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¿Qué nos dice la recaudación del SENIAT sobre la economía venezolana?; por Douglas Barrios y Frank Muci

Fotografía de Ricardo Peña, de su serie Penínsulas. Haga click en la imagen para ir a la galería

Fotografía de la serie Penínsulas, de Ricardo Peña. Haga click en la imagen para ver la fotogalería completa

El Banco Central de Venezuela (BCV) no ha publicado cifras del Producto Interno Bruto (PIB) en 15 meses, pero los datos de la recaudación tributaria del SENIAT indican que la economía cayó estrepitosamente en el 2016. Hoy en día, el PIB per cápita venezolano podría estar alrededor de 2.600 dólares, un nivel de ingresos que pone a Venezuela cerca de Bolivia, Nicaragua y Honduras, los países más pobres de América Latina.

El reporte del SENIAT es el mismo de siempre —allí se presentan cifras sobre los totales de IVA, Impuesto Sobre la Renta (ISLR) y otros impuestos recaudados en 2016—. En ausencia de otras cifras oficiales, utilizando las herramientas del análisis económico, la información presentada ofrece valiosas pistas sobre las finanzas públicas, el crecimiento económico y el tamaño de la economía venezolana.

Evolución de la recaudación tributaria real

Si tomamos los datos como el gobierno los suele presentar, tendríamos que alabar al SENIAT. ¡La recaudación total aumentó un 186% en plena crisis económica! Pero hablamos de Venezuela, un país donde las cifras nominales no brindan ninguna información. Para contextualizar la recaudación nominal del SENIAT, debemos ajustarla por la inflación. Al hacer esto, transformamos los impuestos en bolívares a su equivalente en bienes y servicios: comida, medicamentos, vivienda, etc. Es decir, obtenemos la recaudación real.

Lamentablemente, el BCV tampoco ha publicado cifras de inflación para ningún mes de 2016, de modo que tenemos que utilizar distintas estimaciones, entendiendo que a diferentes niveles de inflación observaremos una evolución distinta de la recaudación real. En este trabajo utilizamos tres estimados de inflación:

1. La evolución del promedio anual del salario mínimo integral (320%) [1]

2. El estimado de inflación de Ecoanalítica (511%)

3. El aumento del valor de la Canasta Alimentaria Familiar [2] (1269%).


Cualquiera de estos estimados de inflación arroja un colapso vertiginoso de recaudación tributaria real en 2016. Dependiendo de la inflación que utilicemos, este colapso ronda entre 32% y 79%. Vale la pena resaltar que hasta donde tenemos datos (1995), la caída de recaudación real nunca había sido mayor a 13%. Es decir, lo que sucedió en 2016 es inédito.

Una caída de recaudación real de esta magnitud probablemente exacerbó la disminución en el gasto público real. Pero esta reducción en el gasto real pudo haber sido insuficiente. Si el gasto cayó menos que el ingreso, el déficit fiscal tuvo que haber crecido y se pudo haber profundizado el financiamiento monetario a niveles aún más alarmantes. Nos quedamos con esa duda: o el gasto público real cayó más que el ingreso o el BCV le metió el acelerador a la monetización del déficit. Cualquiera de estas alternativas trae consigo consecuencias devastadoras para la economía y los venezolanos.

1. Crecimiento económico

¿Por qué cayó tanto la recaudación real? Hay varias razones, pero la causa principal probablemente fue la profunda recesión en la actividad económica. Históricamente, la evolución de la recaudación ha tenido una relación muy cercana con el desempeño económico. En el gráfico podemos observar esta relación en términos reales per cápita.

A grandes rasgos, se pudiera afirmar que aproximadamente 61% de la variación en recaudación real per cápita se puede explicar con el comportamiento del PIB per cápita y viceversa. No pretendemos evaluar la precisión o naturaleza de la relación, solo queremos mostrar que al tener información sobre una variable, podemos formar una buena idea del comportamiento de la otra. Siguiendo esta lógica: ¿qué podemos inferir sobre el crecimiento económico?

Veamos: Tenemos una relación aproximada entre el crecimiento económico (A) y la recaudación real (B). También tenemos la relación exacta entre la recaudación real (B) y la inflación (C). Juntándolas, podemos derivar una tercera relación aproximada entre el crecimiento económico (A) y la inflación (C). Esta relación es consistente con la recaudación que publica el SENIAT:

Este ejercicio indica una caída del PIB per cápita entre el 11% y el 25%, dependiendo del estimado de la inflación. Cualquiera de estas caídas del PIB per cápita sería el peor desempeño interanual de, al menos, los últimos 60 años.

