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¿Cómo afectaría a Venezuela y a PDVSA que la Administración Trump apruebe el oleoducto Keystone XL?

Por María Silvia Espinoza | 18 de noviembre, 2016
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Fotografía de Associated Press

El viernes 11 de noviembre de 2016, el máximo representante del Partido Republicano de Estados Unidos y senador por Kentucky, Mitch McConnell, informó a los medios de comunicación que hizo una petición al presidente electo Donald Trump para que lleve adelante con celeridad el proceso de aprobación del oleoducto Keystone XL, un proyecto que tiene el objetivo de transportar petróleo desde Canadá hasta Estados Unidos, con una capacidad aproximada de 800.000 barriles diarios.

La construcción del oleoducto Keystone XL fue propuesta por la compañía TransCanada en 2008, con la promesa de reducir en 40% la cantidad de petróleo que importa Estados Unidos de Medio Oriente, Venezuela y otras regiones consideradas como “inestables”, según un reportaje de BBC. Además, se destacaba como uno de los aspectos positivos la cantidad de puestos de trabajo que se crearían con su aprobación.

Sin embargo, el Departamento de Estado de Estados Unidos decidió cancelar los planes, señalando que no contó con tiempo suficiente para revisar la propuesta. Igualmente, la oposición del estado de Nebraska y la presión de grupos defensores del ambiente hicieron que la empresa tuviera que postular el proyecto por segunda vez en ese año.

En 2014, la aprobación del proyecto fue pospuesta una vez más por el Departamento de Estado, argumentando que las agencias federales debían contar con más tiempo para analizar las consecuencias del oleoducto. Posteriormente, se decidió que el oleoducto no cumplía con los intereses estadounidenses y la administración Obama respaldó estas decisiones en noviembre de 2015, asegurando que la aprobación del Keystone XL no lograría crear puestos de trabajo estables ni disminuiría los costos de la gasolina en Estados Unidos. También se argumentó que la aprobación del oleoducto traería como consecuencia la pérdida de liderazgo que ha tenido el país en la lucha contra el cambio climático.

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Fotografía tomada por Peter Essick para National Geographic

Resulta importante destacar que una parte del oleoducto, que no requería aprobación del Departamento de Estado por no atravesar una frontera internacional, ya está construida. Tiene una extensión de 780 kilómetros y funciona desde enero de 2014 y traslada crudo desde el estado de Oklahoma hasta las refinerías de Texas.

Entre los argumentos que han utilizado los grupos ambientalistas para que no se apruebe el proyecto se encuentran las consecuencias directas sobre fuentes de agua e irrigación, la contaminación provocada por el trabajo con arenas bituminosas y el impacto negativo en el calentamiento global.

¿Cómo afecta el Keystone XL a Venezuela?

Ramón Espinasa, profesor de la Universidad de Georgetown y experto en el tema petrolero, explicó en una conversación con Prodavinci en el programa radial Agenda Éxitos que la aprobación del Keystone XL afectará a Venezuela debido al aumento de la oferta petrolera de crudo pesado, lo que presionará los precios a la baja. Venezuela seguirá teniendo oportunidad de exportar petróleo a EE.UU. mediante CITGO, una empresa refinadora de petróleo y comercializadora de petroquímicos filial de PDVSA.

“En términos de no tener disposición del crudo, no nos debemos preocupar porque para algo se construyó el sistema de CITGO. Y ahí tenemos asegurado colocar 700 mil barriles diarios. Ahorita estamos colocando aproximadamente 800 mil barriles diarios. No es que no vamos a tener espacios, pero sí debemos colocar precios competitivos”

Francisco Monaldi, especialista en energía y profesor del James Baker Center de la Universidad de Rice, advirtió en su cuenta de Twitter que la aprobación del oleoducto haría más estratégico mantener a CITGO para PDVSA, ya que esto le asegura una participación en el mercado petrolero ante la competencia.

 

También manifestó en otro tuit que la aprobación del Keystone XL constituiría “una de las peores noticias para la ya golpeada industria petrolera venezolana”, debido al aumento de oferta de petróleo pesado en Estados Unidos.

