Literatura

Día 4. Decir la palabra ‘gracias’; por Antonio López Ortega // #RafaelCadenasEnGranada

Este post es el cuarto de la serie #RafaelCadenasEnGranada, escrita por Antonio López Ortega sobre la visita del poeta venezolano Rafael Cadenas a la ciudad de Granada, en España, como ganador del XII Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Si desea leer la entrega correspondiente al Día 1, haga click acá. Si desea leer la entrega correspondiente al día 2 haga click acá y, para leer la entrega correspondiente al Día 3, haga click acá.

Por Antonio López Ortega | 24 de mayo, 2016
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El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, y Rafael Cadenas, quien sostiene el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Fotografía de Nela Ochoa.

I

Un diario granadino comenta que el poeta Cadenas no ha asistido al acto con traje de etiqueta, pero quien firma la nota obviamente desconoce muchas cosas. Y para comenzar la propia poesía del maestro, que ha jugado siempre al  desprendimiento, al despojamiento.

Volvemos al Centro Federico García Lorca, que es donde se hará la premiación. En la pantalla de fondo domina el color rojo, con un dibujo superpuesto de García Lorca, pero también el entablado del escenario lleva una alfombra roja. Toda la escena proyecta una elegancia austera. Un ramo de flores hace las veces de mascarón de proa de la única mesa larga, donde hay tres puestos bien dispuestos, y hacia el extremo izquierdo hay un podio, que también exhibe otro ramo de flores en la base. En la mesa se terminarán sentando el Alcalde de Granada, un miembro del Cabildo y un representante de la Junta de Andalucía.

Un moderador con pajarita llama a Cadenas, quien sube al escenario por una escalerilla central. Segundos antes se ha anunciado que es el ganador del Premio Internacional de Poesía García Lorca 2015, y el público sigue aplaudiendo mientras el poeta sube por los escalones. Se dirige directamente al podio, porque así se lo señala el moderador, pero ha dudado antes, porque le parecía propicio saludar a las autoridades del presidio. Cuando finalmente llega al podio y se vuelve para ver al público cara a cara, se da cuenta de que el público todavía aplaude, algunos incluso de pie, y guarda silencio con una sonrisa leve.

II

Cadenas saca del bulto unos papeles y los ordena. Alza los ojos hacia el público que ahora enmudece y emite estas primeras palabras: “Este premio es un inmenso honor del que no he podido recuperarme. No se me malentienda: es que me ha conmovido sobremanera. Debo decir gracias. Una vez más tengo que usar esta palabra incansable”.

Ya el enunciado marca el tono de su discurso: pausado, meditativo, humilde. Luego se extiende:

“El premio significa mucho para mí, para los poetas venezolanos y para mi país, que está sufriendo más de lo soportable a causa de una crisis total de la que es responsable el actual régimen. Pero no voy adentrarme en esto, por lo demás muy sabido aquí. Ya habrá otra ocasión para hacerlo. Hoy es la poesía la que nos convoca con toda la gravitación, la sencillez y la generosidad de Granada”

Justo un enunciado para contextualizar un premio que se da en una semana apremiante y dolorosa, llena de malas noticias.

Quizás por deferencia con el público, Cadenas comienza a rememorar su lecturas españolas de cuando tenía catorce o quince años: Cervantes, León Felipe, Antonio Machado, Juan Ramón Giménez y, por supuesto, Federico García Lorca y sus compañeros de generación, sobre todo Rafael Alberti y Pedro Salinas, y un poco después Jorge Guillén y Luis Cernuda. “Ellos han sido mi base, también para la prosa. Luego la vida me llevaría a dar clases de poesía española durante 37 años en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela”.

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Rafael Cadenas lee su discurso ante las autoridades y asistentes a la ceremonia de entrega del Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Fotografía de Nela Ochoa.

Rafael Cadenas amplía esa relación de décadas:

“La primera vez que leí poemas en la Residencia de Estudiantes de Madrid, hace muchos años, sentí que estaba en un lugar entrañable. Después he regresado y he tenido el mismo sentimiento, que no puedo llamar sino de reverencia, porque alojó a esos poetas y presentó a muchas otras personalidades de la cultura, tanto de España como de otros países. De la generación del 27 refulge Federico García Lorca, por haber remozado las formas tradicionales del poema, profundizándolas, por la hondura trágica de su voz, por ser un mártir de la libertad. Pero él es más vasto que su imagen usual”.

