Blog de Sumito Estévez

Carta a nuestros diseñadores gráficos e industriales; por Sumito Estévez

Por Sumito Estévez | 6 de febrero, 2016
CARTA A NUESTROS DISEÑADORES GRÁFICOS E INDUSTRIALES POR SUMITO ESTÉVEZ 640

Algunos de los productos de una marca griega que exporta alimentos orgánicos del país. Esta serie de productos se llama Stories of Greek Origins.


 

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Chela vive en la vieja carretera que une a Los Robles con La Asunción. Pocos carros pasan por allí desde que se hizo la autopista, lo que es una suerte porque la zona conserva un testarudo aire rural a apenas un par de kilómetros de una isla de Margarita que va modernizándose de manera desordenada. El patio de su casa es un caney de unos sesenta metros cuadrados, con piso pulido, columnas de cemento prefabricadas de las que se compran en mitades y se ensamblan, varias hamacas guindadas justo en el borde y un techo de palma de factura impecable. Un poco más allá, en una pequeña área también techada pero separada del caney, ella y su esposo construyeron hace catorce años una cocina lo suficientemente cómoda como para hacer sancocho para cincuenta personas.

Un sancocho de cachúa con quimbombó, ocumo y pan de año humea quedo. Algunas personas pican en cuatro unas tortas de casabe. Llego puntual a esta invitación de domingo al mediodía. Hay bastantes carros en la estrecha vía de tierra y la algarabía que escapa desde adentro del muro perimetral del terreno de Chela anuncia una buena tarde.

Me recibe radiante la anfitriona y, a medida que me acerco al caney, una enorme pancarta dice: “Gracias por el apoyo a nuestros emprendimientos”. Más abajo de esa frase están los nombres del chef Rubén Santiago, el mío, el logotipo de un espacio que hice para vender sus productos llamado Rincón Asuntino y los logotipos de una universidad, una alcaldía y un ente de turismo.

¡He llegado a una fiesta en mi honor! Más allá de lo halagador que es y del masaje para mi ego, saber que me agradecen el esfuerzo con esta fiesta significa muchas cosas. Cosas por las cuales muchos venimos trabajando desde hace varios años.

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El movimiento de pequeños emprendimientos gastronómicos en la isla de Margarita es notable. Telúrico. Se dio una tormenta perfecta en la que se sumaron organizaciones civiles y gubernamentales de gerencia cultural, alcaldías, universidades dispuestas a dar herramientas en emprendimiento, ONGs de cultura financiera y chefs con mucho ánimo de sudar y hacer transferencia tecnológica.

No existe una sola semana en la que en varios lugares de la isla no haya eventos de calle para comprar los productos que se hacen cada día en casas de familia. Ya en Margarita es normal ver esos productos en los bodegones compitiendo con las exquisiteces importadas.

Los chips de pan de año de Alberto, los chorreaditos de coco de Helen, la mermelada de ají dulce de Doris, los dulces de Chelita, los antipastos de Ryna, los panes de Lourdes, los bombones rellenos de frutas margariteñas de Michelle, el licor de ají de Mariflor, los frapés de Rubén, los aceites y harinas de coco de Enmanuel, la miel de papelón de Mary, el licor de tamarindo de Elianny, las pepitonas picantes de Freddy. ¡Nombres y nombres de personas y productos que la gente se sabe y los busca!

Un país, unos sueños, una expresión cultural envasada en frascos: una Venezuela para exportar.

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Todos esos emprendimientos surgieron de personas con buenas ideas, pero con mucho miedo. Todos son emprendimientos familiares y en todos están involucrados varios miembros de esas familias.

Todos los involucrados tenían sus trabajos regulares, su quince y su último. En sus ratos libres fueron pasando por una compleja curva de aprendizaje que va desde aprender a cobrar, hasta garantizar insumos, descubrir que las recetas no quedan igual y hay que aprender a resolverlo, patear la calle para inscribirse en festivales o convencer al dueño de un supermercado para que compre sus productos, sufrir la competencia que aparece luego de allanado el camino, preguntarse cuál es el equilibrio entre costo y ganancia sin salir del mercado, saber cuantos días durará el producto antes de deteriorase, tenerle miedo al sintagma nominal inspector de impuesto sin haber visto ganancia, preguntarse cuánto dinero de las ventas debe usar para el mercado de la casa y cuánto destinar  para recompra de insumos en esta economía inflacionaria, descubrir que sin dinero no hay publicidad y que sin publicidad no hay ventas, lograr la convicción que le permita decir sí tengo siempre, hasta entender que una de las mejores opciones de publicidad del emprendedor familiar es buscar alianzas con periodistas y personajes famosos.