Como puede verse en el siguiente gráfico, Venezuela ha ido reduciendo sus ventas a Estados Unidos de una forma significativa. En 2004, tomando como referencia el mes de agosto, Estados Unidos importó 45.697 millones de barriles, mientras que para el mismo mes en 2016 las exportaciones a Estados Unidos suman 23.962 millones de barriles, lo que representa una caída de 47,56%. 

 

Algunos analistas creen que Estados Unidos dejará de importar petróleo para el año 2021 debido al shale oil. Estas estimaciones todavía no consideran los nuevos descubrimientos de yacimientos petroleros, como el recientemente encontrado en el oeste de Texas, que implica alrededor de 20.000 millones de barriles de petróleo y 16 billones de pies cúbicos de gas natural.  Mientras tanto, Estados Unidos seguirá siendo un importante cliente para Venezuela, más aún cuando Venezuela ha incrementado su dependencia del petróleo para la producción de divisas.

María Silvia Espinoza 

Comentarios (6)

Diógenes Decambrí.
18 de noviembre, 2016

Modificaría la redacción de el último párrafo: Mientras tanto, Estados Unidos seguirá siendo un importante PROVEEDOR para Venezuela, ya que Venezuela ha incrementado su dependencia del petróleo CRUDO LIVIANO Y DE GASOLINA PARA MEZCLAR CON NUESTROS CRUDOS PESADOS, Y POR LA INSUFICIENTE PRODUCCIÓN DE GASOLINAS EN NUESTRAS PLANTAS. Por otro lado, CITGO está en pico de zamuro, pues es el AVAL de los BONOS que el régimen tuvo que ofrecer tres veces, aumentando las ganancias para los tenedores de bonos (que aceptan posponer la fecha de cobro), e incrementando la DEUDA externa de nuestro país, para no caer ahora en DEFAULT y tener dinero para seguir malgastando. Si al vencimiento de esos nuevos Bonos no pudieran pagarlos, buena parte de CITGO pasaría a manos de los acreedores. Buen negocio para ellos, pésimo para nosotros.

nelson briceno
18 de noviembre, 2016

Ahi si es verdad que nos terminamos de J..

Fernando L
19 de noviembre, 2016

Maria, dos puntos:

1. Cuando se construya el oleoducto, el mercado de crudo pesado en los centros de refinación de Texas y Louisiana tendrá disponible una mezcla proveniente de Canadá que aumentará el diferencial del precio entre crudos pesados y el referencial. Las leyes de EEUU requieren que CITGO pague “precio justo” y esto quiere decir que PDVSA podrá colocar el crudo, pero el precio será más bajo. Yo me he preguntado si los “grupos ambientalistas” que oponen el oleoducto no están financiados o incentivados por agentes del gobierno Venezolano, porque está muy claro que PDVSA tiene tremendo incentivo para impedir su construcción.

2. El “descubrimiento” de 20 mil millones de barriles en Texas es solamente la emisión de un estudio de recursos técnicos en una zona llamada “Wolfcamp”. Estos estudios no consideran el precio del petróleo. También debemos recordar que esa zona (una capa de roca) ha sido producida por décadas, hoy día ya produce con pozos fracturados.

Jose Daniel
19 de noviembre, 2016

Habria que tomar en cuenta que el nuevo presidente de USA, dijo que se pondria duro contra los gobernantes actuales de Venezuela, sabemos que a estos no les importa pero al resto de los venezolanos si nos afectaria

ricardo
19 de noviembre, 2016

Entiendo o creo entender que, Alaska no se nombra porque es ya un estado petrolero avanzado, tecnicamente, cuenta con oleoducto de aproximadamente mil Km. desde el noroeste hasta su ppal puerto, “Puerto Valdes”, es decir, un estado consolidado en produccion mas no en refinacion pues sus leyes paraecologicas son muy severas..

rafael luna o
21 de noviembre, 2016

el comentario de Ramón Espinasa no se corresponde con el destino de nuestras exportaciones por cuanto las refinerías de Citgo constituyen solo uno de los procesadoras de crudo venezolanos además de Valero, Total, Phillips 66 entre otros

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