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Retrato hablado del tirano; por Wolfgang Gil Lugo

Por Wolfgang Gil Lugo | 25 de octubre, 2016

Caligula

“He jurado ante el altar de Dios, hostilidad eterna contra toda forma de tiranía sobre la mente del hombre”.
Thomas Jefferson

El tirano es una figura importante y enigmática de la política. Es la negación de la esencia humana y, a la vez, es demasiado humano. Por una parte es la negación de la política y, por otra, es la realización del poder en su forma más extrema. Su figura es apasionante. Posee el atractivo de las fieras. Recuerda al poema “El tigre” de William Blake, donde el poeta visionario evoca la temible belleza de la bestia.

El tirano ha sido admirado y elogiado por Calicles en la antigüedad y por Nietzsche en tiempos modernos. También el tirano ha sido vilipendiado por una tradición que comienza desde la antigüedad. Sócrates y Shakespeare han sido sus grandes críticos. Ellos han denunciado la ruindad que existe en ese personaje. Romain Rolland resume la idea que subyace bajo la crítica al déspota por antonomasia: “La tiranía es implacable y cruel porque es cobarde y débil”.

El tirano es ilegítimo

Al comienzo de la literatura griega clásica, el término ‘tirano’ (τύραννος), era sinónimo de ‘rey’ (Βασιλεύς). Era un término neutro, no poseía connotaciones negativas. Con el tiempo comienza a designar a quien toma el poder de una forma ilegítima. Pero tal ilegitimidad era compensada por las reformas sociales y los beneficios que obtenían los menos favorecidos. Era característico que un autócrata tomara el poder impulsado por las clases populares contra los abusos de los aristócratas.

El más famoso de los tiranos de este tipo fue Pisístrato. Nos cuenta Heródoto (Historia, 1, 59-64) que fue un político astuto y audaz que se hizo del poder en Atenas con muchas estratagemas. Cuenta el mismo Heródoto que para obtener el favor de los ciudadanos, disfrazó de diosa a una bella joven y la paseó por toda la ciudad para que afirmara que él era el elegido del Olimpo. Pisístrato obtuvo gran popularidad debido a las medidas que llevó a cabo para beneficiar al pueblo. Además, construyó bellos templos, acueductos y mercados, facilitó el comercio y la manufactura. Su influencia se hizo modélica en Atenas y en el resto de Grecia. Gracias a su política cultural se recopilaron los poemas homéricos.

El tirano es un déspota

En la Constitución de los atenienses, Aristóteles nos cuenta que cuando murió Pisístrato dejó la tiranía en manos de sus dos hijos: Hipias e Hiparco, los cuales cambiarían para siempre el sentido del término, al convertir el gobierno en un régimen abusivo.

A partir de allí, el vocablo gana la connotación de despotismo. El verdadero poder lo llevaba Hipias, pero tras el asesinato de su hermano Hiparco, su gobierno se convirtió en un régimen de terror y desconfianza, lo que terminó con las connotaciones positivas de tiranía que había observado Pisístrato.

El tirano es un ignorante
con mucha ambición de poder

Los comediógrafos antiguos utilizaron la figura del tirano como representación del enemigo de la democracia ateniense. Aristófanes lo describe como un ciudadano particular y poco inteligente que ha caído en la tentación de concentrar todo el poder en sus manos instaurando un poder despótico.

“CORO. -¡Oh, Demos! Tu poder es muy grande; todos los hombres te temen como a un tirano; pero eres inconstante y te agrada ser adulado y engañado; en cuanto habla un orador te quedas con la boca abierta y pierdes hasta el sentido común.” Aristófanes, Los caballeros.

El tirano proviene de la decadencia de la democracia.

La democracia se corrompe cuando hay libertinaje. En el libro VIII de la República, Platón propone una explicación sociológica sobre la aparición de la tiranía. La democracia es destruida por la excesiva indulgencia. Lo que se define como su bien es la libertad. En la democracia, la libertad es llevada hasta la anarquía porque nadie quiere obedecer. Este exceso de libertad conduce a la tiranía; por consiguiente a la esclavitud, pues en general, todo tipo de exceso, usualmente, produce un cambio en la dirección contraria.

El tirano utiliza el resentimiento
social para tomar el poder.

Platón sostiene, en el mismo libro VIII, que en una democracia se distinguen tres grupos sociales. Un grupo está constituido por los holgazanes, que son mucho más poderosos que en la época oligárquica y, en efecto, los holgazanes manejan a la mayoría de necesitados de la ciudad.

Los ricos están en el segundo grupo, a quienes los holgazanes esperan mendigar sus dádivas. El tercer grupo está formado por el pueblo. Este es el segmento más poderoso, especialmente cuando está reunido en asamblea.

