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Putin y la Revolución de Octubre; por Miodrag Soric Soric

Partidiarios del comunismo ruso caminan a lo largo de la Plaza Roja para llevar flores al mausoleo de Lenin en Moscú. Fotografía de Mladen Antonov para AFP

Partidarios del comunismo ruso caminan a lo largo de la Plaza Roja para llevar flores al mausoleo de Lenin en Moscú. Fotografía de Mladen Antonov para AFP

LogoDW80x120Según San Agustín es mejor caer derrotado con la verdad que vencer con la mentira. La mentira de Lenin sobre el comunismo, que supuestamente iba a mejorar la vida de los campesinos, trabajadores e intelectuales, venció en el otoño de 1917. Al final todas las promesas terminan en palabras vacías.

El marxismo-leninismo se convirtió en el “opio del pueblo”, justificando el asesinato, el robo y un sinnúmero de otros crímenes en nombre de una ideología. Los líderes comunistas destruyeron la vida normal de muchas generaciones. Mataron a millones de personas y fueron responsables de la mayor persecución de cristianos en la historia. La llamada Revolución de Octubre fue una catástrofe que impactó en todo el siglo XX.

Los biógrafos bolcheviques

Los historiadores bolcheviques tuvieron mucho tiempo para mostrar la Revolución de Octubre como un evento que en realidad nunca sucedió: un levantamiento de masas contra el gobierno provisional.

En rigor, el 7 de noviembre de 1917 los hombres más pudientes de San Petersburgo fueron al teatro, donde Fyodor Shalyapin cantaba. Otros hacían cola en las tiendas en las que se vendía harina o azúcar con sobreprecios. Los rusos de a pie estaban ocupados en la supervivencia en aquella época en la que la Primera Guerra Mundial estaba llegando a su ocaso.

En cualquier caso, si bien la mayoría estaba cansada de la guerra y decepcionada con la clase política, no estaba dispuesta a saber nada de los bolcheviques. Pero Trotsky y Lenin tenían hambre de un poder absoluto. Al mismo tiempo, nadie defendió al gobierno provisional: ¡una democracia indefensa! Y entonces, la desgracia siguió su curso.

Hoy la pregunta es: ¿cómo enfrenta el actual gobierno ruso esta catástrofe? El Kremlin parece indefenso, irritado, contradictorio; lo cual no es sorprendente. Es que el aparato de poder en Moscú, como en Kiev o Minsk, todavía está formado por viejos retazos de la era soviética. Las decisiones las toman personas que fueron educadas en el comunismo. Crecieron con los mitos y las mentiras de la propaganda roja.

Lamentablemente, hoy Rusia carece de una autoridad moral del rango de Aleksandr Solzhenitsyn o Andrei Sakharov. Alguien que sin ningún tipo de ambivalencia llame a los revolucionarios profesionales de Lenin como lo que realmente fueron: fanáticos, criminales vengativos, ladrones, asesinos. En cambio, sus errores se minimizan.

Cien años después una mentira nueva

Un evento en San Petersburgo el 7 de noviembre es digno de mención: se leerán poemas de los “rojos” y los “blancos” fieles al zar. Entonces, al final, de acuerdo con la voluntad de los organizadores, el mensaje es claro: de los dos lados de la guerra civil rusa, que le costó la vida a cinco millones de personas, hubo patriotas.

El presidente Vladimir Putin debería aparecer como el gran reconciliador del pueblo ruso. Políticamente eso puede ser comprensible. El lema de Putin es la estabilidad. En última instancia, sin embargo, el Kremlin contribuye 100 años después a la construcción de otra mentira: Lenin, Trotsky y Stalin no eran patriotas.

Hace ya 500 años, el reformador Martin Lutero sabía que las mentiras son como una bola de nieve: cuanto más tiempo ruedan, más grande se vuelven. Solo el “sol de la verdad” podría derretir la “bola de nieve comunista”.

En pocas palabras: ojalá que las futuras generaciones en Rusia tengan más valor para la verdad histórica que la actual. Entonces habrá un manejo apropiado de este terrible evento que ocurrió en Rusia hace exactamente 100 años.

Miodrag Soric (DG/JCG)