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Turismo: ¿Futuro para Venezuela?; por Cristina Raffalli

Por Cristina Raffalli | 4 de noviembre, 2017
De izquierda a derecha:

De izquierda a derecha: Taleb Rifai, Frano Matušić y Fernando Olivera

La celebración del Día Mundial del Turismo tuvo lugar en Qatar este 2017, declarado por las Naciones Unidas como el Año del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Prodavinci conversó en Doha con el Secretario General de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Taleb Rifai; el ministro de Turismo de Croacia, Frano Matušić, y con el Secretario de Turismo de Guanajuato (México), Fernando Olivera, sobre el rol de la actividad turística en la reconstrucción de un país.

I
Viajar

Según el Reporte Anual de la Organización Mundial del Turismo, 2016 fue un excelente año para los viajes internacionales, pese a grandes amenazas como los ataques terroristas o las epidemias recientes. Fue el séptimo año consecutivo de un crecimiento continuo en las cifras de llegadas de pasajeros: 1,2 millardos de personas tuvieron el derecho y la posibilidad de viajar por el mundo el año pasado.

El mayor crecimiento por región lo obtuvieron África, Asia y el Pacífico. Francia recibió 84,5 millones de turistas internacionales, Estados Unidos 77,5; España 68,5; China 56,9 e Italia, con 50,7 millones de visitantes extranjeros, fue el quinto país en el ranking de los destinos favoritos.

Los ciudadanos chinos que viajaron el año pasado dejaron en las economías de los diversos países que visitaron un total de 261 mil millones de dólares. Los estadounidenses gastaron 122 mil millones de dólares fuera de su país, los turistas alemanes 81 millardos, los británicos 64 y los franceses 41 mil millones de dólares que ahora circulan generando dinero nuevo y crecimiento.

Junto a los grandes cambios que la tecnología en telecomunicaciones ha introducido en nuestras vidas, otro gran vuelco ha tenido lugar: el de los viajes. En 1950, apenas 25 millones de personas viajaron más allá de las fronteras de sus países. De esa cifra modesta el mundo pasó a contar más de mil millones de viajeros en tan solo 60 años. Viajar, para los ciudadanos de naciones medianamente estables, saludables y democráticas, ya no es un lujo. Las tendencias más a la vanguardia comienzan a pensar el turismo en términos de derecho incuestionable: mi derecho a descubrir el mundo. Y con ello, descubrir otras ideas y otros horizontes que hagan de mí un ciudadano más informado, más tolerante, mejor dotado para vivir en concordancia con el respeto a las diferencias. La estadística auspiciosa de esta industria alrededor del mundo alberga ese valor intangible: el enriquecimiento inmaterial de las personas. El turismo puede y suele funcionar como herramienta de educación, de estimación del otro, de diálogo, de acercamiento entre seres humanos y entre culturas. Ocupa plenamente su lugar en el objetivo de modelar un mundo donde renunciemos a los prejuicios y a la salida torpe y fácil de la generalización: “musulmanes terroristas”, “franceses odiosos”, “gringos bobos e ignorantes”, etcétera.

II
“El turismo es petróleo que nunca se agota”

El Dr. Taleb Rifai, arquitecto jordano, exministro de Turismo de su país, está por culminar su segundo período al frente de la OMT. El legado más importante de Rifai quizás consista en que durante su gestión se logró comprender el potencial aporte del sector turístico a los objetivos del milenio, su impacto en el desarrollo, su incidencia en la lucha contra la pobreza y la exclusión. El Dr. Rifai relata que “por mucho tiempo el turismo no estuvo conectado al tema del desarrollo, como si fuera una actividad económica diferente de otros sectores. Solo recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD por sus siglas en inglés) admitió que nuestros proyectos y aportes deben formar parte de su agenda”.

Que la OMT decidiera celebrar el Día Internacional del Turismo en un país rico, cuyo PIB es el más alto del planeta, podría enviar un mensaje a simple vista contradictorio, si de apoyar a los países en vías de desarrollo se trata. No obstante, Rifai encuentra en ello una afirmación que refuerza la apuesta institucional:

“La caída de los precios del petróleo fue como una alerta que despertó a muchos países, para que apuntaran no solo a diversificar sus economías sino a concebir el turismo como algo en lo que deben trabajar sean cuales sean las condiciones económicas, existan o no carencias o necesidades, porque el turismo es petróleo que nunca se agota. Para Qatar no es natural hacer estos esfuerzos. Y no solo no es natural, en realidad es antinatural que un país tan rico piense el turismo en términos de desarrollo sostenible, sin embargo, aquí eso es lo que está pasando. Qatar tiene todo para hacer cualquier cosa, pero ha elegido esta manera de entender el turismo. Luego de varios años de contar con una importante afluencia de viajeros llegando a Doha por razones de negocios, el país comienza a entender que estos viajeros son también turistas y que la oferta debe ampliarse al turismo cultural, deportivo, marítimo y de contacto con la geografía”.