La pugna comienza cuando sus líderes intentan ganar riqueza para sí mismos y para sus adeptos, y acusan a los ricos de conspirar contra el pueblo. En respuesta, los ricos actúan como oligarcas y terminan luchando los dos grupos entre sí. El pueblo designa a un hombre como su líder para que lo defienda de los ricos, pero una vez superada esta situación, surge la tiranía, porque el gobernante se afianza en el poder de manera dictatorial y termina sometiendo a la ciudad con toda clase de abusos que le permitan conservar el gobierno.

El tirano termina esclavizando
al mismo pueblo que lo eligió

Platón explica en el libro VIII, que el tirano generalmente trata de promover la guerra, de manera que el pueblo necesite un líder; así lo distraerá de conspirar contra él, y tendrá la excusa de suprimir a aquellos que se le opongan.

El tirano debe eliminar a toda persona hábil, sea amigo o enemigo, que le haga competencia. Su escolta crecerá en la medida en que se haga más despreciable. Reclutará como espalderos a holgazanes extranjeros, así como a esclavos que ha tomado de sus conciudadanos.

Financiará su gobierno robando los tesoros sagrados de la ciudad, la propiedad de sus víctimas, y hasta la hacienda de su propio padre. Cuando el pueblo que lo aclamó para que lo defendiera trate de deshacerse de él, no dudará en ser cruel con ese mismo pueblo. Entonces, el pueblo descubrirá que ha sido esclavizado.

El tirano es un psicópata

Platón comienza el libro IX de Republica con una clasificación de los apetitos: los necesarios (la sed de agua) y los innecesarios (la sed de finos licores). Dentro de los innecesarios se encuentran los apetitos legales e ilegales. Platón distingue los apetitos ilegales porque en ellos se encuentran los deseos psicopáticos (ansias de robar, asesinar y torturar).

Adelantándose al psicoanálisis, Platón afirma que las primeras apariciones de los deseos psicopáticos tienen lugar en los sueños.

El hombre moderado está en capacidad de utilizar su razón para rechazar estos sueños perversos. En cambio, en el hombre desequilibrado la lujuria dirige todas sus acciones. Esto lo conduce a toda clase de crímenes y desviaciones del carácter. Hace realidad sus sueños criminales, en los cuales se realizan sus apetitos. Estos apetitos son mucho más grandes que los de los criminales comunes. Alaba a sus cómplices para lograr sus fines de dominación y acepta fluctuar entre la figura del amo o esclavo de aquellos con quienes se relaciona en las altas esferas del poder, y nunca conoce la verdadera amistad. Es todo lo injusto que una persona puede ser.

El tirano empobrece al pueblo
para que no pueda conspirar

Aristóteles (Política, V) nos suministra un catálogo de los recursos represivos que utilizan los tiranos para conservar el poder. En dicho catalogo se enumera:

—Anular a los individuos superiores.
—Quitar de en medio a los espíritus independientes.
—No permitir comidas comunes, ni camarillas políticas, ni educación, ni nada por el estilo.
—Tener bajo control todo lo que tenga que ver con la grandeza de espíritu y la confianza
—No dejar que existan círculos culturales ni otras reuniones de estudios.
—Procurar por todos los medios que los súbditos no se conozcan entre ellos.
—Recurrir a espías.
—Poner a calumniarse los unos a los otros.
—Poner a amigos en contra de amigos.
—Empobrecer a los súbditos para que no tengan tiempo de conspirar.
—Promover guerras con el fin de que los ciudadanos estén ocupados.

En esta lista llama la atención cómo el tirano, de forma deliberada, empobrece a la ciudad tanto desde el punto de vista material como espiritual.

La rebelión de la conciencia

A pesar de las características objetivas que hemos expuesto, el éxito del tirano no depende solamente de ellas. Dichas características son las condiciones necesarias pero no suficientes del éxito político del despotismo.

Etienne de la Boétie nos enfrenta a una paradoja política:

“Si un tirano es un solo hombre y sus súbditos son muchos, ¿por qué consienten ellos su propia esclavitud? El que gobierna tiránicamente sobre ustedes posee solamente dos ojos, solamente dos manos, solamente un cuerpo; en verdad no posee nada más que el poder que ustedes le confieren para destruirlos. ¿Dónde ha adquirido él ojos suficientes como para espiarlos, si ustedes no se los proveen por sí mismos? ¿Cómo puede tener él tantos brazos con los cuales golpearlos, si no los toma prestados de ustedes? Los pies que pisotean vuestras ciudades, ¿de dónde los obtiene si no son los vuestros?” (La servidumbre voluntaria).

