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“La familia”: un padre y su hijo se reencuentran en medio de la violencia caraqueña

Gustavo Rondón Córdova en la ceremonia de los Biarritz. Fotografía de Nicolas Mollo para AFP

El realizador Gustavo Rondón Córdova en la ceremonia del Festival de Cine América Latina de Biarritz. Fotografía de Nicolas Mollo para AFP

LogoDW80x120La película narra la historia de un padre soltero y de su hijo que, al huir de Caracas por temor a una posible venganza, empiezan un viaje que les permite profundizar en su relación. Pocos días antes de recibir el premio, Gustavo Rondón recibió a Deutsche Welle para hablar sobre su primer largometraje y la situación en Venezuela.

¿Cómo escogió a sus actores?

El reparto mezcla profesionales con gente de la calle. Los adultos en su mayoría son actores formados con mucha experiencia. Para los chicos hicimos una selección muy intensa en las calles de Caracas. Fuimos a barrios, centros deportivos, culturales, etc…  e invitamos a varios a un taller de actuación. Yo me hice pasar por un asistente del director y me hice muy amigo de todos ellos. La elección de Reggie Reyes fue clara para mí. Necesitábamos a un chico cuyo cuerpo estuviera en la franja de transición entre la niñez y la edad adulta. Sabía que íbamos a trabajar duro, con escenas largas y Reggie logró entender este ritmo interno. Era también a la vez bastante fuerte y quieto para tener una cámara siempre muy cerca. Reggie es un chico que transmite mucho con los ojos. Esta película trata de las miradas, los personajes están constantemente mirándose el uno y el otro, aprendiendo a conocerse, a aceptar la existencia del otro. Conseguí que los dos actores protagonistas, el padre y el hijo, no se conocieran antes del rodaje. Lo que pasa en la historia  también ocurrió en la vida real: a través de la filmación empezaron a conocerse.

El film evoluciona a partir de ese juego de miradas, que hacen nacer la idea de responsabilidad, la del padre y la del hijo. ¿Quién es responsable de quién?

Los protagonistas viven en un ambiente que los fuerza a actuar constantemente con su instinto de superviviencia. No hay mucho tiempo para reflexionar, intelectualizar o analizar las emociones, porque la cotidianidad siempre los exige mucho. El encuentro del padre con el hijo está provocado por unas circunstancias sociales complejas. La mirada es lo que más me interesa, el “notar” una presencia mas allá de la propia. La mirada es lo que permite a los protagonistas encontrar puntos en común, cada uno se convierte en el espejo del otro y acaban comprendiendo lo que les hace falta a los dos, es decir, la presencia de una madre. Ambos están huérfanos de este afecto. Mi película es mucho más emocional que intelectual.

Tu obra es realista, inspirada en parte por los hermanos Dardenne, ¿cómo logras insertar la realidad en la ficción ?

Quería hacer una película realista. En efecto, soy un gran admirador de los hermanos Dardenne y se pueden notar las referencias. Estudié en la República Checa y tengo influencias del cine de Europa del este. Hay ciertas escenas de mi película que no solamente son realistas sino que también respetan la forma del documental. Mientras filmaba reescribía la película  constantemente para acercarme más a lo cotidiano, al lenguaje de la calle de los niños venezolanos. Lo que quiero es que esta película refleje la realidad de América Latina. Se estrenó en Brasil y los brasileños me dijeron que esta película podría perfectamente ser brasileña, lo mismo ocurrió en Lima. Mi película pertenece a toda América Latina.

¿Crees que el cine puede acompañar a los venezolanos, de una manera u otra, en este contexto tan difícil ?

Es complicado, porque en los últimos treinta-cuarenta años, se hicieron películas que miraban a las clases más empobrecidas con mucha distancia o que las satanizaban. Yo utilicé este contexto para profundizar en las relaciones humanas. La película no trata de la situación en Venezuela, sino de la relación de este padre y de su hijo. Algunos califican mi película como un thriller social por el ritmo, el drama y porque los protagonistas se sienten perseguidos por algo que nunca ven. En Venezuela todo el mundo está paranoico y vive mirando de reojo al vecino.

Al final de la película los dos protagonistas huyen de Caracas. Refleja la actual situación en Venezuela. ¿Es la huida la única manera de salvar la vida?

Los personajes regresan al punto de origen, al pueblo desierto de donde vinieron. La cuestión es saber si ese lugar representa un comienzo o un final. Los protagonistas ganan a la vez que pierden emocional y materialmente. La escena final de la película queda relativamente abierta: esta casa puede ser vista como una casa en ruinas o a punto de construirse. Representa a este país, Venezuela, que padece muchos problemas, pero que también está listo para ser reconstruido.