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Lo que el chavismo pudiera aprender de Manuel Noriega; por James Loxton y Javier Corrales

Este texto fue traducido por Mario Trivella Galindo.

Por James Loxton y Javier Corrales | 28 de abril, 2017

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Decenas de miles de ciudadanos han estado en las calles de Venezuela protestando por la restitución del orden constitucional y en contra del presidente Nicolás Maduro, quien ha conducido al país a la crisis económica más grave de su historia.

La respuesta del presidente Nicolás Maduro a uno de los más fuertes episodios de agitación política que ha tenido América Latina en décadas ha sido reprimir. El gobierno suspendió elecciones, desconoció a la Asamblea Nacional controlada por la oposición y ha arrestado a un gran número de manifestantes. El líder opositor venezolano más prominente fue inhabilitado políticamente.

Este nivel de represión sugiere que las autoridades venezolanas no creen que puedan ganar elecciones bajo las circunstancias actuales, y temen que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no logre sobrevivir sin la presidencia. Esta primera preocupación puede ser cierta, pero para muchos partidos oficialistas de regímenes autoritarios, hay vida después de la dictadura.

¿Qué pasa después de una dictadura?

A pesar de que es muy improbable que el enormemente impopular Maduro tenga una carrera política en un futuro democrático hipotético, el PSUV podría subsistir como un “partido de origen autoritario”[i]. Estos son partidos que surgen de regímenes autoritarios, pero que siguen operando luego de una transición a la democracia.

No se trata de una nueva tendencia. Los partidos de origen autoritario han estado presentes en casi tres cuartos de todas las nuevas democracias desde la mitad de la década de los 70. Son importantes actores en África, Asia y Europa poscomunista. En más de la mitad de los casos, estos partidos son reelectos.

América Latina no es una excepción: partidos de esta índole han sido prominentes en 11 de los 15 países que se han democratizado desde los años 70. En nueve de dichos países estos partidos han sido reelectos.

La razón por la que estos partidos sobreviven es porque se benefician de su “herencia autoritaria”: la marca asociada con el partido, la organización territorial y las finanzas, todo lo cual continúa generándoles apoyo político. Paradójicamente, estos beneficios los ayudan a ser exitosos bajo una democracia.

Por supuesto, los partidos también pueden cargar con “lastres autoritarios”. Un historial de abusos a los derechos humanos o un mal desempeño gubernamental, por ejemplo, pueden ser cargas pesadas. El éxito o fracaso de un partido depende del balance de ambos: mientras más herencia y menos lastre autoritario, mejor.

Las estrategias para el restablecimiento

Son muchos los factores que afectan este equilibrio, particularmente el desempeño del régimen autoritario y el momento en el que sucede la transición hacia la democracia. En relación al momento de la transición, Dan Slater y Joseph Wong señalan que para los funcionarios autoritarios es preferible conceder la democratización en buenos tiempos en vez de esperar a una crisis, ya que con ello reducen sus lastres autoritarios. A esto lo llaman “conceder para prosperar”.[ii]

Este escenario dejó de ser una alternativa para Venezuela, considerando la gravedad de la crisis actual. Así que el PSUV, como otros partidos autoritarios, necesitará de otras estrategias para deshacerse de sus lastres y recuperarse.

Una estrategia es la “contrición”. La misma sucede cuando los líderes del partido se disculpan por los abusos del antiguo régimen. Otra es la “ofuscación”: cuando el partido minimiza sus relaciones con el régimen anterior. La estrategia final es la del “chivo expiatorio”, en la que el partido acoge a un “buen” dictador y denuncia a un “mal” dictador. El partido descarga sus lastres autoritarios sobre el “mal” dictador, mientras se aprovecha de los aspectos del régimen anterior que los votantes recuerdan con afecto.

Las lecciones de Panamá

Aquí es donde el PSUV de Venezuela podría aprender de Panamá, en donde el Partido Revolucionario Democrático (PRD) se recuperó después de dos dictadores: el popular Omar Torrijos y el muy impopular Manuel Noriega. El paralelismo entre los dictadores populares e impopulares de Panamá y Venezuela es impresionante.

