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Al límite // La violencia es inadmisible; por Luis García Mora

Por Luis García Mora | 29 de mayo, 2016
Fotografía de Prensa Presidencial

Fotografía de Prensa Presidencial

Maduro se arroga el derecho de gobernar con poderes absolutos sin someterse a ninguna ley, en un escenario de contención y defensa que anuncia un junio hostil.

Esta semana en Dominicana se han sentado representantes de la MUD y del gobierno nacional con los expresidentes Zapatero, Torrijos y Fernández, abonando el camino hacia lo que sería otro intento de diálogo. Ojalá en esa agenda, además del referéndum como salida a la crisis y la libertad de los presos políticos, no hayan quedado por fuera los aspectos cruciales de la emergencia nacional y el desmesurado deterioro de las condiciones básicas de vida, hiperinflación, hambre, carencia de recursos médicos, así como los más altos niveles de criminalidad del mundo que aquí se están experimentando.

Con un proceso político desbordado, al negarse el gobierno a aceptar una salida incruenta a través del referéndum contemplado en la Constitución y las leyes, y en una aciaga truculencia política que por supuesto sacude a la opinión pública internacional, se está dando el insólito caso de que un jefe de Estado, electo con el voto popular, esté convocando a sus seguidores a empuñar las armas para precisamente impedir el ejercicio de ese voto popular.

¿Que esto pueda pasar desapercibido sin que se reaccione?

Imposible.

La violencia abre camino a la violencia y eso es inadmisible.

De ahí que a partir de una truculencia el resto de las truculencias se sucedan, desarticulando paulatinamente al Estado democrático.

Por ejemplo, la decisión de la Corte Segunda en lo Contencioso Administrativo de instar a los cuerpos de seguridad a reprimir “manifestaciones violentas” o no “permisadas”.

Al margen de que la palabreja no aparece en el DRAE, según los entendidos en la Constitución y la ley que rige la materia, se pretende convalidar la interpretación del Gobierno según la cual las manifestaciones “no autorizadas” al CNE pueden ser prohibidas y reprimidas mediante el uso de la fuerza.

La violencia.

Violencia que de manera ventajista –y hasta cobarde– desnaturaliza el propósito especifico de lo contencioso-administrativo (Hernández) de defender y proteger al ciudadano frente al poder de la Administración, y al revés, privilegia a la Administración frente al ciudadano.

Otra acción más con la que el Gobierno nos obliga a entrar en su reino de brutalidad jurídica y espanto.

Una Venezuela a lo Cuba de Fidel o a lo Chile de Pinochet, si se le deja dar cuerda a su juguete, donde regiría una situación en la que el soberano (¡Nicolás Maduro!) ejercería su facultad de determinar quien es el (su) enemigo público, hasta decidir si es necesario el estado de sitio para (como cualquier dictadorzuelo más, dijo el secretario general de la OEA) protegerse a sí mismo y a los suyos.

Una Venezuela que como se perfila en el horizonte, junto al estado de excepción, la emergencia económica y el anunciado estado de conmoción interna, ahora es un dominio en el que desde el Palacio puede ordenarse un inusitado despliegue de exhibicionismo del “músculo militar” contra (que ridículo) un ejército invasor, que es lo que somos para ellos los casi treinta millones de venezolanos civiles hambrientos, enfermos y perplejos, a los que buscan reducir para que dejen de alzar la voz y marchar.

Ante unos pelotones fanáticos, con fusil en mano, metralleta y hasta misiles.

El propio ministro de la Defensa se ufanaba el sábado de cómo los militantes eufóricos de un partido, el PSUV, manipulaban los misiles INGLA de Defensa Aérea Portátiles, junto a efectivos de la Fuerza Armada y Aristóbulo Istúriz, disfrazado de militar y dispuesto a marchar a la, imaginamos, Guerra del fin del mundo de Vargas Llosa.

Hablaban de combatir, de defender la Patria de nosotros, miserables extranjeros en nuestro propio país, a costa de sus propias vidas. En esta tierra de Dios, de la que ellos solamente son dueños, al concluir los ejercicios “Independencia II 2016” para supuestamente demostrar, “que podemos hacer frente a cualquier amenaza”.

La milicia bolivariana, ¿recuerdan?, creada por Chávez hace nueve años.

Hablan de un despliegue de mas de 340 mil milicianos.

