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La tragedia humanitaria de los rohingya: una etnia sin país y perseguida sin clemencia

Fotografía de Munir Uz Zaman para AFP

Fotografía de Munir Uz Zaman para AFP

univision-150editadoLos rohingya son una minoría étnica que vive en Myanmar, país del sureste asiático, excolonia británica, conocido antes como Birmania. Son musulmanes y viven mayormente en el norte del estado de Rakhine que tiene frontera con Bangladesh, país en donde también hay población de esa comunidad. Los rohingya aseguran que siempre hubo musulmanes en Rakhine, incluso desde antes de que Birmania tomara el control en 1784, pero los que critican a esta minoría dicen que llegaron allí como ‘intrusos’ desde Bengala (actual Bangladesh) y que se multiplicaron con la llegada del dominio colonial británico en la región que comenzó en 1826.

¿Cuál es el conflicto?

Myanmar, país mayoritariamente budista, no reconoce a los rohingya como ciudadanos y los considera ilegales. Tampoco los reconoce como minoría: en los datos del censo, el país reconoce 135 etnias en el país y los rohingya no están en la lista. El gobierno de Myanmar además se niega a usar la palabra rohingya, ya que eso podría implicar que los musulmanes de Rakhine son un grupo étnico distinto merecedor de reconocimiento.

Esta negación absoluta sobre la comunidad se traduce en una persecusión violenta por parte de las fuerzas del país. Miles de rohingya de Myanmar huyen como pueden hacia Bangladesh cada año, éxodo que con el recrudecimiento de la violencia en los últimos meses, se agravó.

Antes del conflicto actual, se calculaba que en Rakhine habitaban 1.2 millones de rohingyas. La ONU asegura que desde el inicio de la ofensiva del gobierno más de “500,000 rohingyas han huido a Bangladesh”.

La situación es tan dramática que el alto comisionado de derechos humanos de la ONU, Zeid Ra’ad al-Hussein, instó al gobierno “a poner fin a la brutal operación” en Rakhine a la que calificó de “ejemplo de limpieza étnica”.

“Hago un llamado al gobierno para que ponga fin a su cruel operación militar actual (…) para revertir el patrón de discriminación severa contra la población rohingya. La situación parece un ejemplo de limpieza étnica de manual”, dijo al-Hussein en septiembre pasado ante el Consejo de Derechos Humanos.

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En rojo, el estado de Rakhine en Myanmar (Birmania). / Google maps

¿Desde cuando Myanmar segrega a los rohingya?

En 1948, cuando el país se independizó de Reino Unido, hubo una ley de ciudadanía que otorgaba parcialmente a un número de rohingya una identificación. Pero desde el golpe militar de 1962 uno tras otro los gobiernos fueron limitando los derechos de la comunidad.

En 1982 una nueva ley de ciudadanía los excluyó de los grupos étnicos reconocidos por el gobierno y les negó la ciudadanía, algo que los transformó en apátridas.

Esto resultó en restricciones sobre sus derechos de estudiar, trabajar, viajar o practicar su religión. El gobierno del estado de Rakhine impuso límite de dos hijos en las familias rohingya y restringió el matrimonio entre religiones, relegándolos a una vida en las sombras siendo tratados como indocumentados.

Desde la década de 1970 ha habido además represiones contra comunidades rohingya en Rakhine que han provocado éxodos hacia la vecina Bangladesh, Malasia y Tailandia principalmente. Los refugiados han denunciado violaciones de todo tipo por parte de las fuerzas de seguridad de Myanmar.

¿Desde cuándo hay violencia?

En realidad, las olas de violencia en Rakhine vienen desde hace décadas, pero una de las más remarcables escenas de los últimos años comenzó en octubre 2012 cuando la violación y asesinato de una budista provocó una serie de ataques en revancha contra los musulmanes. Luego intervinieron con más violencia los militares que comenzaron una brutal represión que provocó un éxodo de la comunidad. El recrudecimiento continuó en 2013 cuando la comunidad budista llevó a cabo ataques contra aldeas musulmanas.

El resultado fueron decenas de muertos y desde entonces hasta 2016 cerca de 200,000 personas, en su mayoría rohingya, viven refugiadas en campamentos en Bangladesh, según asegura la organización Human Rights Watch.

