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El día que Joan Rivers [1933-2014] estuvo en estado crítico + ADENDA; por Amira Saim

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“No, ¡tú no, Joan Rivers! ¡Tú no!”. Alguien en el ciberespacio desahogó así su sorpresa hoy, 28 de agosto, ante la noticia de que Joan Rivers había dejado de respirar durante un tratamiento en la tráquea y que se encontraba en estado crítico.

No era para menos. Este año ha sido inclemente con la gente que nos hizo creer que serían eternos gracias a la magia que ayuda a dar por sentado que hay rostros que nunca dejarán de estar en las pantallas. Las chicas, lasa grandes y y las portátiles.

En apenas unos días nos obligaron a decirle adiós a Robin Williams y a Lauren Bacall. Y aunque Joan Rivers no estaba en la misma liga que estos dos, vaya que sí podría entrar en ese grupo de personas que, se quiera o se odie, es casi inimaginable no volver a ver jamás.

¿Que quién es Joan Rivers? Si todavía no le ha puesto cara al nombre, sólo tiene que sintonizar E! Entertainment Television, esperar unos cinco segundos y, después de cualquier promoción de Keeping Up With The Kardashians, aparecerá Joan Rivers con su característico pelo amarillo peinado como Cruela de Vil y su voz ronca, soltando algún comentario punzopenetrante sobre el look de alguna celebridad que no escapó de la mirada de sus ojos muy operados.

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Joan Rivers ha estado ahí en la pantalla por diferentes canales y desde hace muchas décadas. Tantas décadas atrás que una de sus primeras apariciones en televisión la hizo junto a Johnny Carson, cuando el mítico presentador recién ocupaba la silla de The Tonight Show. Para aquel momento, Joan, lucía diferente a la que ahora se conseguirá en la pantalla (sin tantos años encima, sin tantas cirugías), pero actuaba igual que hoy. Su picardía y humor afilado la hicieron un personaje fijo en el programa, ganando mucha popularidad. Algo que, por supuesto, llamó la atención de los ejecutivos de la televisión, quienes le ofrecieron su propio programa en otro canal y a la misma hora que Johnny Carson. Ella lo tomó y hasta ahí llegó la amistad entre el presentador y la comediante.

Sí, leyó bien: comediante. Joan Rivers, antes que actriz y antes de ser la escritora best-seller que es, incluso antes de convertirse en una suerte de mezcla entre regidora y fantoche de crítica de moda, es una comediante muy respetada.

Sorpresa. La mujer antipática y sin filtros que juega ser en Fashion Police, ataviada en joyas, pieles, marcas y cirugías plásticas es, gratamente, uno de los nombres más influyentes del stand up en Estados Unidos. Comediante de la vieja escuela, hoy a sus 81 años sigue llenando teatros en shows a los que asisten grandes comediantes que la respetan y admiran. Si les cuesta creerlo, basta que vean el cuarto capítulo de la segunda temporada esa joya que es la serie Louie, de Louie C.K, en la que surge una conversación entre estos dos comediantes, llena de ironía, honestidad y, por supuesto, humor. Una de esas maravillas que nos da hoy la televisión.

La gente la odia, la ama e incluso ama odiarla. Su físico es más intimidante que jovial, pero Joan Rivers tiene “algo”. Algo que se parece mucho a la constancia y a la irreverencia a la vez. Algo que trasciende al tiempo. Porque si bien es cierto que la irreverencia de los años sesenta no es la misma que la del dos mil, y si bien es cierto que su humor (criticado, aplaudido y bien vendido) ha sabido adaptarse a todos los tiempos con la astucia de mantenerse, a esta mujer que para muchos tiene el estatus simple de “señora mayor que parece una loca”, nadie puede cuestionarle la constancia. Y ella, que es más inteligente que muchos, más bien se aprovecha de todo eso y lo explota a su favor.

En una entrevista que le hicieran el pasado mes de julio en CNN y que le dio la vuelta al mundo por su sorpresivo ataque de ira ante las preguntas de la periodista, pudo defenderse de lo que ella consideró ataques negativos sobre las bromas y los fuertes comentarios que aparecían en su nuevo libro, citando a Winston Churchill quien según ella dijo: “Si haces a alguien reír, le das una pequeña vacación”. Y, como luego afirmó, ella ha pasado cincuenta años haciendo reír a la gente.

Sin Joan Rivers, es muy probable que mujeres como Chelsea Handler o Sarah Silverman no hubieran podido existir. Mujeres inteligentes, políticamente incorrectas, con un humor implacable y que supieron ganarse su público a fuerza de amor y odio.

Así que no, Joan Rivers. Tú no.

La realidad está muy ruda en estos días y los simples mortales necesitamos de esas pequeñas vacaciones, ayer disfrazadas de rutinas, hoy de críticas de moda y mañana, quien sabe, un poco más preparadas para el duelo. Pero hoy no: tú no.

***

ADENDA: Joan Rivers falleció casi una semana después de que la complicación del 28 de agosto se convirtiera en una tensa espera, el 4 de septiembre de 2014. Apenas unas semanas después de Lauren Bacall. Apenas unos días después de Yves Carcelle. Apenas unas horas después de Gustavo Cerati.