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Confrontación con Cataluña pone a prueba el instinto de supervivencia de Rajoy; por Raphael Minder

Fotografía de Javier Soriano para AFP

Fotografía de Javier Soriano para AFP

the-new-york-timesMADRID — Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España, es el gran sobreviviente de la política española: ha superado derrotas electorales, un rescate de la banca y escándalos de corrupción en su partido, no debido a alguna demostración de audacia política, sino por cautela y una gran paciencia para esperar que otros fallen.

Sin embargo, ahora no solo está en peligro la supervivencia política de Rajoy, sino también la unidad de España, pues un desafío secesionista que dejó germinar en Cataluña amenaza con salirse fuera de control. Después de su apoyo a los recientes arrestos de separatistas catalanes y funcionarios electos, se avivó el movimiento de independencia. Se trató de una extraña medida de Rajoy que podría ser contraproducente.

“Rajoy siempre ha demostrado el enfoque imperturbable de un administrador inteligente en vez de la visión de un gran líder político”, afirmó Josep Ramoneda, un columnista político y filósofo. “Pero creo que ahora va a pagar un precio muy alto por su pasividad y falta de disposición para tomar las riendas de este problema y en cambio creer que Cataluña era un problema que de alguna manera se disiparía solo”.

El gobierno regional separatista de Cataluña se prepara para celebrar un referéndum de independencia el 1 de octubre, a pesar de la oposición de políticos y jueces de Madrid, pues afirman que este voto contravendría la Constitución. El miércoles de la semana pasada, la policía española allanó las oficinas centrales de la Generalitat, el gobierno regional en Barcelona, y arrestó a 14 personas.

Casi de inmediato, unas 40.000 personas se lanzaron a las calles a protestar. Los líderes catalanes dieron a entender que Rajoy estaba conduciendo al país de vuelta a los días oscuros de Franco y el fascismo.

“El gobierno español ha cruzado la línea roja que lo distinguía de los regímenes autoritarios y represivos”, señaló Carles Puigdemont, el líder catalán, tras los arrestos del miércoles.

Más tarde, los detenidos fueron liberados, pero se espera que se les acuse de desobediencia civil y mal uso de fondos públicos para organizar una votación ilícita. El viernes, el gobierno español anunció que enviaría más oficiales de policía a Cataluña para mantener el orden e impedir el referéndum. Además, durante el fin de semana, Madrid anunció que centralizaría el mando de todas las operaciones policíacas en Cataluña, incluida la policía autónoma de la región.

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Fotografía de Lluis Gene para AFP

No hay consenso en cuanto a quién es responsable de que el conflicto escalara. Sin embargo, en Madrid la impresión casi generalizada es que Rajoy dejó pasar oportunidades para negociar con los líderes de Cataluña y aprovechar las divisiones políticas dentro de la región autónoma. En vez de hacerlo, de acuerdo con sus críticos, bloqueó a los catalanes, quienes en un principio expresaban mayor inquietud por cuestiones de dinero que de soberanía.

Rajoy tiene años de experiencia negociando con los catalanes. En 1996, fue uno de los líderes del Partido Popular conservador que viajaron a Barcelona para llegar a un acuerdo con sus contrapartes catalanas de manera que José María Aznar pudiera convertirse en presidente del gobierno de España.

En su autobiografía, Rajoy hace notar que el acuerdo con los catalanes inauguró “uno de los periodos más brillantes en la historia reciente de la España contemporánea”.

No obstante, en 2012, en plena crisis bancaria española, Rajoy negó una solicitud del gobierno regional de Cataluña para negociar mejores términos fiscales en la región, que representa casi una quinta parte de la economía española. El liderazgo del principal partido conservador de Cataluña se unió entonces al movimiento a favor de separarse de España.

Cinco años después, los líderes catalanes dicen que ya no les interesa recibir concesiones fiscales, pues lo que quieren es administrar su propio Estado. Los separatistas ocupan la mayoría de los asientos de su parlamento regional (sin haber ganado una mayoría de votos). Algunas encuestas de opinión muestran que hay menos apoyo al movimiento de independencia, pero la mayoría está a favor de votar con respecto al futuro de Cataluña.

De hecho, el principal partido de oposición español, el Partido Socialista, que había respaldado la postura de Rajoy con respecto a Cataluña, ahora parece menos seguro de brindarle apoyo.

El 19 de septiembre, Margarita Robles, la vocera parlamentaria del partido, criticó a Rajoy por emplear solo herramientas legales y no políticas para confrontar a los separatistas. Le pidió aclarar exactamente qué medidas de emergencia el gobierno estaba dispuesto a tomar en Cataluña.

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Fotografía de Josep Lago para AFP

“Los socialistas están divididos entre su deseo de que los consideren una solución para Cataluña y su deseo de aprovechar la oportunidad de este conflicto para destituir a Rajoy”, explicó el columnista Ramoneda.

Algunos analistas señalan que Rajoy no tenía más opción que tomar una postura más estricta. “Ya sea Rajoy o cualquier otro que esté a cargo, nadie puede permitir a los separatistas pisotear el Estado de derecho”, dijo César Díaz-Carrera, un profesor de Política de la Universidad Complutense de Madrid.

Sin embargo, otros expertos también subrayan que Rajoy evitó subir el tono de la confrontación la última vez que los separatistas votaron acerca de la independencia en noviembre de 2014: esa votación se declaró ilícita, pero ni Rajoy ni la policía tomaron ninguna medida física para impedirla.

Sin embargo, en 2014, la votación de Cataluña fue no vinculante y Rajoy tenía mayoría en el parlamento, por lo que su supervivencia política no estaba en juego.

Rajoy, además de ser blanco de críticas de los socialistas, está bajo presión en su propio Partido Popular porque algunos políticos de línea dura quieren que active facultades de emergencia y tome control administrativo total sobre Cataluña, en vez de tomar medidas moderadas como evitar que los catalanes financien y organicen su referéndum.

El gobierno de Rajoy también requiere el apoyo de los legisladores de Ciudadanos, un partido que se originó en Cataluña como oposición al movimiento separatista.

Quizá Rajoy haya desperdiciado otras oportunidades para negociar el fin del conflicto con Cataluña, pero ahora por lo menos ha dado una “respuesta medida” a los separatistas que pretenden contravenir la legislación española, según Luis Garicano, un miembro destacado de Ciudadanos.

“No creo que Estados Unidos o ningún país de Europa acepte que alguien prepare una declaración unilateral de independencia sin reaccionar en su contra”, dijo Garicano. “Por lo menos mantiene los demonios del nacionalismo bajo control, mientras que los catalanes separatistas están despertando fuerzas que no pueden controlar”.

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Este texto fue publicado en el portal web del New York Times en Español. Haga click aquí para ver el artículo original.