Miedo sobre miedo. Miedos que no te permiten abandonar el trabajo fijo y convierten la rutina en un muro infranqueable que no deja que el emprendimiento se desarrolle. Miedo a esos miedos.

¡Hasta que un día se atreven! Se lanzan al vacío. Queman las naves. Use usted la frase hecha que prefiera: el hecho es que un día le dedican las 24 horas a desarrollar su emprendimiento hasta que juntos hacen un sancocho en un caney lleno de hamacas.

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Aprender que se puede vivir de un emprendimiento es aprender a ser sustentable. Y lograrlo es un proceso de inflexión en extremo complejo que toma mucho tiempo y es apenas el comienzo: el gran reto, más que ser sustentable, es ser sostenible. Es decir: descubrir los mecanismos para perdurar en el tiempo.

No es sencillo aprender a predecir y ser resiliente. Puede sonar cruel, pero luego de un esfuerzo ingente y cuando finalmente logramos mantenernos económicamente gracias a nuestro emprendimiento, es que descubrimos que apenas estamos en la fase inicial. El verdadero lance no está en vivir de un negocio, sino durante mucho tiempo y convertir esas empresas familiares en empresas de vida.

En el caso de Margarita hemos logrado un paso trascendental al lograr que muchas familias estén manteniéndose con lo que hace unos años era apenas un capricho de feria callejera. De hecho, ya algunos de los productos dieron el gran salto a los anaqueles de los bodegones y supermercados más prestigiosos. Es cuestión de tiempo y de resolver algunas trabas burocráticas y de capacidad de producción, para que entonces crucen el mar y lleguen a tierra firme, que es como los margariteños le dicen a todo aquello que no es la isla.

Pero en medio de todo este trabajo coordinado dejamos por fuera una piedra angular: los diseñadores gráficos, los publicistas, los diseñadores industriales. Y si no tomamos acciones pronto, esa omisión puede ser un error muy costoso. Un error que podría bombardear las probabilidades de sostenibilidad de este proyecto.

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Eso que llamamos “estética” es algo que nadie decreta pero nos envuelve a todos. Las líneas de diseño de un automóvil, el corte del cabello, los cambios en la ropa, el lugar que ocupa en el cuerpo un tatuaje, la forma y el material de unos lentes, las portadas de los libros… todo tiene un estilo que representa a generaciones específicas y establece distancia entre aquello que llamamos antiguo y eso que consideramos actual. Y el acto de comer no escapa de todo esto.

Las vajillas, las fotos de los platos de comida y la forma de presentarlos, los ingredientes en boga, las tendencias gastronómicas, la noción sobre lo que es sano y hasta la forma de describir un plato en el menú son elementos que están sometidos a formas estéticas muy específicas. Y no entenderlo es la diferencia entre vender y no vender.

Mi angustia es grande. En este momento los frascos y las bolsas de nuestros emprendedores reinan tranquilos en los anaqueles. La razón no es otra que el hecho de que la crisis vació esos anaqueles y por primera vez se abrió espacio para este tipo de productos. Pero quiero creer que eso no será así por mucho tiempo. Este país está cambiando y ese cambio es inevitable. Pronto será posible importar de nuevo. Y cuando eso suceda nuestra mermelada, el jabón artesanal, la bolsita de lonjas crujientes de pan de año y el vaso de cepillado dejarán de estar solos: tendrán competencia.

Y usted y yo sabemos que la primera decisión de compra la tomamos con los ojos. Es apenas la segunda vez que la decisión la define el gusto. En pocas palabras: a la hora de comprar una mermelada gana la botella con la etiqueta más bonita y sólo probaríamos otra si la primera no nos gustó.