Desde el momento en que tomó el poder a través del golpe de Estado de 1968 hasta su muerte en 1981, el General Torrijos dominó Panamá. Posteriormente sirvió de inspiración para el Teniente Coronel Hugo Chávez en Venezuela. Chávez fue electo presidente en 1998 (luego de un intento de golpe fallido en 1992), y luego impuso un régimen cada vez más autoritario.

Tanto Torrijos como Chávez eran nacionalistas populistas. Introdujeron políticas que buscaban mejorar la vida de los pobres y se involucraron en cruzadas nacionalistas. En 1977, Torrijos consiguió de los Estados Unidos el eventual control del Canal de Panamá. Chávez clamaba contra el imperialismo. Ambos líderes ganaron mucha popularidad no sólo en sus naciones, sino también con celebridades de izquierda de todo el mundo, como el novelista Graham Greene en el caso de Torrijos y el actor Sean Penn y el director Oliver Stone en el caso de Chávez.

Luego de la muerte de Torrijos, Manuel Noriega, su antiguo líder de inteligencia militar, asumió el poder. Maduro hizo lo mismo cuando Chávez murió en 2013. El mandato de Noriega se caracterizó por la represión, el narcotráfico y la ruina económica. El de Maduro ha acudido al expediente de la represión, ha arruinado el país y altos funcionarios de su gobierno han sido acusados de vínculos con el narcotráfico. Noriega buscaba legitimidad arropándose en el manto del “torrijismo”. Hay un gran paralelismo con Maduro y su evocación del “chavismo.”

Como Maduro, Noriega nunca alcanzó la popularidad de su antecesor. Cuando el ejército de los Estados Unidos derrocó a Noriega en 1990, el 86 por ciento de los panameños lo vieron como una “liberación”, en lugar de una “invasión.”

Así fue como el “chivo expiatorio” revivió al PRD

Todo esto representó mucho lastre autoritario para el PRD de Panamá: Una encuesta a finales de los 90 sugirió que sólo tenía el apoyo del 6 por ciento de la población. No obstante, el PRD se recuperó rápidamente. Ganó las primeras elecciones después de la invasión, igual que la presidencia en 2004, y ha ganado la mayor cantidad de votos en cada elección legislativa salvo en 2014.

El PRD se restableció gracias a la táctica del chivo expiatorio. Culpó a Noriega por sus pecados pasados, y a la vez romantizó el torrijismo y se aprovechó de una enorme organización territorial. En 1994, el candidato presidencial del PRD denunció a Noriega como “un oportunista, un traidor y una desgracia”, y lo llamó el “peor líder desde la independencia de Panamá”, mientras alababa a Torrijos como “un héroe”.

Hasta el día de hoy, el logo del PRD es una “O” con el número “11” adentro, lo cual es una referencia al golpe de Estado del 11 de octubre de 1968 que colocó a Torrijos en el poder. En 1999 y en 2004, el PRD escogió al hijo de Torrijos, Martín, como candidato presidencial. Ganó la segunda vez, y su canción de campaña se llamaba “Omar Vive.”

¿Qué significa esto para Venezuela?

Lo que pasó en Panamá sugiere que los partidos autoritarios pueden sobrevivir al colapso de la dictadura, siempre y cuando puedan conseguir una estrategia que les permita descargar sus lastres autoritarios. Maduro, como Noriega, sirve como un perfecto chivo expiatorio. No es carismático y su gobierno ha sido responsable de una catástrofe económica. Sacrificando a Maduro y abrazando a Chávez, el PSUV de Venezuela podría recuperarse.

Sin embargo, mientras el PSUV se mantenga con Maduro, se hace menos viable esta estrategia. Si el PSUV empieza a ser visto como “madurista” y no “chavista”, será menos creíble si en un futuro intenta culpar a Maduro.

