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Brasil (2) – Colombia (1), por Quintín

Brasil (2) – Colombia (1), por Quintín 640

Fotografía de Jamie McDonald (GETTY IMAGES)

Después de la derrota francesa contra Alemania, tuiteé que se había ido un falso equipo bueno porque Francia cosechó elogios que nunca le vi merecer. Pero yo elogié a Colombia, que bien podría ser pasible de la misma crítica que Francia: que llegó a esta instancia contra adversarios débiles en partidos que nunca se complicaron. Y que, en verdad, no tenía con qué ganarle a Brasil en el primer encuentro difícil que se le presentó. Se podría agregar que Chile sí estuvo a punto de dejarlo afuera a Brasil mientras que contra Colombia la superioridad brasileña fue clara.

No se trata de decir que Colombia no era gran cosa porque quedó eliminado, pero lo de hoy fue flojo. Creo, sin embargo, que tuvo atenuantes. Jugadas desafortunadas, goles en momentos inoportunos, actuaciones bajas y errores del técnico.

Creo que cuando planteó el partido, Pekerman no tuvo en cuenta el nivel de algunos jugadores, pero tampoco le tuvo fe al fútbol de ataque, que es el fuerte de Colombia. No me gustó ver como titular a Ibarbo, que hasta aquí había jugado como un volante por afuera o un delantero atrasado que corría mucho y clarificaba poco. Y tampoco me gustó que jugara Guarín por Aguilar en el medio. Aguilar, a diferencia de Ibarbo, había rendido bien, mientras que Guarín jugó unos pocos minutos irrelevantes. Pero lo cierto es que Colombia paró un mediocampo nuevo contra un equipo que siempre sale a imponer la historia en los primeros minutos. Y eso fue lo que pasó. En los primeros minutos, Colombia estuvo perdido. No coordinó dos pases, cometió faltas innecesarias, cedió pelotas infantiles como la que llevó al corner que Neymar tiró y Thiago Silva la empujó con la rodilla después de que Sánchez (que hoy tuvo un mal partido) se olvidara de marcarlo. Fueron seis minutos fatales.

Colombia entró desconcertado y lo pagó caro. Brasil salió con Neymar retrasado y Neymar jugó un gran primer tiempo como número diez, tanto por la posición como por la vieja connotación de armador del juego. Creo que Neymar fue subvalorado en este torneo, porque siempre fue decisivo para su equipo. De todos modos, desde el gol al entretiempo, Brasil jugó los mejores minutos del mundial y Colombia los peores. Brasil ganaba cada pelota dividida y llegaba con facilidad cada vez que Neymar metía un toque. Jugó un buen primer tiempo Hulk, aunque su ineficacia y la de sus compañeros frente al arco impidió un resultado parcial de goleada. (En este momento escucho a un periodista preguntarle a Pekerman porque Neymar y James jugaron tan mal, o algo parecido. Sigo pensando que Neymar es invisible para los periodistas).

Además de que Brasil jugó mejor y de que Colombia se mostraba impotente para equilibrar el partido, el juego era tremendamente desordenado. Pero el segundo tiempo fue peor. Brasil se retrasó, lo dejó a Neymar más de punta donde entro poco en juego, entró Ramos por Ibarbo y no fue solución. Pero el partido se hizo muy peleado, muy fouleado, con un árbitro español que pitaba lo insignificante, que no hacía seguir nunca, que compraba todas las zambullidas. Colombia no creaba demasiado peligro, pero hubo un gol dudosamente anulado, luego entró Bacca por Teo (el cambio pudo ser antes, así como la entrada casi al final de Quintero) y Colombia pasó a dominar. Pero cuando entró Bacca Brasil ya ganaba dos a cero. En una jugada en la que no sé si hubo foul, James fue amonestado y David Luiz (la gran figura del partido, un jugador enorme) pateó el tiro libre al ángulo de un modo en el que no he visto hacerlo.

Quedaban más de veinte minutos y fueron los mejores de Colombia. Faltando diez, un gran toque de James lo dejó solo a Bacca, penal de Julio César (¿por qué no lo expulsaron?) y James descontó pateando el penal como Neymar contra Chile. Después, Brasil fue el horror. Pero ya antes, cuando iban dos a cero, vi a sus jugadores no solo reventarla a la tribuna sino tirarla para adelante cuando no había ningún compañero en campo contrario. Guarangadas futbolísticas, incrementadas por Scolari, que hizo tres cambios defensivos que de haber empatado Colombia iban a dejar a Brasil en malas condiciones para el alargue.

Pero bueno, sabemos que hay que soportar estos actos de indignidad. Brasil es eso: técnica, defensa y rezo matizados por alguna genialidad o por el aprovechamiento de las pelotas paradas.

Lo de Colombia es una lástima. Pekerman hizo un gran trabajo tomando un equipo hundido y trayéndolo hasta aquí con jugadores de calidad, buen estilo y un potencial muy grande, tanto como para renovar el fútbol del continente. Pero Pekerman, como dice nuestro amigo Cox de Zonal Marking, es siempre un poco más prudente de lo que uno desearía. Colombia necesita mantener el fútbol de asociación y ataque durante todo el partido y ante cualquier rival. Cuando no lo hace da ventajas y pierde esa identidad que es justamente su carta ganadora. Brasil pudo pervertir la suya porque viene de arriba, mientras que sin una vocación netamente ganadora es muy difícil salir de abajo. Y Colombia necesita que sus jugadores se la crean en serio, más allá de el esfuerzo y el orgullo nacional. Pero con vistas al futuro, no es una mala perspectiva armar un equipo a partir de un crack como James Rodríguez, con un semillero que parece fértil.

El segundo partido de cuartos también dejó bastante que desear. El torneo parece encaminarse a el atávico predominio de los que ganan siempre. Por ahora hay dos mundiales. Uno es para todos, el otro no. Pero no perdemos la esperanza de que algún día…