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Miguel Pizarro: “El triunfo del #6D no es un cheque en blanco para la MUD”; por Franz von Bergen

Cobertura especial 6d

miguel pizarro retratado por manuel reverón

El diputado Miguel Pizarro retratado por Manuel K. Reverón

Desde hace un mes el diputado Miguel Pizarro carga siempre un modelo de la boleta electoral dentro de su chaqueta. “Esta mañana me invitaron a un café y a todo el que venía a saludarme le explicaba cómo es nuestra tarjeta. Uno no puede dormirse en los laureles ni confiarse”, advierte el joven de 27 años.

El dirigente opositor es el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática en el circuito de Petare, en el cual el postulado del PSUV, William Ojeda, inició a finales de octubre una fuerte campaña para hacer creer que la tarjeta del partido Min Unidad, que lo apoya, es la de la oposición.

Luego del 6 de diciembre, Pizarro considera que la MUD deberá enfrentar retos mucho más complejos que éste. Pronostica que serán mayoría en la Asamblea Nacional, pero deben trabajar por “unificar” al país y ganar el respaldo de muchos sectores que los siguen viendo con desconfianza. Para ello deben tomar decisiones con cuidado y sin agregar más “insensatez” a la crisis que ya existe, advierte.

¿Cuántos votos puede perder por culpa del truco de Min Unidad?
Creo que esa apuesta la hicieron un poco fuera de tiempo. Fue una campaña millonaria muy grosera que puso al electorado opositor sobre aviso, por lo que la gente se dedicó a informarse acerca de cómo era el tarjetón desde mucho antes de cuando lo hace normalmente. Además, si su candidato no fuera William Ojeda a lo mejor su estrategia hubiese surtido efecto, pero siendo él es como esconder a un elefante en una sala: la gente sabe quién es realmente. De cualquiera manera, tenemos mucho rato concentrados en la estrategia de posicionar la tarjeta de la Unidad y explicar cómo se vota. Al final la decisión de la gente es mucho más peligrosa que engaños y amedrentamientos.

En la calle se ven menos propagandas de la MUD que en elecciones anteriores. ¿Tuvieron problemas de presupuesto?
No es un tema de escasez de dinero sino de aumento de los precios. Un pendón te puede costar más de 3 mil bolívares y nosotros hemos priorizado el gasto para el contacto directo. Nuestra estrategia es muy clara: caminar las calles y veredas para hablar viéndole la cara al elector. Eso es más útil si se acompaña con volantes que si se hace una inversión mil millonaria para pendones que ayudan al ambiente electoral pero tienen una efectividad dudosa para los candidatos.

Otro énfasis que hicimos fue en el uso de redes sociales como Facebook, Twitter y hasta Instagram, lo que ha servido mucho para propagar el mensaje. Por ejemplo: dos intervenciones mías en la Asamblea llegaron a 1,5 millones de personas gracias a las redes sociales. Si eso que organizas en la calle, en carne y hueso, también lo conviertes en un esquema de organización 2.0 se puede derrotar la censura y el ventajismo económico con gente.

A pocos días de las elecciones, ¿crees que es imposible que el chavismo se lleve la mayoría simple?
Tienen cuesta arriba cualquier opción de victoria y por eso vemos reacciones de desespero desde lo mediático, lo económico y lo violento. Son síntomas de que saben que están perdiendo en el voto popular. Sin embargo, la ópera no se acaba antes de que cante la gorda. Estamos en los momentos finales y toca remar con esfuerzo para que ese sentimiento mayoritario en la calle se traduzca en hechos.

En esta elección hemos derrotado tres fantasmas muy grandes: primero, el miedo, pues la violencia y el chantaje no han podido frenar el cambio; segundo, el fantasma de que somos minoría, algo que impacta mucho en lo anímico de cara al día de la votación; y tercero, la desesperanza. Ahora la gente se siente optimista.

Pero el chavismo todavía tiene alguna jugadas bajo la manga.
Vamos desde el principio: el diseño de los circuitos, que era su primera ventaja, ha cambiado. Circuitos como el 2 de Bolívar y el 1 de Lara, que reparten tres diputados, hoy se van a ganar. También el 5 de Caracas. El traje hecho a la medida ya no les sirve. La segunda trampa, que es el ventajismo en comunicaciones, tampoco sirve porque intentan falsear la realidad que se ve en la calle. Además, las triquiñuelas de las tarjetas tampoco ayudarán porque nos aglutinamos bajo la Unidad.

Lo único que falta es confrontar cosas importantes el día de la elección: los retrasos que puede haber en los centros, cerrar las mesas y rescatar las actas. En los últimos procesos se recogieron 99,8% de las actas, lo que se ha mejorado con el acompañamiento de los centros. Nada queda en manos del destino, no hay ejercicios espontáneos. Hay un diseño minuto a minuto que hay que empujar y los candidatos no nos podemos quedar en el comando. Tenemos que estar acompañando la estructura ese día.

