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10 propuestas para atender la crisis económica de Venezuela; por Ricardo Penfold

10 propuesta para atender la crisis económica de Venezuela; por Ricardo Penfold

Venezuela tiene todos los síntomas de un país que está bajo un embargo económico, como Suráfrica en los años ochenta o Irán, más recientemente. Y lo curioso es que ninguna sanción internacional haya sido impuesta: este embargo ha sido auto-impuesto y las políticas del gobierno nos han cercado.

Tenemos el riesgo país más elevado del mundo y las actuales tasas de interés a las cuales pudiera pedir prestado Venezuela son tan elevadas que cualquier proyecto es inviable. Los bancos y empresas venezolanas y el gobierno no pueden acceder al crédito internacional para realizar operaciones básicas de crédito comercial, agudizando la escasez de alimentos y de medicinas que agota al venezolano.

Sin crédito las empresas se paralizan y con ellas el país. Para romper el auto-embargo es necesario un cambio radical en la política económica que reduzca el riesgo país y garantice de nuevo el acceso de Venezuela a los mercados de capitales.

El modelo económico ya estaba quebrado cuando el barril estaba a 100 dólares. Las colas, el nivel de déficit fiscal y la explosión inflacionaria eran síntomas de que el precio del petróleo no podía sostener la voracidad de la política económica del gobierno. El presidente Nicolás Maduro culpa a Colombia, a Estados Unidos y a la oposición de su fracaso, pero lo cierto es que eso que está sucediendo en Venezuela es consecuencia de lo que sucede en Miraflores: el control de cambio, el control de precios, la política fiscal, la política comercial y de nacionalización de empresas han sido diseñadas por el gobierno.

Las políticas económicas están asfixiando al país.

El cambio de rumbo en materia de política económica es urgente. Por eso acá propongo algunas medidas que no pretenden ser exhaustivas, pero  que estoy convencido ayudarán a solucionar la crisis en la que nos encontramos y a que comencemos a ser un país normal con problemas normales.

1. Política cambiaria

Nuestra economía está plagada de distorsiones y la más perniciosa es la cambiaria. El control de cambio es un cultivo de corrupción. El actual diferencial entre el cambio oficial y el paralelo es tan grande que tienta hasta al marxista más puro y al religioso más ortodoxo.

La eliminación del control de cambio es una necesidad y erradica la corrupción cambiará de un plumazo al eliminar la discrecionalidad en la distribución de divisas.  ¿A qué nivel se debe unificar el tipo de cambio? No me queda claro, pero obviamente no es al cambio oficial de 6,30 ni la cifra donde esté el inefable paralelo mientras usted lee esto.

Para estabilizar el tipo cambio es imperativo que se corrija el déficit fiscal. De lo contrario el tipo de cambio seguirá en su senda exponencial. Por otra parte, un tipo de cambio más competitivo va a estimular al sector industrial que ha venido desapareciendo durante los últimos años.

2. Política fiscal

Un marco fiscal sostenible es el pilar fundamental de la estabilidad económica de un país y eso obliga a diseñar una reforma fiscal que elimine el financiamiento al gobierno por parte del Banco Central de Venezuela y reduzca el déficit fiscal a niveles sostenibles.

El financiamiento monetario del déficit fiscal caracteriza a la mayoría de los países que han padecido la hiperinflación. Y la inflación es un impuesto sumamente regresivo, del cual los asalariados tienen pocas formas de protegerse. Así que la reforma debe contemplar transferir de nuevo al sector privado las actividades que desde 1999 ha venido asumiendo el sector público y que distrae recursos que podrían ser utilizados en otros sectores con mayor beneficio social y productivo para el país. Y esto incluye la adquisición y distribución de alimentos y medicinas.

Las importaciones no-petroleras del sector público pasaron de 1 mil millones a principios de los 2000 a un estimado de 17 mil millones de dólares en el 2015, poniendo una fuerte presión sobre el déficit fiscal.

El gasto público debe concentrarse en lo social e invertir en capital humano (educación, salud y vivienda) y en capital de infraestructura pública que complemente y ayude al crecimiento del sector privado.

Sin capital humano no hay crecimiento económico.

3. La gasolina

El nivel del precio de la gasolina es absurdo y es otro foco de corrupción y de despilfarro.

Aumentar el precio de la gasolina y las tarifas de otros servicios públicos (al menos a costo de producción) es necesario.

Sincerar el precio de los bienes y servicios que vende el Estado lograría eliminar el contrabando que tan costoso ha sido para el país. Y lo haría sin tener que militarizar las fronteras.

