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El impacto de Adalberto Peñaranda en Málaga (y en la Vinotinto); por Nolan Rada Galindo

Fotografía tomada de la cuenta oficial de Peñaranda

Fotografía tomada de la cuenta oficial de Adalberto Peñaranda

Desde el 5 de enero de 2017, Málaga tiene a préstamo un futbolista que anhelaba desde hace dos años: Adalberto Peñaranda. Durante su presentación, Francesc Arnau, director deportivo del equipo, expresó: “Esperamos disfrutar de él y que él pueda disfrutar de nosotros. Esto es una simbiosis que tenemos que hacer que funcione”. El uso de la palabra “simbiosis” puede que haya sido intencional. Peñaranda reúne cualidades para ser un futbolista vital en proyectos deportivos de nivel medio. Sobre todo en la Liga Española, campeonato en el que ya demostró con el Granada Club de Fútbol que puede competir.

En Granada dejó cinco goles, incluido el que lo convirtió en el extranjero más joven en anotar en la Primera División de España. Sin embargo, su buen debut no pasó únicamente por la cantidad de goles que logró. Destacó por lo largo de su zancada, algunos sutiles toques destinados a la orientación del balón, su base táctica y lectura del partido. Sin manejar a la perfección lo anterior, al ser un futbolista de sólo 19 años, resaltó por poseer herramientas para influir en los partidos. Málaga necesita de ese tipo de futbolistas para que puedan juntarse con talentos como el de Juanpi Añor. La posibilidad de unir a los dos futbolistas venezolanos con más proyección en la actualidad hace del préstamo de Peñaranda una incorporación de impacto para su equipo y para la Selección de Fútbol de Venezuela, la Vinotinto.

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De izquierda a derecha: Juanpi Añor, Adalberto Peñaranda y Tomás Rincón (recientemente fichado por Juventus de Turín). Fotografía de Prensa de la Selección Venezolana de Fútbol

El proyecto de Rafael Dudamel, director técnico de la Vinotinto, pasa por la figura de Adalberto Peñaranda. Basta repasar ruedas de prensa para advertir cuánto lo protege y observar algunos partidos de la selección para notar que es una pieza clave dentro del sistema y del funcionamiento del equipo, aunque no estuviera jugando muchos minutos a finales de 2016 en el Udinese de Italia. En la Selección de Fútbol de Venezuela, la fe en Peñaranda es ciega. Su llegada a un equipo que puede ofrecerle minutos debe entenderse como un alivio para el presente y un motivo de ilusión para el futuro en el fútbol venezolano.

En Málaga están otros dos futbolistas que tienen peso y proyección en la Vinotino: Roberto Rosales y Mikel Villanueva. Peñaranda estará en un equipo que lo quería, con compañeros que pueden facilitar su adaptación y rendimiento. El hecho de que cuatro jugadores de un mismo país convivan constantemente en un equipo suele ser beneficioso para su selección. En especial, si pueden complementarse, como es el caso de Peñaranda y Añor.

Los motivos que invitan a pensar que ellos pueden volverse una pareja poderosa parten de la ubicación de ambos en el campo. Mientras Peñaranda suele partir desde la izquierda, Añor lo hace desde el lado derecho. Su natural tendencia de ir hacia adentro, hacia el centro del campo, sugiere que no serán pocos los tramos de juego en los que se asocien. Juegan a pie cambiado, pero eventualmente pueden alternar posiciones. Esa movilidad y facilidad de adaptación a distintas posiciones es un valor agregado para cualquier equipo.

Incluso sus diferencias los potencian. Juanpi es un jugador que necesita la pelota para influir en los partidos. Su estilo de juego estriba en conseguir espacios por donde filtrar la pelota, o grietas en la defensa que le permiten colarse en distancias cortas. No es un jugador destinado a hacer largos traslados de pelota desde el mediocampo. Adalberto, en cambio, es capaz de imponerse a sus rivales sin balón, con base en su físico de metro ochenta y tres de estatura y su larga zancada. Puede ganar espacios por velocidad y por cuerpeo. Juanpi aporta la pausa y da sentido a las jugadas; Peñaranda es vértigo, regate y potencia. En transiciones defensa-ataque es posible que sus recursos alcancen su cima, cuando no la logren a través de sus buenos recursos técnicos.

Jugando para Venezuela, ambos han expuesto parte del recorrido de la cancha que pueden ofrecer jugando en zonas bajas del mediocampo. Esto facilita la estructuración de otro tipo de ofensivas, en especial durante las transiciones defensa-ataque. No será descabellado ver en Málaga algo que ya se ha visto en la Vinotinto: Juanpi subiendo la pelota por un lado, mientras Peñaranda, en otra zona del campo, inicia una carrera con la finalidad de recibir el balón en un área distinta a donde comenzó la jugada.

Una vez en campo rival, sin transiciones rápidas, Añor es bueno protegiendo la pelota y Peñaranda atacando los espacios. Con Juanpi se facilita el posicionamiento en campo contrario, la defensa con la pelota y la posesión del balón. Si ambos logran hallar continuidad en su juego, la posibilidad de que algo de eso se traslade a la Vinotinto puede ser clave de cara a los próximos partidos del Premundial Rusia 2018. Los funcionamientos no pueden calcarse de un equipo a otro, pero sí pueden establecerse condiciones para facilitar su expresión.

Tras la renuncia de Juande Ramos, técnico español con el que Málaga inició la temporada, y la llegada de Marcelo Romero, de momento no hay muchos apuntes tácticos que desarrollar. Romero sólo ha dirigido un partido (derrota contra el Celta de Vigo) del que no pueden sacarse conclusiones a mediano plazo de cara al sistema y el funcionamiento del equipo. En ese encuentro, Juanpi no fue titular y Peñaranda, por no tener el permiso para jugar, lo vio desde la grada. Sin embargo, si ambos futbolistas son capaces de convencer al nuevo entrenador y éste los nutre de herramientas para que puedan explotar su talento, podrían apropiarse futbolísticamente del equipo.

El lunes 16 de enero, contra la Real Sociedad, es una oportunidad.

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