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Efraín Velásquez: “El decreto de emergencia obvia los problemas de la economía”; por Víctor Salmerón

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Efraín Velásquez, fotografiado por Andrés Kerese.

De pronto el discurso del gobierno acepta que el país sufre una crisis profunda y emite un decreto de emergencia económica aderezado por el directorio del Banco Central de Venezuela, que tras un  año de atraso, difunde cifras que registran la magnitud de la ola que empobrece a la población: la mayor inflación desde 1950 acompaña a una recesión donde la producción cae por un tobogán que aparenta no tener fin.

El pasado 13 de enero, dos días antes de que el decreto de emergencia permitiera vislumbrar cómo el gabinete económico pretende contener el incesante incremento de los precios, la metástasis de la escasez y la recesión, el Consejo de Economía Nacional emitió un comunicado planteando acciones urgentes para detener el deterioro.

Efraín Velásquez, presidente del Consejo, Ph.D en Economía en Northwestern University, analiza los diferentes aspectos de la propuesta, el impacto que puede tener el decreto de emergencia y la gravedad de esta crisis que, todo indica, al menos se prolongará por lo que resta de 2016.

En comunicado que emitió el Consejo de Economía Nacional indica: “Para aumentar la oferta interna de bienes y servicios, se hace indispensable la mejoría en la asignación de divisas para el financiamiento de importaciones. Ello implica un nivel de reservas internacionales líquidas acorde con las necesidades del ambiente económico”. ¿Cómo aumentar las reservas en efectivo cuando existe un elevado riesgo país que obliga a pagar una altísima tasa de interés para obtener financiamiento, el declive de los precios del petróleo, un gobierno que no ahorró durante los altos precios del barril y unas barras de oro depositadas en el BCV que representan más de dos tercios de las reservas?
Las reservas líquidas cerraron el año pasado en 1.500 millones de dólares y actualmente están en tan solo 800 millones. Es fundamental establecer una estrategia para incrementarlas porque es la única manera como Venezuela puede mantener la actividad económica en un ambiente de relativa estabilidad y hacer que el impacto sobre el bienestar de los ciudadanos no sea tan importante.

Eso implica endeudamiento, acudir a organismos multilaterales, créditos de exportación y cualquier otro mecanismo que sea posible y apoye esa estrategia. Venezuela no ha hecho el mejor trabajo en cuanto a la presencia en los mercados internacionales. La última emisión que hizo fue en 2008 y los mercados no tienen información oficial, lo cual hace que ese proceso de endeudamiento en sus comienzos sea lento.

El camino más expedito es cambiar parte del oro a efectivo o utilizarlo como garantía para obtener financiamiento. ¿Esto no incrementaría el nerviosismo del mercado que interpretaría que el gobierno está terminando de raspar la olla?
Lo más importante es comprender que es fundamental que las autoridades presenten una visión de futuro que genere confianza, una estrategia formal, técnica, consistente para enfrentar un escenario mundial caracterizado por un descenso relevante en el precio de las materias primas y de los mercados financieros. En la medida en que la estrategia sea consistente los efectos de la percepción internacional serán menos importantes.

¿En esta circunstancia qué implica un plan que permita obtener financiamiento en el mercado internacional en mejores condiciones?
El tema central es adoptar una política fiscal prudente, reducir el déficit doméstico. Eso tendría que venir acompañado con un comportamiento del Banco Central donde los agregados monetarios mantengan una dinámica consistente con esta estrategia, algo que adicionalmente llevaría a tasas de interés un poco más altas. Esto haría que la dinámica inflacionaria pierda fuerza y que la volatilidad del mercado cambiario se reduzca.

En ese contexto, con un plan creíble para la comunidad nacional e internacional, las posibilidades de obtener financiamiento externo son más amplias. Debemos tener presente que los mercados, en términos generales, se mueven por las percepciones.

¿No es posible esperar un mayor financiamiento por parte de China?
Las autoridades han estado viendo el tema del financiamiento externo atado a acciones específicas y mirando a China como el prestamista de última instancia, algo que no ha sucedido y creo que los chinos no se ven en el rol de otorgar financiamiento para el fortalecimiento de las reservas internacionales.