¿Pero qué significa la botella con la etiqueta más bonita? Pues aquella que tiene la forma, los colores, el tipo de letra, el eslogan, el nombre y la información sobre el producto que los clientes esperan y que se parece a los gustos de esta generación de compradores.

Y eso no queda sólo allí. También hay detalles como la forma de un empaque, la facilidad a la hora de abrirlo, la facilidad de guardarlo si no se va a consumir completo o el sonido al abrirlo. Y eso influye en las decisiones de compra.

Hacer bien todo eso es tarea de expertos. Así como rara vez queda bonita una casa si no es un arquitecto quien la diseña, rara vez queda bonito un empaque o una etiqueta cuando la hacemos con una plantilla en una computadora en casa.

Zapatero a su zapato.

Sería un espanto que, después de todo lo que se ha logrado, se venga abajo la experiencia por no haber involucrado a los diseñadores.

Y acepto mi cuota importante de culpa en ello.

Mi llamado es concreto y sin medias tintas: escuelas de diseño, diseñadores, tomen los casos de emprendimiento gastronómico de Margarita y donen su saber a estas familias. Si nos dicen que sí, con gusto los invitaremos a un sancocho en un caney para echarles el cuento. Me contactan por Twitter y yo me encargo: es @sumitoestevez.

En sus manos está la posibilidad de que el pueblo le hable de tú a tú a la importación en los anaqueles.

Un pueblo que ya hizo el trabajo inmenso de envasar nuestros sabores con calidad.

Sumito Estévez 

Comentarios (35)

Jacinto Marín
6 de febrero, 2016

Señor Sumito:hasta ahora no recuerdo haberlo conocido, pero considero que los que somos margariteños de pura cepa deberíamos compartir su identificación con laísla reconociéndole como hijo insigne. Se lo merece. Gracias, muchas gracias.

Amelia Arocha Robles
6 de febrero, 2016

Sr. Estévez: La importancia de una buena orientación en relación a la materia que trata en su artículo es tan vital que en Lara vivimos algo parecido y

Karelia Espinoza
6 de febrero, 2016

Hace años que estoy en la industria publicitaria y conozco muchos diseñadores que como esas familias también emprendieron y creo que es injusto por parte de Sumito que ese trabajón lo pida para ser “donado”.

En tal caso que hable directamente con las agencias grandes de publicidad como ARS DDB, Publicis y otras similares que son las que están en capacidad y que lo harían como parte de su plan de responsabilidad social empresarial.

Pero un diseñador gráfico o publicista está sobreviviendo como esas familias. No entiendo por qué siempre a los diseñadores se les pide trabajar gratis y más en medio de esta crisis.

Armando León Vargas
6 de febrero, 2016

Excelente Sumito, esa es la Venezuela posible. Te felicito y me felicito.

Antonio José García Rico
6 de febrero, 2016

Hola Sumito, antes que nada, quería comentarte que me parece muy interesante que identifiques la importancia que adquiere el diseño en el consumo, y por ende en la venta de productos en éste caso artesanales, regionales. Ahora bien, es importante tener en cuenta que los profesionales del diseño, en muchos casos también somos emprendedores, es decir, requerimos ayudarnos en el pago de nuestros estudios o el mantenimiento de nuestras familias como cualquier otra persona. Por otra parte, mi experiencia profesional me ha llevado a la conclusión, de que el mejor regalo que se puede hacer a un emprendedor es el cobro por el trabajo de diseño, ya que contribuye al paso del negocio de lo familiar a lo empresarial, y además, lo ayuda a la comprensión de la intangibilidad que caracteriza al diseño gráfico e industrial, dándole valor y un reconocimiento al trabajo profesional, dignificándolo, como pienso debe ser con un oficio, que actualmente se encuentra en crisis de obviedad. Conversemos…!!!

Carlos sanabria
6 de febrero, 2016

Excelente!este es el camino hacia escenarios autorentables,en horabuena.

Juan García
7 de febrero, 2016

Como todo en la vida y suena a cliché lo que se regala no se valora! Consideró que aunque sea poco pero se debe pagar este trabajo, para que ambas Partes se involucren y tener un resultado competitivo. Saludos Y estoy dispuesto a ir al caney a escuchar el cuento y ustedes escuchen el mío.

