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Con la gracia del creador; por Rubén Monasterios

Este texto hace referencia a la exposición “Un gesto de Gracia” a inaugurarse el 12 de Julio de 2015 en la Hacienda la Trinidad y en la galería Cubo 7 donde se expondrá la obra del fotógrafo Miguel Gracia.

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Fotografía de Miguel Gracia [Premio Nacional de Fotografía 2006] / Haga click en la imagen para ver en tamaño completo

El baile —tanto como todas las demás artes interpretativas— es efímero: un soplo,  un destello, un suspiro; vemos un espectáculo de ballet o danza moderna y la menor distracción puede hacernos perder el instante sublime en el que se configura la belleza mediante la pose,  el salto, la elevación, el desplazamiento… Por suerte, en función de captar esos instantes fugaces, el ingenio humano logró desarrollar la fotografía, y con ella aparece el  oficiante de una forma inédita de las artes visuales, el fotógrafo.

De esta especialidad de la creación artística contemporánea un conspicuo  representante es Miguel Gracia; inolvidable amigo ese aragonés caraqueñizado, de aspecto rústico y sensibilidad exquisita; un hombre que despertó el afecto de quienes lo conocimos personalmente por su bonhomía; un artista  a quien todos los venezolanos le debemos respeto y reconocimiento, por su rol de  documentador del baile artístico  y el teatro dramático en nuestro país; sin su presencia, nuestra memoria cultural sería más parca.

Las  imágenes son pura poesía del movimiento detenido en un momento crucial por la lente; si fuera necesario aportar testimonios de la naturaleza artística de la fotografía, esta muestra sería suficiente. Aunque simpática, es apenas una verdad a medias la frase publicitaria usada a finales del s. XIX por Kodak, la compañía pionera en el desarrollo de la fotografía de aficionados: “Usted haga click, que nosotros nos encargamos de todo lo demás”..  Lo cierto es que de no intervenir el talento artístico, uno puede apretar el botón docenas de veces sin lograr la belleza de estas imágenes en las que además de los volúmenes armoniosamente distribuidos en el espacio y  de los contrastes impresionantes de luz y oscuridad, se hace sentir la alegría, la amargura y demás emociones posibles de expresar en el baile escénico.