Blog de Raúl Stolk

#DiariosDelPollo 3. El pollo ha muerto. ¡Viva el pollo!; por Raúl Stolk

Por Raúl Stolk Nevett | 25 de febrero, 2014

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Llevar el diario no ha sido fácil. Los días pasan lento, pero las horas no rinden. Mi atención ha estado concentrada en los hechos violentos que han estado ocurriendo en el país. No se puede desviar la mirada, por más que dé grima. Después de todo, es el mismo contexto que nos ha traído hasta aquí, a usted y a mí. Sí, usted. Me voy a tomar la libertad de dirigirme a su persona, querido lector. Incluso, creo que el momento que estamos pasando lo justifica. Últimamente estamos escasos de empatía, pero ésa no es la razón de este atrevimiento.

Tengo dos verdades que revelar.

La primera es que originalmente compré tres pollos, no uno. Lo sé, este tipo de noticias no se pueden soltar así. Pero era lógico. Ya me habían dicho que se morían facilmente. Y no tengo ninguna experiencia como criador de animales. En estas crónicas, como en cualquier megaproducción, nuestro héroe necesitaba dobles.

La segunda verdad no se puede soltar con la facilidad de la primera. Requiere una explicación. Quizás, como en las verdades más duras de la vida, quiero brindar unos momentos de procrastinación antes de estampar la realidad y nombrarla entera. Quizás sea eso.

En el último capítulo, habíamos dejado al pollo —ahora pollos— en su caja de cartón. Aquella fue una noche larga. Ya les conté sobre los rabipelados de mi cuadra y esa especie actúa despiadadamente. No van directo a la presa. La rondan. Hacen ruido. La aterrorizan. Lanzan un chillido que es un intermedio entre el maullido de un gato y el graznido de un ave nocturna. A veces parece el lamento de una persona agonizando. Toda la noche estuvimos escuchando a las bestias. Era un jugoso botín, claro. Cuando los oía más cerca, corría a prender la luz del patio y me asomaba para espantarlos. Pero los rabipelados no son tontos. Ellos no chillan cerca cuando van a atacar. Es parte de su juego macabro. El último alarido lo echan lejos, para confundir. Luego se acercan sigilosamente y, sin más, atacan.

Me había quedado dormido y, entonces, el escándalo me despertó. Sonó un vidrio rompiéndose, los pollos piaban agudamente y algo se alejaba lamentándose en dolor. Corrí al patio y encontré, tirada en el piso, la lámpara que había dejado para darles calor, con el bombillo estallado y la pantalla de metal —que estaba hirviendo— llena de sangre. Olía a pelos quemados. Los pollos estaban completos, pero uno yacía con los ojos cerrados en una esquina de la caja.

Es posible que su corazón no haya podido con el susto.

Era débil, no tenía chance, no tenía vida.

Los otros dos sí eran ejemplares de concurso. Pata Grande de pura raza. Bastante fuertes. Lo fueron desde el principio. Y ahí estaban. Llenos de vida y felices de verme rescatarlos de el horror.

El horror. ¡Qué ironía!

Mientras tanto, allá afuera, la situación de la calle empeoraba. El presidente Nicolás Maduro había girado instrucciones —en cadena nacional, emulando a su predecesor— para que apresaran al líder opositor Leopoldo López. Las protestas a nivel nacional iban en aumento. El ambiente estaba tenso. Pero la vida de los pollos transcurría con total normalidad. Tenían mucho apetito y tomaban bastante agua. Veía cómo iban espigando y empezaban a dejar su aspecto de pollos de feria con el cambio de plumaje.

López había decidió entregarse durante una manifestación que se había organizado contra los grupos armados en Venezuela. Sería épico. La gente marcharía hasta cierto punto y luego él caminaría solo hasta donde estaban las autoridades. Me acerqué a lo que terminó siendo una concentración, pues la policía y la Guardia Nacional no dejó que la marcha llegar a su destino. Entonces, alguien nos dijo que López se había entregado sin novedad. Yo estaba con unos colegas, abogados todos, y tras ver que el evento amainaba, nos fuimos a almorzar. Mientras terminábamos el café. A través de la puerta del local —esas típicas puertas de tasca con vidrios y vitrales— vi una imagen que parecía sacada de las caricaturas de Hanna Barbera.