Juan Raffo
7 de febrero, 2016

O sea, ellos venden sus emprendimientos y los diseñadores regalan su trabajo porque: a) los diseñadores ganan mucho dinero y pueden regalar su trabajo b) el trabajo que hacen los diseñadores en verdad no vale nada y puede ser regalado c) los años de estudio y preparación de los diseñadores no importan, lo que importa es “el trabajo inmenso de envasar nuestros sabores con calidad”, los demás que se frieguen.

¿Acercarse a las escuelas de diseño y ofrecer a los jóvenes estudiantes becas y/o pasantias ara que puedan seguir estudiando y hagan curriculo no es una una opción?

Sumito Estévez
7 de febrero, 2016

Grupo querido:

Ha sido muy interesante leer los comentarios y los agradezco. Me han puesto a pensar. Creo que la palabra donar generó ruido y acepto que quizás no es la más apropiada.

La gente lee emprendimiento y se imagina a un Sumito que “está por llenarse de billete”… hablo de algo muy distinto. En este país hay pobreza. Mucha. Y creo profundamente que muchas familias podrán salir de la pobreza si se logran entramados de voluntariado alrededor de gastronomía. Para ello se necesita transferencia de saberes y el diseño es parte de la cadena. Hay mucho voluntario donando (si, aunque haga ruido la palabra) su tiempo para lograrlo en todos los aspectos de la cadena y varias cadenas.

Quizás esta carta logre una tesis, o que por responsabilidad social una empresa grande quiera colaborar, o quien sabe que aristas que aun no sueño. En cualquier caso es bueno.

¿Que si uno de esos emprendedores hace dinero con nuestro trabajo? ¡Ojalá!

Alberto Diaz
7 de febrero, 2016

Sr. Esteves si bien comparto la mayoria de sus afirmaciones en este articulo, no puedo dejar de lado estas por lo que sugieren

“sin publicidad no hay ventas” y “entender que una de las mejores opciones de publicidad del emprendedor familiar es buscar alianzas con periodistas y personajes famosos” Le aseguro que se equivoca, cuando el producto es bueno no necesariamente necesita de la “muleta” de personasjes famosos…..

Juan Linares
7 de febrero, 2016

Todo proyecto necesita dinero.creo que si personas famosas como tu abrieran una pagina de crowdfunding para apoyar a productores artesanales tendría un éxito inmediato y con ese dinero cada productor tendría la posibilidad de pagar por todo lo necesario.lo mejor de esto es que veríamos vídeos de cada productor,sus productos,sus necesidades etc y seria una pagina en Bs para que los venezolanos financiemos en la medida de nuestras posibilidades estas iniciativas.

Solo una idea Saludos

Diógenes Decambrí.-
7 de febrero, 2016

No compro en función del diseño, es importante, pero para muchos, más con esta crisis, escatimamos en todo gasto), es esencial el equilibrio de Calidad y Precio. No compraría un producto de menor calidad por ser “hecho en Venezuela”, tampoco si su precio es similar al importado (Nos consta los estrictos controles de calidad en Europa, EEUU, Canadá), choca descubrir que un producto local (igual en peso y elaboración) pretenda el precio del similar que atravesó océanos, superó trámites aduanales. Injustificado que productos del mar sean caros en una isla, exabrupto que un Queso elaborado en Táchira o en Aragua, sea más caro que el proveniente de Italia o España. Venezuela produce mucho y muy buen Cacao, sin embargo nuestro chocolate está fuera del alcance de la mayoría (dolarizaron sus precios, no compiten en este patio). Sumito no hizo referencia al precio, y erró al proponer la “donación” del diseño, es contradictorio si se trata de ayudar a los emprendedores venezolanos, todos.

Virginia
7 de febrero, 2016

La importancia del diseño para el desarrollo comercial y social es indudable y me alegra que poco a poco entendamos esto. Lo que espero con ese “donen su saber a estas familias” es que ese conocimiento y práctica sean remunerados, como cualquier otro trabajo.