Países como Perú y República Dominicana, con ingresos per cápita menores al nuestro, han eliminado el subsidio a la gasolina sin mayores problemas sociales. Eso sí: estas medidas tienen que venir acompañadas de transferencias directas por medio de tarjetas inteligentes a familias de menores ingresos. En El Salvador se hace algo parecido.

No tiene sentido que las familias de mayores ingresos, que son las que tienen vehículos, sean las que más se estén beneficiando de este subsidio.

4. PDVSA

PDVSA es, hoy en día, una empresa financieramente inviable. Yo no recomendaría su privatización. Pero es necesario reformarla para que se dedique a su negocio medular y transfiera todas las competencias que sean distintas al negocio energético a los entes competentes del Estado y al sector privado.

El aumento del precio de la gasolina, la unificación cambiaria y la reforma fiscal mencionadas anteriormente deben tener como objetivo mejorar el flujo de caja de PDVSA, garantizar su estabilidad financiera y simplificar su carga fiscal al impuesto sobre la renta, regalías y dividendos.

También hay que agilizar la reforma de los contratos de PDVSA con las empresas asociadas para garantizar la reactivación de la producción petrolera.

5. Las reservas internacionales

Hacer un inventario de los activos externos de la República y consolidar los activos líquidos en las reservas internacionales, con el objetivo de mejorar la liquidez externa del país y reducir el riesgo país y el costo al cual se financia Venezuela en el mercado internacional.

6. Los controles de precios

Eliminar los controles de precios y realizar una reforma comercial que fomente la competencia y debilite los oligopolios que osifican el crecimiento económico, hacen menos competitivo al país y traen como consecuencia un mayor nivel de precios.

La política económica actual sustituye el oligopolio del sector privado por el monopolio del sector público. Y lo hace a un costo muy elevado para el país.

7. Sistema financiero

Revisar a fondo el sistema financiero para garantizar su adecuada capitalización y que estén capacidad de servir su función básica de intermediación y de dar crédito al sector productivo de la economía.

8. La deuda con proveedores internacionales

En cuanto a la deuda externa con proveedores que tiene el sector privado, no basta con que el gobierno la reconozca.

Si los proveedores perciben que el sector privado no va a tener acceso en el futuro a divisas para cancelar su deuda externa, no estarán dispuestos a prestarle de nuevo a las empresas venezolanas y la escasez de bienes no será resuelta.

Es imperativo que el gobierno tenga una política económica coherente que garantice el acceso permanente a divisas, para que se puedan acometer los proyectos de inversión y producción.

Una vez en marcha el programa económico, yo propondría una auditoría de la deuda con proveedores para determinar que las divisas cuya adjudicación había sido garantizada por el gobierno fueron utilizadas apropiadamente. El pago pudiera ser en créditos fiscales negociables o en deuda pública.

9. Empresas públicas

En cuanto a las empresas básicas y de servicios públicos que están en manos del Estado, exploraría el modelo colombiano (donde existen empresas públicas como las de Bogotá, Cali y Medellín que son sumamente eficientes) y ver si es factible replicar ese esquema en Venezuela.

Las empresas más pequeñas habría que transferirlas lo antes posible al sector privado para ponerlas a producir y a generar empleo. Todas las opciones deben estar abiertas, pero es imprescindible buscar un modelo que fomente la competencia y no proteja a sectores específicos.

10. Financiamiento internacional

El apoyo de las multilaterales va a ser imprescindible. Esto le dará mayor credibilidad al programa económico y agilizaría el acceso de Venezuela a los mercados de capitales, permitiendo que los bancos y empresas venezolanas puedan obtener líneas externas de crédito para importar los bienes necesarios para la producción y se comiencen a llenar de nuevo los anaqueles.

En este proceso de reformas económicas, los mercados de capitales también podrían estar abiertos a propuestas que permitan cambiar, de manera voluntaria, el perfil del servicio de la deuda externa de la República y de PDVSA, para darle un respiro financiero al país y ayudar así a incrementar la probabilidad de que las reformas sean exitosas y se traduzcan en un país más próspero y estable.

Las medidas que hay que tomar son duras y van a requerir de mucho capital político para explicarle a la población lo crítico de la situación y de la necesidad de acometer las reformas. Una parte integral del programa tiene que ser diseñar transferencias a los sectores más vulnerables para reducir el impacto del ajuste cambiario y de precios de algunos bienes y servicios.

Si no corregimos el 2016 será una pesadilla y el 2015 habrá parecido un sueño.