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La frontera o el mercado: ¿cómo se valida el precio del dólar en Venezuela?; por Ronald Balza

El marcador “fronterizo” y su validación como “precio” de un mercado paralelo; por Ronald Balza

Treasure Island, de Mark Wagner. Haga click en la imagen para visitar la fuente original

El 14 de octubre de 2015 Asdrúbal Oliveros publicó aquí en Prodavinci un interesante artículo titulado ¿Es sostenible la baja del dólar paralelo? y comienza puntualizando “con respecto al tipo de cambio paralelo […] que en el mismo confluyen 3 fuerzas: el elemento fronterizo, los desequilibrios estructurales de nuestra economía y la estructura gris con la que opera. Por ello, es un mercado donde la volatilidad es un factor central”.

Esas tres características son bien ilustradas por el incremento de 9,4% registrado del 16 al 17 de octubre de 2015 en el marcador, cuando pasó de 723,78 a 791,55 bolívares por dólar.

Revisemos, a partir de ahí, algunos aspectos.

 El marcador no se calcula a partir de intercambios
directos de dólares por bolívares

La página que publica el marcador explicó el procedimiento seguido el 16 de octubre de este modo:

“Tomamos la cantidad de pesos colombianos que nos piden por un dólar (que según la Tasa Representativa de Mercado -TRM- … equivalen a $2908.87 Pesos), sin embargo, al TRM debemos agregar (o restar) dependiendo del tipo de operación. Para efectivo debe RESTAR aprox un 6% al TRM (esto varia según la casa de cambio), para transferencias debe agregar un 12% (este monto varia según el banco/casa de cambio). Asumiendo que nuestra operación es de transferencia colocaría el monto en 3257,00 pesos colombianos. Ahora dividimos ese monto por la cantidad de pesos que recibimos por un bolívar fuerte, que según las casas de cambio hoy en Cúcuta equivale a $4.5 pesos” (sic). Desde el 17 de octubre las fuentes declaradas de información cambiaron. Desde entonces, dice, “vamos a tomar la cantidad de pesos colombianos que nos piden por un dólar en las casas de cambio de la frontera (y que según el indice SetFX de hoy… equivale a $2810 pesos), ahora dividimos ese monto por la cantidad de pesos que recibimos por un bolívar fuerte y que según las casas de cambio en Cúcuta para operaciones de TRANSFERENCIA equivale a $3.55 pesos” [sic.]

Se evidencia que el procedimiento no cambió utilizando la calculadora publicada el 30 de octubre de 2015 acá en Prodavinci: los datos necesarios para el 16 de octubre son 2.908,87 pesos por dólar el tipo de cambio colombiano, 12% de la comisión por transferencia y 4,5 pesos el precio de un bolívar en casas de cambio. El 17 de octubre los valores correspondientes fueron 2.810 pesos por dólar, 0% y 3,55 pesos por bolívar.

Sin embargo, el cambio en las fuentes de información no es un asunto menor. Tampoco la inexistencia de información sobre el conjunto de casas de cambio examinadas, que no permite verificar el precio del bolívar en pesos. Adoptando los elementos enumerados por Asdrúbal Oliveros, resaltemos que este marcador “fronterizo” es calculado de un modo gris. Los severos desequilibrios estructurales de nuestra economía podrían explicar que semejante cálculo fuese validado por muchos como el “precio” en un “mercado” paralelo de divisas… aunque los datos utilizados no consideren la oferta ni la demanda de dólares directamente a cambio de bolívares.

Las personas responden al marcador,
pero el marcador no responde a las personas

Quienes desean comprar o vender dólares (u otros activos o bienes transables que pudieran valorarse en dólares) parecen reconocer como “precio” el mayor de los marcadores disponibles. No el implícito (que lo fue hasta septiembre de 2013), ni el “fronterizo” para transacciones en efectivo ni el Simadi.

Los agentes tampoco reconocen la diversidad de referencias publicadas por casas de cambio ubicadas en Cúcuta, como por ejemplo @Movicambios. La validación del marcador como “precio” y las expectativas asociadas con su acelerado incremento podrían explicar la conducta de compradores y vendedores “precio aceptantes”, pero no el comportamiento del marcador.

