- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

Al límite // El “Crash” de Maduro; por Luis García Mora

ARTICULO_al_limite_crash_de_maduro_24012016_640

La taquigrafía de la crisis es demoledora.

Y como el recordado “Bombardero de Detroit”, Joe Luis, no hace más que acosar a Maduro, latigueándolo sin piedad, con su legendaria sentencia: “Puedes correr, pero no esconderte”.

Sin mejores cartas en la mano nombra un nuevo gabinete económico que da pena, y lo esconde. Ni de casualidad deja que públicamente sea examinado ante el país, como Dios manda, por un nuevo bloque técnico parlamentario de alto nivel, para que sus ministros expliquen con cifras válidas, y después de 18 años en la oscuridad, qué es lo que pasa.

Dónde están los reales. Quién los regaló. A dónde fueron a parar. De qué manera piensan rescatar al país del abismo.

Desde que Chávez lo ungió como su heredero, casi en artículo mortis, como lo fustigó alguna vez un cáustico crítico colombiano, Maduro quedó desconcertado. Y aquí está.

No requiere de ningún decreto para tomar medidas, pero no las tiene y se lanza con una crasa solicitud de más poder, únicamente en la búsqueda de un pretexto político.

Él y su “troupe”, no los consintamos más, carecen por completo de conocimiento económico. Y, por supuesto, al carecer de diagnóstico y claridad conceptual de lo que se traen entre manos, la nueva Asamblea con el nivel técnico de José Guerra a la cabeza, los “raspa”. No aprueban. Ni pueden ir a reparación. Ni arrastrar.

La descomunal dimensión de esta crisis los desaprueba. Y por 107 votos el nuevo Parlamento improbó su solicitud de emergencia económica. Ya basta de viejos trapos y vieja lógica.

Habla que habla y Maduro desaprovecha ilógicamente el escaso tiempo para decir algo nuevo. De la misma manera que despilfarró su oportunidad ante la Cámara, en la que, por cierto, Henry Ramos desmitificó lo militar al dirigirse a Padrino directamente, y uno no sabe aún si es hoy el jefe o el líder (son dos cosas distintas) de la oposición venezolana; pero, al menos en este momento, Maduro lo reconoce como tal.

Aunque todo este acontecer es muy fluido.

Para algunos es el líder y apunta más allá. Sin embargo… Al doblar cada esquina hay una sorpresa. Cierto: no es responsabilidad de la Asamblea proponer medidas concretas, y hay decisiones que no se toman en la Asamblea, aunque la involucre; y sí, el Gobierno tiene que pagar su costo político de la crisis. Pero cuidado, que la política es, como decían aquellos sabios, la percepción que se tiene sobre la política.

Que es lo mismo que la idea que, errónea o correctamente, la opinión pública se arma de lo que realmente sucede.

Aun cuando, como siempre, las cabezas del régimen y Maduro son campeones en saltarse sus propias responsabilidades, hay que jugar este juego con algo más de imaginación, y, ¿por qué no?, testículos. A  esta hora en que hay obligatoriamente que  asumirse como alternativa, ante un país que espera de este Parlamento –por las grandes expectativas sembradas- algo más que, primero, consumirse políticamente en una especie de conserjería parlamentaria desconectada en carne y nervio de la crisis, y, luego, permitir que este nuevo Poder se deslegitime  vertiginosamente, como le acaba de ocurrir al Ejecutivo de Nicolás Maduro.

Pecado: entonces nos quedaríamos sin ningún Poder.

Y eso sí es, amigo lector, peligroso.

Consideramos (dispuestos a equivocarnos) que es demasiado tarde para que Maduro recoja la crisis. Ya el sambenito de la “guerra económica”, por manoseado y estúpido se agotó en las colas, que es donde realmente están convergiendo las necesidades más elementales, matándose por un litro de leche: aquí, los tiempos de la política, son distintos de los tiempos sociales.

Y cuando esto explote –si no se hace nada por evitarlo–, es ahí donde se verá de qué estamos hechos todos. Porque, hasta nuevo aviso, vamos hacia una tronco de confrontación.

Y no es solo este bailoteo estéril entre este presidente Maduro encerrado en una habitación con un solo juguete,  y la Asamblea y Ramos Allup. Es que, se repite, Maduro no hecho ni una sola propuesta concreta. Nadie sabe qué va a pasar. No hay nada definido.

Todos los expertos lo enuncian: nos movemos (los treinta millones que nos estamos moliendo) dentro de un colapso económico en cámara lenta.

Y, como decíamos, la taquigrafía de la crisis nos mata.

Nicolás, es un hecho, carece de la calidez personal, de la simpatía natural que a Chávez, como decía el periodista Antonio Caballero, le permitía cantar, bailar, tocar el cuatro sin perder la espontaneidad.

A Maduro, las afiladas aspas del ventilador de la crisis lo destrozan. Lo deshacen. Cuando baila, como dice el otro, no transmite alegría. No transmite nada. Y como sucesor de un líder carismático, en efecto, es lo peor que se puede mostrar.

No. No está hecho para esta crisis.

Era inimaginable pensar que en medio de esta “crisis catastrófica” como él mismo dice, Maduro nos iba a salir con el anuncio de otros “nueve motores, que regirán el desarrollo económico del país para salir de la crisis”.

Ya en enero de 2007, aquel Chávez, viejo enterrador de la comarca, propuso ante el país que se le desguazaba lo que denominó los “cinco motores constituyentes”, para avanzar hacia el Socialismo del Siglo XXI. Que, por supuesto, contemplaban, otra “habilitación” para que él legislara –sin Legislativo, como quisiera Maduro hoy en día– “sobre las materias necesarias para adelantar los cambios hacia el socialismo”.

Y no cuajaron.

¿Recuerdan? Aquel “cuarto motor”, la “geometría del poder”, integrado por la nueva manera de distribuir los poderes sobre el espacio nacional, ya que proponía revisar la distribución político-territorial del país, y “generar las construcción de sistemas de ciudades y de territorio federales”, como un nuevo Napoleón tropical.

Y al inscribir su candidatura una vez más, el 11 de junio de 2012, presentó su “motor” mayor: el “Programa de la Patria” (como siempre, con mayúsculas) para convertir a Venezuela en “la Gran Potencia Naciente (como el sol) de América Latina y el Caribe”, que permitiría “lograr el equilibrio del Universo y garantizar la paz planetaria, preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana”?

Qué manía: cada vez que tienen un problema político, económico, social, tratan de escamotear la realidad y (raro) se inventan un “motor”. Hasta en enero de 2014 ante los micrófonos que se le abrían hacia el espacio exterior, este mismo Maduro explicaba al país sus otros 11 “Motores Productivos”, además de otras “Cinco Revoluciones”.

Como hoy.

Cuando se percibe la impresión de que para estos revolucionarios de pacotilla el tiempo de esta nación, estrangulada hasta la asfixia, se hubiera detenido.

Como en el ocaso del país de la desmemoria.

En el discurso de Maduro ante la Asamblea, curioso, como me lo señalaba un experimentado político, nunca mencionó ni a la revolución cubana ni a Fidel ni a Raúl Castro, ¡ni a Cuba!

Ni una sola vez.

CRÁTERES