pero su temporalidad puede asimismo implicar a lo patético, entendido como el pathos del sujeto perdido que intenta hacerse con algún tipo de sentido; no con el sentido “faltante” del que hablaba Lukács, ese resto (cantable, diría Celan) que le completaría, sino con un mínimo de horizonte de significado que le permita encontrar su lugar en la vida. / Así funcionaban algunas novelas de Beckett, que además de contar con una temporalidad extraña, consecuencia de la forma de pensar de sus personajes, tenían un lenguaje distorsionado, que entre otras circunstancias tiene la cualidad de estar fuera del tiempo (y de ahí su vigencia permanente). / Para otros autores, el lenguaje sacudido de sus novelas no sería tanto la expresión de sus caracteres principales, sino la estructura, que es la voz de la novela como los diálogos son la voz de los personajes. Pienso en Faulkner, en Bellatin y en otros muchos escritores de novelas no lineales que nos han dejado la modernidad primero y la posmodernidad después. A esta línea (caracterizada por ser una línea quebrada, una no-línea) viene a sumarse Un amigo en la ciudad de Juan Aparicio Belmonte (Siruela, 2013), de brillante ejecución estructural, precisamente por la habilidad en el uso del tiempo narrativo. El modo quebrantado en que Andrés expone sus ideas y recuerdos habla mejor sobre su desajuste (mental y existencial) que sus enfermizos pensamientos. “Sabía que mi calendario había dejado de ser lineal, como si mi existencia comenzase a transitar por un videojuego estropeado en el que resultara imposible no hacer trampas, pasar de una pantalla a otra cubriendo las etapas convencionales. Como si mi vida se hubiera convertido en uno de esos sueños en los que el tiempo se muestra con su verdadera cara, en aluvión, todo a la vez (…) para encajar lo que, desde la pura linealidad, resulta incomprensible. (…) Saqué una novela de la estantería: página uno, página dos, página tres, una narración lineal, un orden falso, una mentira en que toda la humanidad creía” (p. 148). / La mente de Andrés es como una montaña rusa, en la que la estructura (Andrés) sufre por el rozamiento, pero el lector que se sube a ella se recrea inteligentemente durante unas horas.

Vicente Luis Mora (Córdoba, España, 1970). Poeta, narrador, crítico literario y ensayista. También ha trabajado como gestor cultural y profesor universitario. Es el autor de títulso como Alba Cromm (Seix Barral, 2010), Subterráneos (DVD, 2006) y El lectoespectador Deslizamientos entre narrativa e imagen (Seix Barral, 2012), entre otros.

Comentarios (1)

SonjaC
12 de octubre, 2015

Toda novela está anclada en la retroalimentación del escritor y el mundo en que le ha tocado vivir y desarrollarse Cambia el mundo, cambian las novelas. El hombre actual está inmerso en un espacio en el que los tiempos son rápidos y hay un bombardeo de inputs que asaltan de forma constante desde todo tipo de orígenes (visuales, audiovisuales, auditivos…) La construcción del mundo y su expresión creativa (incluída la escritura) es un ejercicio de saltos entre enlaces, que se van multiplicando en forma de red donde orígenes y finales se confunden. La relación espacio-tiempo se globaliza dando lugar a estructuras donde los espacios son gráficos y el tiempo una transición de imágenes y sonidos (el cine puso la primera piedra).Toma entonces más sentido el ritmo, marcando pauta en el proceso de creación del output … Sí, es “como una montaña rusa, en la que la estructura (Andrés) sufre por el rozamiento, pero el lector que se sube a ella se recrea inteligentemente durante unas horas”. Un saludo.

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