¿Esa estructura de testigos no será debilitada por la violencia y el miedo?
Te pongo el ejemplo de lo que nos pasó en José Félix, en Petare, el pasado 22 de noviembre cuando fuimos atacados. Luego de la primera ráfaga de tiros todo el mundo se quedó ahí. Aunque sacaron ametralladoras, hasta que no hubo voz de retiro todos estábamos parados ahí. La gente sólo se fue cuando se lo pedimos, porque era lo más seguro. Sin embargo, luego de ese incidente la caravana siguió. Pasamos por Palo Verde, La Urbina, bajamos a La California y la gente quería seguir, pero luego de tres horas ya había que ser responsables y terminar la actividad. Al día siguiente, a las seis de la mañana, volvimos a José Félix con nuestra estructura política, que es la misma que va a cuidar los centros el día de la elección. La gente estaba ahí firme, porque saben que somos mayoría y no quieren ceder espacios. Después de eso hemos regresado al mismo sitio donde ocurrió el ataque para hacer campaña casa por casa. La gente ya derrotó el miedo. Juntos somos más poderosos que pequeños grupos importados para generar violencia.

En 2010 hubo candidatos que dijeron que les robaron la elección a última hora: 3 en Carabobo y en Bolívar, 1 en Táchira y otro en Zulia. ¿Se puede repetir eso?
De a poco hemos construido operativos electorales que están a la altura de lo que enfrentamos. Me acuerdo del caso del Táchira, que se definió por los centros rurales que nunca cerraban y donde metían votos en las maquinas. Sin embargo, a diferencia de hace cinco años, cuando había que importar gente para montar la estructura en algunos sitios, hoy en día los testigos son originarios de su mismo centro. Por ejemplo: no es lo mismo cuando aplican miedo con alguien que no conoce el 23 de Enero a que lo hagan con un vecino de la Zona F. Ése sabe dónde vive el pistolero que lo amenaza y conoce a su familia. Hay una realidad social que hace que hoy la visión del día de la elección sea distinta y que nuestra capacidad sea mucho mayor.

¿Qué pasa en los centros que usan el apellido de Chávez en su nombre o están ubicados en edificios de Misión Vivienda u otros espacios controlados por el Gobierno?
Aquí en mi circuito tengo las Residencias William Lara, un urbanismo de Misión Vivienda. Lo tenemos cubierto con gente de allí. Hoy en la mañana incluso hablaba con una persona de Filas de Mariches que me contaba que el viernes los amenazaron con que les quitarían las casas si no votan por el PSUV. Me advirtió entonces que quizás tendríamos que dejarlo dormir el 7 de diciembre en el comando, porque igual iba a votar. Hay un sentimiento más fuerte que los fraudes. Pero ese sentimiento no es un cheque en blanco: tenemos la responsabilidad de poner énfasis en la búsqueda de soluciones y no en la pelea estéril y la diatriba política. El descontento ante la situación actual ha hecho que una parte del electorado nos vea por primera vez como una opción.

Pero cuando se ven las encuestas la oposición no ha subido tanto. Lo que ha pasado es que el chavismo se derrumbó. ¿Por qué no han conquistado a más chavistas descontentos?
Viene un reto importante: trascender de oposición a alternativa, lo que se logra demostrando que podemos construir consenso y soluciones concretas para unificar al país. Eso tenemos que convertirlo en una práctica. El 6 de diciembre vamos a ganar, pero eso no es un cheque en blanco ni una patente de corso que significa que ese caudal de votos nuevos va a estar incondicionalmente con nosotros. Ese día se nos dará una oportunidad y se empieza a cerrar un ciclo.

Hay críticas de que la oposición no ofreció una agenda parlamentaria concreta y muchos candidatos fueron escogidos sin respaldo popular…
El tema de las candidaturas no es el de fondo. Sin embargo, hay sectores descontentos que no nos ven como una opción porque nos tenemos que ganar ese derecho y eso no sucede por ósmosis. Nos corresponde demostrar que somos confiables, que no venimos a echar este país cincuenta años para atrás y que vamos a avanzar hacia el futuro.

Varios de los postulados por la Unidad no son originarios de sus circuitos. Incluso usted actualmente representa a Táchira en la Asamblea Nacional…
La última vez fui a las elecciones por un lugar donde apenas había vivido. Aquí en Petare es donde siempre he estado. Mi residencia de toda la vida en el CNE es Palo Verde y nací en la zona colonial de Petare. Esta vez estoy por mi lugar natural. Cuando eliges el Parlamento eliges un poder nacional con asiento local que debe atender el problema local. Corresponde a los electos seguir manteniendo las relaciones con el lugar por donde salieron.