C.R. Venezuela tiene todo lo que la naturaleza puede proveer para ser un destino turístico de primer orden a lo largo de todo el año, y además verde y sostenible. Sin embargo, nunca hemos estado entre los destinos favoritos para el turismo internacional.

T.R. Hace poco estuve conversando con el ministro de Turismo de Guinea Ecuatorial. Es asombroso escucharlo hablar del potencial turístico de su país. El ministro me decía que su país tiene las playas más blancas del mundo, junto a montañas de miles de metros de altitud, las tortugas, los gorilas, las dunas, la línea ecuatorial que distingue al territorio y todo aquello… Lo importante no es lo que tienes, sino lo que haces con lo que tienes. La voluntad política y la convicción son imprescindibles.

C.R. En el escenario de reconstruir a Venezuela estructuralmente, partiendo de lo económico y social, ¿cuál podría ser el rol del turismo?

T.R. Voy a darle dos ejemplos. En 2007, nuestra asamblea general se realizó en Colombia. El país aún estaba en medio de una guerra civil y había muy pocos motivos para tener esperanzas de una pronta estabilidad. Aún así, establecimos un plan con el gobierno de Colombia, que estimaba que en aquellas zonas en las cuales se pudiera garantizar seguridad empezaríamos a desarrollar el turismo. Y una vez que Colombia logró activar destinos como Cartagena, comenzaron a abrirse las oportunidades de empleo y se reactivó la economía. Y así, otras partes del país comenzaron a ver que valía la pena, que tenía sentido hacer esto. Cuando vi al presidente Santos, justo después de la firma de los acuerdos de paz, me dijo: ‘Fue el turismo lo que trajo paz a mi país’. Claro, no es tan simple como esto. Pero sí, aun en un país en conflicto, se puede hacer mucho. Sri Lanka es otro ejemplo. La guerra civil en Sri Lanka terminó y quedaron tantas heridas, aún las hay, tanta gente que se siente derrotada. A través del turismo se han ido curando esas heridas sociales. Entonces, tenemos esos dos ejemplos: un sector turístico que se comenzó a desarrollar en plena crisis, que es el caso de Colombia; y el ejemplo de Sri Lanka, que muestra cómo hacerlo después de la crisis. Lo que quiero decir es que no debemos esperar hasta que todo esté bien. Pienso que se debe comenzar a hacer algo en Venezuela desde ahora mismo, pues la vida debe continuar y la gente debe trabajar y cultivar alguna esperanza. Y luego, cuando este capítulo termine de cerrarse, ustedes deben reconciliarse. Algunos se sentirán ganadores y otros no, y les tocará crear un entorno y una atmósfera diferentes.

C.R. ¿Puede aspirar el sector turístico a desarrollarse sanamente, vigorosamente, sin el apoyo del gobierno?

T.R. Creo que ninguna industria turística puede desarrollarse sin el liderazgo y la convicción del gobierno. Pero el motor de la implementación está en el sector privado.

C.R. Tenemos gravísimos problemas de seguridad. Visitar Venezuela tiene enormes riegos.

T.R. De la misma manera en la que el turismo requiere seguridad, la seguridad requiere del turismo. El turismo crea empleos, y el empleo es una de las principales y más críticas razones por las cuales en muchos lugares del mundo hay conflicto. La gente no es tonta, y muy rápidamente se da cuenta de que hay beneficios en la estabilidad.

C.R. En Venezuela, quizás por razones vinculadas a nuestra idiosincrasia, no tenemos la cultura del servicio en comparación con otros países. ¿Es posible adquirirla?

T.R. ¿Que los venezolanos no tienen cultura de servicio? No comparto esta apreciación. La cultura de servicio no tiene nada que ver con la idiosincrasia sino con las circunstancias y el entorno. Fíjese la cantidad de jóvenes venezolanos que hoy en día trabajan estupendamente en España en restaurantes y hoteles.

III
“En Croacia el turismo nos reconstruyó al terminar la guerra”

Frano Matušić, ministro de Turismo de Croacia, nació en Dubrovnik, ciudad costera del mar Adriático declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Dubrovnik es epicentro de una de las actividades turísticas de mayor y más rápido crecimiento del planeta.