El tiempo se vuelve poroso; el silencio, espectral. Un poeta, frente a un micrófono que parece un acento del aire, embelesa a la audiencia con su única voz. Nadie tose, nadie respira. Es un ambiente de contención, de admiración. La lengua envuelve todo el sentido, las palabras parecen peces vivos que flotan. Por un momento las desgracias han quedado fuera, para que el sentido de humanidad crezca, para que la vida muestre lo mejor de sí cuando la concordia gana los ánimos.

Las últimas palabras del maestro tocan aspectos esenciales:

“En realidad, no sabemos lo que es la poesía, pero la reconocemos cuando aparece, sea en el vivir, sea como escritura. Por eso se desliza en todos los terrenos y en todos los géneros. A veces, paradójicamente, no está en el poema. Hay épocas en las que la prosa dice más que la poesía, porque ésta que es un milagro no aparece. Oigamos una estrofa de San Juan de la Cruz cuando interroga a las criaturas: ‘Y todos cuantos vagan/ de ti me van mil cosas refiriendo/ Y todos más me llagan/y déjame muriendo/ un no sé qué que quedan balbuciendo’.”

III

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Rafael Cadenas, con el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Fotografía de Nela Ochoa.

El poeta concluye y se produce el mismo efecto del comienzo: el público se pone de pie y no para de aplaudir. Granada se rinde ante la poesía del maestro y, por extensión, ante la poesía venezolana de los últimos tiempos, una de las mejores del continente verbal, aunque en muchos casos se desconozca. Cadenas es uno de nuestros grandes embajadores, pero no el único. Detrás de él, o a su lado, están Montejo, Sánchez Peláez, Gerbasi, Enriqueta Arvelo, Ramos Sucre, por sólo hablar de los que ya se han ido. Llegar a este momento tiene un hálito de construcción, de suma, que todos hemos hecho posible. Es el país que expone su imaginario, que exalta el paisaje, que describe nuestras formas de amar, pero también nuestros ritos de despedida cuando le decimos adiós a los muertos.

El contraste es evidente y es el que salta a la luz para el espectador más desprevenido. Por un lado, el aire de las alturas, la conquista del espacio verbal, la excelencia llevada al extremo; por el otro, el destino de podredumbre, nuestras miserias históricas, las taras que nos congelan los tiempos que ya deberían ser los nuestros. Un poco de poesía, entendida como el baño que necesitan las almas, se hace necesario para el otro país que muere de manera inmisericorde. Que las palabras celebratorias atraviesen el océano como una transfusión, que la poesía no sea sólo la de las páginas que nos encierran en mundos imaginarios sino también la de la vida más terrenal que alimentas sonrisa, genera caricias o nos hace ser cada día más humanos y conscientes del valor de la libertad.

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Día 2. La noche de Luis García Montero; por Antonio López Ortega #RafaelCadenasEnGranada botón

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Comentarios (4)

Ana María Del Re
25 de mayo, 2016

Muy acertadas las cuatro Crónicas de Antonio López Ortega sobre Rafael Cadenas en Granada. La cuarta y última crónica, particularmente, es hermosa y conmovedora. Felicitaciones una vez más a Rafael Cadenas y a Antonio López. Un gran abrazo.

mercedes Da Silva
25 de mayo, 2016

PROFESOR RAFAEL CADENAS;un orgullo para toda mi vida cuando fui su alumna.Su hablar quedo,sus silencios,su poesía, y todos nosotros hipnotizados en su clase.Con su gran humildad y riqueza espiritual nos proyectaba a otra dimension de paz y tranquilidad.Felicitaciones por EL XII PREMIO INTERNACIONAL FEDERICO GARCIA LORCA.

mercedes Da Silva
25 de mayo, 2016

Fui su alumna.La descripcion del PROF.CADENAS con su bulto de todos los dias, “saca unos papeles y los ordena”. asi llegaba a clases.Nos dio clases de POESIA ESPANOLA EN LA ESCUELA DE LETRAS DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA.Quien escribe este articulo ANTONIO LOPEZ ORTEGA describe al PROF. O POETA tal como es “El tiempo se vuelve poroso;silencio,espectral”, “embelesa a la audiencia con su unica voz”.Asi eran sus clases.Con su hablar quedo,sus silencios y una gran humildad. “es un momento de contención,de admiración”.Gracias ANTONIO LOPEZ ORTEGA supo captar al GRAN POETA en toda su esencia.

Ramón Guillermo Aveledo
3 de julio, 2016

Cadenas siempre es Cadenas. Sin ser pesado, no sabe ser liviano. Siendo profundo, no sabe ser solemne. Como lectores de poesía, no podemos sino estarle agradecidos. Como barquisimetanos y lisandristas, no cabemos de orgullo. Como venezolanos, compartir su ciudadanía es un gran compromiso.

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