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Gasolina en paralelo; por Ronald Balza Guanipa

Fotograrfía de AFP

Fotografía de AFP

0. El análisis común. Es frecuente que se analicen por separado el sistema cambiario y el precio de la gasolina. La conexión, distante, suele situarse en las implicaciones fiscales de las decisiones tomadas y por tomar. Sobre el sistema cambiario se advierte que el financiamiento de gasto público (que incluye la adquisición de títulos de PDVSA por el Banco Central de Venezuela y la transferencia de divisas al FONDEN por los mismos BCV y PDVSA) reduce la disponibilidad de dólares y aumenta la de bolívares, haciendo la presión sobre los tipos de cambio oficiales. De aquí surgen recomendaciones directas: suprimir fuentes de financiamiento monetario y devaluar el bolívar, de modo que la oferta de dólares se incremente al tiempo que su demanda cae.

Pero esas propuestas no le dan al precio de la gasolina una función dentro de la estabilización del sistema cambiario. Para incrementar dicho precio hay otros considerandos: las pérdidas de PDVSA, la regresividad del subsidio, el costo de oportunidad perdido y el contrabando. Entonces, las recomendaciones directas incluyen incrementar el precio al “nivel internacional”, de modo que se acaben el contrabando y las pérdidas. Por otra parte, para compensar a los pobladores se ha sugerido crear un fondo especial para atender necesidades insatisfechas, obviando la inconveniencia de no tener un único presupuesto. Y al discutir el asunto, los tipos de cambio se consideran exógenos, inalterables ante los incrementos en el precio de la gasolina.

Tanto el sistema cambiario como el precio de la gasolina son tratados como problemas “paralelos”. Sin embargo, es posible que hoy exista una relación entre el precio de la gasolina y la estabilidad del sistema cambiario.

Por ejemplo: subir el precio puede causar una mayor demanda de bolívares por motivos transaccionales en todo el país. Y en la frontera también. Si esta demanda aumenta más que la oferta en Cúcuta, donde los bolívares se cambian por pesos, el precio del bolívar debería aumentar y el valor del dólar paralelo (medido indirectamente) debería caer. Reducir el dólar paralelo disminuiría también la devaluación esperada de los tipos de cambio oficiales y facilitaría la creación de un mercado de divisas, actualmente inexistente. Elevar el precio de la gasolina podría tener, por tanto, dos efectos simultáneos: incrementar los ingresos de PDVSA (y por tanto del Gobierno) y reducir las brechas actuales entre tipos de cambio.

Examinemos el argumento con mayor detalle.

1. Los demás precios. Incrementar significativamente el precio de la gasolina y otros combustibles tiene que tener efectos sobre costos de transporte y producción y sobre los presupuestos familiares. Devaluar los tipos de cambio oficiales también. Aunque puede anticiparse que tales efectos (serían mayores mientras mayores sean el incremento y la devaluación), es difícil estimar los impactos distributivos de ambas medidas, al ser tomadas simultáneamente. Prohibir incrementos en precios controlados, sobre todo aquellos para los cuales se han retrasado ajustes, empeoraría escasez en establecimientos formales y la inflación entre vendedores informales. Autorizar incrementos significativos y simultáneos tendría, entre otros, dos efectos: reducir el poder de compra de asalariados (y pensionados) e incrementar la demanda de bolívares con fines transaccionales. La mayor demanda de bolívares en la frontera contribuiría a bajar el dólar Cúcuta, si aumenta más que la oferta de bolívares, con un efecto sobre la pobreza que no debe ser desestimado.

2. Presupuesto y BCV. La elaboración de un presupuesto único que incluya todos los ingresos del gobierno (no sólo los nuevos calculados en bolívares), los aumentos salariales de 2016 y las transferencias en bolívares a los más vulnerables debe ser una prioridad. Y, temporalmente, conviene considerar medidas amortiguadoras: el BCV puede demandar bolívares en la frontera usando parte de las divisas disponibles y el gobierno puede acordar transferencias en bolívares a empresas para cubrir costos sin transferirlos inmediatamente al consumidor. Teniendo en cuenta las distorsiones que deben corregirse, ajustar semestralmente los parámetros del presupuesto y algunas partidas críticas sería recomendable.

3. El precio “internacional” de la gasolina. Suele sugerirse igualar el precio de la gasolina en Venezuela con el “precio internacional”. Sin embargo, no existe un único precio del combustible en el resto del mundo. Los precios al detal entre ciudades de Estados Unidos (y en cada ciudad) son diferentes.

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Fuente: U.S. Energy Information Administration (EIA) / Haga click en el gráfico para ver en tamaño completo.