El intercambio de dólares que utiliza el marcador del “fronterizo” (para transferencias) lo sigue, pero no determina su valor. En este sentido es que puede decirse que el marcador no es un “precio de equilibrio” ni un precio de “mercado”, porque no es determinado por un “mercado” de dólares por bolívares ni a partir de la interacción de su oferta y su demanda. Sin embargo, su amplia difusión, el deterioro de las condiciones de vida, la ausencia de políticas orientadas al alivio de graves distorsiones, la destrucción del sistema de precios relativos y la inexistencia de información oficial y otros mecanismos de coordinación sí podrían explicar la validación del marcador, independientemente de su modo de cálculo.

De algún modo, esta situación recuerda la vieja historia de las manchas solares que se cuenta al introducir las teorías sobre profecías autocumplidas: las interpretaciones que durante siglos se han dado a la relación entre eclipses y cometas con acciones humanas ilustran la idea.

Antes de eliminar el control de cambios
debe reducirse el marcador

Mientras el precio del bolívar en Cúcuta caiga (o se diga que cae) en pesos y/o suba el precio del dólar en pesos (con o sin comisión), el marcador continuará incrementándose, arrastrando con él las expectativas de los agentes que asocien directamente su valor con el éxito de cualquier programa económico. Y este es un punto que debe tenerse muy en cuenta antes de comenzar a levantar los controles de cambios y precios.

Además: al tratarse de un mercado negro, no sabemos cuántos dólares se intercambian en Venezuela utilizando el marcador “fronterizo”. La cantidad demandada puede ser mayor mientras más desigual sea la distribución de una misma cantidad de dinero en el país. Y la disposición de algunos demandantes a pagar un precio superior al “fronterizo” puede incrementarse mientras peores sean sus temores con respecto al futuro.

Sobre el origen de la oferta no sabemos mucho. Y sobre su papel en la compra de activos tampoco. En este sentido, una mayor oferta de dólares a la tasa oficial (o a una devaluada) o un incremento en el nivel de reservas internacionales, o una reducción en la tasa de crecimiento de la liquidez monetaria, o un presupuesto correctamente elaborado… o todos juntos, no bastarían para reducir el valor del marcador.

No bastarían porque la magnitud validada como precio no se relaciona directamente con estas variables, como sí lo hacía el implícito, que dejó de utilizarse al incrementarse más lentamente que el “fronterizo”.

Conversando sobre el #EventoProdavinci

De la variedad de respuestas a los temas propuestos el 24 de noviembre por Ángel Alayón en Lo que viene: la política y la economía en 2016, me referiré a unas pocas relacionadas con el dólar paralelo.

Tamara Herrera comentó que, de sugerirse un precio para el dólar de 90 bolívares, habría cola para comprarlos. Teniendo en cuenta la persistencia de una amplia brecha con el marcador del paralelo, creo que sí. Por ello convendría reducir la brecha: al hacerse menor la depreciación del tipo de cambio esperada podría disminuir la demanda de dólares. Para hacerlo, la variable de política debería ser el precio del bolívar en pesos en Cúcuta, determinado en un mercado en donde el funcionamiento de casas de cambio y las transacciones formales y subterráneas juegan papeles que deben y pueden reconocerse.

Sin embargo, creo que reducir la brecha sólo contribuiría a aliviar por un tiempo las expectativas negativas sobre el futuro del bolívar, sin identificar a priori un “tipo de cambio de equilibrio”. Emprender la corrección de las debilidades estructurales de nuestra economía, referidas por Asdrúbal Oliveros, es esencial. Sobre todo teniendo en cuenta la oportuna referencia de Anabella Abadi a los trabajos de János Kornai, que permiten comprender que mejorar nuestras condiciones de vida requiere de tiempo y de mucho más que un sistema de precios relativos que funcione sin trabas.

Ésas son algunas de las razones por las que insisto en la necesidad avanzar gradualmente hacia objetivos bien definidos. Y cuando digo “gradualmente” no e refiero a lentamente ni tímidamente, sino secuencialmente, ordenadamente. Y así, en el orden recomendable, influir en las expectativas de los agentes puede reducir los costos de crear un mercado transparente de divisas, entre otras cosas. El marcador validado como tipo de cambio paralelo puede servir para esto.

Aprovecho para agradecer nuevamente a Prodavinci su invitación a participar en esta conversación.