- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

De nuevo el DICOM: ahora con Goldman Sachs y la Constituyente; por Ronald Balza Guanipa

Fotografía de AFP

Fotografía de AFP

El 27 de marzo de 2017 el Presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció su decisión de “activar, a partir de la próxima semana, un nuevo modelo de DICOM, que permita perfeccionar y construir a mediano plazo, con éxitos tempranos, un sistema de acceso a las divisas de todos los sectores productivos y de todos los venezolanos, con el mismo sistema de participación que nos permita estabilizar el precio de nuestra moneda en relación a la convertibilidad”. Sobre “el dólar criminal de Miami, el llamado Dólar Today”, afirmó que “tenemos que vencerlo, neutralizarlo, ahogarlo, acabarlo, desaparecerlo de nuestra vida y construir, con el nuevo DICOM, un sistema donde todos accedamos progresivamente a las divisas convertibles para el desarrollo del país”. Para esto, dijo: “Estamos garantizando con la venta de dólares de ese mercado por parte de las empresas públicas, pero además, yo invito al sector privado, por enésima vez” [sic].

Por enésima vez no cumplió el plazo indicado: pasaron dos meses y, por enésima vez, el gobierno y el Banco Central de Venezuela (BCV) anunciaron como nuevo el mismo mecanismo. También, por enésima vez, lo hicieron luego de reconocer que el vigente no garantizaba acceso, estabilidad ni desarrollo, porque no era eficiente, racional ni transparente. Y, lamentablemente, lo hicieron en un contexto mucho peor.

1. El DICOM y la transparencia

Según el Convenio Cambiario Nro. 38, el BCV y el Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas procurarán “el debido equilibrio del sistema cambiario, y generar las condiciones propicias para que el funcionamiento del mismo responda a sanas prácticas favorables, a la atención ordenada de la demanda de moneda extranjera por todos los sectores, brindando transparencia en el proceso de formación de precios y tipos de cambio” [Art. 15].

Sin embargo, el BCV no publica desde 2015 las cifras de inflación, balanza de pagos, posición de inversión internacional, cuentas nacionales ni el resto de la información oficial que no sólo le corresponde, sino que publicaba con reconocida confiabilidad y oportunidad hasta hace pocos años. Tampoco los informes anuales, semestrales y de fin de año que el emisor presentó por décadas. Y, por otra parte, el Ministerio de Finanzas no publicó para 2017 su Presupuesto, ni su Marco Plurianual, ni las cuentas del FONDEN, los Fondos Chinos y el resto de los fondos parafiscales. Sin sanas prácticas y transparencia del BCV y el Ministerio, no puede esperarse que el sistema que presentan sea confiable para alguien.

2. El DICOM, el DIPRO y la no intervención humana

A través de una nota de prensa, el BCV informó el 23 de mayo de 2017 que “el sistema de subastas DICOM sustituye al régimen administrado de divisas a dos bandas que comenzó a funcionar en marzo de 2016: DIPRO (Cambio de Divisas Protegidas), dirigido a operaciones de bienes y servicios, y remesas identificadas como prioritarias; y DICOM (Cambio de Divisas Complementarias), orientado al resto de productos de consumos”.

La nota tiene dos imprecisiones. La primera, que DIPRO y DICOM no fueron definidos como un sistema de bandas con un único tipo de cambio entre ellas, sino como dos tipos de cambio diferentes. La segunda es que el Convenio Nro. 38 sólo eliminó el artículo 17 del Convenio Cambiario Nro. 35 que los define (Gaceta Nro. 40.865 del 9 de marzo de 2016). Este no está en el Capítulo I, dedicado a las operaciones de divisas con el DIPRO. Es allí donde se fija el tipo de cambio en 9,975 bolívares por dólar para la compra, y en 10,00 bolívares por dólar para la venta, destinados a usos “protegidos” por sus redactores.

Las deficiencias comunicacionales pesan cuando la credibilidad es un objetivo. Sin embargo, también importa la opinión que tiene sobre su destinatario quien hace un anuncio. No es muy buena la del Vicepresidente para el Área Económica hacia sus oyentes cuando les ofrece, sin mencionar el DIPRO, “un nuevo sistema económico informático que busca la transparencia y la no intervención humana en el proceso de administración y liquidación de divisas”. Según cálculos de Asdrúbal Oliveros y Jean Paul Leidenz, “alrededor del 65,0% de las importaciones este año serán controladas por el sector público. Y dentro de esta proporción, el 75,3% se realizarán a tasa DIPRO, que no ha sido eliminada”. La intervención humana en la asignación de estas divisas es evidente. Tanto como la necesaria para la redacción del Convenio Cambiario, la determinación de la banda, la gestión de la subasta de contingencia, el diseño de “sistema económico informático” y la creación y composición del Comité de Subastas de Divisas (Art. 7) y de sus comités ad-hoc (Art. 10).