Y en Colombia tampoco hay un precio único:

Fuente: Unidad de Planeación Minero Energética / Haga click en la imagen para ver en tamaño completo.

Fuente: Unidad de Planeación Minero Energética / Haga click en el gráfico para ver en tamaño completo.

Las diferencias de precios entre Bogotá y Cúcuta, por ejemplo, se deben a diferencias en el costo de la materia prima (por diferencias de calidad) registrado como ingreso al productor, y a las distintas cargas impositivas. Por ejemplo: en Bogotá se cobra una “sobretasa” y en Cúcuta no.

Fuente: Unidad de Planeación Minero Energética / Haga click en el gráfico para ver en tamaño completo.

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4. Costo de oportunidad. Aun si hubiese un único “precio internacional” de la gasolina, no podría considerarse el precio al cual debería venderse la gasolina venezolana en el país para recibir el equivalente de su exportación. El precio en cada ciudad (ilustrado previamente en el caso colombiano) incluye algo más que el valor del petróleo utilizado. En mayo de 2015, por ejemplo, el 51% del precio promedio de la gasolina en Estados Unidos pagaba el petróleo crudo. El resto se destinaba a refinación, distribución en impuestos. En el caso del diesel, menos de la mitad del precio pagaba por petróleo crudo.

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Fuente: Unidad de Planeación Minero Energética / Haga click en el gráfico para ver en tamaño completo.

5. Tipo de cambio. El 17 de diciembre de 2013 Rafael Ramírez propuso un precio de Bs. 2,6 por litro para cubrir las pérdidas de PDVSA, que calculó en $12.592 millones en un año. La nota de prensa de El Universal (http://www.eluniversal.com/economia/131217/pdvsa-considera-precio-cercano-a-bs-26-por-litro-para-la-gasolina) no mencionó el tipo de cambio utilizado en los cálculos, aunque presumiblemente sería el oficial, Bs. 6,30 por dólar. En términos relativos, el entonces ministro de Petróleo y Minería y presidente de PDVSA afirmó que “el costo de producción de la gasolina de 95 octanos es 28 veces el precio de venta actual; la de 91 octanos es 39 veces el precio actual; y con el diesel equivale a 50 veces el valor de venta”. La información, incompleta, permite plantear una pregunta: si a Bs. 6,30 por dólar un litro debería venderse a Bs. 2,6, ¿a Bs. 199 por dólar debería venderse a Bs. 82,12?

La página DólarToday.com construye el actual marcador del dólar paralelo utilizando el precio del dólar en pesos (publicado diariamente por el Banco de la República) y el precio del peso en bolívares, atribuido al promedio de precios en casas de cambio en Cúcuta. Las casas de cambio cobran comisiones por transferencia, por lo que el precio del peso es menor cuando se paga en efectivo. Esto explica que el 23 de julio de 2015, por ejemplo, el precio reportado de un dólar “pagado” en efectivo fuese de Bs. 569,68, mientras que “pagado” con transferencias habría costado un 13,4% más. Si el contrabando ocurre en la frontera, ¿el precio de la gasolina debería calcularse utilizando el marcador del paralelo? Si a Bs. 6,30 por dólar un litro debería venderse a Bs. 2,6, ¿a Bs. 569,68 por dólar el litro debería venderse a Bs. 235,1?

6. Contrabando y paralelo. Aquí argumento el punto central: el precio de la gasolina y el marcador del paralelo deben estar conectados, de modo que si sube el precio de la gasolina (hasta cierto punto) debe bajar el marcador del paralelo, siempre que otras condiciones se cumplan. El contrabando de gasolina no responde al precio oficial del dólar en Venezuela, sino al precio del peso en bolívares en la frontera. Durante el último año y medio, el precio de la gasolina en Venezuela ha caído de unos 2,7 pesos/litro a poco más de 0,5 pesos/litro, si tomamos como referencia el precio del peso en bolívares que, implícitamente, reporta DólarToday.com [el precio de la gasolina puede estar subestimado, puesto que utiliza la serie del marcador promediado con transferencias y no en efectivo, no disponible]. En Cúcuta, el precio de referencia publicado por el gobierno se ha mantenido relativamente estable, cerca de 1.500 pesos por litro.

