- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

Argentina 0 (4) – Holanda 0 (2); por Quintín

Lionel Messi y Daley Blind. /  Fotografía de odd Andersen (AFP)

Lionel Messi y Daley Blind. / Fotografía de odd Andersen (AFP)

Después del primer partido frente a Bosnia, ese partido cambiante y turbulento, la prensa recogió las declaraciones de Messi y otros jugadores argentinos diciendo que querían jugar como en el segundo tiempo, con varios futbolistas asociándose arriba y no como en el primero, con cinco defensores y los delanteros aislados. En esos días pensé que esa alegría por los cambios que introdujo Sabella en el entretiempo debía ser más bien patrimonio de los delanteros y que, aunque no lo manifestaran, los defensores y el arquero no estarían muy contentos de que se los condenara a la desprotección y a exponer sus fallas individuales.

En el segundo partido, contra Irán, Argentina salió con una formación más ofensiva, pero el rival la neutralizó, Argentina pudo incluso perder y solo una genialidad de Messi decidió el partido sobre el final. Desde entonces se estableció una dialéctica en cuyos extremos estaba los que denostaban el juego argentino y clamaban por más defensa y los que querían a Messi y sus amigos arriba y que los de atrás se las arreglaran como podían. Pero más allá de los deseos de periodistas e hinchas, creo que Argentina osciló todo el torneo entre jugar con el equipo de los delanteros y el equipo de los defensores.

Los resultados y las circunstancias, las lesiones de Agüero y Di María, las bajas actuaciones de Gago hicieron que finalmente, y para deleite de buena parte de la prensa, Sabella terminara apostando al equipo de los defensores. Contra Bélgica y con una formación que se había reforzado atrás, pero que lo hizo aun más cuando Enzo Pérez reemplazó a Di María, Argentina jugaba ahora con dos volantes recuperadores (Mascherano y Biglia), otro volante “de recorrido” (como Sabella llamó a Enzo Pérez) y tres delanteros que bajaron todo el partido (Lavezzi, Higuaín, Messi). Fue la mejor actuación argentina: pareja en toda sus líneas, cooperativa y, en definitiva, dominadora del partido. Con esa formación, los defensores se sintieron contentos, se lucieron y la prensa decretó que Argentina había encontrado el equipo. Como además Higuaín levantó mucho y definió el partido y Messi participó mucho en el medio campo, los delanteros callaron como los defensores callaron después del primer partido.

Así se llegó la Holanda de Van Gaal, un equipo que, a diferencia de Bélgica, tiene una aplicación táctica enorme y un esquema basado en el control de la ofensiva adversaria. Esto, en el caso argentino, quiere decir Messi. Holanda salió hoy con un 5-3-2 en el que cada vez que Messi tocaba la pelota (o antes de que ocurriera), tenía a De Jong al lado ayudado por Wjnaldum si era en el medio, o por otro Vlaar o Martins Indi sí era más cerca del área. Y a veces, contaba con alguna ayuda extra también. Pero Argentina, convertido decididamente en el equipo de los defensores (repito, el equipo en el que los defensores juegan cómodos y respaldados) también apostó a controlar a Robben, la gran figura rival, Por eso jugó con Enzo Pérez y Lavezzi dedicados a bloquear cualquier subida por las bandas y tratando de que el delantero holandés no fuera habilitado gracias a un mediocampo muy combativo, pero dejó muy aislados a sus dos puntas, Higuaín y Messi. A diferencia del partido con Bélgica, Messi participó poco del juego y no acertó en sus pocas intervenciones. De Higuaín se puede decir más o menos lo mismo.

Es que si los defensores estaban contentos con el planteo, los delanteros lo estaban menos. De ambos equipos, supongo, porque este fue un partido limpio, parejo, disputado, pero lejos de los arcos, en el que ambos equipos compartieron la impotencia ofensiva. El primer tiempo Argentina jugó un poco mejor, sobre todo en la primera media hora, con un Enzo Pérez muy activo y cierta movilidad colectiva. Pero se fue apagando con el correr de los minutos.

En el segundo tiempo, Van Gaal se dio cuenta de que su equipo estaba demasiado atrás y reemplazó a Martins Indi (que además estaba amonestado) por Janmat, un lateral derecho, mandó a Blind de central y a Kuyt de lateral izquierdo. Holanda, además, se adelantó unos metros y fue el que controló el partido (dentro de lo relativo que fue hoy ese término). Luego salió también de Jong (aparentemente no estaba para jugar 90 minutos). Pero a esa altura, Holanda estaba más adelante y Argentina no conseguía la pelota. Y menos aun creaba peligro, salvo por una buena corrida de Enzo Pérez cuyo centro se le fue a Higuaín al lado del palo.

El partido tenía olor a alargue, básicamente porque el equipo de los defensores estaba muy cómodo pero producía muy poco con la pelota, a la que no trataba demasiado bien: se la rechazaba afuera o lejos, no se organizaba el contraataque y los holandeses se animaron a acercarse al área. Puede ser que Biglia sea un león quitando (siempre que haya a quién quitársela) y que Enzo Pérez, además de obstruir, pueda transportar la pelota hacia adelante. Pero no van a hacer grandes aportes en materia de creatividad y lo mismo pasa con los cuatro de atrás (a Mascherano no se lo puede discutir en ningún caso). Argentina estaba jugando para que Juan Pablo Varsky elogiara a los defensores en cada jugada, pero no como para producir algo en ataque. Así fue como Sabella decidió incluir un par de delanteros, pero como estamos en la era de los defensores, sacó a Higuaín y Pérez (que no había jugado mal) para poner a Palacio y Agüero. Y ambos sí jugaron mal. Si la idea era reforzar la ofensiva pero salía Pérez, hoy estaba cantada la entrada de Gago, pero creo que Sabella no se animó para no desprotegerse. Así los cambios fueron híbridos e inoperantes. Del mismo modo que lo fue la entrada de Huntelaar por van Persie.

Así se llegó al final del partido. En los noventa, Robben tuvo dos intervenciones peligrosas (una tras un gran taco de Sneijder) desbaratadas por Mascherano y, sobre el final del suplementario, vino la esperada genialidad de Messi pero esta vez la desperdició Maxi Rodríguez (que tampoco fue solución cuando reemplazó a un delantero agotado de tanto defender como Lavezzi). Un poco antes Palacio había desperdiciado otra situación. Después fueron a los penales y Argentina es finalista. Holanda no había hecho más, pero tampoco menos.

Hasta en San Clemente se siente la euforia en las calles. No ha logrado contagiarme. Si el equipo de los delanteros tenía problemas, el de los defensores tiene limitaciones serias. Una vez más, Argentina no perdió en semifinales. Ahora llega a la final dignamente y sin el menor brillo.

*******

Puede leer todas las crónicas de Quintín sobre el Mundial Brasil 2014 en su blog y seguirlo en Twitter a través de @quintinLLP

***

LEA TAMBIÉN: 7 claves para entender la victoria de Argentina sobre Holanda; por Nolan Rada

LEA TAMBIÉN: Lo que somos, por Martín Caparrós