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Apuntes sobre “Kill the boy”, un capítulo de #GameOfThrones; por Ángel Alayón

[ALERTA DE SPOILER]

Apuntes sobre “Kill the boy”, un capítulo de #GameOfThrones; por Ángel Alayón 640A

Aprender a gobernar desde el Poder siempre es costoso. Los errores tienen efectos masivos y devastadores: son el camino hacia la autodestrucción de quienes están en el poder.

Daenerys Targaryen no ha podido salir de Mereen. No ha logrado controlar la ciudad y ya la rebelión asesinó a unos de sus mejores hombres, Barristan Selmy, e hirió a otro de sus leales, Gusano Gris. Si no puede controlar Mereen, menos podrá con Los Siete Reinos. Ella ya mostró una crueldad propia de Aerys, El Rey Loco, su padre. Fue capaz de alimentar a sus dragones con el líder de una de las familias más respetadas de Mereen, quien se calcinó mientras era devorado. Ya Selmy le había advertido las consecuencias de ejercer la crueldad desde el Poder: no es lo mismo ser temido que ser odiado, recuerda siempre Maquiavelo. Pero Selmy ya está muerto y Daenerys tiene que tomar sus propias decisiones.

El otro nombre del poder es la soledad.

Luego de una noche de reflexión, Daenerys decide alejarse de la crueldad y jugar a la política. Le dice a un temeroso (y encarcelado) Hizdahr zo Loraq, otro líder de una de las familias más importante de la ciudad: “Tú tenías razón y yo estaba equivocada”. Además, le anuncia que permitirá la reapertura de los combates en La Arena, una decisión a la que se había negado varias veces. Y, aún más sorprendente, que se casará con él para reunificar la ciudad. El golpe de timón será bien recibido, aunque nadie podrá olvidar lo conveniente que es para la Reina tener unos dragones que comen gente cuando así lo necesite.

La madre de los dragones y la mujer que se ofrece en matrimonio son la misma. Las dos conductas son parte de la misma estrategia. Amar y ser temido, recomendaba el florentino. Daenerys apuesta fuerte para salir de Mereen.

En política, ceder puede ser una forma de avanzar. Pero nunca hay garantías. Nunca.

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Apuntes sobre “Kill the boy”, un capítulo de #GameOfThrones; por Ángel Alayón 640

La salvación puede estar en tu enemigo.

Jon Snow propone establecer una alianza con los Salvajes y la noticia resquebraja la popularidad de Snow. Son ocho mil años matándose, demasiadas generaciones de sangre derramada.

Todos los miembros de la Guardia de El Muro protestan, se quejan. Pero la lógica de Snow es impecable: The White Walkers están al norte de El Muro esperando que el invierno llegue para avanzar hacia el sur. El invierno se aproxima y los salvajes serán tocados por esos zombies, quienes así pasarán a formar parte de la amenaza más grande que enfrenta la humanidad:

“Podemos aprender a vivir con los Salvajes, o podemos sumarlos al ejército de los muertos”

[La historia está llena de ejemplos en los cuales enemigos encarnizados, manchados de sangre vieja y con heridas abiertas, han tenido que sentarse por un objetivo común. Incluso resignificar el viejo conflicto y dejar de ser enemigos. Mandela y De Klerk hicieron historia en Sudáfrica y dejaron un camino. En cierto modo es lo que hoy intentan las FARC y el Estado colombiano. El acercamiento entre Cuba y Estados Unidos es otra muestra reciente. Nunca ha sido un camino fácil. Tampoco ha sido popular, en especial al comienzo de las negociaciones]

Jon Snow es un bastardo que ha aprendido de quien ha podido. Ante una decisión tan seria como ésta, se acercó al Maestro Aemon Targaryen para pedirle su consejo. El Maestro, quien está enfermo y sabe que da sus últimas lecciones, le ofrece un consejo que sorprende a Snow:

“El liderazgo te traerá pocas alegrías. Pero si tienes suerte, encontrarás la fuerza para hacer lo que tienes que hacer. Mata al niño y deja que el hombre nazca”

Ser líder exige asumir decisiones a contracorriente en esa soledad que es el poder. Snow apuesta por su visión y se juega su capital político. Salvar a la humanidad no requeriría de menos. En realidad, ser líder es justo eso: apostar tu capital en nombre de una visión.

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Apuntes sobre “Kill the boy”, un capítulo de #GameOfThrones; por Ángel Alayón 640B

El Rey Stannis entra a la biblioteca de El Muro e identifica a Samwell Tarly, quien se encuentra leyendo y conversando con Gilly. Habla de Randyll Tarly, el padre de Samwell, con respeto. Fue el único que pudo derrotar a su hermano Robert Baratheon en batalla, pero le interesa mucho más que Samwell haya matado a un White Walker, a pesar de que no parece un soldado. Le pregunta cómo lo hizo y Samwell le explica que fue utilizando una daga de Dragonglass, pero le cuenta que no sabe por qué funcionó. Ha estado leyendo manuscritos para entender cómo venció a tan poderoso enemigo. Stannis sabe que su reino no tendrá sentido si, cuando llegue el invierno, los White Walkers arrasan con toda señal de humanidad. Cuando lleguen ahí, deben saber cómo enfrentarlos.

“Sigue leyendo, Samwell Tarly”

Stannis no comete el mismo error del Rey Joffrey cuando rompió con su espada el libro de historia que le regaló Tyrion. Él sabe que ignorar a voluntad es una forma de suicidarse.

A veces los libros contienen las victorias del futuro. Toca seguir  leyendo.