Fuente: Unidad de Planeación Minero Energética, Dólar Today,  Banco de la República,              Cálculos Propios / Haga click en el gráfico para ver en tamaño completo

Fuente: Unidad de Planeación Minero Energética, Dólar Today, Banco de la República, Cálculos Propios / Haga click en el gráfico para ver en tamaño completo

La demanda de bolívares por cada litro de gasolina se ha mantenido en Bs. 0,097 desde 1998. El volumen del contrabando no. En junio de 2014, Ramírez lo calculaba en 100.000 barriles diarios. En agosto de 2011, cifras extraoficiales lo calculaban en 50.000, de los cuales el 40% saldría por el Táchira. Así, pues, la demanda de bolívares para contrabandear gasolina habría aumentado un 100% en el mismo lapso en el cual la liquidez monetaria creció 300%. Al mes de marzo de 2015, la liquidez se había sextuplicado desde agosto de 2011. Hay límites para el incremento en la demanda de gasolina en Cúcuta y sus alrededores, vinculados al parque automotor y a las distancias por recorrer. Es difícil que aumente al ritmo de la oferta de bolívares, que podría crecer en el Táchira aun más rápido que en el resto del país. La prensa regional ha informado un mecanismo que lo sugiere: “para que el ‘bachaqueo’ pueda ser efectivo se requiere poner en práctica un conjunto de factores que hacen viable esta modalidad delictiva. El principal de ellos es la adquisición de billetes de altas denominaciones. Como en las zonas limítrofes en los estados Zulia y Táchira la circulación de 50 y 100 bolívares ha escaseado, los contrabandistas pagan 40 bolívares por cada billete de 100 que le consigan desde otras regiones y 20 por uno de 50. Este plan también es materializado a través de trasferencias bancarias desde distintas ‘casas de cambio’ ilegales que operan en la zona y que, asimismo, conforman una ramificación de las mafias organizadas, las cuales establecen el diferencial cambiario, a favor de sus intereses, mediante la oferta y demanda”. En un contexto semejante, incrementar la demanda de bolívares puede hacerse tanto incrementando el precio de la gasolina y los productos “bachaqueados” como adoptando una política monetaria activa en la Cúcuta, con el BCV comprando bolívares en las casas de cambio legales.

La demanda de bolívares debe superar a la oferta para bajar el marcador actual del paralelo. Por eso el primer objetivo no debe ser eliminar el contrabando, porque la demanda transaccional de bolívares puede incrementarse encareciéndolo sustancialmente. Eliminar el contrabando podría causar una caída importante en la demanda de bolívares, elevando el marcador del paralelo y destruyendo un mecanismo para influir sobre él.

7. Advertencia. ¿Con cuáles precios del dólar comenzar la devaluación del Bs. 6,30 por dólar y el Bs. 12 por dólar? ¿Con cuál precio de la gasolina? ¿Cuáles precios máximos incrementar? ¿Qué precios liberar inmediatamente? ¿En cuánto aumentar los salarios de la administración pública durante el primer semestre de 2016? Las respuestas serán mejores mientras se disponga de mejor información. Parte esencial de la información oficial no ha sido publicada. Otra parte no está disponible, por varias razones. Una, porque los controles han destruido el valor informativo de muchos precios. Otra, porque nuevas actividades ilegales se han organizado a la sombra. En consecuencia, estimar con precisión relaciones entre múltiples variables no es fácil.

Las preguntas planteadas deben responderse para definir las condiciones iniciales de un complejo proceso dinámico, que generará información mientras avance. Presentar estos puntos de partida como precios de “equilibrio” puede sugerir que no cambiarían en el tiempo, y es conveniente aclarar que todos deben ser precios variables. Revisarlos mensualmente generaría nueva información útil para avanzar hacia la unificación cambiaria, el levantamiento de todos los controles de precios y la fijación mensual del precio de la gasolina según un mecanismo similar al colombiano.

Por supuesto, comenzar a elevar el precio de la gasolina, devaluar e incrementar precios máximos de venta de bienes controlados son pasos necesarios en la dirección correcta, que podrían reflejarse en un menor valor del paralelo. Pero si esto se hace sin anunciar la decisión de levantar controles de precios y unificar el tipo de cambio, ni dar pruebas del respeto a la propiedad privada y la rendición de cuentas públicas, se perdería una valiosa oportunidad de generar confianza. Simultáneamente, es indispensable elaborar un presupuesto único, que tenga en cuenta sus impactos inflacionarios. Tal presupuesto debe considerar una red de protección social consistente con la inestabilidad actual y su progresiva corrección. También deben tenerse en cuenta incentivos a trabajadores y empresas para incrementar la productividad y la innovación, y muchos otros elementos políticos, jurídicos y sociales, sin los cuales no basta procurar un tipo de cambio “competitivo” para producir bienes exportables y mejorar las condiciones materiales y espirituales de vida en Venezuela.

Limitarse a modificar el sistema cambiario sin aumentar el precio de la gasolina (y con él la demanda de bolívares en la frontera) dejaría abierta la ventana hacia Cúcuta. Las expectativas de devaluación seguirían atadas al marcador del paralelo, determinado independientemente del nuevo sistema. Ya pasó con el SIMADI… y puede volver a pasar.