#DiariosDelPollo 3. El pollo ha muerto. ¡Viva el pollo!; por Raúl Stolk 640b

Una turba como de un centenar de personas corriendo hacia el norte a todo dar y, 15 segundos después, hacia el sur. La escena se repitió dos veces más antes de que me asomara. “!Leopoldo! !Leopoldo!” Un enjambre de miles de personas rodeaban la camioneta donde se llevaban al dirigente opositor. Algunos colgaban de los lados del vehículo y se sacudían con cada movimiento brusco, como muñecas de trapo. En efecto, hay versiones de lo épico.

Regresé a la mesa para pagar la cuenta y mi esposa me llamó por teléfono.

— ¿Aló? No me vas a creer lo que acabo de ver…

— Los pollos están muertos.

— ¿Qué?

Pensé que Apolonia estaba bromeando. No ha parado de quejarse porque dice que le endilgué los pollos, que no me ocupo… pero no:

— Sí. Fui a cambiarles el agua y me los encontré, a ambos, con la cabeza hundida en el platico. Muy sospechoso. Como si los hubieran asesinado. Tenían moscas encima y todo.

Afortunadamente no dio tiempo de que nuestra hija se encariñara con los pollos.

A ver: si bien le he mentido en el pasado, respetado lector, creo que las revelaciones que acabo de hacer deberían darme licencia para pedirle una nueva oportunidad y me crea lo que a continuación les voy a contar. Al ver mi cara pálida, uno de los amigos abogados que estaban conmigo me preguntó qué me pasaba.

— Me mataron a los pollos…

— ¿…?

Le expliqué. Me escuchó con atención. No parecía sorprendido. Y entonces fue cuando me dijo:

— Chamo, yo tengo dos pollos…

— ¿Ah? —el incrédulo era yo.

— Sí, dos pollos. Mis hijos se los trajeron del conuco de mi suegra. Tienen como dos semanas. No son nada de raza, como esos que tú me dices. Son pollos picatierra. Pero ahí están… ¡y me tienen loco!

Ante la posibilidad de salvar el experimento brinqué y los acepté. Estas casualidades hay que saber leerlas y aprovecharlas: una segunda oportunidad (o, en este caso, una cuarta y una quinta).

#DiariosDelPollo 3. El pollo ha muerto. ¡Viva el pollo!; por Raúl Stolk 640c

Hoy Leopoldo López sigue preso. No parece que lo vayan a juzgar en libertad. La oposición venezolana, en uno de los momentos más críticos de los últimos años, se encuentra dividida entre dos posiciones (y todas las degradaciones que se encuentran entre una y la otra). La de López, que exige un cambio inmediato de presidente, y la de Henrique Capriles, más moderada, que le pide al Gobierno que haga su trabajo o habrá que cambiarlo.

Hace un par de días regularon las compras que se pueden hacer en PDVAL: sólo se puede comprar un día a la semana, determinado por el último número de cédula de identidad. ¡Quién sabe lo que vendrá! Los anaqueles se vacían. La escasez es como la nada de Michael Ende. Creo que arrancamos la cría de pollos a tiempo.

Los pollos que me donaron son una semana mayores que los tres originales. Son feos, adolescentones. Los míos ya habían empezado a echar las plumas y no se veían tan mal, pero estos están colorados y a la vez pareciera que tuvieran alopecia. En fin, ya superaron la etapa crítica. Sobre lo que me advierten de estos polluelos, por su edad, es que tienden a pelear entre ellos y uno puede matar al otro. Ya veremos si estos dos pollos se pueden llevar bien.

De eso, en gran medida, depende el éxito de este experimento.

NOTA: ningún pollo fue dañado intencionalmente. Un veterinario confirmó que habían muerto de causas naturales. Se dispuso de los cadáveres de acuerdo con los procedimientos de Ley. Fue carísimo.

***

#DiariosDelPollo 1. La búsqueda fallida; por Raúl Stolk

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#DiariosDelPollo 2. La marcha y el pollo; por Raúl Stolk

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#DiariosDelPollo 4. Brevísima reflexión a una semana de la muerte del pollo, por Raúl Stolk

#DiariosDelPollo 4. Brevísima reflexión a una semana de la muerte del pollo, por Raúl Stolk 496

Raúl Stolk Nevett 

Comentarios (13)

@LeonaCaraquista
25 de febrero, 2014

Jajajajajaaaaaaaaa la “Nota” me saco carcajadas! Tus #DiariosDelPollo son lo maximo. En la proxima entrega tienes que divulgar el total de bolivares invertidos en el experimento.

