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Retrato robot del tuitero prescindible; por Doménico Chiappe

Por Doménico Chiappe | 20 de marzo, 2016

Retrato robot del tuitero prescindible; por Doménico Chiappe 6403

Tuve el sano hábito de seguir a quien seguía mi cuenta en Twitter, sin más interés –espero que recíproco– que escuchar el ruido mundano, la voz río que fluye, el rumor de la plaza, la calle digital. Un día noté cansancio, desinterés, hastío. Demasiada piedra en el cauce.

Quise limpiar el fondo de hojas secas. En vez de eliminar voces por sus nombres, yendo al listado “siguiendo”, preferí tomar con calma esa depuración, y eliminar a aquél cuyo tuit incitara mi caprichosa incomodidad en el momento de leerlo (una arbitrariedad). Procesar el mensaje, clasificarlo como útil o no (otra arbitrariedad), pasar el cursor por encima del autor, mirar su perfil y clicar, o no, el icono que hará que desaparezca de esa rambla que había construido con casi tres mil eslabones. Tarea que descubrí entretenida, más aún que abandonar Facebook que, en un paso intermedio, te hace leer que fulano, mengano o perencejo “te extrañarán”. Sin sentimentalismos, sin despedidas, se desvanecen esos sonidos. Sin huellas, aunque tampoco quedaba ninguna que no fuera deslavada con prontitud.

Por qué evaporar a un tuitero, cuál es un posible motivo tras una decisión aparentemente irracional. Puede haber uno o varios argumentos que sentencian a un tuitero a la invisibilidad. Aquí hago una lista con 35. Algún pretexto sirve para varios perfiles, que repiten estrategia. Otros reúnen, en 140 caracteres, hasta cinco motivos por los que perder megafonía en mi avenida de información. Juntas sirven para hacer un retrato robot del tuitero prescindible:

– Tienen la receta del éxito.
– Escriben todo en mayúsculas.
– Publican sólo palabras que comienzan con # y @
– Retuitean lo anterior.
– Piden explícitamente un retuit.
– Lanzan frases entrecomilladas de gente famosa sin citar la procedencia.
– Citan a Bolívar, Marx, Friedman, Thatcher… (ninguno a Stalin o a Mao, curiosamente).
– En su foto de perfil usan a Terminator, Stewie Griffin, Capitán América…
– Agitan banderas.
– De un día para otro, comienzan a escribir en idiomas que no hablo.
– Usan adjetivos como “delicioso” o “irresistible”.
– Empiezan frases con “sin duda” o “la verdad es que”.
– Escritores noveles que citan errores comunes de escritores noveles o les dan consejos.
– Dan los buenos días. Es decir, sólo dan los buenos días.
– En su perfil coloca cosas como “me interesan muchas cosas y nunca sabré de nada” y otras frases que creen graciosas o modestas, y que, en el fondo, son ciertas.
– En su biografía se retratan con sus carencias y frustraciones.
– Retuitean a gente que no soporto (y, desde luego, nunca seguiré).
– Sólo copian un link, sin titular, sin pistas sobre qué encontrar allí.
– Buscan enternecer con fotos de animales. Los fans de los gatos son los más insidiosos.
– Hablan del Real Madrid o de cualquiera de sus jugadores.
– Escriben diez tuits seguidos. A veces en el mismo minuto (copian y pegan).
– Se autoproclaman “felices”.
– Están creados únicamente para publicitar una marca (aunque tolero bien el autobombo individual).
– Profesión: consultor, asesor, emprendedor.
– Usan las palabras como “empoderado” y “revolución”…
– Publican fotos de sus hijos (aunque la frecuencia es mucho menor aquí que en Facebook).
– No diferencian su vida privada de la corporativa, sea cual sea su ocupación: su canal se convierte en un programa de variedades matutino que no discrimina entre noticia y chisme.
– Alertados por aniversarios de muertes, reciclan obituarios.
– Tan políticamente correctos, que asquean.
– Tan forzadamente incorrectos, que también asquean.
– Insisten en debatir sobre el tiempo.
– Hablan de religión.
– Copian el link de esas tarjetas de felicitaciones, cumpleaños, día de san Valentín con mucho emoticono dinámico.
– Emplean emoticonos en su perfil.
– Banalizan los genocidios, las minorías perseguidas, las violaciones de derechos fundamentales.

Doménico Chiappe 

Comentarios (1)

@manuhel
24 de marzo, 2016

Si ud. en su cuenta twitter evita esas 35 maneras de tuitear, o al menos 34; entonces vale la pena para mí seguirle.

Y en lo posible le comenzaré a seguir.

Yo evito seguir a quienes a menudo se hacen dueños de la razón. El “se los dije”, me cae mal. No sigo a los que se retuitean a si mismos cuando aciertan algo, pero olvidan retuitear sus intentos fallidos.

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