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Contracrónica; por Antonio Ortuño

Contracrónica; por Antonio Ortuño 640

Rogelio Villarreal, periodista y editor. Haga click sobre la imagen para ver su fuente.

Decía Chesterton que hay tres problemas intelectuales al momento de leer un libro dedicado al debate de ideas. El primero es que estemos de acuerdo con ellas y el segundo que no lo estemos en lo absoluto. Ambas posturas tienen sus riesgos al momento de la lectura: convertir al lector en fanático partidario o en detractor. Pero el problema mayor es el tercero y consiste en que el lector, según el caso, esté de acuerdo en ocasiones con el autor y en franco desacuerdo en otras. Será un problema delicioso, sí se quiere, pero no deja de ser un problema.

Ya hablando específicamente en los terrenos del periodismo, sucede que algunos nos hemos acostumbrado tanto a endiosar las voces que cimientan y dan la razón a cierto consenso progresista que nos cuesta oír palabras discordantes. Hemos levantado altares para los Kapuściński, García Márquez, Saviano, Aristegui y demás y frecuentemente hemos dejado de problematizar sus figuras, sus posiciones, sus claroscuros. Curiosa paradoja: el periodismo existe para cuestionar pero, a su vez, discute muy poco a los cuestionadores. Así, esa famosa duda de “¿Quién vigila a los vigilantes?” del poeta romano Juvenal (y del guionista inglés Alan Moore) suele quedar sin respuesta…

Pero hay quien trata de abordar el asunto con toda frontalidad. Rogelio Villarreal (Torreón, 1956) es editor, periodista, crítico y polemista. Sus crónicas y artículos fueron esenciales para conocer mejor la contracultura mexicana de los años ochenta y noventa. En los tiempos recientes, la actividad de Villarreal se ha concentrado en trazar una contra crónica de la hegemonía del ideario “progre” en ciertos medios, en el “ambiente” cultural, en el análisis político y en las redes. Villarreal ha asumido el precio de polemizar al respecto de toda clase de temas candentes desde una postura difícil, la de “disidente de la disidencia”: ha criticado con denuedo a la izquierda mexicana y latinoamericana (y especialmente al lopezobradorismo), ha señalado lo que considera débil o incongruente en el activismo de internet, se ha subido al ring en asuntos como el terrorismo, el narco, la crisis de Oriente Medio, la corrección política y un largo etcétera.

En su más reciente publicación, el volumen “¿Qué hace usted en un libro como este?” (editado por el sello El salario del miedo y Almadía), Villarreal reúne algunos textos realizados bajo estos postulados inconformistas con otros varios de cariz más personal, que repasan asuntos familiares, personales, cotidianos y a veces paisajísticos. Claro: la mirada del periodista y del cronista, bien entrenado para ocuparse de la sociedad, asoma continuamente en ellos. También la ironía desencantada y afilada a fuerza de golpes. Descreyendo del viejo mandato de la “objetividad”, Villarreal utiliza su propia voz y desde esa primera persona articula una serie de recorridos que nunca se pretenden genéricos y neutros, sino, por el contrario, singulares e inimitables.

En un medio periodístico cada vez más empobrecido por la mezquindad de algunos, la genuflexión de otros y la inercia santificadora con la que se quieren certificar algunos más, este libro representa una agradecible rareza.