Wolfhang Caltieri
25 de febrero, 2014

A pesar de La Critica Situacion del Pais, No pensaba perderme Este Interesante Culebron de pollos, y aunque se estan pervirtiendo las Bases y Los Principios (cosa Comun en el Pais General)del Reto, gracias a Tu Pluma, El Guion se hace mas Interesnte con cada Entrega,ahora con visos de Thriller, quiza luego salga una Polla… Gracias por Darnos un Respiro en este Ambiente Lacrimogeno…

Patricia
25 de febrero, 2014

Me confieso “pollo adicta” pero a tu diario, es algo que necesitamos en esta Venezuela de crisis, casi es una tragicomedia como la que vivimos a diario. Espero la próxima entrega y ojala estos nuevos no mueran de causas naturales.

Tirso Gorrin Ferro
25 de febrero, 2014

Raúl, te tengo una mala noticia,si los pollos que te regalaron son los de la foto, estas en un grave problema,estos no son ningunos picatierra, son de raza,es decir de pelea, te tocará separarlos , sino uno acabará con el otro, así que prepárate para seguir escribiendo sobre el pollo, estos dos no se llevaran bien ,así como no se han podido conciliar las dos partes en que esta dividido nuestro país. Excelente artículo.

Hernani
25 de febrero, 2014

Enhorabuena por esta: “Corta vida de Pollo” Continuará…

Mendtirosa
25 de febrero, 2014

JAJAJAJAJAJAJAJAJA me he reído hasta más no poder con el #diariosdelpollo 1,2 y 3, aunque presiento que no me reiré tanto el día que les toque su hora.

Julio
26 de febrero, 2014

Encantador, en medio del desastre

Roberto Mata
27 de febrero, 2014

Fabuloso Raúl! llego la hora de hacerle unos retratos a esos pollos, para la presentación en sociedad.

Francisco Castillo
28 de febrero, 2014

Raúl, hay que investigar la muerte de los dos pollos que quedaban. Como dijo Apolonia, su muerte fue altamente sospechosa y con lo eficiente que es nuestra policía científica seguro da con la respuesta en tiempo record. Excelente narrativa, no me pierdo el próximo capítulo, sobre todo con la amenaza que indicó otro lector que los nuevos pollos no son picatierra, sino de pelea. ¿Reflejarán al “bravo pueblo”? Felicitaciones y mil gracias por esa excelente nota de humor que nos permite resistir todo lo que está pasando y que se avecina

Isa
28 de febrero, 2014

Ok, a presentarlos en sociedad pero con cuidado, te los pueden robar!

Ignacio Arias
2 de marzo, 2014

Presiento que esto terminara muy mal… quizas peor que el recuerdo que tengo de unos pollos de verbena del colegio… comenzamos dizque con un pollo y ya van tres occisos y un contuso (rabipelado por lampara). Los “donados”, que ya traen mala reputacion y aspecto “malandroficial”, muy seguramente no terminen estos carnavales bien. Sospecho que la infantipollicida en serie terminara siendo Alopecia… perdon, Apolonia.

Christian Martinez
4 de marzo, 2014

Hola, Raúl. Ahora me toca a mí mentir: No estaba esperando el tercer capítulo sin ansias, ni incertidumbre.

Pedazos de crónicas estas para pasar un rato agradable. Me ha sorprendido tantos desenlaces desde la primera entrega.

Yo también empecé mi cría de pollos, pero hace unos cuántos meses. Terminaron enfermos y regalados. ¡Fue una cara y triste historia!

¡Saludos! ¡Cuídate de la presunta asesina de aves! 🙂

Mairin
10 de marzo, 2014

Definitivamente, me ha enganchado el diario de los pollos! Lo he disfrutado mucho ! Yo intente criar uno una vez, hace como un año, termino con un lazo y se llamaba chicken, también murió por causas naturales, o quizás fue un infarto de tanta comida! Muchas Gracias por compartirnos tu experiencia 🙂

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