3. El DICOM, el equilibrio y la primera subasta

El Convenio que procura “el debido equilibrio del sistema cambiario” define, sin embargo, una subasta de contingencia para “resolver el desequilibrio entre demanda y oferta”. Esta subasta tendría lugar cuando “por un exceso de demanda u oferta, no logre asignar las divisas demandadas” dentro de la banda de precios establecida por el BCV para la denominada subasta ordinaria. En ésta, demandantes y oferentes de todos los sectores “participan sin más restricciones que el cumplimiento de las condiciones establecidas en su convocatoria”. Cuando no puedan cumplirse, en la subasta de contingencia “se priorizará la participación de acuerdo a criterios vinculados al sector, actividad o productos previamente definidos”. Si ni aun así lograra “producirse la adjudicación, conforme a las reglas del sistema económico/informático se realizará por un procedimiento aleatorio” (Art. 3).

El tipo de cambio “fluctuará en el rango establecido entre el límite superior e inferior” de “un sistema de bandas móviles monitoreadas” que debe anunciar el BCV. Por esto, la elección de las bandas debería determinar el tipo de subasta que pueda aplicarse. En consecuencia, si la demanda supera la oferta y se aplica la subasta de contingencia, la adjudicación no podría ser transparente ni el tipo de cambio de equilibrio.

La primera subasta del DICOM (cuyos resultados se divulgaron el 31 de mayo de 2017) fue calificada como ordinaria por el Comité convocante. Sin embargo, el director del Comité hizo dos afirmaciones contradictorias: primero, que “la oferta disponible consiguió solventar la demanda de divisas a un tipo de cambio que se encuentra dentro de las bandas que estableció el BCV”; después, que sólo “se logró satisfacer el 59% de la demanda realizada” por las personas jurídicas y el 55% de la demanda de las personas naturales inscritas. No explicó cómo el “procedimiento electrónico e informático” alcanzó un equilibrio y eliminó “la discrecionalidad humana en… la asignación de divisas”, habiendo quedado insatisfechas cerca del 40% de las demandas hechas.

Sean subastas ordinarias (como la primera) o de contingencia, la semejanza con las subastas del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) es evidente. Recordemos la quinta convocada para sectores específicos el 21 de octubre de 2013. En ella se adjudicaron 95.036.000,00 de dólares a “865 empresas: 102 de los sectores alimentos y comercio (únicamente productos de la cesta navideña); 392 de los sectores automotor y caucho (únicamente repuestos y fabricación de productos de caucho); 132 del metalúrgico; 136 fabricantes de papel y productos para artes gráficas, así como de químicos para tintas; 71 del sector químico (únicamente sustancias químicas básicas); 7 del sector exportador (únicamente insumos y materias primas) y 25 del sector comercio (únicamente juguetes)”. Si este procedimiento hubiera resuelto algún problema, no necesitaríamos uno nuevo.

4. El DICOM y los paralelos

Los marcadores del paralelo existen únicamente porque no existe un mercado de divisas en el que la oferta y demanda de dólares a cambio de bolívares determine directamente el tipo de cambio de equilibrio en Venezuela. Asdrúbal Oliveros y Jean-Paul Leidenz presentan tres marcadores diferentes, aunque aparentemente relacionados entre sí: Dólar Today, Dólar Cúcuta y Bitcoin. El Dólar Cúcuta se calcula por medio de una operación simple que toma como referencia un precio del dólar en pesos en Colombia para, utilizando un precio en pesos del bolívar en Cúcuta, obtener indirectamente un marcador de tipo de cambio. Que Dólar Today y Bitcoin se desvíen del Dólar Cúcuta o incidan sobre él no es claro. Sin embargo, determinar las razones por las cuales suben y bajan estos valores es útil para el diseño de la política cambiaria: los marcadores existen únicamente porque no hay un tipo de cambio de equilibrio, pero sí una oportunidad para enviar señales extraordinariamente rentables sobre él. Influir sobre sus determinantes podría reducir el tipo de cambio esperado cuando se abandonan los controles y se pone en funcionamiento un mercado.