¿Cómo comenzó la actual ola de violencia?

En octubre de 2016, una insurgencia rohingya armada emergió bajo el nombre de Ejército de Salvación Rohingya Arakan (Harakah al-Yaqin) atacó puestos fronterizos y mató a decenas de policías. Un análisis del International Crisis Group dice que esa insurgencia podría contar con apoyo de Arabia Saudita y Pakistán.

Fotografía de Munir Uz Zaman para AFP

Fotografía de Munir Uz Zaman para AFP

Myanmar respondió lanzando operaciones contra los militantes en las que, según denuncia Human Rights Watch y otras organizaciones de defensa de derechos humanos, se convirtieron en ejecuciones extrajudiciales, violaciones a mujeres, incendios de casas y expulsiones forzadas.

Tras meses de violencia, el pasado 25 de agosto estalló la actual crisis cuando Harakah al-Yaqin volvió a atacar en Rakhine puestos de policía y una base militar. Las fuerzas de seguridad de Myanmar reprimieron nuevamente. No hay una cifra de fallecidos precisa, pero días atrás un reporte de la agencia Reuters aseguró que al menos 500 personas han muerto -la mayoría insurgentes- en los enfrentamientos, sin contar a los que escapan y mueren en el intento.

Ejecuciones, violaciones, torturas

La ONU, Amnistía Internacional y Human Rights Watch son algunos de los organismos que denuncian con “pruebas irrefutables” las atrocidades cometidas contra los rohingya en pos de expulsarlos y de llevar a cabo una “limpieza étnica”.

“El equipo de derechos humanos de la ONU documentó informes consistentes sobre las fuerzas de seguridad de Myanmar rodeando y entrando a aldeas de Rakhine, disparando indiscriminadamente a rohingya, incendiando casas y anunciando en otras aldeas que les sucedería lo mismo si no se iban”, señala un informe publicado por Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

La ONU también cuenta con testimonios de que las fuerzas de seguridad cometieron ejecuciones extrajudiciales, violaciones, torturas, humillaciones, incendios a aldeas y a lugares de culto.

The New York Times recoge testimonios del horror en Tula Toli, poblado que quedó arrasado luego de que lo incendiaran. Una joven de nombre Rajuma relata que luchó para aferrarse a su bebé de 18 meses pero la sometieron entre dos soldados y le mataron a su hijo. “Tiraron a mi bebé al fuego, simplemente lo arrojaron”, dijo al diario y relató que ella luego fue violada y parte de su familia asesinada.

¿Qué dice Myammar y su máxima autoridad, la premio Nobel Aung San Suu Kyi

Estas acusaciones de represión indiscriminada fueron rechazadas por Myanmar y califican los ataques de los insurgentes como terroristas. “No tenemos una política para negociar con terroristas”, dijeron desde el gobierno días atrás.

Por otro lado, la atención internacional se posó en Aung San Suu Kyi, consejera de Estado de Myanmar, considerada la máxima autoridad del país, que ganó el premio Nobel de la Paz en 1991 por su lucha pacífica por los derechos humanos en ese país.

Suu Kyi ha evadido durante semanas el tema, al menos públicamente. El periódico The New York Times cita analistas que aseguran que sería un movimiento políticamente difícil para Suu Kyi denunciar la represión, debido al enorme poder que los militares ostentan en ese país.

En un discurso este jueves, rechazó las críticas y prometió supervisar esfuerzos para llevar paz a Rakhine y que invitaría a organizaciones, líderes empresariales y la sociedad civil a trabajar en esa dirección.

Repercusiones internacionales

Un informe de Human Rights Watch de 2013 ya denunciaba la violencia en Rakhine como una “campaña coordinada para trasladar o eliminar a los musulmanes del estado”, sin embargo no hubo demasiada repercusión internacional.

En esta nueva crisis, ha habido un aumento de la ayuda humanitaria. Tanto mandatarios de Europa, como países de mayoría musulmana y organizaciones internacionales están alarmados por la situación.

Bangladesh por su parte, el mayor receptor de refugiados, está buscando frenar la ola de rohingya y endureció sus políticas hacia ellos. El país ha llamado a la comunidad internacional para que presione a Myanmar para solucionar la crisis humanitaria además de que permita regresar a los que huyeron.