Perspectivas

¿Dónde quedó el apoyo del chavismo al ajuste económico de Rafael Ramírez?; por Asdrúbal Oliveros

Por Asdrúbal Oliveros | 19 de agosto, 2014

Ajuste económico Un nuevo giro Por Asdrúbal Oliveros  640

Si hay alguna palabra para describir al Gobierno de Nicolás Maduro es inacción. Desde hace meses los agentes económicos esperan la implementación de medidas de ajuste, de acuerdo con los lineamientos del Vicepresidente del Área Económica Rafael Ramírez y su equipo, pero hasta la fecha no hay ninguna medida concreta. Y el tiempo se agota.

Son evidentes las dificultades que enfrenta Rafael Ramírez para llevar adelante el plan de medidas que ha venido trabajando con su equipo desde el primer trimestre de este año (1T2014). El Gobierno de Maduro sigue ponderando la puesta en marcha de estas medidas, en parte, porque teme elevados costos políticos y sociales, lo cual es grave dado los números que traen las últimas encuestas sobre la gestión presidencial y la celebración de elecciones parlamentarias en 2015.

1. ¿Hay un plan? ¿De quién? Se tiene la percepción de que Ramírez tiene el control en la toma de decisiones económicas y su plan ya fue aceptado totalmente por el Ejecutivo, pero nosotros somos de la opinión de que no es así. Aunque Ramírez ha ampliado su poder en la toma de decisiones al desplazar a otros actores claves como Jorge Giordani (hoy defenestrado del círculo de poder) y Nelson Merentes, no ha podido convencer a Maduro de la pertinencia de su plan de medidas porque las mismas son costosas a corto y mediano plazo (en términos de bienestar y de impacto social). A eso hay que sumarle que hay reservas ideológicas.

En este sentido, existen dos frentes adicionales que también han estado analizando las medidas que debe tomar el gobierno de Maduro. En primer lugar, el grupo liderado por el Vicepresidente Jorge Arreaza, el presidente del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) Alejandro Fleming, y que cuenta con el apoyo del canciller Elías Jaua. Por otro lado, se encuentra Nelson Merentes, quien también ha realizado sugerencias sobre qué hacer en materia económica.

2. “Profundizar la revolución”. El planteamiento de Arreaza-Fleming-Jaua es que el plan propuesto por Ramírez tiene demasiados elementos que lo asemejan a un “paquete neoliberal”. De hecho, las críticas que han hecho es que los asesores son “economistas de derecha” y hasta del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), un completo deslinde de lo que ha sido hasta ahora el modelo chavista. Señalan que el Gobierno de Maduro corre el riesgo de quedarse solo, pues la base no lo apoyaría y los costos sociales y políticos serían elevados. En otras palabras: llevar a cabo ese plan pone en peligro la estabilidad del Gobierno de Maduro. Por eso sus propuestas son más tímidas que las de Ramírez, a saber:

1. Sistema de tipo de cambio dual. Trabajar con dos tasas de cambio: una del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) en torno a VEB 15/US$ para los bienes y servicios prioritarios y el resto en Sicad II, principalmente para darle viabilidad a las nuevas inversiones petroleras.

2. Ajuste de precios. Aplicar un ajuste pero bajo ningún concepto eliminar el control de precios. Proponen que la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundee) trabaje en un esquema de revisión trimestral de los precios sin liberarlos.

3. Reforma fiscal. Buscar la manera de recaudar mayores impuestos en la banca, telecomunicaciones y licores; así como la vuelta al impuesto a las transacciones financieras.

4. Más presencia del Estado. Incrementar la presencia del Estado en los canales de comercialización, dado el control de las importaciones de bienes para reducir la especulación.

Como se puede ver, esto en esencia es más de lo mismo con una mejora fiscal muy tímida, dado el ajuste cambiario que se está sugiriendo, pero sin atacar los problemas de fondo.