C.R. ¿Cómo en solo 20 años pasó Croacia de ser un país devastado por la guerra a ser una potencia turística?

F.M. Al terminar la guerra, la gente tenía el recuerdo de cómo era Croacia antes del conflicto. Paso a paso regresamos a lo que habíamos sido. Dubrovnik, por ejemplo, había sufrido mucho porque fue fuertemente bombardeada a finales de 1991. La Comunidad Europea y otros países, entre ellos Japón, ayudaron a financiar la reconstrucción de Croacia. Lo primero que restauramos fueron las casas, porque mucha gente había perdido su vivienda. El segundo paso fue reconstruir la herencia cultural, los monumentos y el patrimonio público de las ciudades. Eso lo logramos en un corto período, de unos cuatro o cinco años. Una vez que teníamos todo esto, comenzamos a pensar en el país como destino turístico. Lo primero que hicimos fue construir hoteles y mejorar la calidad de los que ya había. La construcción de una nueva infraestructura hotelera fue de gran ayuda para el país porque trajo nuevas inversiones, implicó nuevos empleos y nuevas posibilidades. Y, por supuesto, privatizamos este sector completamente, ya que antes de la guerra estaba en manos del Estado, pues Croacia se encontraba bajo el régimen comunista. Hoy en día, 95% del sector hotelero es privado. El Estado conserva muy poco en sus manos, porque estamos convencidos de que es el sector privado el que tiene mejores resultados en el negocio turístico.

C.R. ¿El desarrollo del sector turismo trajo paz social al país de la post guerra?

F.M. Sí, desde el principio ayudó enormemente en la reconstrucción de la paz social. Hoy en día 20% del PIB nacional viene del turismo, esa es la mayor evidencia del impacto positivo que tiene en nuestro país.

C.R. ¿Cómo construyeron la “marca” Croacia? ¿Cuál fue la estrategia?

F.M. Invirtiendo mucho en promoción. Este año, el Estado ha invertido más de 30 millones de euros en la promoción de Croacia como destino. Esto es solo lo que concierne al apoyo del gobierno central, pero también hay grandes apoyos a nivel de gobiernos regionales y locales.

C.R. Con un crecimiento tan repentino, ¿de qué riesgos debe cuidarse un destino como Croacia?

F.M. En este momento lo que nos ocupa como Estado es la modernización del marco legal. Es necesario adaptarse a las nuevas condiciones de la industria. Y también hay que saber administrar los resultados. Hoy en día, por ejemplo, tenemos el reto de redistribuir a los visitantes, porque no es saludable tener un destino saturado de turistas mientras que otros, también interesantes, no tienen una gran afluencia.

El ministro se refiere al aumento exponencial del número de visitas que ha recibido Dubrovnik, luego de que buena parte del mundo la descubriera como locación de la serie Juego de Tronos. Numerosas escenas del mercado y otros espacios, tanto exteriores como interiores de Desembarco del Rey (incluida la célebre secuencia del camino de la vergüenza en la quinta temporada) tienen lugar en Dubrovnik, una ciudad que pasó medio siglo bajo el yugo soviético y que hace poco más de dos décadas enfrentó la voracidad de una guerra.

C.R. En un país donde no hay instituciones públicas independientes y lideradas por técnicos competentes y autónomos, ¿es posible que los operadores privados de turismo trabajen con éxito?

F.M. No. Siempre se necesitan instituciones gubernamentales sólidas y tener una completa claridad en relación a lo que se está financiando. También es imprescindible un marco legal apropiado y que genere confianza.

IV
“Hay que tener un plan listo”

Fernando Olivera, Secretario de Turismo del estado de Guanajuato, México, es una referencia en el continente en materia de gestión y mercadeo del turismo. Es uno de los principales autores del Acuerdo Nacional para el Turismo, documento base de la actual política que rige a esta industria en la república mexicana.

C.R. ¿En la Venezuela actual podemos pensar en convertirnos en destino?

F.O. Hace 20 años nadie se planteaba acercarse a Colombia. Yo fui en una primera oportunidad en los años 90 y durante mi estadía prácticamente todo el tiempo estábamos escoltados por el ejército. Los países se pueden recuperar en términos de la accesibilidad necesaria para ser visitados. Lo primero que se debe recuperar es la cultura, las raíces, la tradición, el orgullo por lo que eres y tienes, que es además algo que nadie te puede copiar y estoy convencido de que esa es la parte más importante del inventario. Luego viene el tema de la paz social: que la misma gente tenga tranquilidad ciudadana, porque lo primero que debe hacer un pueblo es estar en paz para poder recibir a alguien.