Contactar con las escuelas de diseño y con los profesionales para unir a personas y que salgan buenos proyectos me parece maravilloso, pero eso demanda también el pago de ese esfuerzo. La gente cree que el diseño no debe pagarse, sabiendo que gracias a él se gana mucho más dinero. La calidad demanda calidad y reconocimiento.

Sofía Simón
7 de febrero, 2016

Creo que dentro de todo el análisis que se hace también es importante que los mismos productores vean la necesidad. La realidad es que ya muchas personas han pensado en esto (sobre todo los diseñadores gráficos) y me he cansado de escuchar como van a comprar ese cocuy o vino barato y diseñarle una linda etiqueta para ellos venderlo más caro. Al productor lo que pidió. Pagar por un buen diseño es una inversión que el tiempo y el aumento de ventas pagará. Estamos acostumbrados a escuchar una y otra vez como el diseño, la estética y la imagen son cosas superficiales, pero hay muchísima filosofía, ciencia y trabajo detrás. Estamos hablando de un eje fundamental de cualquier cultura, no de maquillaje.

Carlos Trujillo
7 de febrero, 2016

Buenas tardes, felicito la iniciativa de Sumito, como Diseñador Gráfico y docene Universotario de esta Carrera me es muy grato ver que alguien se interesa por los profecionales del diseño Como representante de AVEDIP (Asociación Venezolana de Diseñadores y Publicistas) es algo qie sipre plantemos la responsabilidad social al igual que se lo imparto a mis educandos por tal razon me gustaria contactarme con usted amigo para hablar de algunas ideas al respecto mi correo es trujillor_ca@hotmail.com espero comunicae con usted pronto.

Gerardo Zavarce
7 de febrero, 2016

Debo felicitar este texto lo he conversado en múltiples oportunidades con mi esposa (Zinnia Martínez/lacomensal.com). Hay que imaginar mecanismos de solidaridad para atender la necesidad que existe sobre el diseño de empaque de productos gastronómicos de pequeños emprendimientos. Santiago Pol reflexionó sobre esto cuando estuvo en la UNEY dirigiendo el espacio académico de diseño integral. Yo veo una gran oportunidad para los creadores y diseñadores venezolanos, es un gran reto. Podemos aprovechar las 120 hrs de Aprendizaje & Servicio Comunitario que deben cumplir nuestros estudiantes de diseño de las diferentes universidades para cumplir esta tarea. Podemos sistematizar las experiencias y divulgarlas. Crear un espacio colaborativo. Estoy saliendo la próxima semana a República Dominicana visitaré la Escuela de Diseño de Altos de Chavón quizás algún estudiante se entusiasme a participar en la propuesta y así tejemos una Red Caribe de Diseño para pequeños emprendedores locales.

Gerardo Zavarce
7 de febrero, 2016

Espero regresar a Venezuela en Marzo. Tengo un viaje pendiente a Margarita. Voy a invitar a Santiago Pol para que me acompañe y conversamos sobre el tema. Agua para ese sancocho. Cuenta con mi apoyo (…) Por cierto, hay una experiencia interesante en Perú alrededor de la Gráfica Popular y los emprendimientos gastronómicos. Le pediré a Zinnia que nos acompañe porque ella sabe más del tema gastronómico que este servidor. Soy promotor cultural y especialista de artes visuales. Invitaré a Humberto Valdivieso del diplomado de Diseño e innovación Social de UCAB/Prodiseño.

Daniel Vásquez
7 de febrero, 2016

Felices días a todos, cordiales saludos:

Me parece excelente se haya generado este tipo de iniciativa, recordemos que de no ser por el sr. Estevez, no estuviésemos acá en primera instancia. Dicho esto me atrevo a proponer dos escenarios…

1) Crear una fuente de publicidad a emprendedores locales que pueda ser anunciada (no financiada) por “Sumito”, quizá tengamos la oportunidad de hacer voz y eco de nuestras ganas de progreso, catalizando nuestras energías y trabajo a través de la voz del sr. Estevez. 2) Procurar no sindicalizar, eso sería ideal a largo plazo; pero sí lograr cotizar nuestros talentos y tarifas entre empresarios de la localidad de la isla, bien sea a través de la voz del sr. Estevez, o nuestra propia iniciativa de viajar a estos lugares (documentar si es posible) en búsqueda de nuevas oportunidades de representar a ese sector, que a mi parecer, está a una oportunidad de surgir inigualable en cualquier otra época. Es necesario echar eso a andar.