Juego –show partidista– cuyo costo calculan en 20 millones de dólares, y que forma parte de la promoción de mecanismos ilegales para el control del orden público (Foro por la Vida) por medio de la atribución de vigilancia y control para la seguridad y soberanía del país, en una nación que se encuentra en poder del hampa.

Y es que hasta el “vicepresidente de seguridad y defensa” del PSUV y exgobernador del estado Lara, Reyes Reyes, revela que ha comenzado el reclutamiento de 80 mil militantes para “conformar cuerpos de milicianos que afrontarán cualquier circunstancia que se nos presente, no solo desde el punto de vista de la defensa del país, sino también de la seguridad interna”.

Así que no nos asustemos: los ciudadanos estamos protegidos.

Y advertidos.

Hecho el bolsa, el Gobierno amenaza con una guerra civil.

Y este exhibicionismo malandro para amedrentar (porque están armados, si estuvieran desarmados ni de vaina), ¿genera miedo? ¿Están las colas de los venezolanos ansiosos de un kilo de arroz, avasallados económicamente por la crisis, temerosos de que estos tipos los ametrallen?

Dice el Ministro de Interior que para esta calistenia cívico-militar (despliegue de fuerzas al estilo maoísta, lo califica Elías Mata) facilitó 181.290 funcionarios policiales. Cifra dudosa según Luis Izquiel quien sacó la cuenta y si solamente cumpliera con el estándar de 3.4 policías por cada 1000 habitantes, habría hoy 108 mil policías en las calles, que por supuesto no están.

Tal fantasía no existe.

No existe nada de lo que transmite esta radionovela.

Este montaje.

Lo único que existe es que están (o estuvieron) reunidos en Dominicana, la MUD con los expresidentes traídos por los hermanitos Rodríguez y Jaua, para ver como se desconecta esta vaina, mientras Maduro, invocando su guerra civil, prende velas a ver cómo pesca algo que lo salve de tanto rechazo, impopularidad y escepticismo.

No imagina cuánto daño le ha hecho el viaje y la presencia de Albert Rivera a Caracas, al constatar el incrédulo líder de Ciudadanos, de qué podrida masa sociopolítica y económica está hecha esa paranoica locura política de Pablo Iglesias y Podemos que amenaza con llevarse también a España entre pitos y flautas, al tiempo que imponen un reino de terror a lo Stephen King.

La ergástula.

La miseria.

La fiebre.

¿Dejarán que Maduro, nariceado por el asesor de PODEMOS (Serrano Mancilla lo denominan) y el importado en vientre Alejandro Vanoli, hombre clave en el cepo cambiario argentino, se tire ese mentado canje hostil de bonos de PDVSA que significaría una declaratoria de cesación de pagos (default) de los títulos de la empresa?

Es decir, ¿que con ese canje cree una situación de emergencia tal que impida el referéndum?

Pero ¿cómo se contabilizan los tiempos políticos? ¿Cómo se detiene le hemorragia?

Lo que viene, insistimos, no es tarea de un solo hombre.

Ni de un solo estamento o un solo sector. Se trata de establecer un gobierno de salvación nacional.

Es la hora de todos.

En la Grecia clásica el idiotés era quien no participaba en los asuntos públicos y prefería dedicarse únicamente a sus intereses privados. Pericles deploraba al indiferente que no se preocupaba por lo que a todos debía concernir. Y la antipolítica, como la de Maduro y su populismo de cuartel y la de los otros de signo contrario, parecen dispuestos a colaborar en la demolición, el desmantelamiento de lo público.

Así que estamos en momentos de graves amenazas desde un poder obnubilado.

Que llama a las armas.

Es momento de recurrir al juicio sabio.

Y ante la voluntad de gobernar por decreto, con poderes absolutos, sin someterse a ninguna ley, hay que movilizarse, actuar.

Luis García Mora 

Comentarios (2)

juan vicente pérez delgado
29 de mayo, 2016

Amigo Luis, por informaciones que se manejan, el propio Maduro está cediendo, producto de las reacciones de los gobiernos de España, de Portugal, en general de Europa, de la Bachelet, de Macri y pare de contar, aún hay bastante resistencia de parte de Cabello, de Bernal y de algunos Gobernadores, pero cada día son menos los que sostienen a Maduro; todos los golpistas que se alzaron con Chávez están pidiendo revocatorio y los militares que se volvieron chavistas piden lo mismo. Hay que esperar buenas noticias

Freddy Siso
29 de mayo, 2016

La actitud de Maduro y sus adláteres, no es sino de los perdidos y sin remedio. Están de salida y será muy pronto.

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