Por esa razón, abandonar a Maduro y facilitar una transición a la democracia más temprano que tarde podría ser lo más conveniente para los dirigentes del partido. Esto puede significar perder una elección o dos en el corto plazo. Pero con ello el PSUV podría sobrevivir en el largo plazo como un partido de origen autoritario.

*

James Loxton enseña política comparada en el Departamento de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad de Sídney, Australia.

Javier Corrales (@jcorrales2011) es el profesor Dwight W. Morrow 1895 de Ciencias Políticas en Amherst College, Amherst, Massachusetts. Es coautor con Michael Penfold de Dragon in theTropics: Venezuela and the Legacy of Hugo Chávez (Brookings, 2nd edition, 2015).

***

Este artículo se publicó por primera vez el 20 de abril de 2017 bajo el título “Venezuelans are still demonstrating. What happens next for the dictatorship of President Nicolás Maduro?” en The Monkey Cage del Washington Post y allí pueden encontrar una bibliografía más amplia.

[i] Loxton, James. (June, 2016). “Authoritarian Successor Parties Worldwide: A Framework for AnalysisKellogg Institute Working Paper No. 411.

[ii] Slater, D., & Wong, J. (2013). The Strength to Concede: Ruling Parties and Democratization in Developmental Asia. Perspectives on Politics,11(3), 717-733. doi:10.1017/S1537592713002090

James Loxton y Javier Corrales 

Comentarios (13)

Suri Cato
28 de abril, 2017

El problema es que ael PSUV no es un partido es una especie de logia sectaria….

Eduardo
28 de abril, 2017

La comparación es objetiva y acertada puede ser que actuando de una forma más democrática el PSUV puede reinventarse y encaminarse a un futuro mejor.

hermann alvino
29 de abril, 2017

El análisis comparativo es interesante, y tal vez el futuro traerá algunos de sus elementos con relación al PSUV; sin embargo, comparar a Chávez con Torrijos es incorrecto puesto que con quien habría que compararlo es con Noriega mismo. Siendo nefasto -como todo régimen autoritario para con una sociedad libre y abierta-, Torrijos no fue un gobernante tan inepto como lo fue Cháves -y Noriega-, como tampoco extremó la división entre los panameños. Visto así, Maduro tampoco es comparable con Noriega entonces, porque ni siquiera tiene el conocimiento básico militar dle otro, ni su astucia -si cabe al término-; Maduro solo es un pobre tipo adoctrinado por Cuba para hacer lo que desde allá se le indica. Que Fidel se lo haya podido colar a Chávez es otra historia.

Luis Oscar Briceño Paredes
29 de abril, 2017

Todo es viable. Al PSUV no lo integran tontos. Ellos saben que van acabar, peor que Perez Jimenes, con su “Cruzada Cívica Nacionalista”. Los gobiernos de turno saben como olvidar o oscurecer el pasado. Pregúntale a los Adecos, que en eso sin son lo máximo, reescribiendo la historia.

Ramón Diaz
29 de abril, 2017

Los nuevos líderes tienen q enseñarle a las nuevas generaciones q el culpable de todo es Chávez, tanto así que el mismo nombró a maduro como su sucesor

aldo
30 de abril, 2017

Pues, muy interesante el analisis, pero esta gente parece que no quierer recapacitar lo que lo llevará a desaparecer politicamente.

Alicia Malle
30 de abril, 2017

Comparto la tesis de secta, eso es lo que es el PSUV. Además si se identifica con Chávez , no va a salir ganando. Ese irresponsable es el culpable de la miseria que vivimos, Maduro, simplemente, ha tratado de imitarlo en todo, sin enderezar el rumbo, de esa conducta estupida vienen estos resultados estupidos. No podemos estar peor!

rafael diaz
30 de abril, 2017

Tengo entendido que dentro del PSUV hay una bomba de tiempo. Los de allí aun todavía sensato ven con preocupación el destino de su organización. Tienen tiempo aun, de subsistir de una hecatombe política.