A su orden, Daniel.

jaime Cruz
8 de febrero, 2016

El Diplomado en Diseño e Innovación Social UCAB-Prodiseño le toma la palabra, estamos muy interesados en incluír esta experiencia en los casos de estudio que trabajamos. Le escribo a @sumitoestevez para coordinar una reunión. Saludos y mucha suerte. http://prodi.com.ve/ 2665077

Moises P Ramirez
8 de febrero, 2016

Sumito, Bello artículo! Diseñar y pensar como diseñadores es clave. No sólo podemos apoyar a estos emprendedores con resultados de diseño que incorporen a sus productos. También podemos hacer transferencia tecnológica del design thinking (el pensar como diseñadores) para que lo incorporen a su “caja de herramientas” o a sus “utensilios” (si prefieres) para que el diseño no sea sólo un agregado al final, sino que esté presente desde el arranque mismo de las iniciativas.

Abrazo desde Prodiseño/Caracas. http://www.prodi.com.ve

Claudia Ruiz
8 de febrero, 2016

Buenos días. Escuche su llamado. Soy directora de arte, me dedico a hacer empaques de alimentos, trabajo en esto desde hace más de quince años con marcas de consumo masivo. Conozco los emprendimientos porque viví en la isla hasta hace poco. Mi único comentario, es que debe hacerse un desarrollo de la identidad de los emprendimientos que luego se aplique en la etiqueta y en todas las piezas de comunicación. Creo que en estos emprendimientos hay mucha personalidad y lo que falta es comunicarlo como marcas. Mi mail es ruizclaudi@gmail.com y estoy a la orden, voy a isla el 20 de marzo. Atentamente.

Elina Pérez Urbaneja
8 de febrero, 2016

Hola:es bueno conocer tu interés en contribuir con los emprendimientos artesanales. Sería interesante levantar una propuesta que involucre a varias escuelas de diseño (en Margarita, Unimar dicta diseño gráfico como carrera) y diseñadores profesionales, de manera de socializar la experiencia y generar una experiencia que involucre al diseño con la responsabilidad social.

Luis Medina
9 de febrero, 2016

Aplaudo la temática, pero para fomentar estos emprendimientos se debe crear un circulo virtuoso, ya que ningún profesional puede regalar su trabajo con esta crisis. Creo que falta orientación profesional al emprendedor sobre el packaging, ya que no es solo tener un diseño bonito, sino es cumplir con legislación y ser eficientes en la producción del empaque, dando valor agregado en el punto de venta. Pero para lograr eso se debe analizar las categoría de productos y como las ve el consumidor. Como propuesta seria productivo crear alianzas: con profesionales, federaciones e instituciones educativas afines la comunicación visual, para que los emprendimientos sean fuente de temáticas de investigación en las escuelas, y los profesionales podamos compartir ideas y brindar conocimiento como proyectos de RSE, (donde con gusto puedo colaborar) para poner en contexto el proceso y las buenas practicas del packaging alimentario.

Luis Medina
9 de febrero, 2016

un ejemplo de lo comentando que se puede lograr https://youtu.be/Ucy4uvTe2Ag

Luis Medina
9 de febrero, 2016

Escribe aquí Escríbenos aquí que estamos en la isla y se pueden tender puentes mercadeo@digioca.com

Maria Hernandez
9 de febrero, 2016

Todo muy bien hasta que dijo “donen su saber a estas familias”. Los diseñadores no vivimos de eso.

maria marta
9 de febrero, 2016

Sumito. Ese fenómeno de emprendimiento gastronómico no solo ocurre en Margarita sino también en Mérida, región que bien conoces. Tu propuesta me ha hecho pensar, porque en la ULA existe una Escuela de Diseño Industrial, de Diseño Gráfico y de Artes Visuales donde hay muchach@s creativ@s con ganas de mostrar su talento y con deseo de trabajar por este paìs. Para consolidar tu idea es necesario dar espacio a nuevas estéticas, no solo visuales o de mercado, sino de consumo alternativo y eso requiere también un trabajo de conciencia mas profundo. Por eso en ningún país este tipo de producto (producción de origen) es masificada ni llega a todos los públicos. El reto es conjugar las ganas y pensar creativamente para posicionar la producción de origen, artesanal o emprendimiento como tu la llamas. Ojalá tu escrito llegue a las universidades e institutos de diseño.

