Artes

El universo de Rocamador; por Doménico Chiappe

Por Doménico Chiappe | 12 de marzo, 2016

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Asumir la difícil misión de mostrar el universo de un individuo. Espacio externo e interno. Diseccionarlo y seleccionarlo para contenerlo en un libro.

El espacio externo contenido en las fotografías con las que el autor ha retenido el mundo que acoge a Rocamador, mujer con nombre de virgen. El lugar donde se mueve, donde reina. “Organiza su vida en torno a sus pequeñas obsesiones: el café, la pintura, los papeles”, dice Arellano.

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El espacio interior se entiende a través de la reproducción de su diario, en la elección de frases y dibujos, por donde emerge su pensamiento, su forma de entender ese espacio externo. “Rayos y truenos. No quiero que llueva. Ni paraguas ni chubasqueros, yo quiero que llueva granos de café. Yo paso de la lluvia, quiero ver en la ventana el sol que nos calienta a todos. Repito, rayos y truenos. Llover es de tontos”, escribe Rocamador en su diario.

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Rocamador, mujer, síndrome de down, española, permite el seguimiento. Transcurre entre 1996 hasta el año de la edición. Casi una década. Desde sus 46 años hasta los 56 actuales. Años en donde irrumpe un marcapasos en su pecho y el alzhéimer en su mente.

Diez años de inmersión. Convivencia, cercanía. Este trabajo es una carta de respeto, de admiración, de amor hacia ella, Rocamador. El fotógrafo deja entrever las cualidades elegidas: inocente, inofensiva, bondadosa, alegre.

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Amor, respeto, admiración también hacia ese mundo, casi mágico, personal, aislado, como los cuentos de fantasía, en el que la protagonista se rodea de objetos que sólo funcionan para ella, que sólo ella encuentra útiles. Un mundo difícil de proteger. Difícil de proteger de otras gentes y sus prejuicios; del paso del tiempo; de la naturaleza mortal de los hombres.

¿Para qué se retrata? ¿Para proteger la memoria? ¿Para salvar aquello que es inexplicable? ¿Para que la vida y la vivencia persistan?

Doménico Chiappe 

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