3. Merentes al ataque. Desde que salió del Ministerio de Finanzas, Nelson Merentes ha perdido influencia en el gobierno de Nicolás Maduro y los contactos son poco frecuentes entre ambos. Merentes es de la idea de que el Gobierno en el corto plazo debe postergar cualquier medida de ajuste hasta después de celebradas las elecciones legislativas, para poder retener el control de la Asamblea Nacional (AN). Luego podrá tener más margen de maniobra para tomar medidas de ajuste al estilo de Rafael Ramírez. En su opinión, una medida como la convergencia cambiaria sería altamente inflacionaria y contraproducente por el débil capital político del Ejecutivo en estos momentos.

Merentes propone un plan “sencillo” en el corto plazo:

1. Sistema de cambio dual… pero a favor de PDVSA. Al igual que la alianza Arreaza-Fleming-Jaua, piensa en un sistema de cambio dual, pero con una diferencia: Merentes propone incrementar la liquidación de divisas en Sicad II para sectores no prioritarios, permitiéndole a PDVSA vender una porción de las divisas provenientes de exportaciones petroleras.

2. Más deuda. Emisión de deuda externa, posterior a la centralización de los fondos paralelos en el Banco Central de Venezuela.

3. Más petróleo. Mayor agresividad en la firma de acuerdos petroleros para incrementar la producción.

4. Pagarle a los privados. Establecer un cronograma de pago de la deuda del Estado con el sector privado, especialmente con sectores prioritarios, para atacar el tema de la escasez. En el corto plazo, esto ameritaría una reducción de las importaciones públicas.

Merentes no se opone 100% al plan de Ramírez, pero destaca que el “timing” no es el adecuado y que la implementación de este plan puede llevarse a cabo entre 2016 y 2017, para estar en mejores condiciones frente a las próximas elecciones presidenciales.

4. ¿Qué se nos puede venir encima? La situación económica de Venezuela es alarmante. Mucho más grave que una recesión tradicional provocada por la caída de algún componente autónomo de la demanda, ya que obedece a una restricción agresiva de la oferta de divisas y con un entorno institucional adverso para el desempeño del sector privado. De esta forma, como ya lo hemos afirmado previamente, necesita mucho más que medidas aisladas: se requiere un plan de ajuste y estabilización de largo alcance con metas de corto, mediano y largo plazos.

Creemos que en las próximas semanas el Gobierno va a tomar algunas medidas, las cuales serán una mezcla de lo que han propuesto los diferentes actores dentro del chavismo. Esas medidas podrían ser:

1. Devaluación a través de un sistema dual, tal como lo proponen el grupo de Arreaza-Fleming-Jaua y Merentes, lo que descarta la convergencia sugerida por el equipo de Rafael Ramírez.

2. Incremento de precios en diferentes rubros, pero con un discurso contra la especulación en simultáneo. Aquí también saldría derrotado el planteamiento de Ramírez de flexibilización del control de precios.

3. Continuar con nuevos acuerdos petroleros para evitar una caída en la producción de barriles generadora de caja, un tema donde Ramírez seguiría teniendo el control.

4. Reordenamiento de la deuda externa, extendiendo los plazos de vencimiento pero incrementando el costo del servicio de la deuda externa. En este punto, Ramírez también saldría ganando.

5. Reforma fiscal con énfasis en mayores impuestos para la banca.

5. ¿Venezuela gana o pierde? Como puede verse, el gran derrotado sería Rafael Ramírez. El chavismo parece decantarse por la opción de postergar los ajustes significativos y continuar con paños calientes que le permitan sortear las dificultades. De esta forma, la economía venezolana continuaría con un desempeño mediocre caracterizado por alta inflación, decrecimiento, desindustrialización, mayor incertidumbre política e incremento del descontento social.

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Asdrúbal Oliveros 

Comentarios (1)

Frank Laguna
24 de agosto, 2014

el gobierno esta en una situación complicada: porque si bien aplicar las medidas que se requieren implican un enorme costo político, aplicar pañitos calientes que no resuelven esta crisis, también tienen un costo político bastante grande. en fin, esperar un año hasta las legislativas, con una crisis que solo empeora cada día, es un plan que les pude estallar en la cara.

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