De la Boétie nos sugiere que el tirano saca su poder de nuestra conciencia, es decir, del consentimiento que le damos. Dicho consentimiento es la condición necesaria de su éxito político. Se infiere, entonces, que el tirano es un ídolo con pies de barro, los cuales se desmoronarán cuando le quitemos nuestro apoyo.

Wolfgang Gil Lugo 

Comentarios (16)

Margarita Oviedo U.
25 de octubre, 2016

Qué buen artículo.Cualquier alusión a la realidad venezolana,es pura coincidencia. Excelente!

Mario Fagiolo
25 de octubre, 2016

Prof. Wolf qué gusto leer otra vez una pieza magistral de Usted! Viene de recordar la famosa frase de Gide “Todas las cosas son ya dichas; pero como nadie escucha, hay que volver a empezar siempre”

GILDA
26 de octubre, 2016

EXCELENTE ARTICULO, ASI COMO LA SELECCIÓN DE AUTORES, BUENA REFLEXION AL FINAL SOBRE COMO LA MAYORÍA PERMITE MUCHAS VECES LA ACTUACIÓN DESTRUCTIVA DEL TIRANO

jose pinto
26 de octubre, 2016

Excelente articulo, como todos los anteriores.Nos obliga a reflexionar que directa o indirectamente todos podemos ser hacedores y sostenedores de tiranos,sin siquiera darnos cuenta. Un TAF

Roberto Quijada
26 de octubre, 2016

Maravillosa y, Magistral la EXPOSICION, del Sr. Wolfgang Gil Lugo. Muy acertado en toda su explicación, en la cadencia y decadencia, del Origen de los Sistemas Absolutistas, fascistas y, Totalitarios. ¿Se repite la historia? !la Historia, se Repite! “los hombres, la repiten” Otros, hombres> actúan y acometen, su guión y, libreto

Irmal Lovera
26 de octubre, 2016

El tirano es un ególatra cuya única realidad es su conveniencia, aunque expresa lo contrario para intentar no perder el sustento que lo mantiene. Pero el pueblo no es eternamente insensato y cuando se percata de la traición le retira el sustento. El proceso es lento porque nada es mas largo que la credulidad y la esperanza de un pueblo. Excelente visión histórica nos brinda Wolfgang Gil.

Juan Gustavo
26 de octubre, 2016

Excelente articulo, excelente eleccion de autores y segmentos, un reflejo de lo que vivimos, un esquema del gobierno actual, el entendimiento de como nace y como termina la tirania.

Jeanne
26 de octubre, 2016

Estupendo artículo, bien sustentado en informaciones serias. Cualquier parecido con la realidad…..etc. Me encanta tu capacidad de demostrar ciertas verdades, entre ellas la triste verdad que nos impregna, y es, lo poco que la humanidad ha cambiado en algunos aspectos. Aunque soy fiel defensora de la nueva consciencia que está surgiendo derrumbando los viejos paradigmas. Creo en la teoría del Mono Cien, hacia allá vamos, por lo tanto aunque sea poco perceptible por el momento !vienen profundos cambios en la humanidad! Es francamente admirable que hayas encontrado una relación directa entre personajes antiguos y…bueno los otros los ponemos nosotros… Gracias por ese inteligente artículo.

Abel Carrasquero
26 de octubre, 2016

Apropiado este análisis, que se hace actual, si intentamos relacionarlo con figuras como: Maquiavelo, Hitler, Lenin, Marx y otros que conocemos. Quizás ellos no leyeron los autores citados, pero sus practicas se replican cuando encuentran en el otro las debilidades que son las fuentes para apropiarse de un cuerpo descuidado y sumiso. El tirano es tal en la medida que el súbdito consienta, sin resistencia, el abuso a que es sujeto.

Pisistrato Montiel
26 de octubre, 2016

“Se infiere, entonces, que el tirano es un ídolo con pies de barro, los cuales se desmoronarán cuando le quitemos nuestro apoyo”…Este año cae Fidel.

Estelio Mario Pedreáñez
27 de octubre, 2016

Brillante artículo. 1 Nota: El surgimiento de Tiranos por el fin del Caudillismo en Hispanoamérica y los nacidos de partidos políticos por la imposición de sus ideologías totalitarias (fascismo, nazismo y comunismo) en el siglo XX, son 2 fenómenos recientes que no conocieron los grandes pensadores del pasado. El Tirano Gómez (1908-1935) surgió en Venezuela porque la modernización de los armamentos determinó una reforma de los ejércitos (ahora permanentes y con formación especializada, para manejar las nuevas armas) y con ello la extinción de los caudillos tradicionales, que solo podían oponer fuerzas precarias en armas y hombres. Gómez murió en su cama, afianzado en su moderno y pretoriano “Ejército Gomecista”, que heredó su usurpación a la Sobernía Nacional. Hitler y Mussolini perdieron el poder al perder la guerra. Franco y Stalin murieron como Gómez. Y muchos Tiranos “Comunistas” cayeron porque el hambre venció a la servidumbre voluntaria y sus militares temieron masacrar al pueblo.