C.R. Una sociedad en paz y un país rico en oferta. ¿Qué más es necesario para que el turismo impacte sensiblemente a la población?

F.O. Después vendrá la infraestructura, pero hay que generar inversión, los gobiernos no son capaces de hacer más que las infraestructuras públicas: carreteras, aeropuertos, cuidado de los centros históricos y del patrimonio. Las inversiones privadas tienen que llegar. Si no somos capaces de atraer a las inversiones privadas, difícilmente podremos emerger para generar lo que más necesita un país, que son empleos. Empleos bien pagados, dignos, que verdaderamente generen riqueza. Y de la mano de esa inversión, la educación, la capacitación, la profesionalización. Junto con la profesionalización, el financiamiento y el apoyo a las pequeñas y micro empresas. En el caso de México, 90% de las micro y pequeñas empresas son las que forman la gran economía. El músculo de nuestros países en Latinoamérica está ahí, y se debe fortalecer, se debe financiar, e incluso, se debe subsidiar de alguna manera. Nosotros en México lo hacemos a través del subsidio a las tasas de interés, para que el dinero sea barato y los pequeños inversionistas puedan acceder al crédito.

C.R. Todo eso implica que hay un Estado con un proyecto de desarrollo y que hay un marco legal que brinda seguridad a los inversionistas. Pero en un país donde el Estado se siente en total libertad de expropiar y ninguna institución pública defiende los derechos de los inversionistas, ¿es posible este modelo de desarrollo? ¿Qué alternativas tiene un país donde el gobierno confisca los derechos económicos de los ciudadanos?

F.O. En ese contexto la atracción de inversionistas será muy difícil. Habiendo antecedentes de expropiaciones es muy difícil, y otra dificultad es la que enfrentan las empresas internacionales o extranjeras para sacar sus beneficios a causa del control de cambio, pues eso les resulta, de entrada, una pérdida. Lo que sí creo es que quedan los espacios de naturaleza, espacios de comunidades que pueden promover el turismo sin necesidad de una gran infraestructura: el turismo de naturaleza, de aventura o rural, se puede seguir desarrollando con mucha voluntad y poca infraestructura, pero sería necesario que el Estado inviertiera en mucha promoción. Siempre tiene que haber voluntad política.

C.R. Venezuela tiene un grave problema de seguridad. Si tengo una pequeña operación turística, por ejemplo, en el estado Aragua en torno a la observación de aves, ¿cómo puedo hacer para garantizar que mis clientes lleguen a Maiquetía y se trasladen hasta mi posada sin correr el riesgo de ser secuestrados, robados, agredidos, o, incluso, asesinados?

F.O. Yo creo que para que el turismo se dé, sin duda tiene que haber un efecto seguridad claro. Y aún más el turismo internacional, pues hoy en día la gente puede elegir viajar a cualquier lugar del mundo, y bueno, si yo no confío en que estaré en un entorno seguro pues no voy a ir. Como turista no tengo necesidad de viajar a un lugar donde mi seguridad esté comprometida. Creo que hay más de mil razones para visitar Venezuela: ciudades hermosas, naturaleza maravillosa, gente preciosa. Pero sin duda se tienen que dar otras condiciones para que el turismo emerja, y entre ellas están las condiciones políticas de legalidad, de certeza para la inversión, de seguridad para el visitante. Luego ya vendría un gran proceso de recuperación.

C.R. ¿En cuantos años, con una buena política pública de desarrollo del sector, puede aspirarse a consolidar un destino nuevo?

F.O. A Colombia le tomó menos de 10 años posicionarse como destino turístico. Y comenzaron en pleno conflicto, en la década de los 90, con aquella campaña “El riesgo es que te quieras quedar”. Luego el lema evolucionó a “Colombia es pasión” y después a “Realismo mágico”. Ahí ves cómo ha cambiado tanto el posicionamiento como el diálogo con el mundo por parte de un país como Colombia. Es fácil que un país con la situación geográfica que tiene Venezuela retome la importancia que tuvo en el pasado como punto de distribución regional de turismo extranjero hacia Sudamérica. Por otra parte, hace 20 años las salidas de cruceros eran exclusivas de los Estados Unidos y el Mediterráneo, hoy se mueven por todo el mundo, y con las costas que tiene Venezuela podría participar en ese mercado. Venezuela no partirá de cero, ya ha mostrado, por ejemplo en los años 80, una cara turística de mucho valor y de mucho potencial, incluso contando con mucha inversión. Yo estuve en Margarita a finales de los años 80 y principios de los 90, y vi un desarrollo hotelero importante. No hay una fórmula, no hay una receta. Lo que hay que hacer es tener un plan listo para cuando las condiciones del entorno político y de legalidad se den. El turismo es transversal, el turismo solo no llega a ningún lado. Lo que hacen los gobiernos es imprescindible para un fortalecimiento del sector: adecuadas vías de comunicación, infraestructura de puertos y aeropuertos, transporte, instituciones migratorias capaces de agilizar en lugar de obstaculizar.