Vale la pena mencionar otras posibles causas tras la caída en la recaudación real. Por ejemplo, es probable que los venezolanos hayan ajustado su patrón de consumo hacia productos de primera necesidad —no gravados por IVA— o que haya aumentado la preponderancia de mercados informales que no pagan impuestos. Además, la recaudación real puede haber caído por el cronograma de pago de algunos impuestos. Por ejemplo, cuando el SENIAT cobra el ISLR correspondiente a utilidades de meses o años anteriores, esos bolívares valen menos en términos reales por la inflación acumulada en el transcurso. Sin embargo, estos fenómenos probablemente solo explican una parte pequeña del colapso en la recaudación real.

2. Tamaño de la economía

La data del SENIAT también nos permite estimar el tamaño del PIB Venezolano, no solo su variación. Así como existe una relación entre la recaudación tributaria real y el crecimiento económico, también existen relaciones entre la recaudación de ciertos impuestos y el PIB. La relación más estable existe entre el IVA de consumo interno —es decir, obviando el IVA pagado por importadores— y el PIB no petrolero.

Durante las últimas dos décadas, el IVA interno ha representado, en promedio, el 5,4% del PIB no petrolero. Durante ese mismo período, el PIB no petrolero ha representado, en promedio, el 75% del PIB total. Siguiendo estas dos relaciones históricas, estimamos que el PIB total podría ser unos 41,4 billones de bolívares dada la recaudación de IVA interno de 1,7 billones de bolívares reportado por el SENIAT.

Existe un amplio debate sobre la tasa de cambio apropiada para transformar el PIB en bolívares a un PIB en dólares, pero no lo abordaremos aquí. Utilizando la tasa promedio SIMADI del año 2016 para aproximar el PIB en dólares —la tasa más razonable entre las oficiales— esto equivaldría a unos 82,9 millardos de dólares o a 2.630 dólares per cápita. Según datos del Fondo Monetario Internacional, solamente Honduras y Nicaragua tienen un PIB per cápita menor en América Latina.

A pesar de lo bajo de la cifra, dudamos que estemos significativamente subestimando al PIB en bolívares. En los últimos tres años, el IVA interno ha representado cerca del 9% del PIB no petrolero (no 5,4%), y el PIB no petrolero ha representado cerca del 79% del PIB total (no 75%). Si utilizamos estas cifras de los últimos tres años, el PIB en bolívares sería de 23.6 billones de bolívares, lo cual implicaría un PIB per cápita de 1.500 dólares. Es decir, en cualquier caso, nuestra aproximación podría estar sobreestimando el PIB total en bolívares, mientras que su valoración en dólares dependería de la tasa de cambio que se decida utilizar.

Adicionalmente, este estimado del PIB en dólares es 4,7 veces el monto de importaciones de 2016 anunciado por Nicolás Maduro. Como muestra el gráfico preparado por Miguel Ángel Santos con data del World Economic Outlook, el PIB de Venezuela ha sido, en promedio, 5,3 veces el monto de las importaciones durante los últimos 10 años. En los últimos tres, años esta cifra ha sido 4,3 veces las importaciones, por lo que el estimado del PIB en dólares pareciera ser sensato.

En resumen, las cifras de la recaudación tributaria del SENIAT confirman lo que ya sabíamos: el 2016 fue el peor año en la historia económica de Venezuela. Al mirar la data con cuidado, podemos aprender al menos tres cosas de la economía Venezolana: (i) la caída de la recaudación real en 2016 es inédita, (ii) se registró la mayor caída de PIB per cápita de nuestra historia y (iii) el PIB per cápita de Venezuela es ahora comparable con el de Bolivia, Honduras y Nicaragua.

Aunque el gobierno le aplique maquillaje a algunas cifras económicas y esconda otras, no se puede tapar el sol con un dedo: quiéranlo o no, es imposible que no surjan pistas sobre el desempeño real de la economía con datos secundarios como los del SENIAT.

[1] Comparando el promedio anual del salario mínimo, más cesta tickets y aguinaldos de 2015 con el de 2016 y ponderando el promedio de cada año según los meses en los cuales estuvo vigente algún salario mínimo integral.
[2] Ponderando los bienes de la canasta recabados por el CENDAS-FVM según su relevancia en la estructura de consumo del hogar mediano.