Estelio Mario Pedreáñez
27 de octubre, 2016

La Sociedad Moderna o “de Masas”, facilitó en muchos países (Alemania, Italia y “Socialismos Reales”), la imposición y arraigo de Tiranos nacidos de la imposición de las ideologías totalitarias de sus partidos políticos. La realidad de la especialiación de los ejércitos, con hombres entrenados para manejar armas modernas, los convirtió en factores indispensables para asegurar la conservación del Poder, por esto las Tiranías Totalitarias son más nocivas y difíciles de derrocar (70 años de Dictaduras Soviéticas y aún están los Reyes Castro y los Reyes Comunistas de Corea del Norte), porque adoctrinan al pueblo desde niños, no permiten debates de ideas, aislan al pueblo de la realidad y criminalizan toda oposición. Solo la hambruna lleva a la rebelión de los pueblos sometidos y sí los jefes “militares” son tan criminales como los Tiranos, y las tropas tan desalmadas, masacran a sus pueblos, con el peligro de sufrir la ira popular o provocar la intervención extranjera para evitar matanzas

Rupert
30 de octubre, 2016

Me complace una vez más la reivindicación que haces de la figura de Platón. Un personaje totalmente incomprendido por la crítica que hiciera en su época a un sistema de gobierno que como la democracia en su tiempo fue totalmente pervertido por sus supuestos defensores. Ojala pudieras escribir algún día algo en defensa de la concepción política platónica porque seguramente ayudaría a comprender mejor lo que realmente representó su teoría sobre cual podría ser la mejor forma de gobierno.

Estelio Mario Pedreáñez
31 de octubre, 2016

Tampoco conocieron los grandes pensadores de la Antigüedad una categoría que podemos llamar “Los Tiranos Tolerados”, que explica que décadas después de adoptada en el Derecho Internacional Público la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” las grandes potencias de Occidente (especialmente EE.UU.) apoyen por puro pragmatismo político a muchos Tiranos en los países atrasados, como los Reyes Comunista en Cuba, la Dinastía de los Castro, cuyo régimen totalitario habría colapsado de no contar con los alimentos y medicinas que les suministra EE.UU. a dicha Monarquía Comunista, realidad ignorada por el pueblo cubano, adoctrinado contra “El Enemigo Imperialista”, para impedir el éxodo masivo de inmigrantes cubanos a Florida; EE.UU. incluso detiene en el mar a los inmigrantes cubanos (hombres, mujeres y niños) y los entrega a la cruel Dictadura, para que ésta decida sus destinos (cárcel, discriminación, trabajo forzado, etc). Por esto también tolera a los otros Tiranos que la financian.

Carlos Aponte
1 de noviembre, 2016

Excelente Artículo Prof., parece una descrpción de algunos personajes de nuestra actualidad política, será que leyeron mucho a Platón para poder interpretar tan apegados a la letra la descripción que él hace del tirano o será genético y todos tienen el mismo talante. Con respecto a la Rebelión de la Conciencia, no puedo dejar de citar a Simone de Beauvoir al referirse al opresor léase el tirano “El opresor no sería tan fuerte sino tuviera cómplices entre los propios oprimidos” y por supuesto a San Juan Pablo II. “Por más poderoso que sea un dictador, sólo es un hombre. No tengais miedo”

jaime macdonald
6 de noviembre, 2016

Muy bueno el articulo, en estos tiempos difíciles, cuando se pretende cambiar la conciencia de los ciudadanos, mediante el uso del poder y la inducción de un idealismo político, fundamentado en la ignorancia y falta de amor por los valores humanos, especialmente hacen ver en la ignorancia del colectivo que el pueblo tendrá toda clase de beneficios y que alcanzaran la felicidad con la aplicación de un sistema socialista que ha fracasado, donde se ha pretendido implantar; China,Alemania, Korea del Norte,Cuba y otros países del orbe terrestre, hay que reaccionar y despertar, somos protagonista de nuestra propia historia, os invito ayudar a construir, innovar y crear otra realidad, contamos con ingentes recursos, humanos materiales y físicos, como hemos permitido esto catástrofe en un país que cuenta con escenarios ambientales que desearían tener otros paises.

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