Rocío Jaimes
9 de febrero, 2016

Para que una sociedad pueda avanzar, es necesario reconocer el aporte de todos dentro de ella y valorarlo como es debido. Entiendo que los emprendedores obtendrían un (modesto) beneficio económico a corto o mediano plazo, por tanto, es sumamente injusto pedirnos que trabajemos ‘ad honorem’ en medio de la crisis que padecemos todos en Venezuela.

Edgar Navarro – Somos Ilustradores
10 de febrero, 2016

Encantado de leer este llamado y con muchas ganas de colaborar en cualquier forma que permita el desarrollo positivo de estos emprendimientos, como diseñador e ilustrador freelance pongo mi mano al servicio de lo que sea necesario, veo que hay muchas voces animandose y espero que no sea solo la emoción del momento sino que sea la expresión de una intención constante para que esto realmente pueda llevarse a cabo, como emprendedor conozco las dificultades de conseguir apoyo y por ello mi tiempo y mi talento está a disposición de quienes requieren para conformar un proyecto beneficioso no solo para esas familias, si no también para la productividad del país, cuente conmigo estimado Sumito.

Angélica Guarenas
16 de febrero, 2016

Soy sociólogo de profesión y mercadólogo de oficio y debo darle la razón a Sumito cuando dice que sin publicidad no hay ventas y que es importante el apoyo de las celebridades, porque esa es la realidad, estas personas gozan de alta credibilidad entre el público y está demostrado que lo que promocionan se vende y se vende mejor que el del competidor, aunque tengan la misma calidad. Y en cuanto a donar el trabajo, no se les está pidiendo que dediquen el 100% de su esfuerzo a estos proyectos Ad Honorem, considero que al contribuir con una pequeña fracción de nuestras horas de trabajo con estos emprendimientos, que de entrada no tienen como costear este trabajo especializado, estamos a la vez contribuyendo a reducir la pobreza, incrementar la calidad de vida de muchas personas y abrirle oportunidades insospechadas a las nuevas generaciones, descendientes de estos emprendedores. No es solo donar trabajo, es construir patria.

Angélica Guarenas
16 de febrero, 2016

Sumito, mi especialidad es la investigación de mercado y tengo diez años de experiencia en estudios para desarrollo de productos, extensiones de línea, evaluaciones de empaque y percepción de precio-valor. Estaría encantada de poner mi granito de arena para esta iniciativa. Mi correo angelicaguarenas@hotmail.com

Andrea Rinaldi
17 de febrero, 2016

hola, tengo más de treinta años de experiencia en diseño de empaques para productos de consumo masivo, si quiere conversamos, saludos.

marcelo
2 de marzo, 2016

diseñar no es lo mismo que marketing. y vender no es solo obrs de ingenio todo el estado tiene que participar

@manuhel
10 de abril, 2016

De Facebook. Alberto Salcedo Ramos 9 mins · Dania Londoño es aquella chica que hace unos años generó un escándalo porque tuvo sexo con un escolta de Barack Obama, a quien acusó de no haber pagado sus servicios. En aquella ocasión el país se asombró cuando la madre de la muchacha se pronunció en la radio sobre este episodio. La señora declaró de manera tajante que su hija no es puta, ya que sabe valorarse y por eso cobra. Que putas son las que dan sexo gratis. Una vez recordado ese antecedente me permito decir lo siguiente: A la próxima persona que me ponga un mail invitándome a escribir o a dictar una conferencia gratis le mandaré a la mamá de Dania Londoño para que le diga que yo me valoro: yo cobro. Atentamente, la administración. Feliz domingo para todos

jhonny
15 de mayo, 2016

Estoy de acuerdo cuando todo se normalice en el mercado nuestros productos esten en capacidad de competir y no desaparescan. es conquistar no solo el paladar sino todos los sentidos del consumidor.es la oportunidad de posicionar nuestra marca.

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