Lo que no saben Rifai, Matušić ni Olivera es que más que obstáculos, el ciudadano que sale de Venezuela o el que llega a visitarnos se encuentra en los puertos y aeropuertos frente a situaciones de extorsión por parte de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana. De igual modo, pululan los rateros que aprovechan el menor descuido para despojar a los viajeros de sus pertenencias. Afortunadamente, experimentamos una intensa oleada de denuncias en las redes sociales. A estas alertas se sumaron las de numerosos miembros del gremio turístico, que denunciaron sistemáticamente casos de personas robadas con nombres y apellidos, y hasta fotos de las víctimas. Por los momentos, Venezuela no será un destino internacional. Hasta que un mejor destino nos alcance.

Cristina Raffalli 

Comentarios (6)

Jeanette Rojas Suárez
4 de noviembre, 2017

Excelente el reportaje de Cristina Raffalli desde Qatar. Contiene referencias y datos esperanzadores para nuestro país! También te abrazo mi querida Ss

Luis “Balo” Farias
5 de noviembre, 2017

El Estado Táchira necesita tener 480.000 habitantes de clase media y Venezuela tiene que llegar a 18 Millones de habitantes de clase media; pero ni remotamente lo estamos logrando. El mundo corporativo, cuando abre un mercado, considera que va a dar un servicio, a base de productos que ese mercado no produce, ni sabe producir. Uno de los grandes problemas que tienen los países subdesarrollados, es la dependencia de las industrias de los servicios. La ignorancia política, promueve la ignorancia tecnológica y, en especial, en cuanto a la actividad de los servicios. Venezuela tiene ya 100 años de conocer la industria primaria de los hidrocarburos y al final de este lapso, lo que hace es contratar con terceros la prestación de los servicios, en vez de producir los servicios.La cultura centralista colonial, al desconocer la evolución, desconoce a la industria de los servicios.

Alexis Ghersy
5 de noviembre, 2017

Muy Interesante su artículo. Es indudable que el Turismo podrá sanar muchas de las grietas sociales creadas por la falsa revolución bolivariana.

Jesús Morales
5 de noviembre, 2017

Excelente artículo. El Turismo como actividad humana requiere de la confianza y estima de la gente para generar proyectos de vida exitosos, los cuales deben ser acompañados por políticas públicas que garanticen tal estado de confianza. En la Venezuela actual tales condiciones las hemos perdido. Necesitamos con urgencia recuperar la Venezuela decente, para potenciar todos nuestros inavluables recursos y poder mostrarnos como un destino elegible, sostenible y seguro!!!

Pewdro Valenzuela
5 de noviembre, 2017

Excelente artículo, cuando vemos los logros de Colombia sabemos que para nosotros no es imposible.La clave está en que haya la voluntad política para superar la crisis. Como venezolano, sigo siendo optimista, en especial creo mucho en el excelente capital humano con el que contamos en nuestro país, el que esta afuera producto de las circunstancias y en el que tenemos aun en nuestra tierra.

Estelio Mario Pedreáñez
7 de noviembre, 2017

En un futuro a corto y mediano plazo pensar que Venezuela tendrá su futuro en el turismo es totalmente irreal. ¿Hablamos del número de muertes violentas anuales? ¿De la escasez de alimentos y medicinas? ¿De la crisis en los servicios básicos de eléctricidad, suministro de agua potable, recolección de basura? ¿Del repunte endémico y epidémico de enfermedades que se consideraban controladas, casi desaparecidas del mapa sanitario nacional? ¿De la casi total extinción de la clase media en un país polarizado entre los ricos en dólares y los pobres de pobreza extrema en bolívares? ¿De la desercesión escolar de niños y jóvenes por causas económicas, inclusve el hambre? ¿Hablamos de la destrucción del aparato producivo del país? ¿Hablamos del retroceso político y social? ¿Hablamos del éxodo de millones de venezolanos en el extranjero? El futuro de Venezuela será esperanzador si entendemos que la industrialización es el camino seguro al desarrollo y la Democracia es su instrumento político.

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