Cuando habla de organismos multilaterales, ¿plantea acudir al Fondo Monetario Internacional?
Dentro de los organismos multilaterales, el FMI aparece como el prestamista real de última instancia. Cuando existen brechas de financiamiento tan importantes esa es la última variable que vas a tener que considerar y tomar en cuenta de manera seria.

¿Cuántos dólares necesita Venezuela para cubrir el déficit de divisas?
Con el precio de la cesta petrolera venezolana en un promedio de 45 dólares el barril este año, que hoy luce un precio alto pero hay que considerar que lo que se espera es que el barril se recupere en el segundo semestre, estamos hablando de 23 mil millones de dólares.

Y si el precio sigue igual los vuelve a necesitar nuevamente en 2017. Es decir, estamos en un punto donde el tema del financiamiento es estructural y  hay que evaluar si el diseño de la estrategia económica va acorde con esa realidad.

¿El gobierno no podría plantearse un recorte aún más profundo de las importaciones, la venta de activos como Citgo y no pagar la deuda externa por la que hay que cancelar 9.500 millones de dólares este año?
Hay diferentes mecanismos para enfrentar este escenario y eso determina los impactos económicos y sociales. Venezuela tiene una estructura económica donde las materias primas importadas representan 28% dentro de la estructura de costos del sector industrial. Eso implica que si reduces más las importaciones, incluyendo las materias primas, la oferta será menor y como la política fiscal sigue siendo expansiva se profundizará el desbalance respecto a la demanda y por ende la inflación sería mayor y el desabastecimiento más recurrente.

¿Es posible vender Citgo para enfrentar esta brecha financiera? La respuesta es sí, pero es un activo que se puede utilizar una sola vez. El default es otra opción, pero que cierra el financiamiento para el próximo año. Entonces, no se trata de tomar decisiones que van cerrando las opciones, sino definir un plan que nos haga viable el bienestar a futuro.

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Efraín Velásquez, fotografiado por Andrés Kerese.

El gobierno emitió un decreto de emergencia económica que será discutido por la Asamblea Nacional para su aprobación. El decreto, en resumen, implica evadir el control presupuestario por parte de la Asamblea, le otorga al Ejecutivo la facultad de intervenir empresas, activos y propiedad privada a fin de garantizar el abastecimiento de productos básicos y, además, otorgaría al gobierno el poder de restringir las operaciones en bolívares. ¿Qué opina de esta visión?
La visión que expresa ese decreto no aborda los problemas fundamentales de la economía venezolana. Es un decreto que se refiere a temas internos y el tema fundamental para incrementar la oferta es el financiamiento externo. Tampoco enfrenta la necesidad de una reducción progresiva del déficit fiscal. Como ninguna de estas dos cosas está explícitamente enfrentada en el decreto, las características generales del ambiente económico, signado por recesión, alta inflación y problemas de abastecimiento, se mantendrían. Este decreto no enfrenta los problemas de la economía.

El 30 de diciembre, el presidente Nicolás Maduro promulgó la Ley del Régimen Cambiario donde se indica que el Cencoex no autorizará divisas “para satisfacer una prestación ya extinguida” salvo que se trate de casos que el mismo Cencoex considere de “interés nacional”. Esto apunta a que no habrá dólares para que el sector privado pague la deuda que tiene con proveedores en el exterior y que en el caso de la industria de alimentos, por ejemplo, es de 1.500 millones. ¿Esto no va a agravar los problemas de oferta?
Los problemas de oferta están atados a esta deuda. Actualmente, las importaciones de materias primas son prepagadas. Una de las cosas fundamentales de la estrategia de financiamiento externo es que hay que buscar una solución para las deudas acumuladas con proveedores internacionales porque es una de las maneras de mejorar la oferta interna, disminuir la inflación y disminuir el desabastecimiento.

¿Para un nuevo ministro de finanzas cuál es la única manera de resolver esto en un escenario de reservas internacionales y flujo de exportaciones petroleras limitadas? Emitiendo deuda.