El nuevo DICOM no crea un mercado de divisas. No hace pública información esencial, ni incluye como operadores cambiarios a todos los bancos y casas de cambio del país. No se define en un marco de políticas fiscales y monetarias transparentes y coherentes, ni se adopta con políticas creíbles que hagan posible una inversión productiva y duradera en el país. Por tanto, el nuevo DICOM fortalecerá los marcadores del paralelo en lugar de acabarlos.

5. El DICOM y la inflación

El Convenio Nro. 38 establece que la tasa de cambio “a considerar para la estructura de costos”, será la correspondiente a “la última subasta” realizada incluso para “las personas jurídicas que utilicen sus divisas, no adquiridas a través del presente Convenio Cambiario, para la importación de materia prima, insumos, bienes intermedios y finales, para su proceso productivo” (Art. 12 y 17). Por tanto, el incremento en el tipo de cambio debería reflejarse en los precios controlados utilizando el DICOM. Sin embargo, no puede atribuírsele a este cambio la inflación que ya desde hace meses se ha acelerado al no tomar decisiones que resuelvan problemas tantas veces advertidos. La inflación no sólo responde a los tipos de cambio oficiales y a los marcadores del paralelo: también la explican las restricciones para producir e importar, la destrucción de canales de distribución formales, las amenazas al sector privado y el financiamiento monetario del gasto público. Sin atender todos sus determinantes en un sistema de precios libres no podrá frenarse su avance.

6. El DICOM, Goldman Sachs y la Constituyente

Aunque con el nuevo DICOM los redactores del Convenio Nro. 38 esperan atraer “posiciones mantenidas por personas naturales y jurídicas del sector privado que desean presentar sus posturas de oferta y demanda” (Art. 1), no tienen en cuenta las razones para demandar bolívares, sin las cuales la oferta de dólares no aumentaría. El precio del dólar podría estabilizarse, e incluso reducirse, si la oferta de dólares creciera tanto o más que su demanda en Venezuela. O, dicho de otro modo, si la demanda de bolívares a cambio de dólares creciera tanto o más que su oferta en Venezuela. Por supuesto, utilizar parte de la disponibilidad de divisas en el DIPRO y mantener el financiamiento monetario de PDVSA a través del BCV presionan en sentido contrario. Pero estos elementos sólo se suman a noticias que cada día son peores.

Tres noticias muy recientes coinciden con el anuncio del DICOM: la convocatoria a una Constituyente sin cumplir con los mandatos constitucionales, las protestas contra el gobierno y la venta de deuda de PDVSA a Goldman Sachs por el BCV por un 31% de su valor divulgada por un medio extranjero y no explicada por el emisor. Estas noticias exponen estruendosamente la inseguridad jurídica venezolana, la desesperada situación de las reservas internacionales y la disposición de los funcionarios del Estado para negociar activos públicos en condiciones tremendamente desventajosas y lograr un alivio muy temporal a estrecheces de divisas para sus propios gastos. En este caso es evidente que exportaciones, inversiones y préstamos no ocurrirán en las magnitudes necesarias para incrementar la oferta de dólares, mientras la demanda continuará impulsada por motivos precautivos y especulativos. En este contexto no puede esperarse la estabilización cambiaria en Venezuela, sino todo lo contrario.

7. ¿Y entonces? ¿Dolarizamos?

La dolarización, a pesar de los argumentos de sus defensores, empeoraría aún más las condiciones económicas del país. No es cierto que el supuesto apoyo de la mayoría a la idea, la relación directa entre el precio de algunos bienes y el paralelo, así como la realización de algunas transacciones directamente en dólares, sean pruebas del inicio de un proceso informal de dolarización. La diversificación de portafolios, los vínculos entre precios y tipos de cambio y la coexistencia de medios de pago se registran en países que tienen sus propias monedas, siendo Colombia un ejemplo muy cercano.

No es la sustitución del bolívar por el dólar la garantía de una “camisa de fuerza” que ponga orden en cuentas fiscales, inhiba la corrupción y frene la inflación. Es un diseño institucional que contenga el abuso de poder y la irresponsabilidad en su ejercicio. Es allí donde está el verdadero reto y la creación de un mercado de divisas es apenas un componente, esencial, en esa tarea.

***

LEA TAMBIÉN:

consideraciones-a-proposito-de-el-nuevo-dicom-en-venezuela-asdrubal-oliveros-1

el-nuevo-dicom_ver-bandas-para-creer-oliveros

portada-victor-salmeron