Jalinson
30 de abril, 2017

Pueden ser situaciones semejantes así como sus actores, por las acciones, violaciones y demás actos que bien les habrá de ganar un merecido lugar en la historia, por demás interminable de tiranos que a lo largo y ancho del mundo han existido y osan de vez en cuando, reeditarse quizá para hacernos recordar, lo que a veces, por nuestra propia naturaleza, solemos olvidar…pero, aún cuando exista esa semejanza…definitivamente cada tirano tiene su propia historia, y esa es la que los ciudadanos siempre estaran en la obligación de escribir, por la manera en que finalmente llega el momento de acabar y derrocar esas tiranías..!

Diógenes Decambrí.
30 de abril, 2017

“partidos de esta índole han sido prominentes en 11 de los 15 países que se han democratizado desde los años 70”: Necesario nombrarlos, no basta con señalar que son 11 de 15, los lectores podríamos desconocer sus identidades, como también pudiera esa afirmación no ser cierta, se queda en lo genérico sin identificar los 11 países. “Tanto Torrijos como Chávez eran nacionalistas populistas”: ¿Qué tiene de nacionalista ser agente del castrismo desde los años 70, y entregar la Soberanía de Venezuela, en bandeja de plata, a la decadente dictadura cubana? “políticas que buscaban mejorar la vida de los pobres”: FALSO, aumentaron la dependencia de los sectores mal habituados a que el Estado populista los mantenga. AD y COPEI lo practicaron, el chavismo lo incrementó poniendo énfasis en el lumpen, más acrítico y barato de manipular. ¿Torrijos consiguió el control del Canal de Panamá, o el payaso Carter se lo obsequió? El PSUV no tiene origen autoritario, es aluvional, financiado desde el poder.

Jaime J Cárdenas
1 de mayo, 2017

En una relación de partidos dentro del juego democrático como contexto cabrían sus comentarios, ustedes están completamente democráticos osea equivocados. por favor situense en la realidad velada pero presente, estamos viviendo el nacimiento del partido único dentro de una dictadura comunista, sistema encubierto durante dos décadas por elecciones para vestirse de democracia por su etapa que finaliza. El ejecutivo tratara de terminar de parir el socialismo del siglo XXI con Asamblea comunal esta primera semana de mayo y todo sin vuelta atrás y nosotros debemos concebir salidas dentro de esa dinámica que mueve a Cuba desde 1958. El PSUV sabe que las fechorías cometidas le impiden continuar en un supuesto de alternabilidad porque sus representantes serían perseguidos para enjuiciarlos por sus delitos. La intención de retirarse y alinearse con Cuba fuera de la OEA, Cuba y Venezuela un solo País consigna de Hugo Chavez y proyecto de los hermanos Castro: La gran Cuba socialista. “Pa’fuera ya

jose Luis
2 de mayo, 2017

Ojalà este artìculo no se transforme a mediano plazo, una vez caiga esta desgracia de gobierno en una profecìa, lo cual, por cierto lo veo factible, despuès de pasear un ratico por wikipedia y revisar la historia del Partido Revolucionario Democràtico de Panamà. Muy buen articulo y aunque la propuesta resulte terrorífica, no deja de ser una advertencia a tomar muy en cuenta por el gobierno que sustituyan al actual règimen.

Leo
23 de junio, 2017

Al PSUV deberíamos hacerle como al partido NAZI en Alemania; es decir, que sea delito hablar de sus principios empobrecedores como instrumentos de dominación de la población. Si convertimos eso en un delito, y si nos esforzamos en ayudar de verdad e integralmente a la gente a salir de la pobreza progresivamente, tenemos el piso legal para declarar al PSUV ilegal y un anticalor democrático.

No obstante, nunca subestimemos al PSUV de nuevo. Parte de las consecuencias que estamos viviendo ahora es por haber creído que no sabían nada de política (de economía no cabe duda que no saben nada y por eso estamos no así), pero de política sí saben.

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