El comunicado del Consejo señala: “Para reducir del desbalance entre la oferta y la demanda de bienes y servicios, se requiere disminuir el estímulo de demanda que genera el gasto público interno financiado a través del Banco Central”. Es decir prohibir que el BCV siga fabricando billetes para que el gobierno gaste. De acuerdo con la visión de algunos economistas el gobierno puede prescindir del BCV si devalúa porque obtendría más bolívares por cada dólar. ¿Basta esta medida para acabar con la presión inflacionaria?
Al evaluar el tema fiscal hay que abordar el financiamiento, pero lo fundamental es el nivel de gasto del gobierno que aumentó desde 24% del PIB en los años 90 a 33% del PIB en la primera década de los años 2000 y a un promedio de 45% en la década actual.

Esto se traduce en que la magnitud del gasto público es tal que la economía no puede soportarlo. Cuando hablamos de gasto público hablamos de demanda, entonces tenemos a una población con bolívares en el bolsillo que sale a comprar cosas que no encuentra porque la oferta no crece en un entorno, donde por ejemplo, no le asignan suficientes dólares a las empresas para la adquisición de materia prima. Cuando la demanda crece más rápido que la oferta el propio dinamismo del sistema económico trata de resolver ese desbalance a través de la inflación, que es la manera en que disminuye la capacidad de compra. Es un ajuste perverso.

Entonces, el tema de la devaluación elimina el financiamiento monetario pero no elimina el impacto monetario que es el que está determinando el crecimiento de la demanda, porque al devaluar el Banco Central le va a dar los bolívares a Pdvsa como venta de exportaciones petroleras.

¿Y esto no sería menos inflacionario que el esquema actual en el que el Banco Central crea bolívares para comprarle bonos a empresas públicas, principalmente a Pdvsa?
El tema de la devaluación genera más inflación al principio y menos inflación después. Es mejor la devaluación que el financiamiento, pero el punto fundamental es que la política fiscal es expansiva.

¿De cuánto es la brecha actual entre los ingresos y el gasto del gobierno en bolívares?
En Venezuela el promedio era de 10% del PIB, en estas circunstancias está por encima.

¿Su idea central es que más allá de devaluar o no el problema fundamental es que el gasto del gobierno es muy elevado?
El punto central es que hay que establecer una coordinación entre la política fiscal y monetaria. La política fiscal tiene que ser más restrictiva y la política monetaria también.

La visión de miembros del gabinete económico es que disminuir el gasto público en las actuales circunstancias aumentaría la recesión y amplificaría los problemas.
El análisis parcial dice que la actividad económica va a caer por la reducción del gasto público, pero lo que hay que considerar es que se pueden abrir espacios para que el sector privado compense este descenso del gasto. Toda la estrategia económica de hoy pretende que el gobierno haga todo, que el gobierno genera crecimiento, que el gobierno resuelve todos los problemas.

¿En el escenario actual el gasto desbordado del gobierno sólo aumenta el malestar de la economía?
Así es, lo que está ocurriendo es que estamos en un escenario donde la política fiscal, el gasto del gobierno, ya no genera crecimiento, únicamente produce más inflación y más desabastecimiento.

El comunicado del Consejo indica que es necesario ir hacia una estrategia que contemple un “esquema de incentivos para la participación privada en el proceso de crecimiento económico”. ¿Eso no implica desmontar el control de cambio, el control de precios, crear unas instituciones confiables… En fin, unas tareas que lucen muy alejadas de lo que se plantea el gobierno de Nicolás Maduro?
Eso es lo que la sociedad debería estar pensando. Esos son los temas que no solo Venezuela sino cualquier país que trate de definir una estrategia económica que redunde en bienestar de sus ciudadanos tiene que tomar en cuenta. El centro de la estabilidad macroeconómica depende del diseño de la política económica pero la sostenibilidad del crecimiento y el bienestar provienen de la inversión privada y para que haya una participación más activa del sector privado hay que crear las condiciones.

En materia cambiaria el ministro Jesús Faría ha dicho que hay que ir a una simplificación. Me imagino que se trata de solo tener un tipo de cambio oficial pero mantener el control de cambio; de hecho, el Presidente hizo una reforma a la Ley de Ilícitos Cambiarios que aumenta las penas para quienes fijen precio de acuerdo al dólar paralelo. ¿Cuál sería el resultado de aplicar este esquema en caso de que se adopte?
Lo fundamental en el tema cambiario es resolver el problema del bajo nivel de las reservas internacionales líquidas, a fin de que quienes soliciten divisas puedan obtenerlas. En el escenario actual con liquidez de reservas muy limitadas puedes poner uno, dos o tres tipos de cambio pero el sistema no va a tener liquidez para operar como ocurrió con el Simadi.