¿Cree que el 5 de enero debe haber un chavista en la directiva del Parlamento si la oposición tiene la mayoría?
Tenemos que dar una discusión de fondo sobre la conducción política de la Asamblea. Hay leyes que requieren del consenso de toda la directiva por mandato constitucional. Por ejemplo: cuando el Ejecutivo frena una ley y la devuelve tres veces, en la tercera ocasión se puede promulgar por decisión unánime de la Directiva de la Asamblea. Es un ejercicio político de fondo. Sin embargo, nuestra mayoría no puede actuar como actuó esta mayoría circunstancial contra nosotros. No podemos secuestrar las comisiones, el reglamento de interior y debates ni los derechos de palabra. Esto tiene que ser un Parlamento de verdad. Luego de ganada la elección es el momento de dar la discusión sobre la directiva. Y no sólo entre nosotros. En este país vamos a tener que hablarnos entre todos y tenemos que poner muy claros los máximos y los mínimos. El Parlamento es el sitio donde los debates pueden darse sin llegar a los golpes. Tenemos un país crispado y el Parlamento debe ser una válvula para drenar eso. No podemos actuar como lo que criticamos. Si lo hacemos, vamos a perder aunque ganemos, porque no habrá cambio político.

Es un tema delicado: ¿cómo pueden dar espacio al rival sin mostrar debilidad?
Hay que buscar mecanismos de equilibrio para demostrar coherencia sin que eso implique debilidad en la conducción política para poder estar al servicio de los ciudadanos. Por eso no me atrevo nunca a responder individualmente. Mi criterio no es el único. Parte del éxito de la victoria que estamos logrando es porque hay una conducción colectiva y las cosas se discuten racionalmente para lograr el cambio que el país necesita.

¿Hay consenso en la MUD sobre qué implica ese cambio?
Hay unos primeros consensos: enderezar las finanzas públicas, controlar el derroche absurdo del gobierno, hacer una ley de amnistía para liberar a los presos y avanzar en temas estructurales como la educación y la salud. Después tenemos que tomar otras decisiones una vez crucemos el puente. Hay algunos que no han llegado al puente y ya prometen lo que hay del otro lado. Yo prefiero llegar al otro lado y, cuando sepamos cómo es, ya definiremos qué hacer. Es lo responsable. Hay que ganar el 6 y nuestra primera obligación será atender el día a día, que no puede esperar por la diatriba política y amerita urgencia y ponderación.

¿Hay grupos que quieren ir por Maduro, pase lo que pase?
De todo hay en la viña del Señor. Hay unos que quieren correr antes de gatear. Lo importante es que hoy las cosas se ejecutan cuando todos estamos de acuerdo. Los últimos años mostraron lo que termina pasando por las individualidades. No es hora de los héroes solitarios.

¿A ti y a Primero Justicia no les molestaría que Maduro termine su periodo si el chavismo se abre al consenso y se alcanzan soluciones?
Todas esas discusiones están basadas en supuestos. Por eso hay que llegar al puente. La política no puede basarse en bolas de cristal y el primer paso es ganar la Asamblea. Luego hay que ponderar la capacidad de ejecución, de control del poder y la relación con el adversario para trazar los siguientes pasos y cómo avanzamos. Cómo termine el 6 de diciembre y cómo arranque el 5 de enero indicará el camino. Hay que hacer la política con sensatez. Para resolver la crisis no se puede sumar más insensatez.

¿Se puede garantizar que todos los bloques de la MUD actuarán así?
La campaña demuestra que juntos y unidos somos mucho más poderosos que separados de forma vanguardista y viendo cómo crece cada uno. Todos los bloques se han encauzado en una ruta común que ha permitido tener la ventaja de cara a la elección. La conducción política debe estar en la unidad por encima de todo.

¿Crees que el chavismo puede aprobar una nueva Ley Habilitante si pierden la Asamblea el domingo?
La Asamblea nunca entrega sus competencias: sólo las delega y eso es clave. Sería un error del PSUV no entender su derrota del 6 de diciembre. Lo peor que le puede ocurrir al gobierno es creer que con el TSJ y la Habilitante pueden cambiar la voluntad de la gente. Así como la oposición tiene que tener racionalidad en el triunfo, la derrota debe hacer entrar en razón al adversario. Cada vez creo menos en su capacidad de reflexión, pero ojalá lo hagan. La decisión de cambio se traduce en un resultado electoral, pero es primero que todo una decisión de cambio, un cambio que debe llegar de forma pacífica y electoral. Hasta el 5 de enero la posibilidad de que eso se mantenga así tiene que garantizarla el Gobierno. Deben asumir la derrota con hidalguía y reflexión.

¿Qué es lo primero que debe hacer la MUD al asumir la nueva Asamblea Nacional?
Tenemos que impulsar una ley de amnistía, racionalizar el gasto mediante el análisis de los créditos adicionales y hacer que el Parlamento sea de nuevo abierto y cercano al ciudadano. Y eso no se logra con una ley. Ésa es una forma de entender el ejercicio del poder. Es el cambio más drástico que se puede dar con nuestra llegada a la Asamblea. Es un tema de fondo, que es donde radican los cambios verdaderos.