Lo primero es establecer una estrategia de financiamiento externo que le de liquidez a las reservas internacionales, luego considerar el tema fiscal, la reducción del déficit doméstico de manera importante y coordinar eso con la política monetaria del Banco Central. Una vez que esto esté resuelto podríamos hablar de una nueva estructura del sistema cambiario que sea estable y redunde en beneficio del sistema económico.

¿Cuál es su propuesta en cuanto a cuál debe ser la estructura del sistema cambiario?
La estructura depende del horizonte de tiempo del que estemos hablando. A largo plazo el objetivo tendría que ser un sistema de cambio único flotante con intervención del Banco Central. En el corto plazo creo que deberíamos ir a un sistema dual, con un tipo de cambio oficial y un tipo de cambio libre administrado por el Banco Central.

Pasar de una sola vez a la eliminación del control de cambio es lo que hicimos en 1989, hoy los impactos económicos y sociales serían muy importantes. Por eso me inclinaría por un proceso gradual. No obstante, hay que tener presente que cuando se entra en procesos graduales los grupos de interés pueden bloquear algunas de las decisiones y hacer que la gradualidad se haga muy lenta. Para evitar eso habría que estar preparado.

La reforma a la Ley del BCV allanó el camino para que el Banco Central financie al Gobierno. Esto cuadra con la idea del ministro Luis Salas de que la emisión de dinero es una causa menor en la inflación a la cual define como “una operación de transferencia de los ingresos y de la riqueza social desde unos sectores de la población hacia otros por la vía del aumento de los precios”. ¿Qué opina de esta visión?
La experiencia histórica, lo que hemos visto en Venezuela y está muy claro haciendo seguimiento mensual durante 2015, es que los agregados monetarios tiene impactos sobre la actividad económica y sobre las variables de inflación y tipo de cambio. El motivo fundamental por el cual estamos enfrentando serias dificultades es el desorden fiscal y monetario que las autoridades han llevado adelante, sobre todo después de 2010 cuando se hizo la reforma a la Ley del Banco Central que abrió las puertas al financiamiento monetario. En 2010, el Consejo presentó una posición pública anticipando lo que podría ocurrir y resultó muy cercana a lo que hemos vivido.

Las estadísticas que publicó el Banco Central indican que en el tercer trimestre de 2015 la inflación acumuló un salto de 39,9% versus 13,4% en el mismo lapso de 2014. Colegas suyos hablan de que en 2016 el país puede caer en una hiperinflación. ¿Está de acuerdo?
La inflación se ha acelerado porque el desbalance entre la oferta y la demanda es mayor. En cuanto a la hiperinflación, ¿es posible que eso ocurra en una economía? La respuesta es sí. ¿Es posible que eso ocurra en Venezuela en 2016? Mi respuesta es no.

El comunicado del Consejo también habla de Política Petrolera. Dice que es necesaria la “apertura de espacios para la inversión petrolera nacional e internacional. Ello iniciará el proceso de crecimiento económico sostenible debido a sus relevantes relaciones intersectoriales”. ¿Actualmente no hay espacios?
El sector con mayores relaciones intersectoriales es el petrolero, cuando se invierte un dólar en petróleo se convierte en casi dos dólares en la economía, por ejemplo, la mitad de la construcción son las obras civiles para el área petrolera, la industria metalmecánica está montada para venderle a Pdvsa, comercio, manufactura, todo se relaciona al sector petrolero. Entonces es una herramienta clave para el crecimiento.

Las empresas petroleras están esperando que se abran oportunidades de inversión, no es un tema de reformas legales. Otro aspecto es que un anuncio de una nueva visión petrolera cambiaría la percepción, se crearía un ambiente de negocios positivo y esto impacta en el corto plazo.

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Efraín Velásquez, retratado por Andrés Kerese.